Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ₂₄

Hoseok se encargó de abrir la puertas de ambas cámaras.

Miré a Jin por última vez antes de poner un pie dentro de aquella reforzada habitación.

Me apresuré en entrar, no sabía cómo se encontraba Jungkook, pensar que podría salir de la cámara y campar a sus anchas por la fortaleza hacía que mi estómago se encogiera, por esta razón nada más poner mis pies en el interior la puerta fue cerrada.

Había entrado con tanta rapidez que no me había dado tiempo a analizar mi alrededor.

La habitación se hallaba completamente a oscuras, ni las siluetas de los muebles o la del mismísimo Jungkook eran apreciables.

Permanecí quieta, esperando que mi vista se acostumbrara a la ausencia de luz, con el propósito de poder distinguir a Jungkook entre toda aquella oscuridad.

Todo esto se me hacía demasiado extraño, esperaba que Jungkook reaccionara en cuanto pusiera un pie en la misma habitación que él, esperaba desesperación por su parte, incluso agresividad e impaciencia por ser liberado del dolor que el celo te proporcionaba, pero en lugar de eso encontré nada.

Lo único que podía apreciar en aquella habitación, aparte de la oscuridad, era el calor, a pesar de ser un sótano de lo más lúgubre aquellas cuatro paredes era lo más similar a una sauna que había pisado en los últimos 18 años.

Giré sobre mis propios pies, encarando la puerta, pudiendo observar durante el recorrido de mi giro dos esferas doradas, parecían dos preciosas luciérnagas encendidas en medio de la negrura.

Observaba de reojo aquellos dorados iris que se encontraban en una esquina de la habitación, a juzgar por la altura de estos su portador se hallaba sentado en el suelo o de cuclillas, observándome, acechándome como si fuera una presa a punto de ser degustada.

Tragué saliva con fuerza mientras esperaba algún movimiento o reacción por su parte, pero en lugar de una respuesta volví a encontrarme con la nada. Su cuerpo se posaba en aquella esquina de manera estática, incluso podría decir que no se tomaba el gusto de pestañear.

Seguía sin comprender, por lo que con suma lentitud y cuidado comencé a moverme hacia su dirección, colocando un pie delante del otro con matadora parsimonia, me sentía como una pequeña gacela, moviendo sus patitas con sigilo intentando escapar del lobo feroz, que
tonta era la gacela al alejarse del lobo, o que tonta era yo por acercarme a él sabiendo la eternidad de sus días de ayuno, o en este caso abstinencia.

El alfa comenzó a reaccionar ante mi acercamiento, pues a cada pequeño paso que lograba dar observaba como Jungkook poco a poco se hacía más grande, se estaba levantando.

Cuando su cuerpo se encontró completamente erguido yo ya me hallaba a escasos centímetros de él.

Alcé mi vista para poder mirarlo a los ojos, nuestra distancia era tan escasa que podía sentir el aliento de Jungkook chocando contra mi, como este intermitente choque se hacía cada vez más raudo, dejándome saber que aunque no estuviera realizando ningún movimiento, el alfa estaba agitado.

Llevé uno de mis dedos a su desnudo y húmedo pecho, a juzgar por su apariencia y las manchas de sangre que había en su cuerpo, podía deducir que antes de optar por la viga de hierro para hacer que la calma llegara a Jungkook, habían hecho uso del agua, empapando toda su extensión, incluido su cabello, el cual se encontraba desordenado descansando sobre su frente.

Con la yema de mi dedo índice toqué su piel, se sentía tan suave y tan ardiente, era como un tierno cachorro envuelto en las llamas del celo.

Acaricié su pecho sin dejar de observarlo, en un principio carecía de expresión, con un semblante neutro, pero conforme pasaba mi dedo por su piel esta se iba tornando oscura, con su ceño fruncido.

Me tomó por sorpresa cuando atrapó mi muñeca con una de sus manos, apartándola con dureza, se había sentido como un "quita" agresivo, no esperaba que un desprecio así por parte de Jungkook doliera tanto.

