Capítulo treinta y tres

MACKENZIE

No estaba manejando la situación de la manera más adulta posible, lo sabía mejor que nadie y, sin embargo, no encontraba una manera de cambiar. Había tocado fondo, por primera vez en mi vida podía decir que no veía una solución sencilla a mi problema a pesar de que sí la había. Tenía miedo y el miedo me había paralizado.

ꟷ¿Comerás algo? ꟷquiso saber Nat.

Me miraba desde la puerta de su dormitorio con pena y preocupación, no ayudaba en nada el hecho de que no hubiese salido de su cama en días. Ella había conseguido un certificado médico falso para justificar mi ausencia en el trabajo y había respondido cada una de las llamadas de mi hermano, Theo y el resto de mi familia diciéndoles que me había intoxicado con sushi. Mi abuela era la única que sabía la verdad y se paseaba por las mañanas intentando convencerme de que la vida seguía.

ꟷNo tengo hambre.

ꟷKenzie, te vas a enfermar.

ꟷNo puedo, Nat ꟷsollocéꟷ. No puedo hacerlo.

ꟷY no tienes que hacerlo.

Se acercó rápidamente a mí y tomó asiento a mi lado, colocó su mano sobre la mía y me dedicó una sonrisa de consuelo.

ꟷNo sabes si estás embarazada y si lo estás, hay distintas soluciones.

ꟷNunca creí que me pasaría esto a mí. Me he cuidado cada vez, me efectúo controles con más frecuencia que el resto de las personas que conozco y me prometí a mí misma no meter la pata.

ꟷNo ha sido tu culpa y estoy segura que estás bien, no hay ningún ser vivo creciendo dentro de ti.

ꟷNo lo sabemos con certeza.

ꟷTe di la píldora ꟷme recordóꟷ y puede que tus cálculos estén mal y ya hayas ovulado.

ꟷTengo miedo.

ꟷLo sé.

Me estrechó en un abrazo reparador y luego se puso de pie con pocos ánimos.

ꟷTengo que ir a trabajar, tu abuela llegará en cualquier momento. Necesito que te bañes, apestas.

ꟷNo es cierto ꟷme quejé.

ꟷHuele a muerto aquí adentro.

Le fruncí el ceño y ella sonrió. La observé marchar y me quedé sentada en su cama mirando la puerta por minutos que se hicieron infinitos. Cada poco tiempo escuchaba mi teléfono sonar en algún lugar de la casa, probablemente Nat lo había dejado en el comedor para que tuviera que salir de esa habitación y bajar hasta la sala para poder cortar la llamada. Había sido una buena movida; no obstante, prefería escuchar el sonido molesto de las llamadas y los mensajes antes de abandonar mi refugio.

Si mis cálculos eran correctos, mi abuela había llegado a las diez e hizo más ruido que una banda punk mientras se internaba en la cocina. No tardó en subir y dedicarme una mirada malhumorada.

Adiós a la abuela tierna.

ꟷMueve tu trasero ꟷme ordenó.

ꟷNo estoy de humor.

ꟷYo tampoco quería salir de mi casa en una mañana helada para ver a mi irresponsable nieta, pero aquí me tienes.

ꟷNo fue del todo mi culpa ꟷme defendí.

ꟷPero sí es tu culpa la manera en la que estás actuando. ¿Sabes qué hizo tu madre cuando supo que estaba embarazada de ti?

ꟷ¿Se alegró porque su plan de tener una hija con un multimillonario dio resultado?

ꟷNo hables así de tu madre, Mackenzie. Ella afrontó la situación con madurez y tuvo a una increíble niña.

Suspiré y me dejé caer en la cama. Mi abuela podía caminar lento la mayoría del tiempo; sin embargo, cuando se lo proponía podía ser más veloz que Flash. Llegó a mí en menos de lo que canta un gallo y me dio una cachetada en la pierna.

ꟷ¡Christina!

ꟷA la ducha y luego bajarás a desayunar.

ꟷNo quiero.

ꟷTienes visitas, ¿quieres que te vean en este estado?

La miré con una mezcla de asombro y temor y su respuesta fue el silencio absoluto.

ꟷ¿Llamaste a mis padres?

ꟷClaro que no, princesa.

ꟷ¿Jaden?

Negó y la tercera opción me asustaba más que las otras dos.

ꟷDime que ni Theo ni mi hermano están abajo.

ꟷTu hermano ciertamente no.

ꟷ¿Y Theo?

ꟷY un muchacho de cabello negro y ojos verdes que tiene pinta de rockero.

¿Pelo negro y ojos verdes con pinta de rockero? Por todos los cielos, eso debía ser una broma. No había manera de que Taylor O'Malley estuviera en la sala de estar de mi amiga Natalie.

