Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ₁₄

No hicieron falta más de un par de segundos para ver a Jungkook aparecer por la puerta.

Ojos del dorado más brillante e intenso que había visto jamás, pupilas dilatas, mientras sus hombros subían y bajaban con intensidad a causa de la agitada respiración.

"Aquí esta nuestro alfa" susurró mi loba antes de esconder su cabeza de nuevo.

Podía olerse en el ambiente la ira que Jungkook desprendía, la furia que reflejaban sus doradas orbes.

Observó la habitación, viendo como todos los omegas presentes se hallaban en su forma lobuna, aquello pareció enojarlo aún más, pero nada que ver con el enfado que mostró al ver el cuerpo de Taehyung en el suelo.

Dio un par de pasos al frente, encarando al alfa que agredió a Taehyung, este, iluso, abrió su boca para hablar, encontrándose con las garras de Jungkook, quien de un solo manotazo arrancó la mandíbula del lobo que minutos atrás se encargaba de recordarme lo asqueroso que era mi olor.

Todos los presentes enmudecimos al ver cómo aquel lobo caía al suelo, cómo la sangre brotaba de su inerte cuerpo.

No pude evitar tapar mi boca del asombro ante aquella escena, había visto como mi padre torturaba y mataba a cientos de lobos, pero era lo que cabía esperar de él, ver esa faceta de Jungkook me hizo temblar de la impresión.

Aquella primera muerte de la sala fue el pistoletazo de salida para que los lobos perteneciente a la manada de los Sang se abalanzaran sobre Jungkook, mordían su cuerpo humano sin compasión entre gruñidos y aullidos lastimoso, mientras Jungkook se los quitaba de encima como el que se quitaba el polvo.

No parecía mostrar dolor a pesar de las mordidas que estaba recibiendo, estaba tan cegado por la furia, tan concentrado en quitarle la vida a todo ser que se topara en su camino que parecía no haber espacio para el dolor.

Miraba horrorizada la escena, cómo la sangre comenzaba a emerger de las heridas de Jungkook mientras él, con un leve toque, los hacía desvanecer a todos.

Todos sus músculos se marcaban a través de la fina tela de la camiseta que portaba, movimientos rápidos y secos definían su estilo de lucha dejándome anonadada.

No tardaron en llegar refuerzos, un preocupado Namjoon y un furioso Hoseok que no tardaron en unirse a la fiesta, despedazando con sus fauces a todo los alfas presentes.

En completo shock vi cómo Jin corría a socorrer a Taehyung, cómo lamía su rostro buscando su despertar.

Me sentía impotente, quería correr y ayudar a mi amigo, pero no podía, no podía mover ni un solo músculo, me hallaba en un odioso trance en el que todo pasa a tu alrededor en segundos mientras tu los observas como si fueran horas.

Todo pareció detenerse, una moqueta de alfas inertes descansaba sobre aquella habitación, todos los presentes mostrando sus formas lobunas, a excepción de Jungkook y yo.

Pensé que Jungkook habría encontrado la calma después de haberle arrebatado la vida a decenas de alfas, pensé que todo había terminado, que cada uno nos iríamos a descansar a nuestras respectivas habitaciones y que aquella noche pasaría a ser una anécdota más que contar el día de navidad, pero como siempre sucedía en esta extraña manada, lo esperado resultaba ser lo impensable.

Namjoon comenzó a gritar con insistencia, pedir a todas los omegas que salieran de ahí, que se fueran a sus habitaciones y que no salieran hasta nuevo aviso.

Hoseok se hallaba cargando sobre su lomo el cuerpo de Taehyung, mientras Jin y Rudy miraban a Jungkook, como si estuvieran en una especie de enfermizo trance, al igual que yo.

Jungkook, el alfa de la gran manada de la que ahora me sentía parte, se hallaba en el suelo, cubriendo su cabeza con sus manos, desesperado, gruñendo como si lo estuvieran desgarrando por dentro.

— Sal de aquí —pidió Namjoon al ver que era la única "omega" aún en la habitación—. ___ sal de aquí —insistió.

Quería moverme, pero no para salir, sino para consolar a Jungkook por el dolor que estaba sintiendo, dolor que no entendía de dónde procedía.