Dió un brusco paso hacia delante chocando con mi pecho, empujándome hacia atrás con su pecho.

Pensé que caería hacia atrás, sin embargo el alfa posó su mano en mi espalda baja atrayéndome hacia él con brusquedad.

Llevó su rostro a mi cuello, donde aspiró todo el aroma a melocotón que sus pulmones podían almacenar.

Emitió un gutural gruñido, haciéndome cerrar los ojos por la impresión, la forma que tenía de agarrarme, enterrando sus dedos en mi piel, como respiraba en mi cuello mientras gruñía como un perro rabioso me hacía sentir como poco a poco el miedo comenzaba a fluir por mis venas.

Llevó su otra mano a la camiseta de manga larga que portaba, tirando de ella, rasgándola por completo dejándome en ropa interior y un simple pantalón corto de pijama.

Su manera de comportarse no dejaba de ser extraña, gruñía, tenía la respiración agitada, se aferraba a mi con la suficiente fuerza como para causarme dolor, sin embargo a juzgar por sus expresiones cada vez que apretaba su agarre parecía recibirlo él, como si le doliera agarrarme con fuerza.

El celo causaba sumo dolor, pero este se esfumaba al ser tocado, no entendía el por qué de sus expresiones, o sus gruñidos de rabia.

Bajó su mano hacía mis cortos pantalones, cogiendo el borde de estos, tirando con fuerza hasta que dejaran de formar parte de mi vestimenta.

Posicionó ambas manos en mis caderas, apretándolas, atrayéndolas hacía las suyas dejándome sentir cuanto el celo le estaba afectando.

Gruñó abriendo su boca, colocándola sobre mi hombro, pensé que me mordería, pero simplemente dejó ahí sus dientes, sobre mi desnuda piel, mientras gruñía con fuerza.

No pude evitar que una lágrima se deslizara por mi mejilla, apretaba con tanta fuerza mis caderas, se hacía tan intenso el dolor que no reaccionar ante él era imposible.

— Jungkook —sollocé apoyando mi cabeza sobre su hombro.

No obtuve respuesta, ni verbal ni física.

Comenzaba a sentirme agobiada, el alfa que tenía frente a mi no llegaba a ser un monstruo como todos lo pintaba, pero estaba de acuerdo con que él no era del todo Jungkook.

Seguía presionándome entre sus brazos, contra su cuerpo, apenas me dejaba respirar.

Ni siquiera podía pensar con claridad, tan solo quería que el dolor de mis caderas cesara y el aire pudiera entrar en mis pulmones sin ningún problema.

El alfa movió sus manos, dejándome sentir un gran alivio. Sensación de descanso que duró décimas de segundo. Llevó sus manos a mi trasero, lo cogió con tanta necesidad, clavándome sus dedos, haciéndome gritar, dolía, sus agarres parecían estar hechos de espinas.

Movió su otra mano en dirección a mi sujetador, arrancándolo de un tirón, vi venir sus intenciones, no creo que soporte uno de sus bruscos agarres a mi pecho, una zona tan sensible como aquella merecía otra clase de trato.

Así que sin siquiera ordenarlo, ni pensarlo con detenimiento, mi loba rompió en llanto, como un acto reflejo.

Un terrible sentimiento me golpeó, la desesperación, la impotencia, las ganas de desaparecer, todos esos licores de malestar mezclados en la coctelera de la desolación y siendo finalmente servidos en llantos y lágrimas.

No era la primera vez que me sentían así, ni la primera vez que mi loba lloraba de aquella manera, puede que no solo los recuerdos fueran los que se quedaran atascados en mi garganta, lo que el llanto de mi loba significaba para Jungkook también jugaba un papel importante.

