43. Familia.
43. Familia
ALONSO
Me acomodo la gorra mientras camino hacia la cafetería en donde quedé encontrarme con Luther. Un lugar neutral. No aceptó reunirse conmigo en la mansión pese a que le ofrecí probar la tecnología que dispone o prestarle mi Batimovil.
Llevo gafas oscuras y ropa negra que no me hacen pasar muy desapercibido como muestran en la televisión, pues atraigo muchas miradas. No sé si se debe a que me veo bien o porque me reconocen. One Everton anunció una gira mundial y recibiré un porcentaje por el tour. Fue abierto para exponer que yo compuse sus dos éxitos que encabezan la lista Billboard hot 100.
Pero ese no es el motivo principal para que ahora sea sigiloso cuando salgo. Regina Azzarelli no es una estrella del entretenimiento pero los paparazzi la siguen como si fuera una, lo que conlleva a que quieran averiguar sobre mí.
Sé que dicha atención me ayuda a crecer como artista, pero suele volverse molesto no tener privacidad.
Tomo asiento en una mesa del fondo y pido una malteada tras informar que espero a mi acompañante. Reviso correos de propuestas que reenvío a Milena y a Dorothy. Algunas acepto por mi cuenta y dejo que evalúen otras
—Potter.
Alzo la vista encontrándome con Luther. Luce agotado con ojeras terribles, su cabello va recortado y viste una playera del Jefe Maestro. Me levanto y le doy un abrazo, luego toma asiento frente a mí y de inmediato pide un montón de comida de la cual sólo consumo una pequeña parte, pese a que pagaré todo.
Sus ojos se salen de órbita cuando le entrego un Funko del Doctor Strange, la base y caja están firmadas.
—¿Cómo conseguiste el autógrafo de Benedict?
—Me lo encontré en una fiesta benéfica. —Le muestro las fotos en mi móvil.
—Cosas de súper estrellas, supongo —suspira.
—Te invito a mis eventos pero nunca aceptas, ermitaño —reprocho.
Encoge los hombros
—Te aviso cuando me interese convivir con personas superficiales y alcohólicos.
—Ah, no te interesa verme.
—Aplacé un entrenamiento de LOL para venir aquí —recalca y río.
Ambos nos entretenemos hablando sobre series y videojuegos, se burla de mí porque me estoy retrasando con muchas de sus recomendaciones debido a mi trabajo. Me habla sobre visitar Washington y yo le comento sobre mi próximo viaje fuera del país. No abordamos el tema de Hannover; no obstante, me sorprende preguntando sobre si Harper ha ido los últimos días a tocar en Roswaltt's Rhapsody.
—Eneas me informó que fue a visitar a su madre en Kansas —respondo y alza las cejas—. ¿No lo sabías?
—Terminé con ella —susurra.
—¿Qué tú qué?
—Sí, como lo escuchas. Ella quiere compromiso y yo no me siento preparado. Me llamó cobarde. —Remueve la kétchup con una papita—. Fue bueno mientras duró. Tuvimos chispas, me gusta mucho, porque aun lo hace pero tampoco me hizo sentir... mmm. ¿Cómo dijiste una vez? Ah, sí, fuegos artificiales o un jodido incendio.
Esboza una mueca triste.
—Un lo siento no va a hacerte sentir mejor, pero sé que en algún momento entenderás que debes continuar. La vida nos jode de una forma que creemos no poder soportar pero con esmero lograrás seguir adelante. Así como hay malos momentos, también están los buenos. —Muevo la silla para darle palmaditas en el hombro—. Yo también la extraño muchísimo. Perder a un ser amado deja huella en el corazón, el dolor no desaparece pero sé que aprenderás a vivir con ello.
Asiente sin mirarme y bebe de la soda.
—Es difícil aceptar tu consejo cuando no lo aplicas —reprocha melancólico—. Tú no sueltas a la mujer que tanto daño trajo a nuestras vidas. Una psicópata que me buscaba por trabajar con tu novia, asesinó a la mía y casi a ti. Te volviste un blanco. Qué crees que pienso cuando leo noticias como la de ayer: Azzarelli rompió relaciones con los Keegan y se volvieron competencia. Cada vez tiene más enemigos. —Niega—. Amarla te destruirá. Tú también deberías priorizarte y seguir adelante. Ya llegará otro amor.
Frunzo el ceño.
