Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ₁₃


Kim Namjoon

Terminé de lavar mi cara antes de ver mi reflejo en el espejo.

Rostro pálido, labios agrietados, mirada perdida y una camiseta negra que hacía juego con mis ojos, pero no con mi grisáceo cabello.

Miré la hora, tres y media de la mañana, debía salir cuanto antes hacia el ala de los alfas si no quería que Jungkook me desollara vivo.

Abandoné mi habitación lo más rápido que pude, recorriendo los pasillos de aquella gran fortaleza en la que llevaba viviendo desde el día que abrí los ojos por primera vez.

Llegué al fin al ala de los alfas, abriendo la gran puerta blindada de acero con la llave que me correspondía, me adentré en dicha ala, corriendo por el amplio pasillo que daba a una de las salas de entrenamiento que aquel alcázar poseía.

Nada más entrar pude ver a Jungkook de pie, terminando de organizar todo lo que haríamos durante la caza de alfas, mientras el resto se hallaba corriendo de un lado a otro, nerviosos, ansioso y expectantes por lo que nos depararía el día de hoy.

Me acerqué al alfa de la manada, quedando a su lado, Jungkook ni siquiera giraba su rostro, como si realmente no estuviera al tanto de lo que sucedía a su alrededor, si no fuera por la de años que he pasado a su lado pensaría que ni siquiera se había dado cuenta de mi presencia, sin embargo, la experiencia me decía otra cosa muy distinta.

— Llegas tarde —comenzó a hablar haciéndome comprobar el reloj, 3:31 marcaba este—. ¿A qué se debe tu tardanza? —preguntó serio.

— No podía dormir —contesté sincero y neutral, sin mostrar expresión alguna.

Jungkook asintió en respuesta volviendo a concentrarse en el mapa del bosque que cargaba en sus manos.

Me tomé aquello como una concesión para poder marcharme y hacer mi trabajo.

Froté mis ojos somnoliento, no había podido pegar ojo aquella noche, la ausencia de un precioso beta con olor a cítricos me había robado el sueño.

Me había acostumbrado a compartir mis sábanas con él, aspirar su aroma antes de caer en los brazos de Morfeo, poder sentir su cuerpo entre mis brazos antes de abandonar la vigilia. Por desgracia anoche no fue así, debido a la caza de los alfas realizada en el día de hoy no podíamos arriesgarnos a compartir cama y que Jungkook nos descubriera.

Recuerdo el día que todo esto comenzó, el día en el que ese alocado beta me robó un inesperado beso en la cocina para después seguir como si nada, como si  no hubiera sucedido.

Jin y yo nos habíamos criado juntos, habíamos sido buenos amigos durante nuestra infancia y adolescencia, siempre de un lado a otro, protegiéndolo como el buen alfa que debía ser.

Cuando Jungkook nació, ambos, junto con Rudy, nos encargamos de brindarle nuestra compañía y protección, sabiduría y atención, pero Jungkook era diferente, los años pasaban, los veranos acababan y Jungkook aun no había presentado su condición a la manada.

Aquellos días de angustia, desesperación, terror y tristeza las pasamos juntos, poco a poco Jin y yo nos volvíamos más cercanos, a la par que las cosas en la manada empeoraban.

Se sentía como si mientras el resto se estuviera apagando, el amor entre Jin y yo florecía.

El día que Jungkook se presentó como alfa, el día que nos mostró a su lobo, sin duda, fue el día más difícil que alguna vez habíamos vivido, sin embargo también fue uno de los más felices, pues justo ese día Jin decidió robarme el famoso beso de la cocina.

Después de ese día nada volvió a ser como antes, el día de la presentación de Jungkook también tuvo lugar su proclamación como el nuevo alfa de la manada Jeon, por lo que Jin, Rudy y yo nos encargamos de instruir a un alfa de 16 años recién presentado y extremadamente sensible a los estímulos de su alrededor, ya he perdido la cuenta de la cantidad de huesos que me ha roto Jungkook en sus arrebatos de ira o durante sus celos, sujetándolo para que no se comiera al primer omega que se apareciera ante él.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por el carraspeo de Jungkook, informándonos con la mirada de que todos debíamos colocarnos en fila frente a él, mirándolo mientras se paseaba de izquierda a derecha observando nuestros rostros, analizándonos.