Tras escuchar a mi loba Jungkook aflojó su agarre y apartó sus manos de mi trasero, sus ojos se cristalizaron, y su mirada de fiera cambió de forma radical, me miraba de una manera tan triste, vencido, desolado, como si la muerte me hubiera llevado y él estuviera admirando mi pálido cadáver con añoranza. 

Pasó su lengua por sus secos labios, haciendo el amago de decir algo. Me mató cuando se dio el lujo de parpadear, causando que traviesas lágrimas recorrieran su rostro.

— No me dejes, no dejes que mi lobo te lleve. Quédate conmigo, por favor —suplicó—. No te vayas —sollozó después de una pausa.

Una infinidad de lágrimas decoraban su rostro mientras pronunciaba aquellas palabras.

Cuán poderosas y significativas eran las lágrimas de una loba para Jungkook, tanto como para que elimine los efectos de su celo y lo deje en un estado de completo dolor, amargura y tristeza.

— Estoy aquí —respondí con voz gangosa, seguía teniendo aquel nudo en la garganta—. Jungkook estoy aquí —aseguré pasando una de mis manos por su nuca, acariciando su piel con cariño.

No podía evitar sentirme culpable de su llanto.

Posé un pequeño beso en su mejilla antes de abrazarlo.

— Siento haber permitido que mi loba llore —me disculpé apretándolo contra mi pecho.

Quería que parara, pero no quería ser como el resto, no quería jugar con su dolor. Haber acabado haciendo justo lo que me diferenciaba del resto me hizo sentir decepcionada de mi misma.

— ¿Por qué lo sientes? —formuló curioso.

Ver sus ojos vidriosos acompañado de esa mirada de cervatillo provocaba en mí un sentimiento de ternura infinito.

— Porque no me gusta jugar con el dolor de las personas que aprecio y quiero —confesé sin miedo alguno.

— ¿Qué sabes tú de mi dolor? —formuló haciendo que separara mi rostro de su cuerpo y pudiera mirarlo a la cara.

— Solo sé que, dentro de tu escala de dolor, las mordeduras de un par de alfas se encuentra en el puesto número 10 —pronuncié recordando la pequeña charla que tuvimos en la cama, después de que la manada Sang atacaran la fortaleza.

Algo me decía que el llanto de una loba se encontraba entre los primeros puestos, la pregunta es ¿Por qué? ¿Por qué le afectaría tanto el llanto?

— Tu capacidad para mentir sigue siendo terriblemente nula.

— ¿Por qué no me lo cuentas todo? Así no tendrías que ver cómo te miento en la cara.

— ¿Sabes? Yo no me entrometo en tu dolor, ni siquiera te pregunto por él, podrías dejar de ser una loba entrometida, curiosa y de alta tendencia suicida y comenzar a mirar por tu seguridad y bienestar —dejó que la seriedad bañara su rostro.

— No te fijaste en mi por ser correcta y sumisa, te he visto matar a lobos infinitamente más fuertes que yo con tan solo un par de dedos, si quisieras podrías deshacerte del problema que supone esta loba curiosa —me atreví a decir lo que pensaba, estaba claro que si él quisiera con un chasquido de dedos me tendría fuera del mapa—. Pero no lo haces ¿sabes por qué? Porque en el fondo estás deseoso de que descubra todo lo que escondes, todo el dolor que te guardas para ti solo, se te nota en la mirada que estás desesperado por compartir esa carga, sabes que entre dos la carga se hace más liviana. Te mueres por que lo sepa todo de ti, pero o no estas preparado para hablar o no sabes cómo compartirlo.

— No me fijé en ti solo por tu curiosidad, tu capacidad de observación es casi tan buena como la mía —contestó al fin después de un asfixiante silencio.

Con su contestación solo me dejaba aún más claro que mis pensamientos acerca de él eran más que ciertos.

— ¿Eso significa que me das permiso para husmear? —formulé con una sonrisa traviesa, haciendo que negara con su cabeza.

