Después de que la niebla comenzara a cubrirlo todo, la mayoría de las personas escalaron hacia lo más alto de la ciudad, mientras eso sucedía, Hikari buscaba con la mirada a sus compañeros de armas a la par que golpeaba con su katana a un par de sombras que estaban a punto de golpear a su padre.

—Gracias, cariño.

—De nada ¿dónde está mamá?

—Ayudando a los padres de Emma y Aiden, por cierto ¿los has visto? —Ella quería pegarse con su espada, si no estaban cerca de su familia ¿donde más podrían estar en estos momentos de crisis? Ojalá no se les hubiera ocurrido ponerse a tener sexo, aunque Hikari dudaba que no fuera el caso, ya había pasado una vez.

Emma y Aiden eran las personas más exasperantes que ella tenia el placer de conocer  y aunque fueran sus amigos, este era un momento de crisis ¡necesitaban a los dos héroes del lugar! Estaban siendo superados en número, había que hacer algo y rápido.

Hikari vio a su alrededor: su padre tenía su guitarra empuñada como si fuera un bate de béisbol, su madre tenia un palo con el que repelía a los que podía, su abuela y bisabuelo con katanas como ella (a diferencia de su madre, ellos no salían sin sus armas escondidas). Los señores Coleman (padres de Aiden) estaban defendiéndose a uñas y dientes, literal y los Taylor (padres de Emma) estaban ayudando a la madre de Hikari con más palos, el panorama se veía mal.

Hikari estaba a punto de perder cuando la lanza de Emma se interpone entre ambos.

—¿Dónde demonios estaban? —exclamó molesta pero la vez aliviada, Emma era un as con la lanza y no por nada era conocida como "el tigre compacto".

—Pues...—Aiden también estaba atacando a diestra y siniestra, aligerando la carga de los presentes.

—¿Saben qué? No quiero saberlo, solo concentrémonos en acabar con esto.

—Primero tenemos que acabar con la fuente y eso está en la niebla —Emma pensó un momento y tan solo una mirada con su novio fue suficiente—¡Kari! ¡Te lo encargamos!

—¡Pero..! —No pudo decir más porque ambos se fueron corriendo—Dios, con estos tipos.

—¡Hika! —Su madre se le acercó— ¿A dónde van?

Ella solo volteo con una mirada férrea.

—A cumplir su deber, así como nosotros ¡Demostremos nuestro poder!