Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ₃

Todos los presentes en aquella sala nos quedamos observando la puerta por la que habían salido corriendo aquellos tres individuos, todos mirábamos con la misma expectación, algunos, como yo, sin entender nada, mientras otros dejaban que en su rostro aparecieran pequeñas sonrisas, como si supieran lo que pasaba, como si aquello fuera lo más normal del mundo.

Esto era tan extraño, en la manada de la que yo provenía nadie tenía la osadía de alzarle la voz al alfa de la manada, es decir, a mi padre.

Minutos después las puertas fueron abiertas, dejándonos a todos observar como los tres hermanos, alfa, beta y omega hacían su aparición de nuevo, todos ellos con el ceño fruncido.

Rudy se acercó a mi, y sin siquiera decir nada me cogió del brazo con fuerza antes de sacarme a rastras de la sala.

Ambas caminábamos por el pasillo hacia un rumbo que desconocía.

— ¿Dónde vamos? —me atreví a preguntar rompiendo aquel silencio.

— Al ala de las omegas, allí te explicaré las normas que debes seguir si quieres permanecer aquí —contestó más que seca.

Guardé silencio ante su respuesta y me dejé guiar por ella a lo largo de aquel interminable pasillo con incontables puerta.

Al fondo del mismo se hallaba una puerta más grande que las demás, deduje que esta llevaría al ala de las omegas pues nada más parar frente a ella los olores dulces inundaron mis fosas nasales.

Rudy sacó una llave y abrió la gran puerta, invitándome a pasar.

— Este es el ala de las omegas —comenzó a explicar—. Como ves puedes salir cuando quieras de ella, pero para entrar necesitas esta llave —señaló la anterior nombrada con un movimiento de muñeca, haciendo que estas tintinearan—. Está totalmente prohibida la entrada de un alfa o beta en este área, ni si quiera mi hermanito el gran alfa puede entrar.

— ¿Por qué?

— Por seguridad, así lo quiso Jungkook el día que se convirtió en nuestro alfa —dijo aquello comenzando a andar de nuevo—. La primera regla que debes saber es que está prohibido salir de aquí, si quieres ir al bosque deberás pedir permiso e ir acompañada de un alfa o un beta, jamás lo harás sola.

— Vaya gilipollez —susurré.

— ¿Cómo dices?

— Que vaya gilipollez —repetí sin titubeos—. Qué más da que salga sola fuera, se supone que hay guardias que vigilan el territorio.

— Las normas las pone Jungkook no yo, si tienes alguna queja se la dices a él —comentó con un tono un tanto irritado.

— Se lo diré —contesté sin echarme atrás.

— Bien, suerte con ello —me miró con una sonrisa retadora, como si ya supiera que esa guerra yo ya la había perdido incluso antes de empezarla—. Segunda regla, todas las omegas deberán ocupar sus dormitorios a partir de las 10 de la noche, una vez que entras no puedes volver a salir hasta las 6 de la mañana.

— ¿Hay alguna norma que sea coherente? —pregunté recibiendo un bufido en respuesta.

— Tercera norma —siguió hablando, ignorando mi comentario—. Es obligatorio tomar supresores y créeme que esto no se lo vas a poder rebatir a nadie.

Aquello me hizo querer reír, los supresores eran algo inservible para seres como yo, si mi celo llegaba no había nada en la faz de la tierra que pudiera pararlo.

— ¿Qué pasa si no los tomo?

— Esa opción no existe en esta manada, si quieres quedarte debes tomarlo —contestó tajante.

— Me parece injusto —me quejé.

— Ya te he dicho que la quejas se las des a Jungkook. Cuarta norma, al igual que los alfas tienen prohibida la entrada al ala de los omegas, esta terminantemente prohibida la entrada de omegas en el ala de los alfas.

— Esa si la acepto —asentí por primera vez en toda la mañana.

— Quinta norma, los alfas tienen una sala de entrenamiento y un horario muy estricto, no puede haber rondando omegas alrededor de la sala de entrenamiento.

