05 - hombres de acción

https://youtu.be/jKxljg3vVuE

Día tras día era entrenamiento y entrenamiento, Elizabeth no era buena con la lucha, pero si con las armas y a pesar de eso, debía seguir escondiendo su chi.
Todos los días debía ver hombres desnudos o en ropa interior y eso era un asco para ella.
Se encontraba en la mitad de una de las 5 filas que había, mirando a Meliodas mientras hablaba.

— Robar, penado con la muerte. Traer omegas hembras al campo o tratar con alguna, penado con la muerte — lo último alteró a Elizabeth, primero se lo advertía Hawk y ahora el capitán — Deshonestidad, penado con expulsión. Deshonor para ustedes, para su familia y para su país — agregó — Convertiremos en hombre a cada uno de ustedes.

Comenzó mostrando algunos ejercicios de chi. Sus movimientos eran rápidos, muy rápidos pero comenzó enseñando una pequeña parte de eso. Todos eran un desastre, se golpeaban unos con otros haciendo que caigan al suelo y los que están detrás también y así sucesivamente.

Tomó a Monspeet para comenzar uno de los ejercicios. Clavó una flecha en lo alto de un palo, el dijo que era pan comido pero con lo que no contó es que debía llevar dos redondeles giganges de oro colgando de sus muñecas.
Elizabeth, Mospeet, Drole y todos fallaron. Meliodas solo se acarició la nuca con cansancio, había un largo, largo, largo camino por recorrer.

Luego siguió con las flechas, habían varios muñecos enfrente de un grupo de chicos y debían dispararles lo más cerca posible y si se podía, debían dispararles en la cabeza o pecho.

Había una escalinata muy grande, la cual debían ascalar con dos baldes de agua en la mano y los brazos debían dejarse a la altura de los hombros. Estarossa, hermano de Meliodas y Zeldris, al no poder seguir se sentó en las escaleras y comenzó a lloriquear.

— ¿Está llorando? — preguntó Meliodas mirando a los demás.

Así era día tras día, semana tras semana y no lograban nada, todo era un fracaso total. No dormía muy cómoda que digamos, estaba en el borde de la cama y de vez en cuando, a su compañero se le daba por abrazarla y ella no dudaba en darle un codazo o un manotazo para apartarlo, habían veces que se cambiaba de lugar cuando intentaba abrazarla. Funcionaba, ya que el caía al suelo y ella tenía más espacio.

Se preguntaba, ¿Hace cuánto no me baño? Pues no podía hacerlo, no enfrente de los demás hombres. No podía dejar que un simple descuido le quitara la vida o peor aun, que le perdonaran la vida y que la devuelvan a casa, eso sería lo peor de todo. Se sentía mal por dejar a su familia en medio de una guerra. Le agobiaba demasiado estar rodeada de hombres ordinarios, muy ordinarios.

Elizabeth se había hecho más fuerte que nunca, las técnicas de combate le habían ayudado mucho. Su relación con los chicos de allí había mejorado, se podría decir que eran amigos, eran un tanto densos pero nada que le molestara a Elizabeth. Compartían sus gustos y cualidades.

Ella estaba sentada mientras miraba como un alfa volvía a su casa por deshonestidad. Sus amigos hablaban de chicas mientras comían, Elizabeth ya estaba harta pero al parecer no tenían otra cosa de que hablar.

— Su nombre es Melascula — dijo un joven llamado Galand — Su piel es tan blanca y su cabello tan suave.

— A mi me gustan con muchas curvas — dijo Zeldris y todos comenzaron a rier — Con caderas anchas y fuertes.

A Elizabeth también le parecía conocido, estaba segura de que a el, a Meliodas y a Estarossa los había visto en algún lugar. No sabía donde, pero debía averiguarlo.

— No me interesa que sea tan fina — dijo Monspeet, Elizabeth asintió dándole la razón sin haber terminado la frase y eso es lo que no hay que hacer — ¡Me interesa lo que cocina! — todos comenzaron a reírse junto a él, salvo Estarossa ya que miraba a Elizabeth.

— ¿Y a ti Elías? — preguntó — ¿Cuál es tu chica ideal? — todos la miraron y ella no supo que responder.

— La mujer ideal para mi es... Valiente

— ¿¡Una mujer valiente?! — preguntó Fraudrin.

