Capítulo sesenta
MACKENZIE
Cuando Theo mencionó el raro interrogatorio que mi padre le había realizado por teléfono, mi primer pensamiento fue que Charles Dankworth cruzaría el mundo para regañarme. Mi segundo pensamiento fue que quizás solo me despediría, pero considerando que eso sería una victoria para mí, lo descarté rápidamente. Lo tercero que pensé fue que mi padre podía irse a la mierda porque estaba cansada de sus constantes amenazas.
Solo que él no apareció al día siguiente, mi padre no dio señales de vida ni envió a mi hermano a decirme algo que no me agradaría y canté victoria muy pronto. Una semana y media sin un regaño para mí había significado que mi padre había dejado el tema pasar, pues no. Me equivoqué y lo comprendí el día jueves cuando volví de sacar unas fotocopias en una librería cercana luego de que la máquina de la oficina se negara a funcionar.
Allí estaba Charles Dankworth, esperándome recostado sobre la puerta de un BMW negro mate último modelo, vistiendo un caro traje a medida italiano y con unos zapatos más brillantes que mi futuro. Intenté ignorarlo, a pesar de que su presencia era imposible de ignorar, pero mis planes se fueron por el caño al sentir que se aclaraba la garganta.
ꟷMackenzie.
Hola, San Pedro.
ꟷ¡Papá! ꟷexclamé con fingido entusiasmo y giré hacia él para dedicarle una sonrisa tensaꟷ. Que adorable sorpresa, ¿estás haciendo alguna visita de negocios?
ꟷSube al auto, Mackenzie.
ꟷImposible, tengo trabajo que terminar y voy a almorzar con mi novio. ¿Qué te parece si lo dejamos para... el lunes?
ꟷEntra al auto, Mackenzie. No estoy de humor para bromas.
¿Cuándo él estaba de humor? Esa era la pregunta del millón.
ꟷY yo no estoy de humor para subir a tu coche.
ꟷBien, iremos caminando.
Suspiré y abandoné mi expresión de tranquilidad. Si él quería pelear, yo pelearía hasta el cansancio porque estaba cansada de su actitud. ¡Él no tenía derecho a decirme qué hacer!
ꟷEstoy trabajando, Charles. ¿No es eso lo que querías que hiciera aquí? ¿No me encadenaste a James para que fuera su secretaria y él pudiera vigilarme? ꟷgruñíꟷ. Eso es lo que estoy haciendo, lo que hago a diario y te agradecería que dejaras de cambiar mis planes.
ꟷ¿Te recuerdo que soy tu jefe además de tu padre?
ꟷ¿Crees que lo he olvidado? ꟷArqueé una cejaꟷ. Buscas cualquier oportunidad para recordármelo.
ꟷEn ese caso, sube al auto.
Virgen santísima, iba a asesinarlo.
ꟷLlevaré estos documentos a la oficina.
ꟷDéjaselos al portero, él lo hará.
Apreté tanto mis dientes que sentí que iba a romperme los huesos de la mandíbula. ¿Cómo se atrevía?
Soltando maldiciones por lo bajo y caminando con pasos pesados, me acerqué al amable portero y le pedí que por favor que le entregara las fotocopias a cualquiera de mis compañeros. El hombre accedió sin problemas y me dedicó una sonrisa de ánimo al observar mi claro malhumor. Poco me faltó para patearle la puerta del BMW al regresar y me metí en su interior gruñendo como un perro rabioso.
ꟷ¿En qué torre me encerrarás ahora?
ꟷIremos a tu departamento.
ꟷ¿Me has comprado un departamento? Que detalle ꟷsolté con burla.
ꟷAl departamento que compartes con tu hermano y su mejor amigo.
ꟷMi novio.
ꟷ¿Qué?
ꟷSu mejor amigo es mi novio, por si lo olvidabas.
ꟷNo lo he olvidado.
ꟷMira, hasta te comportas como un buen padre al recordar algo tan sencillo.
Chasqueó la lengua con cansancio y sonreí internamente saboreando mi victoria momentánea. Sabía que lo que fuera que él quisiera hablar conmigo no me gustaría, así como tampoco me gustaría su presencia en el piso que compartía con Theo y Jamie, y esa era la razón por la que estaba dándole tantos golpes sin descanso. Si él iba a atacarme de alguna manera, yo también lo haría.