— Tampoco es que me interese ver a una panda de alfas sudorosos entrenar —comenté restándole importancia a esa norma, además de que tampoco sabía dónde estaba la sala de entrenamientos como para andar husmeando por allí.

— Bien, sexta norma, debes informarme sobre de tus celos, cuando fue el último, cuando te toca el siguiente y todo lo que tenga que ver con el.

— ¿Un poco intenso no?

¿Cómo iba a decirle cuando me tocaba el siguiente celo si ni siquiera yo misma lo sabía? Mi celo era tan irregular y sorpresivo como la vida misma.

— Séptima y última norma, debes obedecer al alfa en todo lo que te diga.

— Discrepo —salté de inmediato.

Aquella mujer ignoraba todas y cada una de las palabras que decía, cosa que me incitaba a seguir hablando para molestarla aún más.

— Eres un gran dolor en el culo—contestó al fin haciendo caso a mis palabras, haciéndome sonreír victoriosa.

— En eso estoy de acuerdo —sonreí, hacer rabiar era mi pasatiempo favorito.

— ¿Alguna pregunta acerca de las normas?

— ¿Qué pasa si no las cumplo?

Otro de mis pasatiempos favoritos era saltarme las normas, bajo mi punto de vista no servían para nada.

— Serás castigada por Jungkook —habló con sencillez.

— ¿Qué clase de castigo? —formulé curiosa.

— El que Jungkook escoja para ti.

— Me parece injusto que las omegas tengamos tantas normas inútiles y estúpidas que cumplir mientras los alfas no.

— ¿Qué te hace pensar que los alfas no tienen normas? Te aseguro que ser alfa aquí es más duro que ser una incordiosa y contestona omega como tú.

Creo que eso era lo más bonito que me habían dicho en las últimas dos semanas.

— ¿También se les castiga cuando se saltan las normas?

— Todo el mundo es castigado, las normas son sagradas para Jungkook.

— ¿Y qué pasa si él se salta las normas?

— Lo que Jungkook haga o deje de hacer no es asunto tuyo.

Aquello me hizo fruncir mi ceño.

— Pasó a ser mi asunto en el momento que me hizo dormir en su cama, así que deja de ser una omega incordiosa y seca —imité su forma de dirigirse a mi.

Entrecerró los ojos incrédula ante mis palabras, la estaba sacando de quicio.

— Tienes suerte de ser la omega de Jungkook, sino hace tiempo que te hubiera puesto un punto en la boca.

Mi sonrisa se esfumó ante sus palabras, a diferencia del resto a mi no me importaría que me pegara, que pusiera un punto en mi boca como ella misma había dicho, lo que a mí realmente me molestaba era que me dijera que soy su omega, yo no era de nadie, por no ser no era ni una omega.

— No soy la omega de nadie —escupí con enfado.

Una fingida tos inundó el pasillo, interrumpiendo nuestra avivada conversación.

Ambas giramos nuestros rostros encontrándonos a un chico de cabello rojo chillón.

Nos sonrió mostrando una tierna dentadura cuadrada.

Un omega con olor a algodón de azúcar, sin duda la cosa más extraña que había visto nunca.

— ¿Es ella? —preguntó aquel omega curioso.

— Si, llévatela —dicho aquello se esfumó de aquel lugar.

Al fin, pensé que jamás se iría.

— Hola —saludó con simpatía—. Soy Taehyung.

— Hola yo... —no me dejó ni terminar la frase.

— Sang ___, aquí todos te conocen.

De acuerdo esto era demasiado extraño.

— ¿Por?

— Eres la omega de Jungkook, todo el mundo está hablando de ti, ven acompáñame, Jungkook quiere que te relaciones con los demás.

¿Pero qué cojones era esto? Aquí todo el mundo había hablado con Jungkook de mi, mientras yo apenas había cruzado unas palabras con él, y lo peor de todo es que hablaban de nosotros como si nos fuéramos a casar mañana.