— Saldremos a las 4 de la mañana, dentro de 15 minutos exactamente —informó cuando se detuvo en el centro de la sala—. ¿Las normas? —preguntó retóricamente—. ¿Qué pasa si nos topamos con una omega sola en el bosque?

— La ignoramos —respondí como era usual—. A no ser que esta necesite ayuda.

Jungkook solía hacer las mismas preguntas cada vez que salíamos de caza, yo, como su alfa de mayor confianza, me encargaba de responderlas de forma que quedaran cristalinas para los nuevos alfas de la manada.

— ¿Qué pasa si nos topamos con un beta? —siguió con sus preguntas mientras observaba todos los rostros de los alfas presentes.

— Lo ignoramos —dije escuchando cómo la suela de los zapatos de Jungkook resonaba en el suelo cada vez que daba un nuevo paso.

— ¿Y si este nos ataca?

— Nos aseguramos de que no vuelva a ocurrir.

— ¿Y el cuerpo?

— Nos lo llevamos, no podemos dejar rastro de él, podría iniciar una indeseada guerra entre manadas —contesté con obviedad, lo único que nos faltaba ahora era tener más frentes abiertos.

— ¿Y si es un alfa a quién nos encontramos?

— Lo cazamos —pronuncié con fuerza, aquella era mi parte favorita.

Jungkook asintió ante todas mis palabras, curvando levemente sus labios, a él le gustaba aquello tanto como a mi.

— Reclutaremos a todos los alfas que encontremos, pero si estos pertenecen a la manada de los Sang serán llevados a la sala de castigos —aclaró modificando levemente las normas—. Preguntas.

Era obvio que no habría preguntas, no creo que alguno se atreva a alzar la mano para dirigirle la palabra a Jungkook, pensarían que están poniendo en duda la capacidad de explicación que su alfa poseía, algo realmente impensable.

Dicho todo aquello, Jungkook se dio la vuelta, esperando a que todos los alfas presentes le siguiéramos, y así fue.

Todos le seguíamos por el interior de los pasillos, en silencio, Jungkook no quería que los omegas despertaran por nuestra culpa.

En menos que canta un gallo cerca de 50 alfas nos encontrábamos a las puertas del alcázar, todos preparados para cambiar nuestra forma, a la espera de que Jungkook diera la hora de salir.

El viento de la noche rozaba nuestros rostros, cuando el alfa de la manada giró su cuello para vernos a todos, moviendo ligeramente su cabeza, indicando que la hora había llegado, debíamos cambiar nuestra forma y empezar a correr en dirección al camino establecido por Jungkook para la caza de hoy.

Escuché mis huesos tronar, cómo la ropa que vestía se desgarraba ante el cambio de volumen que mi cuerpo estaba experimentando, toda mi extensión fue cubierta por un pelaje castaño claro, regalando un toque de ternura al efecto de lobo feroz que causaban mis fauces, o al menos eso era lo que Jin opinaba acerca de mi forma lobuna.

Observé junto a Jungkook cómo todos los lobos corrían adentrándose en el bosque mientras él y yo nos quedábamos atrás.

Jungkook siempre mantenía su forma humana, hiciéramos lo que hiciéramos jamás dejaba salir a su lobo al exterior, era por ese motivo por el que siempre me quedaba a su lado, haciéndole compañía durante la caza, pues a pesar de lo fuerte que era, su velocidad como bípedo no se asemejaba a la de un lobo.

No podía evitar protegerlo, por muy alfa de la manada que sea, para mi siempre será el pequeño Jungkook.

Caminé y caminé a su lado, en silencio, esperando a que se decidiera a hablar.

