53. Ricottella


53. Ricottella.


ALONSO


Dangerous del gran Michael Jackson retumba en las paredes del apartamento, mientras nuestros pies se deslizan sobre el suelo pulido. Nathaniel está junto a mí, moviéndose con una fluidez que la depresión le había robado. Ambos usamos traje negro, corbata, sombrero y máscaras. Él de Spiderman y yo de Simbionte. Hemos practicado la coreografía hasta el cansancio para poder grabar este video, el cual subiremos a nuestra nueva cuenta de Instagram dedicada al baile. Es una iniciativa que lo animó mucho para volver a entrenar y bailar. Quiere recuperar su musculatura y hacer videos donde mostremos nuestros frutos de gimnasio para enloquecer a las nenas. Palabras de él, no mías pero que me alegran porque indican que mi hermano está regresando.

Efectuamos un último giro en conjunto, ambos lanzamos los sombreros hacia atrás y caemos de rodillas al suelo, justo cuando la canción acaba.

—¡Eso fue épico! —Me quito la máscara, sonriendo, con el cabello mojado de sudor pegado a mi frente.

Ambos respiramos con fuerza.

—Vamos a romper —concuerda quitándose la máscara, yendo a detener la grabación.

Me arroja una botella de agua y nos sentamos en el suelo para estirarnos. Tras intercambiar algunas observaciones, revisar el vídeo y enviárselo al editor de la agencia de Dorothy, respiro hondo escogiendo mis palabras.

—Lena ha estado haciendo estudios de mercado para la academia. Parece que diversificar podría ser una buena estrategia para atraer más público que quiera expresarse no sólo con instrumentos o canto, sino con el cuerpo. —Hago una pausa, calibrando su reacción, pero él solo me mira sin expresión—. Pienso que podríamos integrar clases de baile... Y tú serías el director de la sección, coordinador de eventos o un instructor, lo que se te ocurra. Quiero que participes activamente, hermano, no como subordinado sino como mi socio. Ya viste lo que acabamos de hacer aquí y nuestro crecimiento en las redes. La gente te admira.

Nathaniel frunce el ceño y bebe de su botella por largos segundos.

—¿Y el restaurante qué? —Enarca una ceja y hace rodar la botella vacía hacia mí.

—Roswaltt's Rhapsody seguirá con un gerente al frente. El negocio no te gusta. Emprendimos para solventar una urgencia y es momento de ir por nuestros sueños. Después podrás abrir un club nocturno, una agencia de eventos nudistas o cualquier cosa que te guste. —Le devuelvo la botella—. Lo importante es que diversifiques tus ingresos, te independices y disfrutes haciendo lo que amas. El baile es tu pasión, lo ha sido siempre.

—Regina te ha convertido en todo un visionario, ¿eh? —su tono burlón esconde sus nervios.

Encojo los hombros.

—Tenemos que ser ambiciosos. Comenzar es difícil, sé que esto puede sonar como una gran responsabilidad, pero tus hermanos queremos verte en la cima. Mereces triunfar tanto como Milena y yo. Puedes empezar con algo pequeño y poco a poco te vas expandiendo.

Desvía la mirada y aprieta la mandíbula. No quiero presionarlo, tardé varios días buscando la forma para abordarlo, mas Milena ha sido muy insistente sobre no dejarlo perder la oportunidad.

—No sé si seré capaz de dirigir a otros —susurra enviándome la botella—. ¿De dónde saco la pedagogía?

Sonrío.

No está diciendo que no.

—Los bailes sensuales que ponen muy feliz a mi novia los aprendí de ti. Recuerda cómo dirigías a tu antiguo equipo en XQuisite y entrenabas a los nuevos —menciono regresando la botella y su ceño se despeja—. Tú les enseñaste y lo hiciste muy bien. Con tu carisma y estilo, los motivabas a dar lo mejor de sí. Además, puedes tomar cursos e ir aprendiendo poco a poco mientras el proyecto se concreta. Pero necesitas dar el primer paso diciendo que sí.

Se queda en silencio, jugando a darle vueltas a la botella. Su mente está en conflicto, lo noto. Quiero que sienta la misma emoción que yo, pero sé que está lidiando con sus propios demonios.

