III

---Oh por dios, OH POR DIOS ¡oh por dios! ¡OH POR DIOSSS!

Lo primero que Eren escuchó después de sentirse libre fueron los chillidos de Hange. No es que usualmente le molestaran ya que se había acostumbrado a ellos, sin embargo esta vez sufría un terrible dolor de cabeza y sentía una presión sofocante en todo el cuerpo. Intentó levantarse pero se sentía muy débil por lo que falló. 《Al menos sentarme》 pensó a la vez que lo intentaba, pero obtuvo el mismo resultado; su garganta se sentía sumamente rasposa y le era difícil respirar. Giró la cabeza en dirección a los otros presentes y se dio cuenta de quienes eran, quiso dirigirles unas palabras aunque el intento, al igual que antes, también se vio frustrado cuando al tratar de pronunciar un sonido sus pulmones comenzaron a arder y la tos se apoderó de él. La presión en su cuerpo y el zumbido en su cabeza se incrementaron por lo que solo pudo sentir como perdía la conciencia mientras Hange seguía gritando.

---No me contagiaste tu locura ¿verdad? ---Preguntó Levi en dirección a la castaña aún sin creer lo que veía.

Hange aún seguía medio emocionada, medio en shock y medio triste, aun así, cuando comprendió que el chico se había desmayado decidió acercarse a examinarlo y realizó un examen médico básico en él.

---Sus latidos están estables y su piel no está irritada. Lo único destacable es que parece respirar pesado y agitado, y su temperatura es elevada, por lo que podría tener fiebre...

---Oye Hange. ---Erwin habló algo inseguro---. ¿Cuánto tiempo dijiste que tenía dentro del cristal?

---Calculé que aproximadamente más de mil años ¿por qué?

Levi se palmeó la frente ante la pregunta mientras que Erwin señaló al chico.

Hange pareció entender lo que este insinuaba, por lo que tomó nuevamente su actitud alterada sumado a un poco de seriedad.

---¡Tenemos que llevarlo a un hospital! Si no lo hacemos rápido podría morir asfixiado. Iré por mis cosas, Erwin ¡ve por el auto! ----habló la castaña apresurada mientras salía de la oficina con Erwin detrás de ella.

---¡Espera, cuatro ojos! ¿No pretendes que me encargue yo del mocoso... o si? ---Preguntó Levi exaltado al ver que le habían (indirectamente) impuesto llevar al niño al auto, pero el resto ya se había ido por lo que no tuvo más opción---. Ya que, tendré que ensuciarme con ese líquido... cosa... asquerosa o lo que sea. ---Se agachó para tomar al chico con un brazo el la espalda de este y el otro bajo las piernas. Cargó con el peso medio por los pasillos hasta la entrada del museo donde Erwin y Hange ya lo esperaban con una mochila y la puerta de atrás abierta. Genial, odiaba ir en la parte trasera. ---Me debes un traje, estúpida. ---Le reclamó a Hange antes de cerrar la puerta.

Y así partieron rumbo al hospital.

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14:20 hrs.

Mikasa se quedaría más tiempo en la escuela para entregar un libro que había pedido prestado de la biblioteca por lo que Armin la había convencido de regresar solo a su casa. El rubio siempre había admitido frente a ella que era su mejor amiga y que era muy especial para él, por lo mismo nunca le ocultó las veces que se sentía agobiado por su cercanía y sobreprotección, y la chica respetaba eso.

Aún así, Mikasa se sorprendió cuando, a medio camino, encontró a Armin recargado en una pared respirando efusivamente.

---Armin ¿qué sucede? Creí que ya habías llegado a casa.

Su tono era claramente de preocupación, y esto se intensificó al ver cómo con su pregunta Armin pareció tensarse. El chico estaba claramente nervioso y su temblor se hizo perceptible en todo el cuerpo cuando éste intentó decirle que todo estaba bien y que la había preferido esperar.

Mikasa se sonrojó cuando Armin apretó con suavidad la bufanda roja en su cuello -la bufanda que ella le había dado-, con su usual movimiento (ese que usaba para cubrir toda la zona). Decidió dejar de lado el tema para no incomodar a su amigo, sin embargo se mantuvo alerta a cualquier cambio que este tuviera.