— No soy su omega —repetí, tenía el presentimiento de que tendría que repetir esa frase unas cuantas veces más.

— Cierto, aún no te ha marcado, tranquila no creo que tarde mucho en hacerlo —intentó ¿consolarme?

— Tu tampoco estás marcado —señalé su cuello.

— Lo sé —dijo apenado—. Ven —me dirigió hacia una puerta—. Aquí es donde solemos pasar el día los omegas —abrió la puerta dejándome ver la habitación, estaba llena de chicas y chicos con aroma dulce y apariencia adorable—. Puede que sean un poco intensos, no te preocupes se les pasará —comentó al ver como todos clavaban sus ojos en mi—. Entiendelos y ten paciencia, es la primera vez que Jungkook está interesado en una omega.

Todos comenzaron a cuchichear ante mi presencia.

— Sácame de aquí —le pedí con la angustia plasmada en mi rostro.

Estaba demasiado acostumbrada a pasar la mayor parte de mi tiempo a solas, estar rodeada de personas y que estas estuvieran hablando de mi me hacía sentir abrumada, indefensa y con unas ganas terribles de salir corriendo.

Taehyung obedeció a mi mandato, sacándome de aquella sala.

— Lo siento —se disculpó cabizbajo.

— ¿Puedes llevarme fuera? Me estoy agobiando aquí dentro.

Taehyung era un omega demasiado servicial, no dudó en sacarme a la terraza, donde el viento chocaba con nuestros cuerpos, agitando nuestro pelo, haciéndome sentir mucho mejor.

— ¿Puedo preguntarte algo? —formuló con timidez.

Asentí en respuesta, respirando hondo el puro aire que me rodeaba.

— ¿Cómo es?

— ¿Quién? —pregunté sin entender.

— El alfa —aclaró—. ¿Cómo es a solas?¿es tan grande como la gente dice?

Podía ver ese brillo en sus ojos, estaba tan emocionado.

— No he pasado la noche con él —confesé.

Mis palabras hicieron que la desilusión y confusión le golpearan.

— ¿No ha dormido contigo?

— No. Háblame de él —pedí, a lo mejor él podía contestar a mis preguntas, no como la seca de su hermana.

Taehyung me miró dudoso, pero no tardó mucho en comenzar a relatar lo bueno que era el alfa de la manada.

— Es un buen alfa, es muy atento con todos nosotros, sobretodo los omegas, se pasa el día protegiéndonos, es muy tierno —habló con admiración.

¿Un alfa tierno?

— ¿Cuáles son los castigos para los omegas?

Aquella pregunta hizo que el omega se tensara.

— Bueno, él suele ser más benevolente con los omegas, depende de la norma que te saltes es un castigo u otro —contestó apoyándose en la barandilla, invitándome a imitar su gesto.

— ¿Alguna vez te has saltado las normas?

— Una vez —contestó apenado, parecía que realmente se sentía arrepentido de ello.

— ¿Cuál fue tu castigo? —la curiosidad me carcomía por dentro.

— Me encerró en el sótano durante una semana.

Aquel castigo no me sorprendía, diría incluso que era suave, mi padre sin duda era mucho más cruel con los omegas que Jungkook.

— ¿Y los alfas? ¿a ellos también los encierra si se saltan las normas?

— No, ellos no corren esa suerte, los alfas sufren castigos físicos y si han hecho algo muy grave el alfa se encarga de que no vuelva a suceder —habló con seriedad.

— ¿Los mata?

— No exactamente —dudó moviendo su cabeza de un lado a otro—. Pronto se acerca los celos de muchos de los alfas de nuestra manada, con el celo suelen saltarse las normas con más frecuencia así que podrás ver los castigos con tus propios ojos.

— ¿Los castigos se hacen públicamente? —pronuncié sorprendida.

— No, sólo los leves, si va a haber mucha sangre de por medio el alfa no quiere que haya omegas viéndolo, cosa que agradezco, odio la sangre —pronunció dejando que un escalofrío se adueñara de su cuerpo, seguramente al acordarse de la sangre.