—Puedes pensarlo —agrego—. No tienes que aceptar ya; sin embargo, quiero que sepas que confío en tu habilidad y no me molestaré si rechazas.

Deja escapar un suspiro exagerado y se levanta. Lo imito confuso, se acerca hasta detenerse frente a mí y me golpea suave con la botella en la cabeza, esbozando una sonrisa ladeada.

—Estoy dentro. —Estira el brazo y chocamos los puños—. Gracias, hermanito. Te abrazaría si no estuvieras tan sudado.

Ambos reímos y lo abrazo con fuerza para molestarlo. Forcejea un poco pero me deja darle unas palmadas en la espalda antes de separarnos.

—¡Será el comienzo de algo increíble! —celebro.

Nathaniel asiente y veo en su mirada la chispa de un nuevo reto. Es solo un pequeño destello, pero es suficiente para sentirme más orgulloso de lo que ya estaba por su progreso.

***

Suelto un suspiro de satisfacción, y sonrío, disfrutando la respiración de mi reina ralentizarse bajo de mí. Estamos acostados sobre un puff en la sala del sótano, desnudos y alumbrados por la luz del televisor. Deslechado por segunda vez, dormito con mi cabeza sobre sus senos. Siento que besa mi frente y el momento me parece perfecto.

Entre tanto caos, apenas tenemos tiempo para estar solos.

Regina se incorpora un poco y gruño, me acomodo mejor sobre su estómago y abrazo sus piernas. Juega con mi cabello y ordena a Savage que suba el volumen del televisor. Escucho que el noticiero está por dar los resultados de Illinois. Abro un ojo pesaroso. Es pasada la media noche y varios estados ya dieron sus resultados.

Mi corazón vuelve a latir con fuerza.

—... nos conectamos en vivo desde Chicago, donde se están dando a conocer los últimos resultados de las elecciones al Senado. Nuestros enviados especiales nos informan que... ¡Inés Lacroix es la nueva senadora de Illinois!

Regina exhala, una expresión de alivio y alegría la colma.

—Madam Azzarelli será aún más imparable —murmuro.

Baja la vista hacia mí y acaricia mi barbilla, sonriendo.

—Es lo que espero.

—Es lo que será. —Dibujo besos en su abdomen, emocionado porque pronto lo llenaremos con un mini yo, asciendo y tomo sus labios con ternura—. Voy por el champán.

Me levanto y no desaprovecha para darme una nalgada que me hace reír. Recojo mi pantalón de camino al bar y alcanza mi sudadera de Optimus Prime para ponérsela. Desde aquí veo en pantalla al reportero, quien se encuentra en la sede de campaña de Lacroix, frente a una multitud eufórica que sostienen banderas y carteles.

Regreso con una botella sin alcohol, dos copas y un recipiente con bombones. Llevo uno a la boca de mi reina después de besarla y sirvo el champán. Noviembre está arrancando con vibras excelentes para nosotros. Brindamos por esta victoria y un futuro próspero. Mi corazón salta cada vez que pienso en nuestros planes, en el bebé. Que haya dado ese paso me llena de una mezcla de nervios y felicidad inmensa.

¡Joder, sí!

Platicamos sobre el matrimonio y llegamos al acuerdo de que no es el momento. Aun cuando creo firmemente que se debe aprovechar el hoy porque el mañana es inseguro. Sin embargo, como está tan implicada en Ricottella, prefiero no añadirle una carga más. Quiero que la propuesta sea algo especial, algo que la sorprenda y podamos tener tiempo de calidad sin preocuparnos por sabotajes, arrestos y confrontaciones.

Mientras tanto, trabajo duro, invierto fuerte y ahorro para comprar un anillo y cubrir los gastos de mi futuro nuevo Robin. Ya puedo verme enseñándole a disparar y minar en Minecraft, armar figuritas, o haciéndole su primer cosplay... ¡Tendré un gran escuadrón! Suspiro y sonrío. En el televisor, vemos cómo Lacroix sube al podio.

