Capítulo treinta y uno

MACKENZIE

Theo se estaba comportando raro, más raro de lo normal. Me sonreía todo el tiempo, lo encontraba mirándome a cada rato y se había vuelto sumamente detallista. Sentía que estaba ocultándome algo porque así era como yo me comportaba cuando realizaba una travesura y no quería que mi madre lo notara.

ꟷ¿Tengo algo en la cara? ꟷsolté de pronto y dejé caer ruidosamente el tenedor sobre el plato.

Jamie y Theo se sobresaltaron al escuchar el sonido agudo y no pude culparlos.

ꟷ¿Qué? ꟷLa voz de Theo demostraba confusión.

ꟷ¿Tengo un moco, bigote o un trozo de lechuga entre los dientes?

Ambos negaron con la cabeza. Mi hermano contenía una carcajada mientras Theo parecía incómodo por mi pregunta.

ꟷDeja de mirarme.

ꟷLo lamento.

El rubio bajó la mirada como un niño regañado y suspiré sintiéndome terriblemente mal por haberle gritado. Él no estaba haciendo nada mal técnicamente, pero me incomodaba tener sus lindos y profundos ojos azules sobre mí todo el tiempo.

ꟷ¿Qué está pasando entre ustedes? ꟷintervino James y nos señaló con su tenedorꟷ. ¿Algo que quieran contarme?

Me apresuré a negar con la cabeza y él arqueó una ceja en consecuencia. Tenía que actuar normal o levantaría sospechas sobre mis recién descubiertos sentimientos hacia Theo. Sí, finalmente lo admitía. Yo, Mackenzie Dankworth, gustaba de mi compañero de piso y mentor en el trabajo. Que cursilería barata, pero era cierto.

Lo había descubierto la mañana en que Theo me llevó el desayuno a la cama, me abrazó cuando me puse emocional e insultó mis senos pequeños a modo de broma. La misma mañana en que le había ocasionado sin querer una erección por frotarme contra él y que había deseado arrancarle la ropa. Estaba tan, tan jodida.

ꟷNo cenaré con ustedes esta noche ꟷcomentó Theo.

Lo miré con confusión, sobre todo porque James no pareció darle importancia a su confesión.

ꟷ¿Por qué?

ꟷUna amiga estará por una noche en la ciudad y quedamos para cenar. ꟷSe encogió de hombros restándole importancia.

ꟷ¿Una amiga? ¿Genesis?

ꟷNo la conoces.

Monstruo de los celos no te atrevas a aparecer.

ꟷOh, ya veo. Tienes muchos amigos que te visitan.

Y así fue como fallé rotundamente en controlar los celos. Maldita sea, ¿por qué me atacaban en ese momento? Una amiga no significaba nada, aunque también podía significar todo. La duda de si era ella la que había provocado el cambio de opinión respecto al acuerdo me carcomió.

ꟷSí, por suerte lo hacen. Me siento menos abandonado así.

¿Abandonado? ¿Eso significaba que James y yo no éramos suficientes para él? En definitiva, los celos me estaban matando.

ꟷ¿De dónde la conoces?

ꟷ¿Por qué lo interrogas, Mac? ꟷJamie rió.

ꟷSoy curiosa.

ꟷO acosadora.

ꟷO asesina ꟷlo amenacé.

Me mostró el dedo medio e intenté clavarle el tenedor en la falange; sin embargo, se alejó antes de que pudiera hacerlo.

ꟷLa conocí en Estados Unidos, seguro sabes quién es. Su nombre es...

ꟷNo, descuida ꟷlo interrumpíꟷ. No quiero que sientas que estás siendo investigado.

ꟷNo me siento así.

Moví la mano haciéndole saber que no necesitaba continuar con la conversación. Mi hermano había tenido razón, lo estaba interrogando y eso demostraba que no era muy buena guardando las apariencias.

ꟷIré a terminar mi trabajo ꟷavisé poniéndome de pieꟷ. Creo que aprovecharé la noche para salir con Nat.

Me retiré de la oficina de mi hermano escuchándolo quejarse de mí con diversión, diciendo que era mala para aceptar bromas. Y tenía razón, era muy mala si esas bromas me exponían delante del chico que me gustaba.