Se había acabado la actuación de chica obediente que haría lo que él dijera; tenía veinticuatro años y su dinero no sería nunca más la razón por la que le permitiría controlarme. ¿No quería pagarme la universidad? Bien, tenía un plan B. ¿No quería darme trabajo? Tenía ahorros. ¿Me iba a echar de la casa de mi hermano? Nat o mi abuela me recibirían. Estaba cansada de nuestra relación y quería cortarla de raíz.
No nos llevó mucho más tiempo llegar al edificio y cerré la puerta del vehículo a mis espaldas sin importarme si mi padre me seguía. Por supuesto, en tanto tomé las llaves para abrir la puerta principal, él ya estaba a mi lado esperando pacientemente por mí con un sobre de manila en su mano. ¿Su contenido? Probablemente los documentos para mi cambio de identidad.
Me siguió hacia el ascensor, luego también al departamento y no tardó en acomodarse en el sillón como si esa fuera su casa. Sí, él la había pagado, pero su nombre no figuraba en el título de propiedad.
ꟷMe gustaría un café ꟷsoltó con un tonito de falsa modestia.
ꟷEn la cocina tienes lo necesario para hacerte uno.
Me quedé de pie en la zona que conectaba la sala con la cocina y lo miré con el ceño fruncido. ¿A qué iba tanto preámbulo? ¿Por qué no soltaba la bomba y se iba como todas las otras veces?
ꟷBien, lo haré yo mismo.
Se puso de pie y caminó con pasos seguros hacia la cocina. Si me hubiesen dicho que mi padre sabía cómo encender una cafetera antes de ese día, me habría reído, pero tal parecía que Charles Dankworth sí sabía prepararse su propio café.
ꟷ¿Quieres?
ꟷPaso.
Lo observé en silencio desenvolverse en mi cocina, buscar una taza y esperar pacientemente a que el café estuviera listo. Yo no tenía nada de paciencia y estaba considerando sacudirlo hasta que hablara, mis manos estaban comenzando a temblar y un nudo de fuego quemaba mi interior con cada respiración que daba.
ꟷ¿Me dirás por qué estás aquí? ꟷindagué.
ꟷ¿Estás apurada?
ꟷSí, ya te dije que tenía planes.
ꟷYo también tenía grandes planes para ti, Mackenzie.
ꟷOh, vamos. ꟷExhalé sonoramente y dejé caer con pesadez mis brazos a mis costadosꟷ. ¿Otro reproche sobre la carrera de negocios?
ꟷNo he venido para eso.
ꟷGenial.
ꟷEl sobre es para ti, puedes mirar su contenido.
Intenté no lucir desesperada cuando acorté la distancia al misterioso sobre y lo abrí sintiendo la mirada de mi padre sobre mí. Fruncí el ceño de manera automática al encontrar un pasaje de avión y lo observé esperando una explicación.
ꟷVolverás a París, tu madre te esperará en el aeropuerto. Te marchas mañana a la tarde.
ꟷY una mierda.
ꟷMackenzie, no seas maleducada.
ꟷ¡Y una mierda! ꟷgrité y arrojé el sobre al suelo con enojoꟷ. ¡Y una jodida mierda, Charles! ¡No haré más lo que me digas! Estoy cansada de tus órdenes, estoy cansada de que mi madre y tú quieran dirigir mi vida. ¿Por qué no me dieron en adopción si ambos sabían que yo era un enorme error?
ꟷNo tendremos esta conversación.
ꟷTú y yo no tendremos ninguna otra conversación. Quiero que te marches de mi casa y quiero que te pudras en el infierno.
ꟷMackenzie...
ꟷ¡Deja de decir mi nombre con ese tono, maldición! ꟷexclamé sin un gramo de autocontrol, mi mirada comenzaba a volverse nublosa y mi garganta raspaba con cada grito que dabaꟷ. ¡No me dirás qué hacer nunca más! ¡Soy una adulta!
ꟷUna adulta que no sabe cumplir con sus obligaciones.
Blanqueé los ojos con hastío. Siempre utilizaba la misma excusa, ¿no se cansaba?