—Buenas noches, Chicago. Y a todos los ciudadanos de Illinois. Estoy profundamente honrada y agradecida por su confianza. Prometo ser una senadora que trabaje incansablemente por el bienestar de todos los habitantes de este gran estado. Mi compromiso es con la justicia social, la equidad racial, de género y económica —dictamina con seriedad—. Defenderé los derechos humanos de cada individuo, sin importar su origen o condición. Y sí, defenderé los derechos de los inmigrantes, quienes han enriquecido nuestra nación con su trabajo y su espíritu.

Regina sonríe de oreja a oreja, su mirada llameante y oscura.

Sé que este es un movimiento importante para su venganza pero también es sólo el comienzo para la consolidación de algo mayor. En unos años, aspira llevar a esa mujer hasta la Casa Blanca y controlar parte del poder Nacional desde las sombras.

Después, influir en el mundo entero.

***

Me reúno con Luther esa misma semana para afinar detalles del plan para la importación y el control en los contenedores navieros. Cada uno tendrá cámaras ocultas y diminutos rastreadores. La apertura de los locales de Ricottella arrancará en los próximos días y debemos estar preparados.

Para la academia ya estamos trabajando en las salas de grabación, ajustando la acústica, instalando los mejores equipos de sonido y asegurándonos de que cada detalle sea perfecto. Con Regina como nuestra socia capitalista, no hay límites para lo que podemos lograr. ASysture desarrollará un software que permita a los estudiantes practicar desde casa.

Diciembre trae consigo el adelanto de la gala de comercio primaveral para finales de febrero. Regina está nominada para los premios más importantes, igual que Tyler y Bernand. La razón para el cambio de fecha es lo que activa alertas y cambia nuestros planes. Hay sospechas de un letal virus chino que podría propagarse.

Regina establece la IPO para el día de la gala y se vuelve loca buscando oportunidades relacionadas con el virus para hacer cortos. Ella nunca se equivoca en esas cosas. Sus corredores y contactos en el gobierno lo confirman y soy más consciente de que podríamos estar al borde de un apocalipsis zombi. Considero que debemos tomar medidas preventivas. He intensificado mis prácticas de boxeo, Vladimir me ayudó a conseguir permisos para portar armas, aumenté la reserva de comida, tomo clases para volar un helicóptero y estoy enseñando a los chicos a cómo sobrevivir en casos de ataques.

Sólo espero que no sean zombis como los de Guerra Mundial Z.

Antes de navidad llega la celebración del cumpleaños de Diana. Quiere sentirse una princesa y Gwain ofrece su castillo en la isla, lo que genera tensiones con el padre de Diana. Gwain se dedica al turismo y a las inversiones, me explicaron que Stefan al área petrolera y derivados, pero llevan cierta rivalidad de magnates que empeoró cuando el tipo se enteró que Gwain es pareja oficial de Lorena. Algo absurdo, a mi parecer. Pese a todo, la pequeña disfruta una fiesta con temática medieval muy divertida, con disfraces de la época y dragones holográficos como unos de los regalos de su tía Regina.

La mañana del veinticuatro nos disfrazamos para llevar regalos a un albergue, orfanato y al hospital infantil. Regina no nos acompaña en el último, ver niños hospitalizados la afectan demasiado, la llevan a un estado de shock que prefiero evitar. Así que voy con mis hermanos para tampoco exponer a nuestros chicos.

Durante la fiesta en casa de mis padres, tanto en navidad como en año nuevo, siento por primera vez que una barrera se ha roto. Derek sigue siendo idiota, pero al menos se comporta y disimula su desagrado por mi mujer. El resto de mis tíos y primos también, aunque igual hacen comentarios incómodos. Como sobre si tendremos hijos y la edad de Regina. Decidimos no decirle a nadie del bebé hasta que esté abordo; por otro lado, mis padres aceptan por completo a la familia que he formado y eso es suficiente para mí.

En Enero Lacroix es nombrada oficialmente senadora y el mes cierra con el cumpleaños de Ryan a lo grande, como todo un Azzarelli, en la pista de carreras donde se presentan Lewis Hamilton y Scott Dixon. El jedi está ansioso por participar en una demostración ecuestre en marzo y sus competencias de karting. Regina ha logrado hacer hueco para practicar con él en el centro de equitación, un ritual especial para ambos pues allí se conocieron.