"No iré hoy a la reunión" dijo el rubio una vez estuvo más calmado. La pelinegra se sorprendió.

-¿Por qué, Armin? Esta mañana dijiste que si irías. Lo confirmaste.

"Es que..." Armin detuvo sus manos por un momento, analizando la mejor manera de seguir con su excusa "no me siento bien y no se si mejore para la noche". En todos los años que Mikasa tenía conociendo al rubio, había aprendido a identificar cuando este mentía, y al parecer ese era uno de esos momentos, o bueno, al menos lo tomaba como una mentira a medias. La chica se preguntó si su reciente negación tenía que ver con el estado en el que lo encontró antes.

---Esta bien, Armin. Solo envíame un mensaje si cambias de opinión.

Armin asintió. Caminaron unos pasos más y llegaron a la primera parada; el chico se despidió con la mano para después dar media vuelta y cruzar el umbral de madera de su casa. Mikasa siguió caminando por 6 cuadras más aún más preocupada que antes: Armin SIEMPRE se despedía de ella con un abrazo. Estaba dispuesta a descubrir lo que sea que tuviera acongojado a su amigo.

Mientras tanto, Armin se había apresurado a entrar a su habitación una vez les había hecho saber a sus padres y abuelo que había regresado. Colocó el cerrojo en la puerta y dejó su mochila en el suelo, caminó directamente hacia el baño en dirección al espejo mientras se deshacía el nudo de la bufanda y los primeros botones de la camisa para dejarse descubierto.

Nada. Ahí no había nada. No había nada y Armin quiso llorar, porque no se suponía que hubiera nada. Trazó con sus dedos la zona lisa de la garganta y el cuello.

Se deslizó por la pared hasta quedar sentado en las baldosas de azulejo.

---¿Cómo es que pasó esto?

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---Hicieron lo correcto al traerlo. Unos minutos más tarde, el pobre muchacho habría terminado asfixiado. El chico tenía las vías respiratorias casi bloqueadas por completo y algo de fiebre, pero el resto se encuentra bien.

---Muchas gracias por atenderlo personalmente, doctor Yeager.

---No, ese es mi trabajo. Ahora ¿me dirán que fue lo que le sucedió?

Hange miró nerviosamente al doctor; ella sabía mentir, claro que lo hacía, sin embargo este era el doctor Yeager, una persona que conocía y en cierto modo le tenía algo de aprecio. No podía simplemente mentirle en la cara. Por eso, le dio un codazo discreto a Erwin por la espalda para obtener ayuda.

---En realidad, tiene que ver con un proyecto reciente. Se ve joven pero en realidad es uno de los pasantes de Hange. Al parecer inhaló algunos químicos.

La mentira fue lo suficientemente creíble pues el doctor asintió con comprensión y se retiró de la habitación dejándolos solos con el muchacho.

---¿Entonces? ---Preguntó Levi.

---No lo sé.

---¿Zackly lo sabe ya, al menos?

---No, aún no. Quisiera que primero Been despertara antes de contactar a Zackly. Sea cual sea el caso sigue siendo mi responsabilidad. ---Hange suspiró pesadamente a la vez que se sentaba en el borde de la cama y tocaba su frente con frustración---. Solo llamé a Moblit, realmente necesito su apoyo emocional ahora mismo.

Erwin se aseguró de cerrar la puerta mientras Levi se recargaba en la pared contigua a la camilla y observaba al mocoso, que ahora estaba conectado a una bolsa de suero y un respirador, con determinación. El chico tenía el cabello castaño semi largo, pestañas largas, y piel bronceada y tersa -en serio, se preguntó. Puede que fuera joven pero ¿cómo carajos le hacía para tener una piel tan suave a la vista? ¿Acaso en la antigüedad tenían tratamientos para esa clase de cosas?-, bien, se había desviado del pensamiento principal. El tipo había salido de un cristal, ¡de un maldito cristal de más de mil años! ¡ni siquiera era posible que estuviera vivo! Pero aún así aquí estaba, parado a su lado en un hospital con sus amigos idiotas igual de consternados.

