01 - Unos bonitos retoños

Se preguntarán... Ahora con que sorpresa recibiré el San Valentín, pues fácil, una historia inspirada en la leyenda de la guerrera china Mulán UwU y en la película de Disney, las dos versiones (1998 y 2020) espero que la disfruten y esta historia también es omegaverse uwu
Contiene lenguaje obsceno y escenas explícitas para algunos, así que sino te gusta ese tipo de contenido, te recomiendo que no leas esta historia o simplemente saltees esas partes.
Sin nada más que decir, comencemos.

*

Se han oído muchas leyendas sobre la guerrera Elizabeth, la chica que arriesgó todo por su hermano.
Ahí está, apenas es un capullo verde, que tiene miedo de salir y que no comprende de la maldad del mundo exterior. Si alguien tuviera una hermana así, su chi, que es la inagotable energía de la vida, que habla atraves de cada movimiento. Podrían decirle que solo los alfas machos podían empuñar el chi ¿Que una omega hembra se arriesgaría a la vergüenza? ¿Al exilio? ¿Al deshonor? Pero Ban no pudo decírselo a ella. Y gracias a eso es así como comienzo esta historia.

Un sábado 30 de diciembre, a las 12:00am, unos guardias estaban cuidando de una pequeña aldea cuando de repente a lo lejos se ven varios caballos... Cuando pudieron visualizarlos, se dieron cuenta que eran los Arcángeles, rápidamente alertaron al pueblo, pero no pudieron escapar... Este grupo de bandidos no tiene piedad con nadie, solo quiere matar a todas las personas que se encuentran en Japón... Uno de los guardias que logró sobrevivir, avisó al capitán de las tropas que ya era la tercer aldea a la cuál atacaban...

— Su majestad — dijo el hombre mayor haciendo una reverencia al igual que su joven hijo — Los Arcángeles han atacado otra aldea, la del Este. Se están acercando poco a poco y van destruyendo todo en su camino... — agregó.

— Podremos tropas al rededor de su palacio majestad — dijo el menor.

— No, ustedes protejeran cada una de las aldeas... Cath, envía a todas las aldeas y pueblos este aviso — dijo el pelinaranja — "Cada una de las familias de todo el país deberán colaborar con un hombre alfa, así reclutaremos la mayor cantidad de gente posible — agregó levantándose de su trono.

— Creo que mis tropas podrán detenerlos — dijo el capitán, a lo que el rey contestó con un "cuantos más mejor"

— Mi señor... El lider de los Arcángeles se hace llamar Mael... Y pelea al lado de una bruja — dijo el general.

— A mi no me va a intimidar ninguna bruja — contestó volviendo a su trono.

*

Una hermosa albina se encontraba durmiendo muy plácidamente hasta que suena su reloj, era hora de levantarse, este día sería muy importante para ella, en realidad para toda la familia... Hacía años que ella se estaba preparando para ser una buena esposa y darle honor a su familia...

Se sentó en su cama y al ver el reloj casi se desmaya.

— ¡Llego tarde! — gritó la peliplateada, bajó corriendo las escaleras y se encontró con su familia desayunando, al parecer su reloj se adelantó un poco, ella soltó un suspiro de alivio y saludó a todos, su madre Emily, su hermano Ban y a su hermana Diane.... Cuándo ya estaban sentados en la mesa, Elizabeth comenzó a servir té.

— ¿Cómo te has sentido Ban? — preguntó Elizabeth.

— Un poco mejor hermana — le contestó.

Todos comenzaron a comer animadamente, su madre le preguntó si había tomado sus pastillas para el celo, a lo que le contestó que sí. Odiaba hablar sobre esos temas frente a sus hermanos, le daba vergüenza.

— Tu deber es traerle honor a la familia... ¿Puedes hacerlo? — preguntó Ban sabiendo que su hermana no era perfecta, no tenía ninguna cualidad de una buena esposa.

— Si hermano — contestó siguiendo tomando té.

Al terminar de comer, fueron hacia la aldea para preparar a Elizabeth. Primero fueron a que la bañen, esto no le gustaba nada a Elizabeth, ella sabía bañarse sola, además, el agua estaba helada.

Siempre le habían dicho que debía ser sumisa, callada, obediente y servicial. Ella era un total desastre en todo, era torpe, muy torpe. No sabía cocinar y eso supuestamente le haría una "mala esposa"
Luego del baño llevaron a cambiarla, el corset le apretaba demasiado. Las costureras apretaban y apretaban cada vez más, al punto de casi dejarla sin aire. Le pusieron un kimono color azul y rosa. Las mangas le iban gigantes, tenía ganas de quitarse todo eso, y tirarse a la cama.

Cuando la maquillaron parecía un payaso. Realmente se preguntaba <<¿En serio debo de hacer esto?>> pero debía traerle honor a la familia, no quería que su hermano se decepcione de ella. Quería pretender ser perfecta, el dolor de saber que no era ninguna de las cualidades de una buena esposa la comían por dentro.

Diane, su madre y ella estaban yendo con la casamentera. Elizabeth tenía hambre, no había desayunado, solo había tomado té, según su madre no podía comer nada aun, sino se arruinaría su maquillaje.

— Mira, esta es mi cara feliz — dijo seria — Esta es mi cara graciosa, esta mi cara enojada... Y ahora estoy triste ¿Lo notaste? — preguntó aun seria.