Observé cómo la ropa de Jungkook comenzaba a rasgarse, como comenzaba a aumentar su tamaño entre gruñidos y alaridos.

No alcancé a ver más, no alcancé a ver que sucedía con Jungkook, pues Namjoon nos sacó a los tres de la habitación como si fuéramos un saco de patatas, cerrando la puerta con fuerza una vez estuvimos fuera.

Jin, Rudy y yo nos mirábamos con la misma expresión, rostro desencajado y angustiado.

Pudimos escuchar gritos de dolor procedentes de la habitación, haciéndonos estremecer.

— Te dije que no lloraras —susurró Jin.

No respondí, no podía.

Tras unos segundos de silencio en los que solo se escuchaban los fuertes gruñidos de Jungkook, ambos me cogieron por los brazos, arrastrándome por el largo pasillo, parecían haber salido de su enfermizo trance mientras yo aún no conseguía salir de él.

No tardaron en llevarme a mi habitación, dejándome en la cama y mirándome con preocupación al ver que ni siquiera rechistaba.

— Esperaras aquí hasta que venga Jungkook, que ni se te pase por la cabeza salir de estas cuatro paredes —ordenó Jin impasible ganándose un leve asentimiento de mi parte—. No te preocupes por él, estará bien, Jungkook siempre sana —intentó reconfortarme ganándose una mirada perdida.

Al ver que no respondería decidieron marcharse, abandonar la habitación dejándome sola, a la espera de noticias.

Me quedé sentada en el interior de la cama, arropándome con las sábanas, intentando asimilar todo lo sucedido, una intrusión de alfas que casualmente pertenecen a la manada de mi padre, la aceptación que recibí por parte de la manada Jeon, cómo cada omega estaba decidido a dar su vida por mi, Taehyung herido por defenderme y Jungkook retorciéndose de dolor en una habitación por culpa mía, por no obedecer.

Ya ni siquiera me sentía sorprendida ante la capacidad que tenía de cagar las cosas, simplemente sentía decepción hacia mi misma, sentía que quizá, si no fuese por mi Tae estaría bien, ningún omega hubiera tenido que arriesgar su vida y Jungkook ahora no estaría sufriendo.

Sentí una lágrima deslizarse por mi mejilla, una lágrima salada movida por el sentimiento de culpa, quizá todo habría sido mejor si me hubiera dejado morir en el bosque el día de mi destierro, sola, tal y como merecía por ser como era.

Quería seguir castigándome, recordándome lo inválida que era para la vida, pero no pude, las puertas de mi habitación fueron abiertas con fuerza, dejándome ver a un Namjoon, ya en su forma humana, empapado de sudor, cargando en sus brazos el cuerpo de un semidesnudo Jungkook.

Jin lo acompañaba junto con Rudy, los tres observando a Jungkook que curiosamente también se hallaba completamente mojado.

Depositaron su magullado cuerpo sobre la cama, a mi lado, antes de impartir instrucciones.

— Ha chocado con su lobo —comentó Namjoon.

— ¿Qué significa eso? —pregunté titubeante con mis ojos cristalizados.

— Su lobo quería salir, algo que para Jungkook es impensable, algo así como una lucha de Titanes para hacerse con el control del cuerpo, puedes comprobar con tus propios ojos quien ha sido el vencedor —dijo apuntando hacia Jungkook, dejándome ver de cerca el estado en el que se encontraba—. Está muy débil, necesita descansar.

Asentí en respuesta observando el cuerpo de Jungkook, tenía heridas por todo el cuerpo a causa de las mordidas lobunas, se veía pálido por la pérdida de sangre y brilloso por el agua.

— ¿Por qué está mojado?

— Le hemos dado un baño de hielo para relajarlo —contestó esta vez Jin—. Su lobo solo ha conseguido salir por un par de minutos, luego ha vuelto a ser Jungkook, pero estaba demasiado agresivo y excitado, el choque de temperatura ha conseguido robarle la consciencia —explicó lo sucedido con la voz ligeramente rota, la preocupación por su hermano pequeño era latente en sus cuerdas vocales.

Seguí observando el cuerpo de Jungkook, bajando mi mirada hacia su abultada ropa interior, apartándola de inmediato avergonzada.