A mediados de febrero mis mellizos cumplen diez y con Eleazar los llevamos a Disneyland. Sé que Natasha está feliz viendo cómo han crecido tanto. Confío en que no la estoy defraudando. No soy perfecto, cometo errores, pero tengo la determinación para mejorar y ayudar a mis pequeños a ser grandes personas en el futuro.

Y, por fin, llega marzo.

La oferta pública de Ricottella.

Todo lo que hemos preparado durante meses converge hoy. Después del desayuno y de despedir a Regina que acompañará a Ryan a su escuela, me ocupo de llevar a los mellizos a la suya. Luego cambio del Batimóvil a una camioneta en donde un escolta me entrega una bolsa de papel. Nos dirigimos hacia un edificio ubicado en el centro de Chicago. La base de operaciones de Luther fue establecida en un penthouse, completamente custodiado y seguro.

La decoración minimalista es muy impersonal, lo más impresionante es la vista de la ciudad y los equipos tecnológicos que instalaron ayer en el salón. Luther se ubica en medio de una mesa U repleta de pantallas, con una taza de café con leche y usando una camisa de Naruto. Gira su silla gamer y extiende los brazos para que le entregue el pie de durazno que saco de la bolsa de papel.

Un pedido explícito de su parte.

—Eres grande, Potter. —Chocamos puños.

—¿Cómo vamos? —Tomo asiento en otra silla gamer—. Faltan veinticinco minutos para que abra el mercado.

—Las noticias previas auguran un alza. Todo controlado.

Dejo mi móvil sobre la mesa, me coloco unos auriculares con micrófono y despliego un software de monitoreo que Luther desarrolló durante las últimas semanas.

Escuchamos el sonido de una campana por los altavoces y tomo una profunda bocanada de aire.

Son las 9:30 A.M., y la bolsa abre.

El precio por acción de Ricottella despega como cohete exitoso. Inicia con diecisiete dólares y, en menos de dos minutos, pasa los dieciocho. Las cifras en verde llenan nuestras pantallas y mi corazón late muy rápido porque no hay forma de que esto salga mal.

La jugada de Regina es muy arriesgada pero sé que será efectiva.

—Pasaron los veintidós dólares. Estas acciones crecen y suben como burbujas. Hasta me dieron ganas de comprar.

—Es tentador.

—Este número roza el cuarto de mil millones. —Lleva las manos tras su nuca y se estira, cómodo—. ¿Qué harías con una fortuna así? En este momento, solo pienso en una isla privada para huir de los zombis. Tendría muchas chicas usando cosplay de mini falda —Se incorpora sonriendo—. Ah, e invertiría en Lol y World of Warcraft.

Me quedo pensando... Amo mi trabajo y mis inversiones dan enormes resultados. Puedo rechazar encargos y pasar tiempo de calidad con mi familia. Si todo marcha bien, calculo que podré retirarme antes de los treinta y cinco si me da la gana.

—Me gusta tu idea de una isla como refugio con un espacio para recrear la baticueva —concedo—. También multiplicaría una parte del dinero y luego lo gastaría en mi familia, invertir en la academia, ayudar a otros... figuras de colección, cosplay y los juegos.

Asiente en acuerdo.

—Y una eterna dotación de pies para mí

—Pero tú tienes mucho dinero en esa hipótesis.

—Nah. Es mejor cuando otro gasta el suyo. —Ríe y alcanza un trozo de pie—. Imagina que tu isla sea vecina de la mía. Tu querido amigo británico tiene una. Deberías consultar si sabe de alguna en venta...

Ruedo los ojos por su tono celoso y tomo lo que queda del pie. Gwain y yo nos volvimos cercanos pero Luther tiene su lugar intacto. Platicamos sobre las figuritas que haremos en la impresora 3D, hasta que se dispara una alarma cuando el reloj marca 01:40 P.M, y la operación se vuelve un desastre.

Una de las pantallas refleja una alerta de mención de Ricottella en X, la cual advierte sobre no apoyar a la empresa porque venden productos tóxicos. Frunzo el ceño. Luther consigue borrarla; sin embargo, coordinados, aparecen reportajes en Google sobre personas enfermas por presuntos quesos contaminados.

