Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ₂₆
La vigilia me acarició el rostro, alejándome del mundo de los sueños. Sentía mi cuerpo sumamente pesado, como si mis extremidades se hubieran quedado pegadas a la cama, haciendo de mi movilidad algo quimérico.
Me tomé el lujo de abrir los ojos levemente, incluso mis párpados pesaban.
Logré alzar mi mirada, observando su rostro, se encontraba con la boca abierta, durmiendo plácidamente, como si los pensamientos negativos no existieran y los problemas hubieran abandonado su cuerpo, dejándole en un estado de paz y calma absoluta.
Notaba un leve peso sobre mi cintura, el alfa que descansaba a mi lado me rodeaba con uno de sus brazos, dejando una sensación de calor sobre mi piel que se me hacía bastante agradable, me reconfortaba un poco del frío aire que rozaba mi cuerpo.
Suspiré con alivio, al final aquella descabellada idea de entrar en la cámara de los alfas no había resultado tan fatídica como habíamos imaginado, al menos por mi parte. En ese momento Jin apareció en mi mente, no sabía cómo había reaccionado Namjoon al tenerlo de frente en medio de su celo, una pequeña parte de mi aun temía por él, mientras otra me aseguraba que Namjoon era un gran alfa experimentado y que la vida de Jin más que correr peligro se hallaba en plena ventura.
Alcé una de mis manos, llevándola a su nuca, hundiendo mis dedos en su cuero cabelludo, dejando que mis cortas uñas se abrieran paso entre su cabello. El alfa ronroneo ante mis actos inclinando su cabeza para que pudiera acceder a más zonas de su cuerpo. Acaricié su nuca delineando un suave recorrido por toda su ancha espalda, no podía evitar sentir ternura al ver como encogía su cuerpo al rozar la piel que cubría sus costados, al parecer el alfa todopoderoso tenía cosquillas. La risa que emergió de sus labios cuando me atreví a acariciar uno de sus pezones me hizo querer abrazarlo, parecía un tierno cachorrito.
Acalló su risa cuando posó sus ojos sobre mi rostro, admirando cada una de mis facciones, tardó en parpadear, como si no quisiera perderse ningún detalle de mi rostro a causa de algo tan nimio como un parpadeo.
—Buenos días —rompí aquel silencio mañanero.
—Buenos días lobita —pronunció con su ronca voz de can recién levantado.
Recuerdos de la noche anterior pasaron por mi mente haciendo que apartara mi mirada de los ojos del alfa, me sentía algo intimidada y levemente avergonzada.
Cubrí mi cuerpo con las sábanas, sintiéndome así menos vulnerable ante su atenta mirada.
Jungkook desvió su objetivo, pasando de mis ojos a mi cuerpo, lo observó con detenimiento.
Posó una de sus manos en mi cintura, deslizándola por encima de las sábanas hasta mi cadera, donde dio un ligero apretón colocando una mueca de dolor en mi rostro.
Al ver mi reacción de dolor el semblante de su rostro cambió de inmediato, dando paso a la preocupación sobre sus líneas de expresión.
Tiró de una de las esquinas de las blancas sábanas que me cubrían, exponiendo mi cuerpo ante sus ojos y con él unas marcas moradas que cubrían parte de mis caderas y glúteos. Aquellas señales tenían una forma definida, los dedos de Jungkook habían sido impresos en mi piel durante la noche de su temido celo, cuando me agarraba con fuerza y posesión.
—Lo siento —vocalizó apenado, podía leer en sus ojos el terrible sentimiento de la culpa.
No alcancé a pronunciar palabra, sin duda era una de las partidarias de los hechos, un gesto, una acción eran mucho más poderosas que unas simples palabras.
Acaricié su rostro, asintiendo con mi cabeza, dando a entender que todo estaba bien, sabía que aquellas marcas no las había hecho Jungkook, sino su lobo; que me sentía a gusto a su lado y que a pesar de aquello no me arrepentía en lo más mínimo haber hecho acto de presencia aquella noche.
El alfa aún mantenía aquella expresión de arrepentimiento en su rostro. Se acercó aún más a mi y me envolvió con sus fuertes brazos, regalando un tierno y desesperado abrazo de disculpa, apoyando su mentón sobre uno de mis hombros.