— No se lo tomes en cuenta, cuando su alfa sale lo hace en todos los sentidos —tranquilizó Namjoon, cubriendo a Jungkook con las sábanas—. No sé cuánto tiempo tardará en despertar y tampoco estamos seguros de cual será su reacción.

— Trátalo bien, si se despierta cariñoso corresponderle, si no lo haces pensará que estas mal con él; no le muestres miedo, si lo haces se sentirá miserablemente culpable; si se levanta furioso tan solo ignóralo, la ignorancia es uno de los peores castigos para Jungkook y si se levanta lujurioso haz lo que consideres oportuno —aclaró Jin abrazando a su hermana, consolándola.

Parecían una familia de lo más unida, algo que realmente me hubiera gustado tener.

— Si se pasa de la raya y consideras que tu vida está en peligro deja que tu loba llore de nuevo, lo tendrás a tu lado lloriqueando cual cachorrito asustado —agregó Rudy hablando por primera vez desde que pisó la habitación, a juzgar por su rostro se había pasado llorando algo más que un par de minutos.

Jin y Rudy abandonaron la habitación, dejándome con Namjoon y un inconsciente Jungkook a mi lado.

— Lo que has visto hoy... —comenzó a hablar negando con su cabeza—. Jungkook jamás será así contigo. No te imaginas lo especial que eres para él, por favor no le dejes castigarse por no haber podido controlar a su lobo, no le dejes que se crea que no es un buen alfa, muéstrale cariño aunque sea esta noche, demuéstrale que no lo esta haciendo tan mal contigo como el piensa —dijo caminando hacia la puerta—. Y no soy tonto, Jungkook no te da ni una pizca de asco, abandona tu coraza aunque sea esta noche, mañana haz lo que quieras —relató sin siquiera esperar un asentimiento de mi parte, tan solo dijo todo aquello antes de irse, dejándome a solas con Jungkook.

Observé su cuerpo de nuevo, las sábanas comenzaban a mancharse con su sangre, dándoles un aspecto rojizo oscuro.

No podía dejarlo así, con todas aquellas heridas sangrantes y abiertas sin desinfectar.

Me levanté sin perder tiempo, en busca del botiquín que había en el baño, en él no había gran cosa, un par de calmantes, gasas y betadine.

Cogí lo necesario antes de volver a la cama, sentarme en ella junto a Jungkook y comenzar a sacar las gasas para poder poner betadine en ellas.

Me acerqué aun más al herido alfa, con la intención de curar una de las mordidas que se hallaba en su pecho.

Acerqué mis temblorosas manos a su pecho, topándome con unos ojos dorados de lo más brillantes, había despertado.

La situación se tensó aun más cuando sentí cómo agarraba mi brazo con fuerza, evitando que tocara sus heridas.

Me quedé paralizada e hipnotizada por sus brillantes ojos, los cuales me miraban con intensidad.

Sentía cada latido de mi corazón rebotar en mis sienes, atenta y expectante por los movimientos de Jungkook, el cual no se movía.

Su respiración comenzó a acelerarse, haciendo que su cuerpo subiera y bajara con velocidad, causando que mi organismo activara todas sus alarmas de peligro.

En ese momento recordé las palabras de Jin "no le muestres miedo".

Tragué saliva con fuerza, como si me estuviera tragando todos mis miedos y con la poca valentía que me quedaba, llevé mi mano libre a su mejilla, acariciándola con delicadeza, haciéndole sentir cómo las yemas de mis dedos rozaban su suave piel, intentando transmitir con aquel roce tranquilidad, serenidad y paz.

Rocé la pequeña cicatriz que decoraba su pómulo causando que Jungkook abandonara su intensa mirada y cerrara los ojos, disfrutando de mi tacto, de la tranquilidad.

Comenzó a echar el peso de su cabeza sobre mi mano, a la vez que aflojaba el agarre con el que aprisionaba mi brazo.

En momentos como este, por todas las reacciones de Jungkook, comenzaba a pensar que sus hermanos y Namjoon subestimaban la inmensa nobleza que el alfa poseía.

Pasaron minutos en los que Jungkook estuvo deleitándose con mi toque, tirando levemente de mi brazo con el propósito de atraerme aun más a él, consiguiendo colocar mi cuerpo sobre su magullado pecho, sin importar sus heridas, sin mostrar ningún signo de dolor en su rostro, parecía que en aquel momento mi cercanía era lo único que realmente le interesaba.

