Capítulo cincuenta y uno
ꟷ¿Estás segura de esto? ꟷsusurró contra mi boca.
ꟷMuy, ¿y tú?
ꟷCompletamente.
Volvió a besarme con renovadas energías y juntos nos adentramos a la oscuridad de su habitación. Mentiría si dijera que no había esperado ese momento desde que lo vi por primera vez; sin embargo, la realidad terminó por superar con creces las fantasías que había armado en mi cabeza.
Theo me depositó con cuidado sobre su cama y prendió la luz del velador para iluminar la estancia, me alegró que pensara igual que yo. Quería verlo, necesitaba verlo para guardar el momento para siempre en mi memoria. Iba a ser nuestra primera vez y pese a que toda mi vida había creído que el sexo no era tan especial como para romantizarlo, esa noche comprendí que sí lo era con la persona correcta.
ꟷ¿Cómo haremos esto? ꟷpregunté y mordí mi labio observándolo de pie frente a mí.
ꟷ¿A qué te refieres?
ꟷBueno, la diferencia de estatura es obvia. ¿Yo arriba o abajo?
ꟷ¿Realmente quieres definirlo? Haré lo que te haga sentir cómoda.
Lo pensé un segundo con mi mirada perdida en su abdomen, no había nada para ver porque continuaba vestido, aunque recordaba a la perfección el increíble conjunto de abdominales que adornaban su cuerpo. Y lo recordé de pronto, esa rara noche con sus amigas donde tuve una importante lección: él sabría qué hacer para que ambos estuviéramos cómodos. Por primera vez en mi vida decidí que no sería yo la que llevara las riendas esa noche, al menos no al inicio.
ꟷDejémonos llevar.
ꟷSiempre puedes decirme cuándo parar, sabes que no te presionaré.
ꟷLo sé. ꟷSonreí y busqué sus cálidos ojosꟷ. Pero creo que es hora de dejar de hablar.
Recuperando mi confianza, me puse de pie y lo observé desde mi altura. Quería desnudarlo hacía mucho y por fin tenía la oportunidad. Llevé entonces mis manos a su cintura y bajé lentamente hasta el borde de su sweater, tomé la tela con seguridad y le hice saber con una mirada lo que continuaba. Theo me ayudó a quitar la prenda del medio y continué con mi muy importante labor. Uno a uno quité los botones de sus ojales y respiré profundo cuando su inmaculada piel quedó al descubierto.
Posé mis labios sobre su esternón y sentí el calor de su cuerpo, una llama intensa que apagó lo que quedaba de mi cordura. Poniéndome de puntas, subí mis besos por su pecho hacia su cuello y suspiré contra su piel cuando sus manos se aferraron con firmeza a mis muslos. Sí, demonios. Al diablo el celibato, quería tenerlo conmigo, quería ese momento más que nada.
Deslicé con lentitud su camisa fuera de sus hombros y lo sentí quitársela por completo; no obstante, estaba más concentrada en saborear su piel y en sentir cómo su pulso comenzaba a acelerarse.
Jadeé cuando rozó su entrepierna contra mi abdomen y me separé lo suficiente para observarlo. Adiós al muchacho tranquilo, su aura había cambiado y nunca me sentí tan lista. No me había tocado siquiera y ya podía sentir mi cuerpo reclamándolo.
Me quedé en silencio mientras ingresaba sus cálidas manos bajo mi camiseta y cerré los ojos al sentir la caricia de sus dedos sobre mis costillas. Elevé los brazos cuando lo sentí tirar de mi ropa hacia arriba, sweater y camiseta a la vez, y le sonreí cuando depositó un corto beso sobre mi frente.
ꟷVamos a la cama ꟷle indiqué.
ꟷEn un segundo.