— ¿Desde cuando has necesitado tu permiso para hacer algo? Eso significa que doy la conversación por terminada —siguió negando con su cabeza—. En definitiva que te calles y me beses —dejó que una pequeña sonrisa se colara en sus labios antes de acercarlos a los míos.

Tomó mi labio inferior con su boca, dejando un pequeño beso antes de volver al ataque, acercarme a su cuerpo y profundizar aquel beso.

Que Jungkook fuera delicado conmigo, que me besara despacio, dándome el tiempo suficiente como para ser consciente de sus actos y por consiguiente poder disfrutarlos como la que más, todo aquello me hacía querer más, mucho más.

Bajé mis manos desde su nuca hasta su pecho, acariciando su piel durante el trayecto con una fingida ternura que escondía tórridas intenciones tras ellas.

Eché mi cuello hacia atrás, dando permiso para que el alfa estudiara con su lengua cada una de las líneas de mi cuello.

Besaba y lamía el tapiz epitelial que cubría mi garganta con insistencia provocando que toda mi extensión se erizara.

Siempre había pensado que todas aquellas reacciones que tenían las chicas cuando alguien les besaba en el cuello eran total y completamente exageradas, no sabía que aquella zona sería tan sensible como para provocar todo aquello. A día de hoy podía confirmar que los besos en el cuello eran lo más parecido a morir y resucitar en el mismo segundo, sobretodo si estos besos procedían de Jungkook.

Bajé mis curiosas manos hasta el botón de sus pantalones, no sin antes pasar mis dedos por su abdomen, terso, suave y con la dureza suficiente como para hacerte saber que estaba trabajado, las horas que el alfa pasaba en el gimnasio entrenando estaban reflejados en aquel definido abdomen.

Tuve la osadía de hacer que el botón de sus vaqueros atravesara el ojal que lo tenía preso, quedando desabrochados.

Por primera vez en aquella habitación me gustó escuchar al alfa gruñir.

Era extraña su capacidad de control, se suponía que durante el celo no había Dios existente capaz de poder parar el deseo de un alfa, él mismo me dijo que su celo era horrible y que necesitaba encerrarse en una habitación que ni él mismo era capaz de abrir pues le entraban ganas de anudar hasta a las piedras, que no exageraba cuando decía que incluso el aire le excitaba. Es cierto que hace escasos minutos estaba fuera de control, pero bajo mi punto de vista parecía haber algo de control dentro de su descontrol, como si realmente el Jungkook que yo conozco nunca abandonara el cuerpo del alfa.

¿Cómo era posible que pudiera mantener el control de su lobo estando en pleno celo?

El alfa llevó sus manos a mi trasero, donde apretó ligeramente, cubriendo con sus palmas mi cachetes.

No sabía por qué aquel gesto acompañado de un gruñido era capaz de provocar una corriente cargada de excitación que recorría toda mi extensión, terminando en mi intimidad como un pellizco.

Con el libido por las nubes bajé la bragueta de los pantalones del alfa, creo que esta era la primera vez que me dejaba acceder a esa zona a la primera sin toparme con algún "no" por el camino.

Deslicé sus pantalones con lentitud, separándome de sus manos que sujetaban mi trasero, quedando de rodillas ante él para poder deshacerme de aquellos pantalones.

Cuando conseguí quitar aquella prenda alcé mi vista, no había caído en lo extraña y nueva que era aquella posición y perspectiva para mi, pues no recordaba haber tenido el miembro de Jungkook tan cerca y tan a la vista.

Miré con descaro lo que sus boxer escondían, lo cierto es que verlo de cerca causaba más impresión que sentirlo entre tus piernas.

Subí mi mirada hasta sus ojos, observándome bajo aquel dorado intenso, atrapé con mis dientes mi labio inferior, con vergüenza, no pensé que estaría mirándome.

Llevé mis manos a sus caderas, sintiendo la tela de sus boxer bajo mis palmas, cogí el elástico de estos con mis dedos, causando una reacción en Jungkook, algo más que respiración sumamente agitada y cargada de excitación.