Con los ojos cerrados acercó su rostro al mío, depositando un beso de esquimal en él, rozando ambas narices con ternura.

Parecía que aquella era la forma que teníamos de decirnos que estábamos ahí.

Recuerdo el día del sello cuando me regaló el primer beso de esquimal, sacándome una sonrisa en un momento tan espinoso y aterrador para mi.

Era la forma que tenía Jungkook de mostrarme su afecto, su autenticidad, mostrar que era él y no su lobo, aquellos gestos sinceros comenzaban a sentirse especiales.

Dejó mi brazo de lado, pasando sus calientes manos alrededor de mi cintura, abrazándome con fuerza contra su cuerpo.

Acepté aquel abrazo acurrucándome sobre su cuello, sintiéndome reconfortada después de todos los sucesos vividos aquella noche, cerrando mis ojos y dejándome llevar por el cariño de Jungkook, quien acariciaba mi espalda en círculos sobre la sudadera que portaba.

— ¿Estas bien? —me atreví a preguntar sabiendo que se encontraba de lo más relajado.

Jungkook en lugar de responder con palabras lo hizo con actos, depositando un tierno beso sobre mi cabeza, a la vez que cogía mi cuerpo, alzándolo de forma que nuestros rostros se encontraran a la misma altura, haciéndonos girar finalmente a ambos, dejando que cada uno apoyara la cabeza sobre la almohada, dejando nuestros rostros a escasos centímetros.

Me mostró sus entreabiertos ojos que aun conservaban ese intenso color dorado, me miraba fijamente, casi embobado podía llegar a decir.

— ¿Qué? —pregunté ante su atontada mirada.

— Eres realmente bonita —susurró en voz baja pues no le hacía falta hablar más alto dada nuestra cercanía.

Abrí mis ojos sorprendida por sus palabras ¿Bonita?

Jungkook sonrío al ver mi expresión de asombro y confusión.

— ¿Te duele? —formulé cambiando el rumbo de la conversación, no quería que me elogiara, me haría sentir terriblemente avergonzada. Obtuve una negación como respuesta, haciéndome fruncir el ceño extrañada ¿decenas de alfas lo mordían salvajemente y no le dolía?—. ¿Esa negación significa que realmente no te duele? o ¿estas fingiendo ser un macho pecho peludo ante mi para impresionarme aunque realmente te estas muriendo de dolor? —dije con todo el descaro que me caracterizaba.

Mis recientes apalabras sacaron una risueña sonrisa a Jungkook, el cual me miraba maravillado.

— Significa que, dentro de mi escala de dolor, que un par de alfas me muerdan se encuentran en el puesto número 10 —contestó removiéndose en la almohada, acercándose aun más a mi.

Me quedé pensativa ante sus palabras ¿cual ocuparía su número 1? Estaba claro que una gamma curiosa como yo no se quedaría con es duda.

— ¿Y el número 1? ¿qué es lo que más te duele?

— Eso es información demasiado valiosa como para compartirla —dijo sin perder la sonrisa—. ¿Acaso pretendes quitarme del medio y liderar a esta manada? —preguntó alzando una ceja de forma juguetona.

— Por supuesto ¿acaso piensas que estoy aquí por casualidad? —seguí su juego.

Me hacía gracia que después de todo lo ocurrido, fueramos capaces de dejarlo de lado para bromear y reír aunque sea por unos minutos.

— Ahora todo tiene sentido, es por eso que llegaste aquí de la nada seduciéndome con todo ese descaro y ese embriagante aroma a melocotón, adueñándote de mi cama, fingiendo ser alguien que no eres y encima siguiéndome el juego —pronunció todo aquello con un cierto toque de diversión dejándome algo descolocada—. Mejor no mencionamos tu insana afición por saltarte las normas —dijo esto último en una carcajada.

Intenté relajarme y fingir que todo lo que había dicho era meramente un juego, diversión, y que por nada del mundo estaba en lo cierto, fue por eso por lo que decidí reír con él.

— Tienes una gran imaginación —reí.

— Si, casi igual de buena que tu capacidad para mentir —rió conmigo.