—¿Crees que no evalué los pros y contras? No soy idiota, Luther. Amo a Regina, pero me amo más a mí mismo y priorizo el bienestar de mis sobrinos —soy tajante—. Estaré con ella hasta que mi salud mental requiera que me vaya. Aunque tomó precauciones para mantenernos a salvo, sé que siempre habrá la posibilidad de que suceda algo malo, pero también millones de posibilidades de ser feliz. Sí, casi muero pero la vida me dio una segunda oportunidad y no la desperdicio con los ¿y si?.
Aprieta la mandíbula, se limpia con una servilleta y la arroja en el centro de la mesa, levantándose.
—Me duele que decidas convertirte en un ciego que vio la realidad y vuelve a cerrar los ojos —masculla, toma el Funko y se retira.
Joder.
Doy un puñetazo a la mesa con frustración. Nuestra relación es tensa desde que volví con Regina. Lo entiendo pero también quiero que me entienda. Es mi mejor amigo y no quiero perderlo.
Cualquiera dirá que me enamoré de la reina por el sexo, dinero, influencias o soledad. La mayoría de mujeres con las intenté tener algo, siempre me miraron con decepción apenas se enteraban que era un músico sin reconocimiento, incluso sin coche o apartamento propio. El nivel socioeconómico de Regina es incomparable con el de esas mujeres, y fue la primera en demostrar verdadero interés en mi música sin cuestionar, sabiendo que era el mismo pelele que llegó apestando en su primer día de trabajo.
No tenía razón para ayudar a un don nadie que sólo le sirvió como vibrador e igual lo hizo. Fue incondicional. Nadie sabe las veces que ella me dijo palabras de aliento para enseñarme a rugir como león y confiar en mí mismo. Funcionó. No sabría explicar de qué manera con tantas heridas sin sanar. Pero ya no soy el mismo chico que tartamudeó cuando la conoció en el elevador.
Sin embargo, no estoy con ella porque sienta que le deba algo.
Nadie entenderá lo que experimento cuando escribo canciones inspiradas en ella. La esencia de mi musa se transforma en notas que danzan al compás de mi latido, donde cada acorde es un susurro de mi alma que sólo busca resonar con la suya.
Nadie entenderá que escucharla reír basta para sentirme cálido, una caricia suya es bálsamo para mis pesares. Hacerle el amor es un ingrediente para la plenitud, cada gemido se convierte en una partitura de éxtasis que me lleva a un plano celestial.
Mas en la quietud encontramos la comunicación más profunda. Nuestros ratos en silencio son tan cómodos que conectan nuestras almas, y, joder, me falta vida para seguir desglosando lo que significa compartir mi existencia con Regina Azzarelli.
***
Nathaniel gruñe a mi lado cuando recibe un golpe por parte del bastón de mi abuela para que se deje la corbata en paz. Estuvo asistiendo a terapia pero su nuevo carácter huraño sigue presente. Yo no tengo problemas para usar mi traje negro de tres piezas, un foco de miradas, a juego con Níkolas. Sujeto la mano de Sofía mientras nos dirigimos al auditorio de la universidad Northwestern.
Una vez llegamos a nuestros asientos y la ceremonia empieza, no puedo evitar que mi pecho duela por la ausencia de mi hermana mayor. La última graduación fue la mía y mis cuatro hermanos estuvieron conmigo. Natasha no paró de repetir lo orgullosa que estaba de mí a pesar de ser consciente de que no me gustaba la carrera.
—Milena Roswaltt.
Un montón de personas se levantan y aplauden al mismo tiempo que nosotros. A pesar de que contraté un fotógrafo profesional, Mamá fotografía a Lena con su móvil mientras recibe su título y una medalla por ser summa cum laude, la primera Roswaltt. Un honor que Derek no logró y lo tiene con el ceño fruncido.
Una vez la ceremonia concluye, Papá se desespera por la lentitud de la gente para dispersarse. Los familiares buscan a sus graduados, por lo que el espacio se vuelve apretado. Mamá se pone sentimental apenas conseguimos llegar a Milena.
Le doy un abrazo que la despega del suelo, suelta una risita y acepta el ramo de flores que le entrega Níkolas. Posamos para el millón de fotos que nos saca nuestra madre. Chuck se nos une con sus abuelos. Sus padres murieron cuando era pequeño, lo cual no me conmueve y lo felicito estrechando su mano, con tanta fuerza, que esboza una mueca.
Nathaniel me imita con una expresión peligrosa.
La de papá es mortal.
Un pasado doloroso no justifica tratos indebidos. El tipejo trasmite vibras que no nos gustan para Milena. Quizá piensen que estoy actuando como ellos cuando me sobreprotegen con respecto a Regina, pero juro que es diferente.