— ¿Dónde vas? —alzó mi barbilla con uno de sus dedos.

Ni siquiera yo sabía dónde iba, tan solo me dejaba llevar por las ganas y el momento.

Así que en lugar de contestar con palabras, dejé que mis actos hablaran por mi.

Bajé levemente su ropa interior topándome con la voz de Jungkook de nuevo.

— ¿Qué vas a hacer? —habló dejando que el rubor se apoderara de sus mejillas.

Su sonrojo hizo que me sintiera más traviesa que nunca. 

Llevé uno de mis dedos a mi boca, colándolo entre mis dientes a la vez que dejaba que una sonrisa juguetona se apoderara de mis labios.

Mi loba por otra parte se encontraba aullando como loca, podía ver como alzaba su pequeña zarpita para chocar los cinco conmigo a la vez que pronunciaba "Esa es mi ___"

Sin pedir permiso y sin dejar de observar el rostro de Jungkook, quité aquella molesta prenda que separaba a Jungkook de la desnudez en todos y cada uno de los encuentros tórridos que habíamos vivido.

No aparté mi vista de sus ojos cuando pasé mi lengua por su miembro, teniendo la oportunidad de ver como cerraba sus ojos con fuerza.

Propiné una segunda lamida, con mucha menos inseguridad y más descaro.

Con intención de llevar mi lengua de nuevo a su miembro Jungkook abrió los ojos y de un tirón me cogió de la cintura, alzándome hasta cogerme en brazos.

— Te vas a hacer daño —gruñó mirándome con seriedad.

¿Daño por un par de lamidas?

— ¿Por? —pregunté sin entender.

Jungkook negó con su cabeza mientras caminaba conmigo sobre su cuerpo.

— Si no me dices por qué pienso bajar de nuevo y comprobarlo por mi misma —reté.

Tenía la sensación de que aquella frase era más propia de mi loba que de mi misma.

El alfa suspiró cansado antes de contestar sabiendo que yo no tenía remedio.

— Tu lengua se siente —hizo una breve pausa—. Caliente —gruñó—. Imaginar lo bien que se sentiría tu boca me hace querer algo más que un par de lamidas.

Escuchar a Jungkook decir algo así con ese tono y esa expresión tan seria removía algunas emociones en mi.

— ¿Cuál es el problema? —inquirí pegada a su pecho.

— Que está prohibido.

— ¿Chupar está prohibido?

— Metertela está prohibido, tú boca está dentro de lo orificios que no puedo profanar si quiero que sigas respirando —gruñó con rudeza—. Y no intentes rebatirlo, tú no estás preparada y yo menos —sentenció enfadado.

Sus palabras me hicieron reflexionar, ahora que lo decía se me había pasado el pequeño detalle de que era una gamma y que él era un alfa demasiado grande y fuerte, las posibilidades de que un cuerpo como el mío soportara un encuentro más íntimo con Jungkook eran prácticamente nulas, yo diría que la supervivencia de mi persona sería catalogada de milagro.

Suspiré con cansancio, esta condición y su desgracia me perseguía en todos los ámbitos de mi vida.

— ¿Entonces cómo se supone que voy a ayudarte? Si soy tan débil que lo único que puedo dar son un par de besos y una incordiosa presencia.
Mis palabras hicieron reír a Jungkook.

Fruncí mi ceño ante su reacción, no le veía la gracia.

— Con tus besos me es más que suficiente lobita —susurró en mi oído a la vez que descansaba mi cuerpo sobre las sábanas de una cama.

¿Había una cama?

"Esto parece más un prostíbulo que una fortaleza ¿Todas las habitaciones tienen camas?" Dedujo mi loba haciéndome reír.

— Mientes de pena —pegué mis labios a su oído, acurrucándo mi cabeza sobre el alfa—. ¿Desde cuando hay una cama aquí? Pensé que sería como una mazmorra no como una suite del mejor hotel.