ꟷ¿Su nombre es Taylor?

ꟷSí, eso creo.

ꟷSanta mierda.

ꟷ¡Mackenzie!

ꟷLo lamento ꟷexclaméꟷ. No puedo verlos, diles que se vayan.

ꟷSe ven muy decididos a quedarse.

ꟷNo me importa, diles que tengo diarrea.

Mi abuela blanqueó los ojos y recordé de dónde había sacado mi personalidad insufrible. A mi madre le daban dolores de cabeza cuando se quedaba a solas con las dos.

ꟷPuedes invitarlos al baño.

ꟷNo es broma, Christie.

ꟷTienes veintitrés años, la época de esconderte ya pasó. Ve a la ducha o les diré que suban a este chiquero.

No le importó mis gritos de ruego ni mis maldiciones, cerró la puerta al salir y dio por terminada la conversación. La conocía lo suficiente para saber que no mentía y que me daría media hora para bajar. No tenía otra opción, debía salir de la cama, bañarme y vestirme o ella escoltaría a Theo y Taylor a la habitación que, a decir verdad, se veía bastante sucia.

Me tomé mi tiempo en ducharme y lavarme el cabello, lo tenía duro y enredado a causa de los días sin moverme de la cama para nada más que orinar. No me maquillé al salir porque mi aspecto de muerto me serviría para la excusa de la intoxicación. Sí tomé ropa del armario de Nat y le robé un par de pantuflas para no ensuciarme los pies.

Respiré profundo por el tiempo restante en lo alto de las escaleras viendo cada escalón como un precipicio. No quería bajar, tenía muchísimo miedo y la mera idea de enfrentar al mundo real me revolvía el estómago.

ꟷ¡Mackenzie! ꟷgritó mi abuela.

Mi tiempo se había terminado.

Un paso y una bocanada de aire. Otro paso y otra bocanada. Ese fue el proceso que necesité realizar para llegar a la planta baja y lo sentí como una pequeña victoria.

Podía hacerlo, podía mirar a la cara al único amigo verdadero que me quedaba y mentirle. Podía ver sus ojos azules y decirle que no tendría que haberme buscado, que yo estaría bien pronto cuando el sushi y sus toxinas terminaran de salir de mi sistema.

Finalmente llegué al comedor y tres pares de ojos se posaron sobre mi rostro demacrado. Mi abuela me dedicó una sonrisa de apoyo y se puso de pie con la excusa de buscar más agua para el té. Entonces miré a los dos muchachos y tuve que morder el interior de mis mejillas para no largarme a llorar en el momento. Taylor sonreía un poco tenso, aunque en sus ojos se veía su buen humor. Theo, por el contrario, lucía completamente preocupado.

ꟷHola, Kenzie ꟷdijo casi en un susurroꟷ. ¿Te sientes mejor?

Negué con la cabeza porque si iba a mentirle con todo lo demás, al menos podía sinceramente respecto a cómo me sentía.

ꟷHa sido una semana difícil.

ꟷCasi no luces enferma ꟷcomentó Taylor y me sonrió.

No, no estaba enferma sino posiblemente embarazada.

ꟷGracias y tú estás de nuevo en Inglaterra.

ꟷ¿Me echaste de menos?

ꟷMuchísimo.

Noté que seguía de pie en el mismo lugar y me apresuraré a tomar asiento.

ꟷEntonces te intoxicaste con sushi ꟷdijo Theo.

Asentí sin mirarlo a los ojos porque yo sabía que no me creía, su tono de voz lo delataba.

ꟷ¿En qué local comiste? Pregunto para no ir nunca.

ꟷYo... No recuerdo el nombre.

ꟷKenz...

Y solo necesité ese apodo, ese diminutivo de mi nombre que nunca antes alguien había utilizado conmigo y ese tono de preocupación para romper en llanto. El sollozo nació en lo más profundo de mi cuerpo y salió de mi boca antes de que pudiera evitarlo, le siguió un temblor de mi cuerpo y un mar de lágrimas.

Theo no tardó en ponerse de pie y rodear la pequeña mesa hasta llegar a mí. Lo observé dudar mientras me estudiaba para luego abrazarme. Me rodeó con sus fuertes brazos y me sobó la espalda con paciencia mientras soltaba todas las lágrimas que mi sistema no dejaba de producir. Me acurruqué contra él, sintiendo el latido de su corazón contra mi oreja y lo abracé por la cintura sin poder creer que mi mentira hubiese durado tan poco. Solo había bastado un apodo para romperme, para enviar el discurso por el inodoro y mostrar mis verdaderos sentimientos.

ꟷTodo estará bien, Kenz.

ꟷTengo miedo, Theo. Tengo mucho miedo.