— Sí — contestó y todos comenzaron a reírse salvo Estarossa, sintió una mirada en ella, por el rabillo del ojos vio a su capitán mirandola — Y tiene un gran sentido del humor. Es lista también — cada vez que decía algo, sus compañeros no dejaban de reírse, si tan solo supieran que aquel compañero valiente era una mujer disfrazada.

— ¿Es bonita? ¿Si o no? — preguntó Galand.

— Ese no es el punto — contestó.

— Muy lista, simpática, valiente. Elías no está describiendo a una mujer, me está describiendo a mi.

— Ese no eres tú Monspeet, definitivamente no eres tú.

Todos comenzaron a reírse incluso Elizabeth, pero ahora el que estaba serio era Monspeet.

Al llegar la noche, Elizabeth se encontraba acomodando sus zapatos, no esperaba que llegara la hora de dormir, quería quitarse esa estúpida faja de una vez por todas y poder respirar con normalidad.

Una sensación de nostalgia pasaba por todo su ser al estar con alguno de esos tres hermanos. Era como si le hubieran robado la memoria, a pesar de que podía sentir que le eran familiares, aun no descifraba de donde. Se pasó una noche entera rebuscando en sus pensamientos, pero nada sucedió, nada le iluminó la mente.

Se había encontrado con Estarossa, le había dicho que no le haga caso al asno de Monspeet. A el le gustaba una chica, y no sabía como hablarle, tenía miedo, mucho miedo y ahora con esto de que está en el ejército, no sabía si todavía tenía una oportunidad. Elizabeth nunca supo mucho de amor, solo recordaba un niño en su adolescencia, no recordaba su cara, ni su voz pero recordaba que se la pasaba horas jugando con él, y que le gustaba.
Cuando Estarossa se acercó a ella, le dijo que debería considerar faltar a la guardia y darse un baño ya que olía horrible.

Le pidió a Hawk que vigilara para que le avisara si venía alguien.
Se quitó la ropa y se metió al lago, le dijo a Hawk que no se preocupara por nada y que vigile para que no la descubran.

— Ve Hawk, ya estuve mucho tiempo oliendo a puerco... Sin ofender — Hawk rodó los ojos y miró para el lado contrario.
Fue nadando a la parte profunda del lago, habían unos cerezos hermosos allí tanto que le hacían recordar a su hogar. Tomó una bocada de aire y se hundió en el agua, al quedarse sin aire volvió a la superficie, pero su momento de paz terminó. Hawk se dio cuenta que el capitán Meliodas había entrado al agua.

— ¡Estamos perdidos! — susurró Hawk al ver eso — ¡Hay un par de cosas que si va a notar!

Fue corriendo hacia el agua, pero ya era demasiado tarde, a demás, el no sabía nadar.

— Veo que por fin te bañas — le dijo a Elizabeth, ella quedó paralizada y procuró no darse la vuelta y hundirse un poco más, quedando el agua por su cuello mientras se abrazaba a si misma.

— Si estoy aquí es porque quiero estar solo — dijo Elizabeth.

— Veo que sabes manejar la espada.

— Ahora no quiero hablar de eso — repitió firme.

— ¿Por qué no? — preguntó nadando hacia ella. Elizabeth toco su cuello y se dio cuenta que no lo traía, si Meliodas tenía buen olfato, se daría cuenta al instante de que es una mujer — No sé como no demostraste antes tu habilidad, dime ¿Que más ocultas?

— Nada — contestó con miedo — Déjame en paz.

— Elías, se que tu y yo no comenzamos bien, podemos al menos ser amigos? — preguntó.

— Yo no soy tu amigo.

— Como quieras, pero somos uno, luchamos contra el mismo enemigo y haré lo que sea para proteger a todos — dijo — Dame la espalda si tu quiere, pero cuando llegue el momento de combatir, no se la des a ellos.

Dicho esto, Meliodas se dio la vuelta y nadó hacia la orilla para volver a cambiarse e irse de allí. Elizabeth soltó un suspiro y se hundió una vez más el agua.
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UwU ¿Que les pareció? ¿Les gustó? Espero que si ya mañana subiré otro capítulo nwn así que esperen un poquito y ya. Por suerte Meliodas no se dio cuenta que Elizabeth tenía el olor de una omega así que todo bien... Por ahora ;D
Cariños♡
Moon_

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