— Lobita esta cámara está hecha para pasar el celo, hay cadenas para quienes lo pasan a solas y camas para quienes tienen la suerte de vivir su celo acompañado —besó mi nariz.

Me sorprendió cuando Jungkook se reincorporó ligeramente para poder quitar por completo la única prenda que portaba.

Observé su cuerpo desde su cabello hasta la punta de sus pies, tragando saliva.

— ¿Ya no te tapas? —alcé una ceja, una pequeña parte de mi quería hacer sentir avergonzado a Jungkook, se veía tan tierno con sus mejillas encendidas.

— ¿Ya se te ha quitado el miedo? —contraatacó con una sonrisa.

¿Pero qué es esto? Sonríe, se da el lujo de bromear, se le ve tranquilo y calmado ¿Qué clase de celo era este?

— ¿Y tu celo? ¿Ya se ha esfumado?

— Sigue aquí —ronroneó en mi cuello, dejando pequeños besos en él—. Llevo toda la semana entrenando para hoy, controlando a mi lobo para no ir a tu habitación —continuó besando mi piel, rozando sus húmedos labios con mi clavícula—. No podía quitar de mi cabeza tu olor, tu sabor —llevó una de sus manos a mis braguitas, deslizándolas levemente, dejando que el aire chocara con mi más que húmeda intimidad—. No sabía que te necesitaba tanto hasta que has venido —susurró rozando mi intimidad con uno de sus dedos haciéndome cerrar los ojos—. Es arriesgado, muy arriesgado, pero ¿me dejarías hacerte esto? —pidió mientras seguía rozándome con uno de sus dedos.

— Ya lo estas haciendo —suspiré agarrando las sábanas entre mis manos.

— No me refería a hacerlo con las manos —pronunció dejándome helada.

— ¿Qué pasa si te descontrolas? No querías lamidas por este motivo.

— No había entrenado para eso —respondió avergonzado frunciendo sus labios, convirtiéndolos en una línea—. Tu iniciativa me ha pillado por sorpresa —confesó haciéndome sentir un poco avergonzada.

— Y a mí —mordí mi labio inferior.

Acto que a Jungkook le pareció gracioso, pues comenzó a reír, contagiándome aquella sonrisa. Curvatura de labios que acabó con una mirada de ojos y un beso en la boca.

El alfa degustó mis labios de una forma lenta pero intensa, metiendo su lengua en mi cavidad, moviéndola, jugando con la mía hasta que nuestros pulmones dijeran basta.

Ambos nos separamos para coger aire, intercambiando miradas cómplices cargadas de deseo, no estaba en mi celo pero ganas de estar con Jungkook no me faltaban.

Seguí besando sus labios, lo había echado tanto de menos estos días que no quería separarme de él.

Llevó sus manos a mis caderas, acariciándolas, me encantaba el cosquilleo que provocaba en mí cuerpo cada vez que rozaba mi piel con las yemas de sus dedos.

Deslizó sus manos por mis muslos, llegando a mis rodillas, donde ejerció una leve presión, dándome a entender que quería que separara las piernas. Sin demora alguna abrí mis extremidades inferiores, dejando a Jungkook entre ellas.

Miró mis ojos por un pequeño instante antes de tomar mi boca con la suya, besándome con suma necesidad mientras que con delicadeza pasó la punta de su miembro por mi intimidad, deslizándose por mis húmedos pliegues, no había sido consciente de lo mojada que estaba hasta que Jungkook comenzó a deslizarse con mayor rapidez, se sentía tan resbaladizo.

El alfa no dejaba de besarme mientras se movía sobre mi intimidad, gruñía con fuerza cada vez que su glande rozaba con mi entrada, haciéndome retorcer cuando este se encontraba con mi punto de placer.

No sabía que rozar nuestros puntos sensibles, aquellos repletos de terminaciones nerviosas deseosas de recibir cualquier estímulo, causara tal delirio.