No demoré en volver a mi escritorio y enviarle a mi mejor amiga la propuesta para salir esa noche. Su respuesta fue casi inmediata y sonreí al saber que tenía una nueva cómplice. Quizás Theo saldría con una chica, pero yo no iba a quedarme de brazos cruzados en nuestro departamento rebanándome los sesos y preguntándome si esa era la chica de sus sueños.

***

Existían dos cosas que juntas no iban muy bien: el despecho y el alcohol. La industria musical nos había hecho creer por años que las bebidas alcohólicas ayudaban a reparar corazones rotos o a olvidar que el chico que nos gustaba, en verdad, no gustaba de nosotros, pues no. Ese tipo de bebidas del mal solo hacía todo peor y no las culparé por mis errores, pero algo habían tenido que ver.

Esa noche me había encontrado con Nat y juntas nos habíamos dirigido hacia el centro de Londres en busca de un lugar donde divertirnos de manera tranquila. Yo no solía salir a la capital por dos razones: en primer lugar, me quedaba un poco lejos y yo no tenía un vehículo, y en segundo lugar, porque siempre terminaba encontrando a alguien conocido. Sin embargo, como mi mejor amiga era la que conducía y había prometido llevarme de regreso a Oxford, no pude negarme.

Y tal como había predicho, encontramos a alguien conocido. Un grupo de antiguos compañeros del instituto de Nat que no tardaron en invitarnos un par de bebidas y luego a la casa de uno de ellos para poder hablar con tranquilidad. Ahí estuvo mi error, mi primer error.

El segundo error lo cometí luego de cinco chupitos: besar a uno de esos muchachos. Adam, Alan o algo así. Él era apuesto, no iba a negarlo y también era el dueño del departamento en el que estábamos.

Tercer error de la noche: dejar que me llevara a su habitación.

Cuarto error: derramar alcohol sobre mi ropa lo que indudablemente llevó a mi desnudez.

Quinto error: volver a besarlo.

Sexto error: llevar ese beso a algo más.

ꟷEres muy bella ꟷsusurró el chico en mi oído para luego besar mi cuello.

Reí por lo bajo al sentir las cosquillas que su barba producía en mi piel y tomé su rostro para atraerlo hacia mí. Continuamos moviéndonos a la misma vez sin dejar de besarnos, tomando pequeñas pausas para inhalar aire.

ꟷSaldré ahora ꟷme avisó.

Y eso fue todo lo que necesité para quedarme blanca como un papel. ¿Por qué demonios necesitaba salir?

ꟷ¿Qué? ꟷchillé.

Vi el momento exacto en el que todo sucedió como un video en cámara lenta. Mi corazón se detuvo por unos segundos mientras procesaba lo que estaba ocurriendo y luego volvió a latir con fuerza llevando toda la sangre a mis oídos.

Lo primero que pensé fue que mi lente de contacto se había caído y yo estaba viendo mal. Lo segundo fue que estaba alucinando o teniendo una pesadilla. Lo tercero fue darme cuenta que eso era real, mi peor pesadilla.

ꟷ¿Y el condón? ꟷpregunté con un hilo de voz.

ꟷ¿Qué condón?

ꟷEl que se supone que usas al tener relaciones sexuales.

ꟷNo tenía ninguno.

Ay, por todos los santos. Si ese era mi fin podía decir que lo merecía.

ꟷ¿Eres idiota? ꟷexclamé con fuerza e hice lo imposible para alejarme de élꟷ. ¿Cómo que no tenías?

ꟷNo es gran cosa, tú tomas la píldora.

Adiós, mundo cruel.

ꟷYo no tomo la píldora ꟷmascullé.

ꟷ¿Inyecciones?

Negué sintiendo como la rabia comenzaba a hervir mi sangre.

ꟷ¿Chip?

ꟷ¡Eres un imbécil! ¡Tenías una única tarea!

ꟷ¿Y qué me dices de ti? Es tu obligación usar alguna hormona.

Boqueé sorprendida por sus palabras y escaneé rápidamente la habitación buscando mis prendas. Entonces recordé mi vestido mojado y que no podía salir así de ese departamento. No podía ir con un vestido empapado a la farmacia.

ꟷ¡Ve a la farmacia!

ꟷ¿Qué?

ꟷ¡Que vayas a la farmacia, imbécil!

ꟷ¿Por condones? ꟷpreguntó con confusión.

