Dia 33: Ya vamonos
Después de su accidentado camino, al fin los chicos y la pequeña Akane llegaron a su destino.
—¿Por qué tardaron tanto? —Fue lo primero que les dijo Suzuka Takinami al verlos llegar tarde y todos exhaustos.
—Larga historia, Takinami-San —Izayoi parecía la más cansada de todos, ya que después de salvar a Akane, el oso no dejó de olerla hasta que se fueron.
—Lo importante es que ya llegaron —De no ser por la madre de Izayoi seguramente el padre de Takumi los seguiría interrogando.
—¡Madre! —Izayoi fue a abrazarla ya que estaba en un estado avanzado de gestación— ¿Cómo se siente?
—Mucho mejor ahora que Suzuka dejo de tirar improperios y castigos imaginarios a Takumi, todo el camino estuvo pensando lo peor, a pesar que le dijimos varias veces que confiara en ustedes.
Takumi río de forma nerviosa para desesperación de las dos chicas y para que no se echara de cabeza, Izayoi lo piso y susurró:
—Ni se te ocurra abrir la boca o estaremos castigados hasta los cuarenta.
Con esa amenaza, Takumi trató de portarse lo más normal posible y por suerte (o gracias a Satowa) Suzuka los dejo en paz para que fueran a acomodarse a las habitaciones.
(...)
—Lo dicho, adoro a tu madre —Decía Takumi a Izayoi mientras mordía su pizza.
—¡No seas cerdo! Y come con la boca cerrada —le regaño Nadeshiko— Aunque coincido, si no fuera por Satowa-sensei quien sabe dónde estaríamos ahora.
—Limpiando la casa o algo peor —fue la respuesta de Iza quien ponía más atención a su pizza que a lo que dijeran los demás, fue tanto así que ni se dio cuenta cuando su padre apareció detrás de ella hasta que le toco los hombros.
—¡Hola, chicos! ¿Listos para unos cuentos de terror? —Todos dieron un respingo de sorpresa.
—Papá, sabes que eres mi adoración, pero...¡No deberías aparecer de la nada! ¿También se lo haces a mamá?
—Pues...un poco, pero ahorita lo evito porque no quiero provocarle el parto —Dice quitado de la pena—. De todos modos, vine a avisarles que ya vamos a empezar con las historias de terror acá afuera.
—No, muchas gracias —negaron nerviosamente Nadeshiko y Takumi, no era un secreto para nadie que ambos odiaban las historia de terror.
—¡Vamos, chicos! ¿Dónde quedó su sentido de aventura? —Los mencionados le dirigieron a su amiga una mirada de muerte, pero nada evitó que Chika Kudou los arrastrara a donde estaban todos reunidos, menos Satowa, quien alegó estar cansada y Akane, por obvias razones.
—¿Están listos? —Suzuka iluminaba su rostro con una linterna, aterrando a varios en el proceso, su hijo incluido.
Nadeshiko y Takumi se vieron el uno al otro, pero al no tener el apoyo de Izayoi, difícilmente se iban a poder escapar. Bueno solo eran historias de terror ¿Qué podría pasar?
(...)
Después de estar un rato todos reunidos en la fogata, cada quien se fue a su cuarto a dormir, fue a eso de las dos de la mañana cuando Takumi entró al cuarto de las chicas.
—Psss, chicas.
Nadeshiko, quien no estaba dormida, respondió de inmediato.
—¿No puedes dormir?
—No, escucho ruidos raros.
—Yo también.
Ambos suspiraron, estaba claro que esa noche no dormirían nada, pero...no tendrían que pasar por ese calvario solos, después de compartir una mirada y una sonrisa maquiavélica, comenzaron a mover a Izayoi para despertarla, ella había sido la culpable después de todo.
—¿Qué? —Despertó de golpe toda desorientada— ¿Mi madre se puso de parto? —Escuchó la risa de su novio y por fin pudo medio aclarar sus ideas— Son ustedes ¿Qué pasó?
Ambos se encogieron de hombros culpables.
—No podemos dormir.
—¿Y yo que culpa tengo? Son las...—vio su celular— No jueguen, son las dos de la mañana.
—¡Hay ruidos raros!
—Takumi, en tu caso deben de ser los ronquidos de Takuya y Nade...seguro son las ramas, hacen una tormenta en un vaso de agua, pónganse unos tapones y dejen de molestar —Dicho eso, la chica se dispuso a volver a dormir, pero Nade no la dejo.
—Nadeshiko, sabes que si no duermo mis ocho horas amanezco de malas y les aseguro que eso les dará más miedo que unos ruidos imaginarios —Amenazo.
Takumi le lanzó una mirada de cachorro, lo que la hizo suspirar.
—Si salimos y les demuestro que esos ruidos son producto de su imaginación ¿me dejaran dormir?
Ambos asintieron.
—Bien —Se puso su bata encima de la pijama—. Ponte tu bata Nade, iremos al cuarto de Takumi para que también lo haga y de paso te demostraré que Takuya ronca como camión descompuesto.
Después de que Nadeshiko se pusiera su bata, fueron al cuarto de los chicos, pero Takuya no estaba roncando.
—¡¿Lo ves?!
—Takumi haz el favor de callarte, vas a despertar a los demás y ahí si tendremos problemas, que no esté roncando no significa que no lo hiciera, ahora vamos afuera a ver las dichosas ramas para que pueda dormir.
Medio temerosos, Nadeshiko y Takumi salieron junto con Izayoi al patio que colindaba con el bosque, al ser tan tarde se veía tétrico, en especial el pozo de donde se podía sacar agua.
—Bueno ya vimos, ya vámonos.
—Momento —Los detuvo Izayoi—. No me despertaron por nada, hasta que no encontremos lo que hace ruido yo no me voy.
—Iza, amor ¿Has visto este lugar? ¡Parece cementerio! De hecho no me sorprendería que hubieran construido esta casa debajo de un cementerio.
—Takkun tiene razón, ya probaste tu punto, vámonos.
La chica en cuestión se sobó las sienes.
—A ver... —comenzó pero se calló al ver como primero sus amigos se ponían pálidos y luego caían redondos al suelo— ¿Qué rayos..? —En eso sintió una mano en su hombro— Papá, el mismo truco no funciona dos veces, lo sabes.
—¡Rayos Iza! Le quitas lo divertido a la broma —bufo el mencionado, quitándose el disfraz— ¿Cómo sabias que era yo?
—Como te explico...ese disfraz lo usaste el año pasado para asustar a los niños que iban a casa a pedir dulces hasta que mamá te regañó y bueno hasta cierto punto entiendo tu gusto por asustar a los chicos, pero ¿ustedes? —Izayoi volteó a ver a las personas disfrazadas que habían estado calladas.
—De hecho todo fue mi idea, Iza-Chan —Uno de ellos hablo, era Suzuka Takinami— Chika se dio cuenta que ambos estaban muertos de miedo así que les propuse a él y a Sane que me ayudaran.
—Confiaban demasiado en sus reacciones ¿no?
—Conozco a mi hijo tanto como lo haces tú.
—En fin, debemos llevarnos de regreso y pensar en una buena excusa para Akira-Sensei.
Al recodar a su esposa, por primera vez en el día, Takinami perdió la sonrisa.
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