Hay informes de enfermedades de hace semanas que, oportunamente, se hacen públicos hoy.

Subo el volumen para escuchar a un reportero hablando en vivo y directo desde un hospital. Entrevista a las familias de los hospitalizados y a los doctores, quienes afirman que el brote comenzó días atrás. Mi estómago se revuelca. En las otras pantallas aparecen noticias que rezan lo mismo: personas enferman tras consumir quesos Ricottella. Mi corazón se detiene un segundo, al ver cómo sacan de uno de nuestros locales a una niña en camilla y la suben a una ambulancia.

Incluso lo confunden con el COVID-19.

En las redes sociales, la gente especula sobre quién está detrás de la crisis alimentaria y confirman que la empresa fue comprada por intermediarios. Nadie sabe que Regina es la dueña, mas sospecho que no demorará en filtrarse.

Su reputación está en juego.

—Mierda. —Paso una mano por mi cabello—. Están sincronizadas. La magnitud es... mierda.

La mirada de Luther se torna oscura, su gesto tenso.

—Eso es justo lo que es todo esto. Una mierda. —Vuelve a teclear—. La información está siendo difundida desde varias fuentes. Ya comencé el rastreo.

Me levanto y tomo mi móvil para llamar a Regina y aparece la red ocupada. Camino por el salón sin dejar de ver las noticias. Hago dos intentos más y la llamada no cae pero recibo un audio de Whatsapp. Estoy grabando mi respuesta y me congelo apenas veo tres pantallas ponerse en rojo.

Siento la boca seca.

Las acciones han comenzado a caer vertiginosamente.

Vuelvo a sentarme y golpeo la mesa. Los inversores están en pánico, vendiendo a cualquier precio.

—Mira lo que me está enviando Claire. —Luther aprieta mi hombro y zarandea—. El fondo Benton Capital hizo un corto monstruoso.

—Hijos de puta —mascullo.

Durante las siguientes horas, él rastrea los patrones de venta y yo monitoreo la volatilidad extrema del mercado. La caída es brutal y en las redes sociales no hacen más que debatir sobre los responsables... hasta que apuntan a Regina por las raíces italianas y todo se va al carajo.

***


ROCHE

Tres semanas atrás.

Avanzo por el campo de la propiedad Keegan y me encojo un poco cuando el estruendo del cañón resuena en mis oídos, sacude mi pecho y hace temblar el suelo bajo mis pies. El olor a pólvora lo impregna todo. Mi mandíbula se contrae ligeramente, pero no dejo que se note mi incomodidad.

No muy lejos, veo a Bernand Keegan detrás de sus preciados y antiguos cañones. Seis en total. Mira hacia el horizonte, donde flota el humo, como si esperara la llegada de algún ejército invisible tras el muro donde se alzan las balas. La sonrisa de satisfacción que esboza cuando me detengo a su lado es asquerosa.

—Llegas justo a tiempo —saluda y enciende la mecha de otro cañón, cierro los ojos ante el maldito ruido—. Ese es el grito de la libertad y triunfo de América. Cómo me gusta recordar los días en los que este país se enfrentaba a sus enemigos y los aplastaba. Casacas rojas, nazis... Hicimos que todos se arrodillaran ante nosotros. Y algunos de sus aliados que, francamente, no eran más que un lastre. Como los italianos —un destello de ira en sus ojos—. ¿Conseguiste algo contra la perra fascista?

Niego con la cabeza.

—No, aún no he encontrado nada concreto sobre su pasado como prostituta o cabaretera, si es que eso es lo que realmente fue —respondo con calma. El gesto en su rostro deja claro que no está satisfecho—. Pero te traigo algo mejor.

—¿Mejor? —su voz se eleva, burlona—. ¿Qué podría ser mejor que exponerla como la ramera que seguro fue? Eso la destruiría. Ya sabes cómo los medios se devorarían esa historia.

—En otros tiempos, sí. —Llevo mis manos tras mi espalda—. Pero ahora... Un escándalo así enaltecería su imagen y le daría más poder, no menos. La transformarían en un símbolo, la heroína que superó todas las adversidades y llegó a la cima. Con el empoderamiento femenino tan presente hoy, exponer su pasado podría tener el efecto contrario.