En el estacionamiento, la atención se la roba un reluciente BMW de color negro con listón rojo. Milena se queda boquiabierta.
—No inventes... —dice con voz aguda.
—Regina envía sus felicitaciones. —Sonrío entregándole las llaves y un sobre negro.
Sus manos tiemblan mientras saca los comprobantes de pago de una agencia de viajes que le permitirán, en paralelo con nosotros, darle una vuelta al mundo en primera clase. Chilla sin poder creerlo y comienza a dar saltitos entusiasmada. Mi pecho se hincha viendo su felicidad.
—¡Tengo la mejor cuñada del mundo! —Me brinca encima—. ¡Me encanta!
Miro de reojo la sonrisa forzada en el rostro de Chuck. Milena llegó con nuestros padres pero decide irse a la fiesta, sola, en su nuevo coche. Ya en el restaurante, me uno al resto de mi numerosa familia. Sofía no se cohíbe a interactuar, a pesar de que no se aleja mucho de mí en ningún momento. Teme que nos vuelvan a separar pese a que Derek no llegó con nosotros pero Courtney sigue presente. Niko es igual de precavido pero más tímido; no obstante, ambos se regalan con las tías Karen y Gertrudis, quienes los abrazan con efusividad y halagan lo mucho que han crecido.
—Ya dejen de verme como si fuera un bicho raro —protesta Nathaniel quitándose a nuestros primos de encima.
Ser el Roswaltt recientemente agredido lo vuelve el segundo centro de atención.
—Te rapaste el coco —señala Fergus, de dieciséis años.
—La nariz te quedó torcida —comenta otro primo.
—Torcida tu polla, enano —replica mi hermano.
Río por lo bajo.
—Modera ese vocabulario. Hay niños —regaña tía Karen.
—Sólo le devuelvo su mierda a ese...
—¡Nathaniel, esa boca! —Ríe tía Gertrudis—. No les hagas caso. Te ves guapo con el cabello corto.
Casi se raspó la cabeza.
—Jo... Auch, mis costillas. —Hace puchero y exagera que lo abrazan muy fuerte—. Trátenme suavecito que sigo blandito.
—Le falta comer más —bufa tía Karen, como si no fuera notable la panza que le ha crecido por estar en reposo, y viene hacia mí—. ¡Mi Alonsito!
Recibo mimos y abrazos, reímos y bromeamos. Por ser el más paciente y juguetón, dedico tiempo a los más pequeños. No recuerdo a mi abuelo paterno. Mi abuela Liss casi no lo menciona. Aunque nunca se casaron, tuvieron a tía June, tío Ronan, tío Jaxon y papá. Antes y después de esa relación, el abuelo tuvo más hijos con otras mujeres. Tengo trece tíos paternos. No tengo trato con todos, mas sé que cada uno ha generado su propia descendencia.
La situación es diferente por el lado de mamá. Mi tía Karen, tía Gertrudis y ella vienen de un matrimonio que fue muy unido. El abuelo Daxton Simard, un canadiense, fue como un segundo padre para mí.
Mi atención es atraída por dos de mis primos adolescentes silbando en la ventana. Las personas que transitan la calle se detienen para ver las tres camionetas último modelo que se estacionan. Salgo sonriendo. Dimitri y otro hombre bajan cargando una pila de cajas. Mashiro y Enrique se ocupan de abrir las puertas traseras.
Ryan baja luciendo una camisa negra formal y pantalón de vestir, en sus manos trae una caja de regalo. Regina lleva un vestido vinotinto corto con chaqueta ejecutiva negra, su melena suelta y sus tacones resuenan en el suelo. Mi piel se eriza. Su mirada no abandona ni por un segundo la mía a medida que se acerca con paso imponente.
Regresó de Inglaterra hace dos días y apenas nos hemos visto. Choco puños con el jedi y, sin decir nada, coloco una mano en la cintura de mi novia para atraerla y darle un profundo beso.
Sonríe contra mi boca.
—Nos retrasamos por el tráfico y no hay helipuerto cerca. —Sus dedos repasan mi corbata—. Verte de negro me puso las bragas húmedas. Es muy incómodo.
—Qué dilema.
—Responsabilízate por los daños.
—Naturalmente. —Tomo su mano y beso sus nudillos—. Resolveré el asunto una vez estemos a solas.
Ryan no se despega de Regina mientras saludamos a los miembros de mi familia, muchos la adulan y evito llevarla con los que todavía le guardan resentimiento.