ꟷTe dije que te vayas.
ꟷY yo te dije que mañana tomarás un avión a París.
ꟷ¡Vete! ¡Vete de mi vida de una vez! ¡Quiero que te vayas!
Dejó la taza sobre la isla y salió de la cocina para enfrentarme. Cuando se detuvo frente a mí y me observó con sus ojos transparentes, no pude hacer más que llorar. ¿Por qué era tan cruel conmigo? ¿Por qué seguía tratándome como a una marioneta y no como a su hija?
ꟷNo llores, Mackenzie. Irás a París a estudiar veterinaria, ¿no eras eso lo que querías?
ꟷNo quiero tu sucio dinero.
Intentó acercar su mano a mi rostro y, presa de la rabia que experimentaba, la aparté de un manotón. No quería que me tocara, no quería seguir viéndolo. ¿Por qué no podía dejar de llorar? Yo estaba cansada de él, no tenía ninguna expectativa y aun así me había desilusionado una vez más.
ꟷIrás a París.
ꟷVete a la mierda.
ꟷTu madre te espera, no la defraudes una vez más. Vivirás cerca de ella para que puedas ver a tu hermana y te enviaré un cheque cada mes.
ꟷ¡No quiero tu dinero! ꟷlloriqueé y quité las lágrimas con fuerza de mis mejillasꟷ. No quiero saber nada de ti, ¿no lo entiendes?
ꟷEstás enojada y lo entiendo.
No, él no entendía nada. Charles Dankworth no entendía nada de la vida. Él creía que ser un empresario exitoso y pagar por la educación de sus hijos era suficiente para ganarse el cielo y así no funcionaba la vida. Él tendría que haber sido un padre presente, un confidente y el hombre a quién tendría que haber acudido cuando un chico me rechazaba. ¡Él tendría que haberse comportado como mi papá! Y todo lo que había recibido de él eran quejas, cheques exagerados para mantenerme callada y cientos de miles de mentiras.
Estaba harta, ese era el fin.
ꟷVete.
ꟷHija.
ꟷ¡Que te vayas, joder! ¡Quiero que te vayas del apartamento y quiero que finjas que no me conoces! Quiero que salgas de mi vida para siempre y, por todo lo que ames en esta vida, no vuelvas a buscarme.
Sin dejar de verter lágrimas, apunté con mi mano temblorosa hacia la puerta y lo enfrenté con la valentía que había reunido por años. Mirar esos ojos transparentes, esos ojos que había heredado junto a un apellido elegante, fueron todo lo que necesité para terminar de romperme.
Sabía que los corazones no hacían crack como en las caricaturas, así como también sabía que los padres no daban su brazo a torcer y se disculpaban al notar que habían lastimado a sus hijas. Yo no esperaba un abrazo, tampoco esperaba que intentara luchar por nuestra relación y, a pesar de eso, mi pecho dolió como los mil demonios cuando esbozó una mueca y se marchó.
Mi padre se marchó, por primera vez en tantos años hizo lo que le había pedido y dejó a su paso un río de lágrimas que exteriorizaron lo mucho que su indiferencia me dolía. Me arrodillé sobre el suelo sin poder dejar de llorar, con las mejillas rosadas, el cuerpo temblándome descontroladamente y la garganta adolorida por los gemidos de dolor que no cesaba de emitir.
Me había roto, finalmente Charles Dankworth me había roto y ya no tenía sentido armarme.
Hola, mi gente bella. ¿Cómo están? ¿Su fin de semana ha ido bien?
Hoy es un día de festejo y, a la misma vez, hemos tenido un capítulo triste. ¿Por qué de festejo? Porque hoy se cumple un año del día que subí la introducción y los tres primeros capítulos de "Tres y un cuarto". ¿Pueden creerlo? ¡Ha pasado volando! ¿Cuál es su recuerdo favorito del primer libro?
Y en cuanto a Kenzie... Se viene el drama, solo diré eso. ¿Qué creen que sucederá? ¿Nuestra niña por fin se librará de su padre?
Muchísimas gracias por todo su apoyo y todo su amor. Durante este año han significado el mundo para mí y son una parte importantísima de mi vida. ¡Gracias! ¡Las amo!
MUAK!
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