Correspondí aquel abrazo, pasando mis manos por su ancha espalda acariciándolo levemente, intentando hacerle sentir reconfortado.
El alfa posó sus labios sobre mi hombro donde dejó un pequeño beso. Se alejó unos centímetros, consiguiendo que nuestras miradas chocaran, regaló varios besos sobre mi piel, dejando una hilera de estos desde mi brazo hasta mis caderas, rozando aquellas tiernas fresas que formaban su boca con las moradas marcas sobre mi extensión.
Su tacto sobre mí no llegaba a doler, admiré aquel gesto, aquellos mimos a las partes dañadas de mi débil y sensible cuerpo en señal de disculpa. Tener al alfa todo poderoso
arrodillado frente a mí lamiendo y besando mis heridas se me hacía una escena demasiado irreal, como si aquel acto de sumisión y disculpa no fuera propio de un alfa, sonreí ante aquel pensamiento, cuando se trataba de Jungkook todo era diferente, me atrevería a decir que casi sacado de un cuento de hadas.
Sentí algo de nerviosismo cuando beso los cachetes de mi trasero, al ver la ternura con la que lo hacía aquella inquietud se disipó dejando entrar a la calma.
—¿Cómo te sientes? —formulé sin apartar mi mirada de él.
Sentía suma curiosidad por saber cómo se sentía el alfa, dado que aquel había sido su primer celo en presencia de un acompañante, al menos que yo supiera.
—Adolorido —confesó.
—¿Qué te duele?
—Todo, mis músculos arden, mis manos queman, mi corazón late desganado como si no le quedaran fuerzas para más y mi mente se encuentra tan torturada que el simple hecho de pensar me produce un insoportable dolor de cabeza, pero cuando te miro, esos bonitos ojos grises arrebatan cualquier atisbo de dolor en mi ser, tienes el poder de parar el tiempo con tu presencia, contigo no importa cuántos males sucedan pues tengo la certeza de que no serán nada comparado con la luz que desprendes —habló con la sinceridad plasmada en sus ojos—. Y ver lo que te he hecho me mata por dentro, desgarra mi garganta con lentitud dejándome unas terribles ganas de echarme a llorar de impotencia —enterró su rostro en mis piernas, como si no soportara la idea de verme con la piel marcada.
Aquellas palabras calaron en mi ser, que alguien tuviera esos sentimientos por mi, que causara aquella calma en él y que el mero hecho de herirme levemente lo posicionara en tal malestar, era la primera vez en mi vida que sentía que era importante para alguien, que representaba algo en la vida de otra persona, algo más que desprecio y desidia.
—Me siento bien, los moretones no me duelen, tu malestar si que lo hace y más cuando este se debe a mí —acaricié su pelo y deslicé mi mano por su mejilla hasta llegar a la barbilla donde ejercí una ligera presión hacia arriba con el objetivo de que me mirara.
Sonreí levemente observando su rostro, qué difícil era salvar a alguien cuyo verdugo era el mismo. Jungkook era un ser demasiado duro consigo mismo y muy a mi pesar demasiado cabezota como para hacerle cambiar de opinión con un par de caricias y una pequeña sonrisa.
Su semblante cambió de forma radical, la seriedad baño su rostro, pero había algo que no me terminaba de cuadrar del todo, una pequeña mueca, una de la comisura de sus labios se alzó ligeramente, podría decir que de una manera ¿juguetona?
—Me has desobedecido, no solo has entrado en el ala de los alfas sino que has tenido la osadía de colarte en la cámara que protege a toda la manada de mi celo.
"Maldito alfa bipolar" farfulló mi loba con recelo.
Palidecí al escuchar sus palabras, me había saltado las reglas y le había desobedecido, pero por primera vez la iniciativa no fue mía y eso en cierta forma me hizo querer rechistar.
—En mi defensa alegaré que la idea no fue mía, es más fui arrastrada en contra de mi voluntad hasta el ala de los alfas —me quejé inflando los cachetes de mis mejillas, rezando por que el alfa no se tomará a malas ni mis palabras ni mis actos pues no sabía a qué clase de castigos se enfrentaba una gamma cuando irrumpía en el ala de los alfas, esperaba que optar por la vía cómica diera resultado.
—¿De quién fue la idea de traerte aquí? —esta vez aquella mueca juguetona había desaparecido, solo la seriedad decoraba su rostro.