Jungkook era el tipo de persona a la que no le podías preguntar por su vida o por sus problemas, pues lo único que recibirías por su parte sería indiferencia e ignorancia hacia tu persona, debías esperar a que él se sintiera preparado para hablar.

— Necesito un entrenamiento especial —habló al cabo de unos minutos.

— Especifica —pedí, había cientos de entrenamientos especiales.

— Estimulación olfativa y visual —comenzó con tecnicismo, cosa que me causaba gracia, Jungkook es bastante profesional en lo que a entrenamientos respecta.

— Qué olor y qué imagen —no sabía ni por qué preguntaba aquello, conociéndolo, ya me hacía una idea del olor y la imagen que quería para entrenar.

— Melocotón y ___ —contestó directo y sin titubeos.

— ¿A qué se debe la solicitud de ese entrenamiento?

— Quiero dormir con ___, pero aun no me siento preparado para pasar la noche entera aspirando su aroma, aun no tengo el control total de mi lobo y después del sello me cuesta más estar a su lado e ignorar las plegarias de mi lobo —explicó con preocupación. Jungkook era el alfa que más entrenamientos había realizado, proporcionales a su fuerza, había conseguido controlar sus arrebatos de ira, mantener a su lobo a raya cuando este se enfadaba, pero el tema de la excitación era algo que aún se le resistía, y a pesar de lo mucho que luchaba contra su naturaleza, al final él seguiría siendo un fuerte alfa—. No quiero que se arrepienta de estar a mi lado y vuelva a comportarse arisca conmigo. 

— Jungkook por mucho aroma a melocotón que te traiga y por muchas imágenes de ___ que te enseñe no será suficiente, no será lo mismo tenerla delante a ella que a una foto, si quieres hacer ese entrenamiento debe ser con ella —hablé desde la experiencia, recuerdo los entrenamientos que le pedí a Jin para no comérmelo delante de todos los presentes durante mis días cercanos al celo, claro que mi lobo no era como el de Jungkook—. Haz una excepción y llévala a una de las salas de entrenamiento, estará monitorizado por mi en todo momento, no tienes porqué temer, si veo que comienzas a perder el control me la llevaré y la pondré a salvo lejos de ti.

Mis palabras hicieron pensar a Jungkook, barajar las distintas opciones.

— ¿Y si no quiere ir? Es una lobita muy testaruda.

— Lo dices cómo si no supieras usar las palabras correctas, no le des opción a negarse pero sin parecer que la estas obligando, algo sutil que la haga aceptar.

— De acuerdo algo sutil —asintió repetidas veces como si estuviera anotándolo mentalmente.

Sonreí ante la imagen, Jungkook a veces seguía siendo un cachorrito de 16 sin presentar.

Seguimos caminando a paso lento, disfrutando del bosque y su puro aroma. Me gustaba la manera tan suave que tenía el viento que acariciar mi pelaje, me hacia sentir tranquilo y en paz.

— Alfa —llamó uno de nuestros lobos mientras corría hacia nosotros—. Alfa hay un delta en los límites de nuestro territorio.

— ¿Cuánto tardarías en llegar?

— Dos minutos —contestó eufórico, era un lobo muy joven, diría que recién presentado.

— Si para cuando llegues sigue en nuestro territorio, mátalo y déjalo allí, visible para el resto de deltas —ordenó Jungkook con frialdad, como debía ser.

Dicho eso el joven alfa corrió con rapidez hacia su objetivo.

Un delta era un cambiaforma poderoso a la par que inestable, algo así como una bomba de relojería que podría explotar en cualquier momento. Eran demasiado peligrosos como para estar en nuestros territorios campando a sus anchas.

Poco a poco aligeramos nuestro paso, alcanzando a más de un alfa de nuestra manada, todos mirábamos a nuestro alrededor, pendientes a todo lo que sucedía, en busca de un alfa al que cazar.

Uno de nuestros alfas comenzó a lamentarse, gemir de dolor, un gran aullido emergió de su garganta siendo devastador para todos.