Mi respiración se agitó al verlo arrodillarse frente a mí y me aferré a sus hombros cuando tomó mi pie con cuidado para deshacerse de mi bota. Quitó el calzado con tranquilidad, acariciando mi piel en el proceso y deshaciéndose de los calcetines también. Creí que se pondría de pie tras eso, pero, en cambio, llevó su atención hacia mi pantalón y besó el lugar exacto donde la cinturilla se juntaba con mi piel desnuda. Sus manos se acercaron a la cremallera y afiancé mi agarre al sentirlo bajar el cierre y sacar el botón de su lugar. Deslizó la prenda con delicadeza fuera de mi cuerpo y sostuvo mi mano como el caballero que era para ayudarme a salir del todo del jean. Y allí comenzó mi verdadera perdición.
Aún sobre sus rodillas, colocó sus manos sobre mis glúteos y acercó sus labios a mi cadera. Un beso tras otro provocó que los primeros gemidos escaparan de mis labios y no necesité mirarme para saber que estaba muy mojada. Cerré mis ojos con fuerza en el momento en que besó mi vientre y moví mi cuerpo hacia adelante pidiendo más y más.
Sabía que a Theo le gustaba ir lento y entendí que decidiera parar por el momento, la anticipación me calentaba más de ser eso posible.
Me dirigió hacia la cama y en silencio lo obligué a acomodarse primero para luego colocarme sobre él. Él reclamó mis labios o yo los suyos, era imposible saber, pero estábamos besándonos y por primera vez la ropa comenzaba a escasear.
Moví mis caderas contra las suyas mientras nuestras lenguas se exploraban y lo escuché gemir contra mi boca. Theo estaba duro y podía imaginar lo incómodo que se sentía con los jeans aún puestos, pero sabía que los movimientos que estaba efectuando eran buenos para los dos. Me balanceé lentamente de adelante hacia atrás sin separarme de sus labios y clavando mis dedos en la suave piel de sus hombros. Sus manos cerradas como grilletes contra mis caderas y sus gemidos ahogados me demostraron que estaba en lo cierto: lo estaba disfrutando tanto como yo.
ꟷKenz ꟷsusurró contra mis labios.
ꟷ¿Quieres que me detenga?
ꟷNo, sigue.
Y eso hice, continué moviéndome sobre él mientras sus labios bajaban por mi cuello y mordisqueaba con cuidado mi piel. Sus manos encontraron su lugar en mis pechos y fue mi turno de jadear su nombre cuando recorrió mis pezones con sus pulgares. Mordí mi labio con fuerza, aumentando la velocidad de los movimientos que efectuaba con mi cuerpo a la vez que Theo se encargaba de masajear mis senos y llenar de besos mi piel.
Estaba a nada de alcanzar un orgasmo y mi ropa interior continuaba en su lugar. A pesar de ello, no me detuve y exhalé con fuerza al sentir mis músculos contraerse y la sensación de placer expandirse por mi cuerpo.
ꟷNecesitamos repetir eso ꟷmurmuró.
ꟷCoincido.
ꟷMe gustaría participar más esta vez.
ꟷTe doy el control.
Su sonrisa se amplió y con la fuerza que lo caracterizaba, me quitó de su regazo y me depositó a su lado. No tuve tiempo de preparar mi mente antes de que posara sus manos en mi piel caliente y sus labios en los míos.
Curvó mi pierna y se acomodó sobre mí, sin aplastarme y aprisionándome lo suficiente para hacerme perder. Desconecté mi cerebro en el momento en que sus besos cambiaron de intensidad y se volvieron dulces y cuidadosos. Me recorrió con quietud, besando cada porción de mi cuerpo que antes podría haberme hecho esconder. Me sentí querida en sus manos, deseada y nunca antes había entregado todo el control sobre mí.
Salté de la sorpresa al sentir sus dulces labios besar mi entrepierna y me pregunté en qué momento me había quitado la ropa interior. Su toque tan suave y sutil de alguna manera se había llevado lo que quedaba de mi ropa con él y debía admitir que me había asombrado la habilidad de sus manos.
ꟷLo lamento, ¿me detengo?