—Es genial conocer a un futuro campeón de fórmula 1. —Nathaniel estrecha la mano de Ryan—. Cuñada, mi cumpleaños es la próxima semana, once de junio. Por si me quieres regalar un cocheci...
Lo golpeo en su lado bueno y me mira mal. Regina se lo toma con diversión hasta que varios pequeños entre dos y siete años saltan gritando primo Batman o primo Alonsito e intentan captar su atención. Cargo en mis brazos al pequeño Weston de dos años y beso su mejilla. Mi reina se torna contrariada, confirmándome que no le gustan mucho los niños; sin embargo, se esfuerza por no mostrarse odiosa o incómoda dibujando una sonrisa en su rostro.
Eso dice demasiado de ella.
Y significa mucho para mí.
—¿Recuerdan a Regina? —Hago que Weston la vea—. Es mi hermosa novia y él es mi gran amigo Ryan.
Las vocecitas se alborotan:
—¡Hola, Ryan!
—¡¿Señorita, por qué tiene ojos de gato?!
—Mi prima dijo que eres una bruja. ¿Vuelas?
—Mi papá dijo que es muy mala.
—¡Una vampira!
—Regina es humana —rezonga Ryan.
—¿Es tu mamá?
El rostro de Ryan se contrae y mira a Regina pidiendo ayuda, pero ella luce igual de perdida por unos segundos, reacciona aclarando su garganta y lo atrae hacia su costado.
—Somos familia —murmura mirando al Jedi, cuyas mejillas se ruborizan.
Milena aparece masticando y, siendo efusiva, decide darle un abrazo a Regina, quien da un paso atrás y sonríe, acción que imita Ryan pero con ceño fruncido cuando mis tías intentan apapacharlo. Ambas compaginan hablando sobre paraísos europeos hasta que noto a mis padres acercarse.
Papá observa fijamente a mi novia y lo miro con advertencia. No quiero que se ponga grosero cuando por fin estamos empezando a tener una relación padre-hijo de calidad.
Regina los nota, se aferra a mi brazo coqueta y...
—¡Suegros, un gusto verlos otra vez!
Se me escapa una ligera risa por su tono tan alegre. Disfruta la mueca incómoda de mi padre y no la culpo.
—El gusto es nuestro —responde mi mamá con dulzura—. Un placer conocerte, Ryan. Eres un niño muy lindo. Alonso me ha hablado mucho de tu inteligencia.
El jedi se ajusta las gafas.
—En septiembre entraré en un programa de educación avanzada.
—¿Te gusta la ingeniería o las humanidades? —inquiere papá y me alarmo.
Por favor, que no empiece sobre cuales carreras y profesiones son de vagabundos y cuáles de triunfadores.
—Me gustan todas las áreas de estudio, señor —responde airoso—. Tengo una memoria fotográfica que no desperdicio. El conocimiento es poder y yo quiero ser muy poderoso.
Regina sonríe y acaricia su cabello, mis padres lo miran impresionados.
—¿Y usted, suegrito? ¿No le da alegría verme?
Papá la mira agrio.
—Te tolero porque mi hijo asegura que es feliz contigo y no puedo ignorar que Kraptio construye con calidad. Las casas se venden bien. —Se encoge de hombros—. Empecé a seguirte en Instagram y anoche vi tu entrevista sobre adquisiciones y fusiones en AmericaNews.
—Aw, tan bello mi suegro. —Regina lleva una mano a su pecho—. Me siento muy halagada. Invertiste tiempo para verme en televisión. Disfruté participar en el programa. Quiero enseñarles a las niñas que no sueñen con ahorrar parar comprar algo lindo en una tienda de lujo, o que un hombre lo haga; sino que ellas mismas se compren la tienda, por lo tanto, se vuelven dueñas de la empresa.
Orgulloso de mi mujer, sonrío y beso la comisura de su boca. Los ojos de papá destellan leve, niega y... silencio. Se vuelve un oyente taciturno.
Respiro aliviado.
No fue un encuentro conflictivo, pero tampoco muy feliz. Mamá hace la mayor parte de la conversación mientras mi abuela y tías se unen de tanto en tanto, y Ryan se va con Níkolas a jugar. Mi familia es abrumadora, pero confío en que ambos estarán mucho tiempo en mi vida como para acostumbrarse.
_______
:)
Regina siendo "aceptada" por los Roswaltt... cute. Falta poco para más desmadre... digo, para terminar la novela :)
Los invito a pasar por Instagram para ver las ilustraciones y quizá algunos spoilers. LueCallaghan.
Gracias por la paciencia. (Abracito virtual)
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