Necesitaba urgentemente una taza de té.

Y lavar su ropa.

Tres golpes en la puerta resonaron para dar paso a un castaño cenizo. Moblit se dirigió directamente a los brazos de su esposa.

Una vez que Hange se separó de él, la vista sorprendida del hombre se detuvo en el joven inconsciente.

---¿Es... él es... está vivo?

---Si.

---¿Cómo es eso posible?

---Aún no lo sabemos, pero lo haremos cuando despierte.

Todos guardaron silencio. Y el ambiente tenso se mantuvo por al menos otras dos horas.

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---¡Estoy en casa!

---¡Que bueno mija! ven a ayudar con la comida.

La castaña se dirigió en dirección a donde provenía la voz de su padre.

---¡Hermana! ---La asaltó una niña rubia en cuanto cruzó el umbral de la cocina, soltó unas cuantas risas a la vez que se contrajo un poco de dolor donde la chica había aterrizado. ---El padre dijo que nos llevaría a comer helado.

---Kaya... deberías de dejar de lanzarte a mi de esa forma ---continuó Sasha sobándose cuando la niña se soltó. Caminó y se paró justo al lado de su padre quien detuvo lo que estaba haciendo para darle el cuchillo y la papa que había estado pelando para que esta lo terminara. ---Mis amigos y yo haremos una pijamada mañana.

---¿vendrán pa' la casa?

Y tal vez esa era la razón por la que se avergonzaba de su familia, principalmente de su padre, no porque fuera un mal hombre sino por su forma de hablar. Puede que ya hayan pasado algunos años desde que se mudaron a la ciudad, sin embargo él nunca abandonó su acento tan peculiar; en cambio ella desde el principio había hecho el esfuerzo para encajar.

---No, con Ymir.

---Esta bien mija.

Kaya iba de un lado a otro por la cocina: le dio otras 4 papas en su lugar para que pelara y revisó el pollo en el horno, mientras su padre servía agua en una cacerola; Sasha colocó las papas peladas y picadas en el agua.

---¿Falta mucho para que esté el pollo, Kaya?

Con Kaya no tenía mucho de qué quejarse, a ella la habían adoptado en el momento que se habían mudado.

---No mucho, hermana. Pero no podemos servirlo hasta que esté el puré de papas.

---¿Qué? ¡¿por qué no?! ---Preguntó la castaña con sorpresa exagerada.

---Por que no sabría tan sabroso. ---Y la rubia hizo un puchero.

---¡Pero me estoy muriendo de hambre! ---respingó.

---¡Tu siempre tienes hambre!

---Entonces deberías de terminar con esas papas.

Sasha, quien sin darse cuenta se había detenido, reanudó su tarea, esta vez de forma más rápida. La idea de la comida la había vuelto loca y descuidada con lo que hacía e incluso no le importó hacerse un par de cortes en los dedos; Kaya solo soltó una risita al ver a su voraz hermana, ya estaba acostumbrada a su actitud.

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16:30 hrs.

Cuando Eren abrió los ojos todo lo que pudo observar fue una habitación totalmente blanca y extraña. Se sentía haber pasado una eternidad. Se sentó en la cama en la que estaba algo aturdido con los gritos de Hange, dándose cuenta que ya había recuperado algo de fuerza a comparación de antes; lo sorprendió (aunque a la vez no tanto, pues hubo un tiempo en el que estaba acostumbrado) encontrar a cuatro pares de ojos observando con sorpresa.

Intentó hablar pero había algo extraño en sus labios y nariz, su mano intentó quitarlo, entonces se dio cuenta de que tenía algo en ella conectado a algún aparato raro.

La voz de Hange se hizo presente junto a sus manos, evitando que retirara lo que tenía en el rostro. Aún así logró quitárselo.

Mientras tanto, el grupo de adultos estaba intranquilo. Unos minutos antes habían estado platicando para que el ambiente pesado se fuera.