ꟷ¡No! Sigue, sigue.
ꟷ¿Segura?
Asentí enérgicamente con la cabeza y la respiración se me agotó de golpe al verlo llevar sus labios a mi sexo. Había fantaseado tanto con ver su cabellera rubia entre mis piernas y la imagen real era mucho mejor. Cerré mis ojos con fuerza al sentir sus labios en mi zona sensible y mi mano encontró su camino hacia su cabeza para acariciar las hebras claras.
Su lengua tuvo su primer contacto con mi clítoris y sentí el mundo acabarse a mí alrededor. No pude acallar el sonido que escapó de mis labios cuando reemplazó el tímido contacto con un movimiento seguro que electrificó mi cuerpo y asesinó a mis neuronas. Lamió ese punto sensible con sabiduría, lo rozó con sus dientes y lo succionó hasta que creí que no había nada mejor en el universo. Me equivoqué porque cuando uno de sus dedos traspasó mi húmeda entrada descubrí que el paraíso era real y que mi cuerpo era suyo por completo.
Me deshice en gemidos mientras Theo me trataba como nunca nadie lo había hecho y me moví contra su mano y boca pidiendo más y más. Estaba volviéndome loca, había perdido el control de mi cuerpo y solo podía sentir el placer recorrerme como ondas que se intensificaban con cada segundo.
ꟷNo te detengas ꟷle rogué.
Su respuesta fue silenciosa y ocasionó mis gritos. Succionó mi clítoris entre sus labios y acompañó su caricia interna con un nuevo dedo. Me sentía llena y vacía a la vez, lo quería a él dentro de mí y, a la misma vez, no sabía cuánto más podría soportar.
ꟷPodría hacer esto toda la noche, Kenz, tú decides cuándo parar.
Y si de mí dependía no iba parar nunca; sin embargo, mi cuerpo tenía su límite y cuando rozó la punta de su tibia lengua contra mi entrada fui testigo del orgasmo más intenso que había experimentado alguien en la historia de la humanidad. Mi cuerpo se sacudió de placer, mis músculos internos se cerraron alrededor de sus dedos y mi boca pronunció su nombre mientras me arqueaba.
No recordaba la última vez que alguien que no fuera yo misma me hubiese causado dos orgasmos en la misma noche, estaba segura que nadie lo había hecho jamás. Pero allí estaba Theo haciéndome acabar y mojando sus sábanas dos veces seguidas en poco tiempo. ¿Cuánto llevábamos en esa habitación? ¿Diez minutos? ¿Una hora? El tiempo no parecía tener sentido y no quería que avanzara nunca más, quería quedarme para siempre en ese instante.
ꟷ¿Estás bien, Kenzie?
ꟷSúper ꟷjadeé.
ꟷ¿Estás cansada?
Me apoyé sobre mis codos y me elevé lo suficiente para observarlo. Seguía entre mis piernas, arrodillado frente a mí y desnudo de la cintura para arriba. Su cabello evidenciaba la locura de mis dedos y su entrepierna demostraba que estaba tan excitado como yo. La mera imagen me humedeció de nuevo, estaba lista para él y todo lo que estuviera dispuesto a darme.
ꟷTendrás que ser tú el que diga basta, yo no planeo parar.
ꟷSuena como un reto, Kenz. ꟷSonrió y joder, casi me corro de verloꟷ. ¿Debo recordarte que mi resistencia no es solo física?
Quizás fue su aspecto, sus palabras o el cariño inexplicable que sentía por él, pero mis energías se renovaron y me acerqué a él para besarlo con necesidad. Arrodillados sobre el colchón, nos besamos con pasión y recorrimos con nuestras lenguas la boca del otro.
Llevé mi mano hacia su paquete y Theo gimió con dolor y placer por el contacto. Sabía que él merecía su momento, pero también lo necesitaba dentro de mí.