— ¿No has visto su forma lobuna? —pregunté recordando su pregunta anterior, aquella que hacia referencia al tamaño de Jungkook.

— No —contestó con obviedad.

— ¿Cómo pelea entonces?

Esta manada era de locos ¿acaso el alfa peleaba en su forma humana?

— A Jungkook no le hace falta cambiar su forma para pelear, es tan fuerte en su forma humana que puede matar a un alfa en su forma lobuna en un abrir y cerrar de ojos, imagínate cómo de poderoso sería si sacara su lobo a la luz.

Mis sospechas se confirmaron, aunque me parecía un poco difícil de creer, Jungkook no me había parecido tan grande y poderoso cuando lo vi.

— ¿Pero nunca nadie lo ha visto?

— Solo sus hermanos y Namjoon, son los únicos que han tenido esa suerte.

Aquello no podía ser posible ¿un alfa que no muestra su forma lobuna? ¿Que no muestra toda su fuerza? ¿Cómo se supone que se gana el respeto de los demás?

— ¿Suerte?

— Dicen que su lobo es lo último que ves, sus hermanos y Namjoon siguen vivos.

Sin duda esta manada era demasiado distinta a la mía, el alfa no enseñaba su forma lobuna, existían reglas incluso para los alfas y encima no me dejaban salir sin compañía, aquello no tenía ni pies ni cabeza.

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Me pasé el día rodeada de omegas y Taehyung, lo cierto es que era realmente simpático y agradable, la única persona con la que me sentía un poco mejor.

Taehyung me enseñó toda el ala de las omegas, me sorprendió tanto cuando vi habitaciones blindadas para los días de celo, según Taehyung solo eran utilizadas por omegas que desprendían demasiadas feromonas, siendo capaces de atraer a los alfas incluso usando los supresores.

Poco a poco el día fue pasando y la noche se iba acercando.

Quería irme a la habitación y a la vez no, que el alfa no durmiera anoche conmigo no significaba que esto se repetiría esta noche.

— Deberías ir a dormir, es tarde, el alfa se enfadará si su omega no descansa como es debido —aconsejó Taehyung.

— Esta bien me voy a dormir, pero que conste que me voy porque yo quiero, no para contentarlo a él —aclaré haciendo reír a Taehyung.

— Si si lo que tu digas, te acompaño —se ofreció.

Ambos salimos del ala de los omegas para dirigirnos a la habitación.

Me sentía algo nerviosa, rezaba para que la habitación se hallara abandonada cuando yo llegara.

Una vez en la puerta Tae se despidió de mi moviendo su mano efusivamente.

Miré la puerta color canela, para respirar un par de veces antes de atreverme a entrar.

Cuando puse un pie dentro de la habitación el aroma a chocolate puro se adueñó de mis fosas nasales, haciéndome cerrar los ojos con fuerza.

Observé la habitación encontrándome a un chico de cabellos azabache, sentado en la enorme cama, con sus brazos apoyados en sus rodillas.

Alzó su cabeza en el momento que entré en la estancia, observándome con demasiada intensidad para mi gusto.

— Ya pensaba que no vendrías.

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Este capítulo es un poco más largo ¿les gusta que los capítulos sean largos o los prefieren cortos?

No quiero que se aburran con los capítulos largos.

Como han visto he cambiado la portada, jamás he echo algo así porque me gusta hacer las cosas por mi misma, pero pienso que su esfuerzo y tiempo en hacer la portada lo merecía.

Muchas gracias por hacerme una portada para Resiliencia -dolcemochi- , love u 💜

Muchas gracias por leer💜💜💜

Love u Sinners ❤❤❤


Pd: me encanta esta novela, creo que hasta la publicaría en físico ¿se imaginan encontrar Resiliencia en las librerías?

Bah soñar es gratis

Sinners las he echado de menos ¿qué han estado haciendo durante mi ausencia? Cuéntele a a tita Joonie 👀😏

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