----¿Qué piensas hacer una vez que despierte, cuatro ojos? ---Había preguntado Levi intrigado por lo que la castaña haría. Si fuera él el de el problema, definitivamente no sabría qué hacer.

---No estoy segura pero lo más sensato es esperar a que pueda hablar y conseguir respuestas, aunque no sabemos cuánto tarda eso. Darius espera el primer informe el sábado; tenemos 5 días para pensar en algo. Si para entonces no obtenemos respuestas --y si Zackly me lo permite aún después de ocultarlo--, le pediré que me mantenga a cargo de la nueva investigación.

---Hange, ¿estás segura de que quieres esperar a decirle? Hace un rato dijiste que le avisaras cuando despertara. ---Erwin no estaba totalmente convencido del plan que su amiga tenía y parecía que Moblit tampoco lo estaba.

---Lo sé. Estoy segura de que él lo entenderá.

---Bien. Si eso es lo que quieres.

---¿Creen que fue importante o alguna clase de experimento? ---Preguntó Erwin.

---Tsch, espero que al menos el mocoso pueda decirn-

---M-moblit... ¡está despertando! ---Hange gritó de forma exagerada en dirección a su marido---. ¡No sabemos qué tan confundido esté, así que compórtense! ¡y hagan lo que hagan NO PIERDAN LA CALMA!

---¡Mierda, cállate! ¿No ves que intenta quitarse el respirador?

---Es cierto.

La castaña corrió en dirección al chico ---que milagrosamente para todos, había logrado sentarse---, tratando de evitar que volviera a ahogarse aunque fracasando. Se sorprendió aún más al comprender que ya no lo necesitaba.

El muchacho estaba claramente confundido.

---Oi. ---Fue Levi el primero en hablar---. ¿Puedes entenderme? ---Levi se dio cuenta que los ojos del chico, además de ser grandes y verdes, también eran muy expresivos, pues cuando este le miró había sido obvia su exaltación. Aún así él le asintió a modo de confirmación.

---¿Puedes hablar? ---Esta vez fue Hange la que preguntó, notablemente conteniendo su emoción y nerviosismo.

La castaña quería hacer una y mil preguntas, sin embargo comprendía que por el momento eso era lo más esencial que debía preguntar.

El chico se mantuvo callado, solo viéndolos expectante; por un momento creyeron que este no diría nada, sin embargo habló:

---Si.

Había sido seco y algo rasposo, pero claramente entendible. Los adultos se miraron de reojo.

---¿Cuál es tu nombre?

...

---Eren.

---Bien Eren, mi nombre es Hange, fui yo quien te encontró. En estos momentos estás en un hospital.

---Lo sé. ---Asintió---. Gracias.

---Llamaré al doctor. ---Anunció Levi mientras salía de la habitación en busca del doctor Yaeger. Unos minutos más tarde el pelinegro había regresado acompañado de Grisha.

Grisha se acercó al castaño (quien no lo dejaba de observar con detenimiento) para revisar su pecho y otros lugares.

---Eres un jovencito fuerte, no esperaba que te curaras tan rápido. ---Señaló al chico---. Ya puede irse a casa, Hange---. Esta vez se dirigió a la Zoe. ---Enviaré a una enfermera a que retire el suero. Nos vemos después. ---Y con esas últimas palabras se retiró nuevamente del cuarto.

Eren parecía nervioso con la presencia del doctor pues al este marcharse, su semblante había regresado a la normalidad.

Hange le dijo que buscaría su ropa mientras le llamaba la atención al grupo para que se fueran con ella. Eren agradeció el gesto de soledad y por un momento se permitió relajarse completamente.

Todo se sentía extraño y a la vez conocido. Conocía los rostros y los nombres, incluso las personalidades de esas personas, más no eran los mismos con los que había convivido; por lo que había escuchado cuando estaba atrapado, habían pasado más de mil años, incluso más si lo contaba de otra forma, aún le parecía increíble.

Eren no sabía lo que su despertar había provocado.

O tal vez sí.

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¡Hey!
Esta vez no me tardé ¿o si? 🤔

Hoy no tengo nada que decir, al menos por el momento, solo déjenme sus dudas y veré si puedo resolverlas UnU

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