— Ammm... No hermana — contestó Diane.

— Ese es el chiste — dijo Elizabeth, ambas hermanas se miraron serias y no tardaron en estallar con una carcajada.

— ¡Niñas! — gritó su madre, las hermanas se cayaron y miraron al suelo.

Entraron al salón donde estaba la casamentera, se sentaron en los almohadones que estaban al rededor de la mesa, habían tres mujeres más, estas observan a Elizabeth con indiferencia y superioridad. Ella solo se encogió de hombros y miró a la casamentera, su nombre era Nerobasta y tenía una mirada muy penetrante.
Le dijo que debía servir el té, enfrente de ella habían tres tazas y una tetera en el centro de la mesa. Tomó la tetera seriamente y comenzó a servir. Nerobasta comenzó a decir "callada" "educada" "serena" "graciosa" "elegante" pero Elizabeth no quitó su poker face en ningún momento.

— Esas son las características que definen a una buena esposa — dijo — Estas son las características que definen a Elizabeth — agregó.

Ella dejó la tetera en el centro de la mesa, y la casamentera le sonrió y siguió hablando, de repente vio una araña caminar por la mesa. Diane abrió los ojos como plato, a ella le aterraban las arañas, bueno, en realidad le aterraban los bichos en sí.
Ambas hermanas intercambiaron miradas y Elizabeth tomó la tetera y la colocó arriba de la araña.

— ¿Sucede algo? — preguntó la casamentera.

— No madame casamentera — contestó Elizabeth.

La casamentera la miró seriamente y frunció ligeramente el ceño.

— La tetera, preferentemente va en el centro de nuestra mesa — dijo. Elizabeth contestó que ya sabía, pero que ahora estaba mejor ahí — ¡Que no oíste niña, muévela!

Elizabeth se encogió de hombros y levantó muy despacio la tetera, y esa supuesta araña era un bicho volador, Diane soltó un grito agudo al ver al bicho, este voló directamente hacia Nerobasta, ella se asustó y cayó de espaldas al suelo tirando la mesa con su pie. Todo salió volando para arriba, Elizabeth se quitó los palillos del cabello y recogió las tazas pequeñas, levantó una pierna para atrás y atrapó la tetera, todas las mujeres la miraban estupefactas, pero para la mala suerte de Elizabeth, su flequillo calló arriba de sus ojos desconcentrándola, así cayéndose al suelo junto a las tazas y a la tetera. Todo estaba roto, Diane ayudó a Elizabeth a levantarse y todas salieron de la cabaña. La casamentera y sus doncellas estaban indignadas, abanicándose fuertemente.

— ¡Desgracia a la familia Goddess! ¡Han fracasado al criar una buena mujer! — gritó mientras todos los del pueblo miraban sorprendidos.

Elizabeth no podía ni ver a la cara a Ban, estaba demasiado avergonzada como para hacerlo. Ella fue directo a casa, fue hacia el jardín para poder mirar todo con lágrimas en los ojos. Nunca podría cumplir con el estereotipo de esposa perfecta, tal vez ni siquiera iba a casarse, no después de lo que sucedió. Tal vez la terminarían exiliando del pueblo pensando que era una bruja.

Caminó por todo el lugar mirando las estatuas que habían de los guardianes familiares, había un pequeño estanque y miró su reflejo, soltó un suspiro y se hecho agua en la cara para quitarse todo el maquillaje, soltó su cabello dejando que este caiga sobre sus hombros ¿Cuándo podría ver en su reflejo quién era realmente? ¿Era tanto pedid? Sabía que si demostraba quién era en realidad, traería más vergüenza y deshonor a su familia.
Miró un rato las lápidas que en ellas estaban escritos los nombres de sus antepasados. Luego fue a sentarse a un banco el cuál se encontraba en el centro de cuatro enormes cerezos color rosado pálido. En ese momento los pétalos de las flores comenzaban a caer de a poco.

Sintió un mirada a su lado. Su hermano, Ban, se encontraba caminando hacia ella con una mirada de compasión. Elizabeth comenzó a tocar un mechón de pelo, aun sin mirar a su hermano, al sentarse a su lado, giró la cabeza para la dirección contraria por instinto.

Ban sentía en el aroma de Elizabeth miedo, miedo y tristeza. Comenzó a jugar con los dedos de sus manos y miró los cerezos.

— Que hermosos retoños tenemos este año — dijo queriendo quitar la incomodidad de Elizabeth, con o sin honor, ella seguía siendo su querida hermana pequeña y su deber era protegerla de la humillación — Mira aquel — dijo señalando uno — Aún está cerrado, apuesto que cuando florezca, será el retoño más hermoso de todos.

Puso un mechón de pelo atrás de la oreja de la albina a lo que ella sonrió y lo miró. Unos tambores del pueblo de alerta comenzaron a sonar, Ban se levantó junto a Elizabeth y salieron a la puerta junto a su madre y hermana.

— Diane, quédate adentro — fue lo último que dijo hasta que comenzó a hablar uno de los guardias del emperador.

*

UwU ¿Cómo están? ¿Les gustó? Espero que si, obviamente en esta historia no podría faltar el lemmon bajo ninguna circunstancia nwn.
Pronto subiré el siguiente capítulo.
Cariños♡
Moon_
Pd: volví a publicar como una nueva historia por problemas, por favor voten y comenten, me darían mucho apoyo así.

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