Me quedé pensativa ante sus palabras ¿delatar a Rudy? No era santa de mi devoción pero aun así jamás sería capaz de delatarla, teniendo en cuenta que la única finalidad de sus actos fue que nuestro sufrimiento cesara, Rudy era una chica fría, algo desagradable cuando se dirigía hacía mi, pero me había demostrado que era una buena omega que lo único que buscaba era lo mejor para los suyos, de los cuales yo formaba parte.
—¿No puedes dejarlo pasar? Tu estas bien, yo estoy bien, nadie ha salido herido ¿por qué esa necesidad de buscar un culpable?
—Las reglas existen por algo, que no tengamos algo que lamentar no significa que quienes han hecho las cosas mal deban salir impunes. Incumplir las reglas trae consecuencias detrás, siempre.
—¿Y si se han incumplido las normas por un bien común? ¿No se podría hacer una excepción? —intenté hacer cambiar su opinión, pero lo único que conseguí fue a un Jungkook de ceño fruncido.
—Son las normas las que se hicieron por un bien común, llevo entrenando semanas para este día, ¿Y si no hubiera estado listo? ¿Y si no hubiera podido controlar a mi lobo? —escupió malhumorado dejándome ver como el dorado emergía en sus iris—. Ya te contesto yo, estarías muerta. No hay excepción que valga quiero al culpable en mi despacho en una hora, si es un cobarde y no aparece las consecuencias afectarán a toda la manada. Se acabó esta conversación —sentenció arrebatándome cualquier intención de rebatirlo.
Acto seguido se levantó de la cama dejándome ver su desnudez, me sentí hipnotizada cuando mis ojos se centraron en la zona inferior al ombligo, aquello que tanto ocultaba y que tan boquiabierta me dejaba.
El alfa se percató de mi mirada, siendo imposible que nuestras mejillas no se encendieran.
—Perdón, no he visto nada —me disculpé rápidamente, tapando mis ojos y diciendo lo primero que se me vino a la mente.
Podía escuchar a la perfección como mi loba se reía, tapando con sus manos aquella amplia sonrisa.
—¿Nada? Yo diría que más bien todo —comentó el alfa susurrando esto último, avergonzado mientras cubría su hombría con unos pantalones sueltos—. Deberíamos salir ya, tengo asuntos que atender —rascó su nuca mientras hacía un ademán con su mano, indicando que me levantara.
Hice el amago de levantarme cuando caí en la cuenta de que no tenía nada que ponerme, Jungkook y su lobo se habían encargado de rasgar mi ropa la noche anterior.
—¿Qué sucede? —preguntó el alfa observándome curioso al ver mi falta de movimiento.
—No tengo nada que ponerme —confesé cabizbaja.
No sabía de dónde sacaba aquel pudor y vergüenza, cuando hace escasos minutos Jungkook se encontraba besando mi piel desnuda.
—Oh, disculpame —corrió hacia una de las esquinas de la habitación donde yacían sus boxers, aquel que quite con sumo atrevimiento.
Portando aquella prenda en sus manos se posicionó junto a mi, sentado en la cama, sacó mis piernas las cuales se hallaban ocultas tras las sábanas y con sumo cariño colocó a medias aquella prenda de ropa, dejándola por mis muslos, dándome el espacio y la intimidad para que yo terminara de colocarme dicha prenda.
—Creo que tiene que haber alguna camiseta por aquí —habló mientras miraba por otra de las esquinas de la habitación, sacando una gran camiseta negra—. Espero que te sirva.
Coloqué la camiseta sobre mi cuerpo la cual llegaba por encima de mis rodillas.
—¿Te sientes cómoda? —formuló con preocupación observando mi atuendo.
Asentí en respuesta con una pequeña sonrisa.
El alfa dio un beso fugaz en mi mejilla antes de posicionarse delante de la puerta, la cual no tenía ni idea de cómo abriría.
A la derecha de la puerta había una pequeña placa transparente que emitió una luz azul sobre los ojos de Jungkook, la bombilla que había sobre la puerta se coloreó de verde seguida de un click, sonido que indicó que la puerta estaba abierta.
—¿Cómo? —pregunté sin entender el sistema de apertura.