Antes de que nos diera tiempo de reaccionar este ya se hallaba de vuelta a la fortaleza, detrás de él otros dos alfas, también emparejados, corrieron entre aullidos desesperados y gruñidos rabiosos.

Palidecí al escucharlos, al saber lo que todos esos alaridos significaban, todos esos lobos estaban emparejados.

— Los omegas —susurré buscando la mirada de Jungkook, sabiendo que algo andaba mal.

— ___ —pronunció el alfa sin dejar que la voz emergiera de su garganta.

Pude ver el terror en los ojos de Jungkook antes de que este saliera corriendo en busca de su loba.

Jungkook no era el único que tenía a alguien importante en aquella fortaleza, Jin también se encontraba en ella.

Comencé a correr a su lado, manteniendo su ritmo, pues a pesar de que deseaba correr todo lo que mis patas alcanzaran, no podía dejar a Jungkook solo.

El alfa al percatarse de mis intenciones no dudo en soltarme una reprimenda.

— Rudy también está ahí, corre —gruñó sumamente enfurecido, con sus ojos encendidos.

Entendía su sentimiento de rabia e impotencia, si sacara su lobo al exterior llegaría en cuestión de segundos, pero eso era algo que no debía suceder.

Obedecí su mandato dejándolo atrás.

Corrí con todas mis fuerzas, sintiendo incluso mis pulmones arder en busca de aire, escenas de lo peor que podría estar pasando se cruzaban en mi mente, incitándome a correr aun más rápido.

Podía ver las puertas de la fortaleza a lo lejos abiertas de par en par, parecía una invitación a todo desconocido que se paseara por allí.

En cuestión de segundos atravesé las puertas, encontrándome con una encarnizada pelea de alfas, pelea que acabaría cuando Jungkook llegara.

Decenas de lobos abriendo y cerrando sus fauces, mostrando sus afilados caninos al contrincante, lanzándose a su yugular cuando veía la oportunidad, deseosos por hundirse y desgarrar su pelaje, sus gargantas, dejando que el color rojo brillante tapizara la entrada de nuestro hogar.

Milésimas de segundos en las que infinidad de sucesos tenían lugar, decenas de corazones latiendo desenfrenados, buscando apagar el de enfrente con rabia.

Aquel bípedo alfa de ojos dorados, protagonista en la vida de la mayoría de los presentes, hizo su aparición, captando la atención de todos los presentes al sacar su voz de alfa, un gruñido procedente de sus fauces que haría temblar hasta los cimientos de la fortaleza.

Caminó con tranquilidad entre los alfas que ahora se hallaban estáticos, observando los movimientos de Jungkook.

Nuestro alfa se detuvo, clavando su vista en uno de los alfas que se encontraba frente a él, dicho alfa hizo el amago de gruñir, gruñido que fue tapado por un llanto lobuno demasiado especial, tanto como para hacer temblar a Jungkook y que en cuestión de segundos consiguiera que el corazón del lobo frente a él dejara de latir, romper cuellos era su especialidad, rápido, limpio y elegante.

Al ver su rostro pude saber en la clase de peligro que nos encontrábamos todos los presentes, ver correr a Jungkook desesperado en busca de su loba, cómo sus ojos cada vez se veían más brillantes me hicieron correr tras él antes de que se mascara la tragedia.

Pues cuando tocabas lo más preciado para el alfa, conocías su ira.

Pues Jungkook no iniciaba las peleas, él las terminaba.

.
.
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Sang ___

— ___, ___, ___ —llamaron mi nombre sobresaltándome.

Abrí mis ojos sobresaltada, viendo a un Jin más que preocupado, zarandeándome de un lado a otro, buscando mi despertar.

— ¿Qué pasa? —pregunté agitada.

— Están aquí —gritó histérico—. Los alfas están aquí.

— ¿Jungkook? —formulé extrañada, pensé que tardarían más tiempo, estaba segura que no serían ni las 5 de la mañana.

— Los Sang —pronunció haciéndome estremecer—. Están aquí, saben que Jungkook no está, están buscando omegas, muévete —dijo esto último tirando de la sudadera que portaba como pijama.