ꟷ¡Por la píldora del día después!

Negó con su cabeza y los últimos restos de alcohol se desvanecieron de mi sistema. No solo me había acostado con un idiota machista que no había pensado dos veces antes de tener sexo sin protección, sino que también era un idiota que no parecía tener cerebro.

ꟷNo iré por la píldora, la gente de este barrio me conoce.

ꟷ¿Y eso qué? ¿Prefieres un bebé?

Se encogió de hombros y poco me faltó para desmayarme, en su lugar, tomé una de las almohadas de la cama y comencé a golpearlo sin cesar con ella empleando toda mi furia. Lo insulté con cada golpe y me insulté a mí misma por hacer algo estúpido.

¿Por qué en ese momento? ¿Por qué cuando todo parecía comenzar a salir bien y empezaba a ganarme la confianza de mi padre hacía algo tan estúpido? Me había autosaboteado, no había otra explicación. Le tenía tanto terror al rechazo, a no ser correspondida por Theo que me había asegurado de no ser digna de una relación por mí misma. Algo similar había hecho años atrás cuando mi mejor amigo Jaden me envió a la zona de amigos tras confesarle lo que sentía por él. Eso era igual, pero peor a la misma vez.

¿Tendría que haberme asegurado de que él utilizara preservativo? Sí. ¿Era cien por ciento mi culpa? No.

Sentí golpes en la puerta que sonaban desesperados y no les di importancia ya que estaba muy concentrado golpeándolo. Seguro no le dolía, pero ayudaba con mi frustración. Cada golpe que le daba con la almohada era un golpe que me daba internamente a mí misma.

ꟷ¿Mac, está todo bien ahí dentro?

Me detuve de golpe al escuchar la voz de mi mejor amiga y sentí como si el aire se me agotara de pronto al entender lo que estaba sucediendo. Realmente entenderlo. De pie en esa habitación con vista a la ciudad realicé cálculos, estudié fechas e intenté recordar si había ovulado o no.

Podría haber corrido hasta la puerta en busca de ayuda, en cambio, corrí hacia el baño cuando el resultado de los cálculos llegó a mí. Alcancé a inclinarme sobre el inodoro en el momento justo en que mi estómago se revolvía y todo el alcohol que había ingerido esa noche escapaba de mi boca como vómito.

ꟷNo, no, no, no. No a mí.

Escuché unos pasos acercarse a mí y lo próximo que supe era que Nat estaba observándome con terror a los ojos. Ella hablaba, sus labios se movían para emitir palabras; no obstante, nada llegaba a mis oídos. Estaba shockeada y asustada, condenadamente asustada.

Le permití ayudarme a parar y lavarme la cara. Vi cuando me vistió con prendas que le robó al idiota y quise cooperar levantando los brazos, pero mi cuerpo no pareció tener intenciones de responder. Caminé como zombie a su lado mientras salíamos del departamento y comencé a llorar con fuerza mientras bajábamos por el ascensor.

Natalie me subió a su auto y continuó hablándome a pesar de que todo lo que podía oír era el silencio. No discutí cuando se detuvo de pronto y se bajó del vehículo, tampoco cuando colocó una cápsula en mi boca y me obligó a tragarla con agua. Mucho menos me rehusé cuando me llevó a su casa y con cuidado me metió en su cama.

No podía dejar de llorar y tampoco podía terminar de comprender lo que había sucedido. Había metido la pata hasta el fondo y con suerte lo único que iba a recibir era un descontrol hormonal.

En uno de los más horribles escenarios contraía una enfermedad de transmisión sexual.

En el peor de los casos, quedaba embarazada.

Y no sabía cuál de las tres opciones me resultaba más aterradora.

La había cagado y no sabía cómo continuardespués de eso.

Hola, je. ¿Cómo están?

¿Recuerdan que les avisé del drama? Bueno, ha iniciado oficialmente. 

El próximo capítulo es narrado por Theo por lo que tendrán que esperar hasta el lunes para saber qué sucede con Kenzie. Hay una parte buena: tendremos dos lindas visitas. Y pronto sabrán si Kenz sigue llorando o no.

A pesar del drama, espero que les haya gustado el capítulo.

Muchísimas gracias por todo su amor y cariño, ¡las amo! Nos leemos el viernes.

MUAK!

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