Introduje mi mano en su ropa interior y acaricié su pene con la punta de mis dedos, quería llevármelo a la boca y a mi sexo a la misma vez. Lo dejaría a él decidir.
ꟷ¿Qué quieres hacer ahora? ꟷsusurré contra sus labios, su respiración agitada mezclándose con la mía.
ꟷQuiero tenerte sobre mí.
ꟷDime qué hacer.
Me bajé de la cama y le indiqué que hiciera lo mismo, esa vez fui yo quien se deleitó desnudando al otro. Acaricié su miembro mientras me deshacía de sus jean y de su ropa interior y lo rocé por unos segundos con la punta de mi lengua. Lo escuché gemir mi nombre y esa fue su manera de decirme que tenía otros planes para nosotros.
Se sentó en el borde de la cama y tomó un condón de su pantalón, lo colocó sobre su miembro erecto y mi cuerpo entero se volvió agua al notar su extensión. Lo recordaba grande, pero no tanto y temí por un segundo que fuera demasiado para mí. No obstante, mi temor se evaporó en el momento en que Theo tomó mi mano y me indicó qué hacer.
Clavé mi rodilla contra el colchón y luego la otra, quedando sobre él y rozando mi entrada con su pene. Mi cuerpo cosquilleaba con anticipación y me agarré de sus hombros para mantener el equilibrio. Sus grandes manos fueron a parar a mi trasero y con lentitud me hizo descender sobre él.
Gemimos a la vez y bajé más y más hasta que me sentí completamente llena por él. Se sentía tan bien y no quería que acabara nunca.
ꟷEres muy estrecha ꟷmurmuró, acariciando mi hombro y sin moverse como si temiera lastimarme.
ꟷNo me harás daño, Theo.
Callé su réplica presionando mis labios contra los suyos y me elevé lentamente para luego dejarme caer con cuidado sobre él. Por todos los cielos, cuando creí que no podía sentirse mejor me di cuenta que sí podía. Con mis manos aún sobre sus hombros y mis labios contra los suyos, repliqué el movimiento y me alegró notar que Theo me encontraba a medio camino.
Sí, me sentía completamente llena por él y, sin embargo, era lo mejor que había sentido. Theo se movió con seguridad bajo mi cuerpo y yo hice lo mismo, nuestros cuerpos coordinándose para brindarnos placer. Sus embestidas fueron acelerándose y con ellas nuestros latidos, estábamos en armonía y nuestras respiraciones agitadas llenaban el silencio.
Me echó ligeramente hacia atrás, con su mano sobre mi espalda para mantenerme segura, y llevó uno de sus dedos hacia mi clítoris sin dejar de embestirme con seguridad y firmeza. Jadeé con fuerza, inconsciente a cualquier cosa que no fuera su cuerpo bajo el mío.
Theo parecía de la clase tranquilo y sí, podía serlo, pero esa noche me demostró que bajo su actitud tierna había un muchacho que sabía cómo desarmarme a su antojo. Su energía parecía no flaquear y su fuerza tampoco, nos movió con mayor intensidad hasta que la cama comenzó a chillar por el esfuerzo.
ꟷTheo...
ꟷEstoy esperándote.
Mordí mi labio y descendí una vez más sobre su duro miembro, mis músculos cerrándose a su alrededor y llevándome al cielo. Nos corrimos a la misma vez, como en esas películas donde todo parecía coreografiado, solo que esa vez fue real. Y nunca me sentí tan bien.
Busqué su mirada temblando por la intensidad del orgasmo y sus lindos ojos azules me observaron como si fuera lo más increíble que había en el mundo. Él lo era, Theo era lo más increíble que existía en mi mundo y estaba feliz de saberlo conmigo.
ꟷTe quiero ꟷdije con sinceridad.
ꟷTambién te quiero, Kenz.
Como si esas palabras no fueran suficientes para mi inexperto corazón, devoró una vez más mis labios.
Espero que les haya gustado y vayan a lavar sus mentes sucias, ok no.
Gracias por leer ❤️
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