Me sacó de la cama igual de asustado que yo.

Abrió la puerta con sumo cuidado, mirando a ambos lados, comprobando que los pasillos se hallaran desiertos.

Salimos de la habitación, corriendo desesperados por los largos pasillos, no sabía a donde me llevaría Jin, pero en ese momento, ese era uno de mis menores problemas.

Si alguien llegaba a verme, si alguien de la manada de los Sang llegaba a reconocerme estaría oficialmente muerta, si no me mataba la manada de los Jeon por mentir a su alfa, me mataría la manada de los Sang por tener la osadía de largarme a vivir con la manada enemiga.

El beta y yo nos introdujimos apresuramos en el ala de los omegas, donde supuse que llegaríamos a las habitaciones blindadas.

Abrió las grandes puertas de dichas habitaciones haciendo uso de su fuerza de beta, dejándome ver el interior de la habitación, en ella se encontraban todos los omegas de la manada, se veía como una aglomeración temblorosa de cambiaformas con olor dulce.

Entre todos aquellos omegas y algún que otro beta pude distinguir el rostro de Rudy y Tae, ambos abrazados, temblando con miedo. No dudé en acercarme a ellos, quedando a su lado junto con Jin.

No los abracé, en ese momento no me salían actos cariñosos o reconfortantes, solo me salía enmudecer, rodearme a mi misma con  mis propios brazos y esperar a que todo aquello acabara, para bien o para mal.

Tae al verme hizo el amago de acercarse a mi para hacerme participe de aquel abrazo, al ver cómo me alejé levemente entendió que necesitaba mi espacio.

— Hey —llamó mi atención Jin—. Tranquila, Jungkook tiene la habilidad de aparecer cuando más se le necesita —regaló una pequeña sonrisa—. Solo te pediré una cosa, es importante que lo cumplas ___.

— ¿El qué? —formulé encontrando algo de indignación entre el todo el miedo que sentía, incluso cuando mi vida estaba en juego había normas que cumplir.

— No dejes que tu loba rompa en llanto. —pidió Jin sumamente serio.

Aquello me pareció extraño, sentía que  mi vida acababa y no podía si quiera dejar a mi loba llorar, la cual se encontraba hecha una pequeña bolita gris y temblorosa.

A pesar de que ella y yo eramos una, sabía que los Sang le habían causado más dolor a ella, sabía que el fondo se sentía culpable por ser una gamma y haber hecho que todos me trataran como lo hicieron, sin embargo yo jamás le eché la culpa por aquello, asumí que gamma nacimos las dos y que así moriríamos, ambas juntas.

— ¿Por qué? —pregunté con curiosidad, pues por muy malos que fueran los acontecimientos, siempre había espacio en mi organismo para la curiosidad.

— Si tu loba llora no será Jungkook el que entre por esa puerta, será su lobo quien lo haga y creéme, ahí si que vas a tener motivos para llorar —aclaró.

Anoté mentalmente aquella orden, no debía dejarla llorar si quería seguir respirando, por mucha curiosidad que me causara ver cómo era el lobo de Jungkook.

Estaba por contestar a Jin, el cual se había quedado a la espera de una respuesta tranquilizadora, una respuesta que le hiciera saber que por nada del mundo dejaría a mi pequeña loba llorara, respuesta que pensaba dar antes de que la puerta que nos protegía fuera derribada, antes de ver como un grupo de alfas se colaba en la habitación blindada, que ya no estaba tan blindada.

Al ver a aquellos alfas me estremecí, no por el echo de que fueran alfas sino porque eran los mismos alfas que me persiguieron el día de mi destierro, los mismo que nos encontramos el día de compras en la carretera, a los que Jungkook se había encargado de enseñarles modales destrozando su coche.

Echaron un vistazo de forma panorámica a la habitación, deteniéndose en mi persona, dejando que una gran sonrisa acompañada de sorpresa apareciera en su rostro.

— Pero mira a quien tenemos aquí —comentó llamando la atención del resto de alfas—. ¿Ahora hueles a chocolate? —preguntó extrañado acercándose a mi.