Las líneas en su frente se profundizan cuando su mandíbula se tensa.

—¿Así que hoy ser una prostituta es algo admirable? ¿Es eso lo que me estás diciendo? —Lanza una mirada llena de veneno—. Mi familia luchó para mantener limpio este país, para construirlo sobre principios. Y ahora cualquier extranjera con un pasado turbio puede llegar y hacer lo que le da la gana. Vino desde Italia con las uñas sucias y no puede pretender ningún derecho a invadir mi territorio.

—No tenemos nada concluyente que pueda desacreditarla en ese aspec...

—Nadie logra en una década sin haber vendido las nalgas, lo que mi familia tardó generaciones —interrumpe—. No me creo eso de que llegó aquí sin nada. He gastado una fortuna y no encuentran algo que la delate, pero sé que debe haber algún indicio que confirme mis sospechas.

Lo único que halló fue un breve indicio de que Regina hizo algo turbio en Tirano, un pueblo cerca de Sondrio, Valtellina; pero nada concreto. Usó a Emmett para ponerla a prueba a ver cómo reaccionaba pero ella no demostró alterarse.

Yo me encargué durante el año pasado de que los medios mostraran el lado sucio de su vida actual y no resultó. La gente de hoy es liberal. Fue más útil vender la historia de la empresaria criminal.

Aclaro mi garanta.

—Como decía, mis informantes me dieron noticias para sacar provecho inmediato. Regina está invirtiendo en el negocio de los alimentos italianos y la importación. Está detrás de los nuevos locales de moda que abrieron en todo Michigan.

—Eso es un insulto. Como si pudiera jugar en mi liga, en mi terreno. —Se acerca a una mesita, sirve dos tragos de whisky y me ofrece uno—. Dime que trajiste algo sólido para contraatacarla.

—Ricottella —suelto y sus ojos se entornan—. Regina Está controlando un gran lote de acciones de forma incógnita y sospechamos que Gwain Goldskin la está apoyando. Usa el puerto Fournier para las importaciones.

—Escuché del lanzamiento. Son quesos gourmet y ahora no me parece una casualidad que mis empresas de lácteos hayan caído. ¡Maldita! —masculla—. Varios corredores en New York me confirmaron que es una apuesta prometedora. Nadie ve un corto posible.

—Es sólida y están ganando popularidad en el mercado con los eventos en sus locales. La celebración del carnaval veneciano aumentó sus ventas considerablemente. —Le muestro una estadística en mi móvil—. Un cargamento está programado para llegar al puerto la próxima semana. Si interceptamos el envío, podríamos generar una crisis sanitaria tras pagarles a algunas personas para que finjan estar enfermas... —Sonrío satírico—. El impacto en la prensa será monstruoso. Su reputación caerá como una piedra, y sus acciones... bueno, ni siquiera tendrá tiempo de gritar antes de que todo se desplome.

Bernand parece sopesar mis palabras. Luego, otra asquerosa sonrisa se dibuja en su rostro.

—No quiero farsantes —su tono frío—. Quiero que la gente se intoxique de verdad. Quiero ver hospitales llenos. Quiero titulares que griten: "Crisis sanitaria causada por quesos Ricottella y Regina Azzarelli". —Mueve la mano, enfatizando—. No puedo permitir que una mujer se expanda más en el área. Si sigue creciendo, será imposible controlarla. No aprendió la lección con Alphagine y es necesario que la perra entienda su lugar.

Me da la espada yendo hacia otro puto cañón. Sobre la mesa, miro de reojo una navaja junto a la botella y estiro mi cuello, conteniendo el impulso. Mi estómago se revuelve pero mantengo la compostura. He aprendido que la sangre fría es lo que te mantiene vivo en este mundo podrido.

—Ganaremos millones con los cortos —añado y bebo del whisky.

Bernand asiente, satisfecho de ensalzar su hegemonía.

—Eso es lo que me gusta escuchar, Roche. —Enciende la mecha—. ¡Esa zorra nunca debió cruzar el océano!


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Ya se respira el final  :)

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