"Entre broma y broma la verdad asoma" susurró mi loba cubriendo sus labios con una sonrisa, echándole más leña al fuego.

Aquello comenzaba a ser de lo más extraño, es decir, me estaba prácticamente diciendo en la cara que sabía que le mentía, pero lo camuflaba con una tierna sonrisa, mientras yo comenzaba a reír como histérica por no largarme a llorar, rezando porque Jungkook realmente estuviera bromeando.

Una vez cesó mi histérica risa ambos volvimos a la normalidad.

— ¿Habéis cazado algo? —inicié un nuevo tema de conversación, uno que estuviera bastante alejado del anterior.

— No, nos fuimos antes de tener suerte, para la próxima será —contestó apenado—. ¿Te encuentras bien? —preguntó preocupado, al parecer acababa de recordar que hace escasas horas se encontraba aniquilando a media población lobuna ante mis ojos.

—. Estoy bien —contesté en seguida, ganándome un aliviado suspiro por parte de Jungkook.

Dejamos que el silencio inundara la habitación para después ser roto por la ronca voz de Jungkook.

— Oye —llamó mi atención—. ¿Tienes algo que hacer mañana por la tarde?

Aquello me hizo sonreír, lo preguntaba como si fuera una ajetreada loba con su agenda repleta de responsabilidades, cuando mis únicas preocupaciones aquí eran comer, dormir y que no descubrieran mi condición de gamma.

— Mmm si, creo que después de la clase de pilates te puedo hacer un hueco —contesté con tono burlón haciendo que mi acompañante me mostrara sus tiernos incisivos.

— ¿Te importaría ayudarme con un entrenamiento? —preguntó rascando su nuca inconscientemente.

Aquella proposición me emocionó de sobremanera, un entrenamiento sería de lo más entretenido, sería perfecto para matar las horas que me pasaba encerrada en esta gran fortaleza.

— Si —asentí emocionada—. ¿De qué se trata?

— Mmm es un entrenamiento de estimulación visual y olfativa.

— Ah —asentí—. Y en español eso significa que yo voy a... —dejé aquella frase en el aire con el propósito de que él la contestara.

— Tan solo tienes que dejarme olerte y verte —respondió simple.

— ¿Sólo eso? —fruncí mi ceño extrañada.

— Bueno o lo que Namjoon considere oportuno —agregó.

— ¿Y cuál se supone que es la finalidad? —formulé curiosa.

— Aprender a controlar a mi lobo cuando este contigo, se acerca mi celo y debo estar preparado para no lastimarte los días previos a este, ya sabes los días previos al celo los alfas nos volemos un poco intensos —explicó detenidamente, intentando encontrar las palabras adecuadas con las cuales debía expresarse.

Asentí mirando sus expresiones, povocándome infinita ternura al escuchar sus palabras, me parecía realmente tierno que quisiera entrenar conmigo para no lastimarme, para poder controlarse cuando su lobo quiera hacerse con el control de su cuerpo, cosa que agradecía infinitamente.

Además de ternura sus palabras me causaron preocupación ¿qué pasaría el día de su celo? había tenido la oportunidad de ver a Jungkook en acción ver como causar la muerte para él era como dar un paseo por el bosque, ya me había demostrado que su fuerza era increíble ¿quién sería capaz de sujetarlo cuando enloqueciera? ¿cuándo dejara de ser él?

Todas esas dudas consiguieron evaporarse de mi mente al sentir cómo Jungkook me acercaba aun más a su pecho, dejándome acurrucarme junto a él, entre sus fuertes y protectores brazos.

Apoyé mi frente en su pecho desnudo, aspirando su fuerte aroma a chocolate, disfrutando del calor que emanaba su cuerpo y sintiéndome profundamente adormilada.

Aquella sería la primera noche de muchas en las que Jungkook y yo compartiríamos sábanas.

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Muchas gracias por leer💜💜💜

Love u Sinner❤❤❤

Pd: Sinners estoy de exámenes finales del grado y no tengo tiempo de nada, aún así me gustaría seguir actualizando algo los días de actualización, ayer no me dio tiempo a editar esta cap, y hoy pues tampoco mucho, si ven alguna falta de ortografía o algún error por fa coméntenlo para que pueda corregirlo. Gracias y sorry🧡

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