—Esta placa de aquí lee mis ojos, la única manera de abrir esta puerta es que mis ojos no se encuentren de color dorado, de esta forma me es imposible abrirla durante el celo o estado de excitación.
Asentí asombrada por la tecnología que portaba aquella cámara, pues su estética era de lo más medieval.
Acompañé a Jungkook en la salida, hombro con hombro cruzamos la puerta de la cámara.
Nada más poner un pie en el pasillo donde tomamos aquella importante decisión, de la que dudaba que alguno se arrepintiera, un potente olor a cítricos nos golpeó al alfa y a mí. Abrí mis ojos con sorpresa, alguien llamado Jin había pasado una muy buena noche.
Mi loba y yo nos codeamos, ambas felices por el simpático beta.
Di un paso hacia delante, pensando en continuar nuestro camino, cuando caí en la cuenta de que Jungkook no me seguía, giré mi rostro buscándolo, encontrándome a un alfa de ojos dorados, puños apretados y respiración agitada.
Ahí fue cuando caí en la cuenta de que él no estaba al tanto de nada y que las relaciones que podían mantener sus hermanos era algo, al parecer, inviable para él.
—Jungkook —llamé con voz temblorosa.
El alfa centró su mirada en mí, podía ver la rabia y furia plasmada en su rostro.
Gruñó con fuerza antes de abandonar su lugar, caminando con rapidez hacía la cámara de Namjoon, de donde procedía aquel notable olor a cítricos.
—Jungkook —grité mientras corría tras él.
Temí por ellos y esperaba con todas mis fuerzas que aquella puerta blindada los protegiera de la furia del alfa.
—Jungkook escuchame —supliqué mientras sujetaba su brazo.
El alfa paró en seco ante mi tacto.
Giró su cuerpo hacía mi, dejando detrás la puerta de la cámara, encarándome.
—Mi hermano está ahí dentro —gruñó con la voz más potente que había escuchado jamás, haciéndome estremecer—. Con un alfa en celo —sacó su voz de alfa dejándome petrificada en el suelo, antes de darse la vuelta.
Mi loba se escondía hecha una pequeña bolita temblorosa.
Era la primera vez que escuchaba su voz de alfa.
Jungkook ni siquiera me dejó tiempo para procesar toda la información, comenzó a patear la puerta de la cámara, formando un gran estruendo.
Consiguió abollar la lámina de acero en apenas unos minutos, cuando me quise dar cuenta se encontraba agarrándola con sus manos, la arrancó de cuajo y arrojó la puerta blindada por el pasillo como si una hoja de papel se tratase.
Aquel acto provocó un gran malestar en mi estómago, como si hubieran pateado mi vientre reiteradas veces, el horror me invadió, sentía un gran nudo en mi garganta, quería pedir ayuda, gritar, pero el miedo me tenía atada de pies y manos, ni siquiera era capaz de moverme.
Una lágrima se deslizó por una de mis mejillas, se sentía como si fuera el final, como si todo el bienestar de hace unas horas se esfumara para dar paso al auténtico terror de la furia del alfa.
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Buenas noches Sinners, como dije quería publicar el capítulo antes de que acabara el finde y aquí está.
Siento haber estado tan desaparecida, han sido unos años de altibajos. Estoy en un momento en el que he alcanzado todos mis objetivos, es por eso que una vez alcanzados he podido ponerme con la escritura de nuevo, amaría actualizar semanalmente esta novela y declarar el domingo como día oficial de actualización, pero no quiero prometer nada.
Me siento demasiado feliz, he conseguido entrar en una universidad de prestigio, en la carrera que quería, he cambiado de ciudad, me he independizado y vivo con la persona más bonita que he conocido en mucho tiempo, me siento como una prota de wattpad.
Sinners luchen por la vida que quieren, con esfuerzo y sacrificio al final todo llega.
Espero que tengan una bonita semana y empiecen el lunes con más fuerzas que nunca para ir a conseguir lo que les pertenece, la felicidad.
Las he echado mucho de menos, espero que nos podamos leer el próximo domingo, sería sinónimo de actualización.
Gracias por leer 💜💜💜
Love u Sinners ❤️❤️❤️
Pd: voy a estar un poquito más activa por insta, por si les gustaría pasarse:
@park_joonie_97_
Pd2: #prayforNamjoon
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