Me agarraba con fuerza a la espalda de Jungkook, hundiendo mis dedos en su piel, intentando sujetarme para no desplomarme, era increíble la de sensaciones devastadoras a las que te llevaba presionar y rozar un par de veces tus zonas erógenas.

El alfa mientras movía sus caderas incesantemente apoyaba sus brazos sobre la cama, estando lo suficiente separado de mi cuerpo como para que el roce tuviera lugar entre ambos, pero no lo suficientemente cerca como para que se le fuera la mano e incumpliera aquella nueva norma para mi, nada de profanar los orificios de Sang ___.

Pensarlo de aquella manera me parecía gracioso, y que Jungkook se hubiera impuesto esa norma así mismo por mi seguridad me hacía sentir extraña, algo así como una mezcla de agradecimiento y ternura.

Gemí cuando ejerció mayor presión  sobre mí, echando mi cabeza hacia atrás, dejando que Jungkook besara y mordisqueara mi cuello con gentileza mientras gruñía.

Llevé mis manos a su cabello, acariciándolo  mientras mis piernas comenzaron a temblar, quería gritarle que siguiera, pero me encontraba tan agitada que la única voz que emergía de mi garganta iba destinada a gemidos descontrolados.

Tiré de su cabello cuando mi cuerpo no pudo aguantar más, dejando que el clímax me llevara a un extraño estado de tranquilidad y calma acompañada de una respiración agitada y una presión sanguínea elevada.

Sentía como mi cuerpo se contraía y se relajaba mientras Jungkook con un par de movimientos más se encontraba en un estado más devastador que el mío.

Pegó su cuerpo completamente a mi, mientras gemía con desesperación, dejándome notar como poco a poco mi estómago se humedecía. No había sido la única en llegar al climax.

Me envolvía entre sus fuertes brazos mientras besaba mi rostro con cariño.

Por último unió su nariz con la mía, regalándome un pequeño beso de esquimal, acompañado de una pequeña sonrisa.

—Me temo que el aroma a alfa permanecerá un poco más en ti —fingió estar apenado, alzando un poco sus cejas.

Su voz había cambiado ligeramente, esta se encontraba más ronca, más grave, puede que estar en medio de una eyaculación tenga algo que ver.

—Puede que ya me haya acostumbrado al chocolate —susurré frente a sus labios antes de unirlos con los míos.

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Después de un mes escribiendo aquí está el capítulo 24.

Sé que no se tarda 1 mes en escribir 4.200 palabras, de echo suelo tardar unos dos o tres días en escribirlo, pero entre el año que llevo sin escribir (me siento super oxidada y siento si se nota en el cap) y mierdas varias pues eso, pero bueno al fin esta listo.

No sé por qué ahora Wattpad no me deja poner un gif al principio del cap, es por eso que los voy a poner al final.

En el principio he pensado poner canciones, lo que se me vaya ocurriendo, hoy he puesto Young and beautiful de Lana del Rey porque es la canción que utilicé para hacer el vídeo de Resiliencia y bueno me encanta la canción, creo que voy a nombrarla oficialmente la banda sonora de Resiliencia.

Procedamos con la sección de Gifs:


Y bueno los siguientes gifs son una pista acerca de quién será el protagonista del siguiente capítulo 7u7


Muchas gracias por leerme y por todos los mensajitos bonitos que me han mandado con la intención de animarme estos días, de verdad que las llevo en el hearteu.


Muchas gracias por leer 💜💜💜

Love u Sinners ❤️❤️❤️


Pd: Feliz lunesssss, espero que estén bien, en mi país la cuarentena esta por terminar, estamos en la fase 0 de la desescalada.

Pd2: las he echado de menos 🥺💜

Pd3: tengo que revisarlo aún, más tarde lo haré no tengo el melón ahora pa pensa, y ya que lo tenía terminado quería subirlo, si ven fallos coméntenlos plis 💙

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