ꟷ¿A qué le temes?

Negué con la cabeza y él se alejó de mí con cuidado. Se puso de cuclillas frente para quedar a mi altura y tomó mi rostro entre sus cálidas manos. Con sus pulgares borró las lágrimas y con su bonita mirada me hizo saber que no había un mal tan grande que no pudiera superar.

ꟷEstoy muy avergonzada para decirlo.

ꟷNo voy a juzgarte, nada de lo que digas me hará quererte menos y Taylor tampoco va a juzgarte, ¿verdad, Tay?

ꟷEs una zona libre de juicios ꟷme aseguró.

ꟷEs complicado.

ꟷPodemos resolverlo juntos.

Cerré los ojos con fuerza y sentí el latido errático de mi corazón. Juntos. Yo no quería meterlo en ningún lío, él no tenía que pagar por los platos rotos que otro se había encargado de destrozar.

ꟷ¿Necesitas que me vaya? ꟷdijo Taylorꟷ. Puedo ayudar a tu abuela con el agua.

ꟷNo, no tienes que irte.

Tomé con cuidado las manos de Theo y las quité de mi rostro. Acaricié su piel para brindarme consuelo y lo dejé ir.

ꟷToma asiento ꟷle pedíꟷ. Es probable que necesites estar sentado para oírlo.

A pesar de la clara confusión en su rostro, hizo lo que le pedí y volvió a su lugar junto a su mejor amigo. Le agradecí a mi abuela que trajera la tetera en ese momento y me sirviera una taza con el humeante líquido. Se retiró luego de darme un beso en la frente y me pidió que comiera algo.

Los tres tomamos el té en silencio y comimos los emparedados que mi abuela había preparado para nosotros. Esa era quizás mi primera comida real desde lo sucedido y me sentó terriblemente pesada.

ꟷNo me he intoxicado.

ꟷVaya sorpresa.

Le dediqué una mirada malhumorada a Taylor y él me sonrió como un niño pequeño, cerrando sus ojos en el proceso y enseñándome los dientes. Solo por eso lo perdoné.

ꟷEl martes pasado salí con Nat, fuimos a un bar y nos encontramos con unos compañeros suyos del instituto.

ꟷ¿El martes? ꟷrepitió el pelinegroꟷ. ¿El día que vino Emma?

ꟷSí, ese día.

ꟷ¿Quién es Emma? ꟷpregunté curiosa.

A pesar de que estaba más preocupada en la posible concepción de un niño, no pude evitar sentir los mismos celos que la semana anterior cuando Theo dijo que saldría con una amiga. Esos celos y esa sensación de despecho me habían llevado a actuar impulsivamente.

ꟷLa novia de Ty ꟷrespondieron al unísono.

ꟷ¿Qué?

ꟷEmma es la novia de Tyler ꟷme explicó Theoꟷ. Vino por un día con su padre y quedamos en cenar juntos.

Por todas las galletas de avena del mundo. Si antes me sentía idiota por haber tenido sexo sin protección estando ebria, en ese momento me sentí como la estúpida más grande de la humanidad. Me había puesto celosa de la novia de Tyler. Había actuado celosamente por la novia de Tyler. ¡Una chica que ni siquiera estaba disponible y que a Theo no le gustaba!

ꟷ¿Qué sucedió esa noche? ꟷinvestigó mi amigo.

ꟷYo... yo me emborraché y tomé muy malas decisiones.

Ambos me miraron esperando más porque sabían que esa era una explicación muy vaga. Era algo que hacía prácticamente cada semana y no significaba nada.

ꟷMe acosté con un chico y no fue hasta el final que supe que él no había usado protección.

Fue su turno de observarme con sorpresa y me sentí peor que antes. Quizás no estaban juzgándome, pero le acababa de confesar al chico que me gustaba que había tenido sexo con otro muchacho. Y que había salido muy mal.

ꟷ¿Eso significa qué...?

Suspiré antes de contestar.

ꟷEs probable que esté embarazada.

¡Hola, gente bella! ¿Qué tal su fin de semana? Yo las extrañé, sus notificaciones siempre me hacen muy feliz.

Kenzie acaba de enfrentar a Theo y decirle la verdad, ¿cómo esperan que él reaccione? Es una noticia que sin dudas no esperaba y que no es tan sencilla digerir.

Por otra parte, en el próximo capítulo van a amar a Taylor aún más aunque ahora les parezca imposible y puedo decir que se lo merece. Él siempre es estupendo.

Muchísimas gracias por todo su amor y apoyo. Espero que les esté gustando la historia tanto como a mí.

Les deseo una hermosa semana y nos leemos el miércoles con un poquito más de este drama.

MUAK!

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