Solo le hizo falta dar un paso en mi dirección para que Jin abandonara su forma humana, para que hiciera tronar sus huesos mostrando un precioso lobo marrón extremadamente claro, gruñó en dirección al alfa.

Aquello me dejó en shock, aun más cuando el hecho de que Jin se transformara por mi solo fuera el principio.

Todos los omegas en la sala, incluida Rudy y omegas que no había visto en mi vida hicieron tronar sus huesos, mostrando una preciosa manada de lobos blancos con brillantes ojos azules, habían abandonado sus miedo y temblores para sacar a sus lobos ante una manada de fuertes alfas tan solo por defenderme, a mi, una gamma.

Vi como todos aquellos omegas mostraban sus marcadas y afiladas fauces, como se colocaban de forma defensiva dispuestos a luchar.

Mi loba asomó su cabeza asombrada y emocionada por tales actos, al igual que yo, jamás había pensado que alguien arriesgaría su vida para salvar la mía, quería largarme a llorar de la emoción que sentía.

Todos los presentes escuchamos como un enorme rugido se hizo presencia, informándonos de que Jungkook estaba aquí y que no estaba de muy buen humor precisamente.

Pero al parecer el alfa enfrente mía no lo tomó mucho en cuenta, abriendo su boca de nuevo para volver a hablar.

— ¿Cómo es capaz Jungkook de soportar tu asqueroso olor? —preguntó intrigado el alfa, riendo al ver mi cara de desagrado—. ¿Cómo ha sido capaz de sellarte a ti? A una asquerosa y débil... —intentó acabar aquella frase, viéndose interrumpido por Taehyung el cual se había lanzado a su cuello.

Para un alfa tan fuerte como él, el atrevimiento de Taehyung incluso le pareció chistoso, pues con un solo brazo logró lanzarlo con fuerza contra la pared, haciéndole soltar al pequeño omega un gran alarido antes de caer desplomado al suelo, sin emitir respuesta.

Ver a Tae así, ver como una persona tan pura, especial y leal como lo era él desplomado en el suelo por cortesía de uno de los alfas que había hecho de mi vida un infierno hizo que mi loba cogiera aire, llenando sus pulmones, preparándose para emitir el llanto más lastimoso que había escuchado jamás, llamando la atención de todos los presentes, recibiendo caras de terror por parte de Rudy y Jin.

No hicieron falta más de un par de segundos para ver a Jungkook aparecer por la puerta.

Ojos del dorado más brillante e intenso que había visto jamás, pupilas dilatadas, mientras sus hombros subían y bajaban con intensidad a causa de la agitada respiración.

"Aquí esta nuestro alfa" susurró mi loba antes de esconder su cabeza de nuevo.

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Diferencia entre sello y marca

En la marca tiene lugar la penetración y el nudo, además de una marca en el cuello que indica el enlace entre un alfa y un omega; beta y un gamma. Este enlace debe ser consentido por ambas partes y originan un importante vinculo entre las personas que lo realizan. Por ejemplo vemos en este capitulo como los alfas emparejados corren a socorrer a sus omegas simplemente porque sintieron que su pareja se hallaba en peligro, Jungkook y Namjoon no pudieron sentirlo pues ninguno de los dos esta emparejado.

El sello es simplemente impregnar a un beta, gamma u omega con el olor de un alfa, se realiza mediante la eyaculación sobre el cambiaforma que quieres sellar. Puede haber penetración pero no habrá nudo pues es necesario que el alfa eyacule fuera para impregnar a su acompañante.

En el capitulo 10 en ningún momento se menciona la presencia de penetración pues ambos se encontraban en ropa interior, tranquilas que cuando el desnudo, penetraciones o nudo tengan lugar en esta novela me encargaré de describirlo detalle por detalle para que no se pierdan nada, es decir, les quedará bastante claro cuando haya penetración.

Gracias por leer 💜💜💜

Love u Sinners ❤️❤️❤️

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