Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ₆
— ¿No te ha dicho qué alfa llevará con él? —preguntó arreglando su rojizo cabello frente al espejo de mi habitación.
Llevaba cerca de media hora arreglándose para salir de compras, no recordaba haber mencionado que salir de compras incluía desfilar para la Seoul Fashion Week.
— Por dios deja de tocarte el pelo, es solo una simple salida, vamos, compramos lo necesario y volvemos, no hace falta arreglarse tanto —comenté sentada en la cama, observando como Taehyung se sacaba brillo mientras yo lucía uno de los anchos modelitos de Jungkook, con un intenso olor a chocolate, cabe destacar.
— ¿Dónde se ha quedado tu espíritu coqueto de omega deseoso de agradar a su alfa? —preguntó incrédulo haciendo referencia a ese espíritu que todo omega poseía, la necesidad de agradar a su alfa lo llevaban en la sangre.
Sin embargo los gamma no poseíamos aquel espíritu o al menos yo no lo manifestaba.
— Yo no tengo de eso, no lo necesito —contesté con falsa suficiencia.
No era que no lo necesitara, era que me daba igual agradarle o no a un alfa, no era algo en lo que malgastaba mis pensamientos, a diferencia de mi loba claro esta, ella me reprochaba una y otra vez esta soltería que conservaba a mis 18 años.
Poco a poco me iba dando cuenta de cuantas diferencias compartía con mi loba, parecía como que su carácter tan opuesto a mi se acentuara al ser expulsada de la que alguna vez fue mi manada.
— Claro como tienes al alfa de la manada babeando por ti —llegó Taehyung a aquella conclusión con un tono de voz divertido, a la vez que alzaba sus cejas.
— No babea por mi —aclaré.
Es decir, no estaba ciega, mi loba y yo sabíamos que algo causábamos en él, pero de ahí a babear había un gran paso.
— Te va a llevar de compras, un alfa, los seres que odian las compras por naturaleza, ya lo tienes a tus pies y ni siquiera te das cuenta.
— ¿Y tú? ¿Se puede saber para que alfa te arreglas tanto? —curioseé levantándome de la cama para poder mantener esta conversación cara a cara.
— Para todos en general y ninguno en particular, mi madre me enseñó que nunca sabes cuando puedes hacer que un alfa se enamore de ti.
Se le notaba a kilómetros su urgencia por escurrir el bulto.
— No me creo que no le hayas echado el ojo a ningún alfa de esta manada.
— Puede —admitió haciéndome soltar un grito de emoción.
En mi antigua manada era una apestada por ser quien era, por mi condición defectuosa, eso me había convertido en una persona solitaria, tener ahora la oportunidad de tener un amigo se me hacía de lo más extraño y emocionante.
— Cuéntamelo todo —pedí con entusiasmo.
— No hay nada que contar, digamos que no soy su tipo de omega —dejó ver su malestar.
— ¿Por? eres uno de los omegas más guapos que he conocido —animé.
Era verdad, consideraba a Taehyung como un omega de lo más apuesto y atractivo.
— Gracias, pero para llamar su atención me harían falta un par de prótesis mamarias —comentó más que apenado.
Ahora entendía su pena.
— ¿Qué más da que seas un hombre? Al fin y al cabo eres un omega, puede que a su lobo si que le gustes —alenté.
— Ya pero ¿de qué me sirve gustarle a su lobo si a quien quiero gustar es a él?
No me dio tiempo a contestar, la puerta de la habitación fue abierta por Jin.
— Os esperan abajo —informó con la intención de que nos moviéramos.
Taehyung y yo no dudamos en obedecer, abandonando la habitación de inmediato.
Vería de nuevo a Jungkook, con el cual no me topaba desde nuestra conversación ayer en su despacho.
Me había dejado de lo más descolocada, no quería que removiera la mierda, sin saber que ese era precisamente mi pasatiempo favorito.
Seguiría preguntando a mi antojo, pues callarme la boca era algo que ni mi propio padre había conseguido, y estaba más que segura de que este alfa tampoco lo conseguiría.
Otra cosa que me había dejado sumamente descolocada fue su petición, querer oler mi verdadero aroma era demasiado extraño, jamás había recibido el agrado de un alfa, mi aroma si llamaba la atención de algunos betas pero jamás de un alfa, aquello me dejaba más pensativa de lo normal.
Salí de aquella fortaleza por primera vez en tres días, respiré hondo el aire que me rodeaba, se notaba que había llovido, pues el olor a tierra mojada se adueñó de mi olfato, dejándome sonreír ampliamente, amaba ese olor, me hacía recordar a mi infancia, época exenta de preocupaciones y malestares.
Esperándonos a la salida se hallaban dos alfas, uno, el inconfundible de Jungkook y su aroma a chocolate y otro, un alfa de cabellos azabache al igual que Jungkook, poseía una bonita nariz afilada y un aroma a bosque bastante agradable.
El omega a mi lado estranguló mi mano con fuerza, haciéndome mirarle con cara de pocos amigos.
— ¿Qué? —pregunté molesta, si que tenía fuerza para ser un omega.
— Es él —susurró señalando con la mirada el alfa que acompañaba a Jungkook.
— No me jodas —respondí abriendo mi boca, estaba segura de que este día sería de lo más interesante.
Pobre Tae, se notaba su nerviosismo a la hora de caminar.
Cogí su mano, la misma con la que se había encargado de darme un gran apretón, le devolví dicho gesto de manera más suave, indicándole que no tenía de que preocuparse, que estaba allí con él, aunque no estaba muy segura de que mi presencia sirviera de mucho.
Taehyung me sonrió de vuelta antes de encarar a aquellos dos alfas, los cuales no nos habían quitado ojo desde que habíamos cruzado la puerta de la fortaleza.
— Iremos en coche —informó el alfa que acompañaba a Jungkook.
El anterior nombrado no dijo nada, solo se limitaba a mirarme, a mí y al agarre que mantenía con Tae.
Al parecer aquí las presentaciones escaseaban.
— Tu conduces —dijo Jungkook pegando las llaves del coche en el pecho del alfa—. Yo voy con ella atrás —habló esta vez señalándome, haciendo temblar a Tae, pues si yo iba con Jungkook no había que ser muy listo para saber quien sería el acompañante de Taehyung.
Ambos alfas sin decir nada más se encaminaron rumbo hacia el vehículo.
Nada más echarle un vistazo se me calló el alma al suelo.
— ¿Eso es un Alfa Romeo Mole Costruzione gris plata? —pregunté en voz alta llamando la atención de todos los presentes.
— El mismo —contestó el alfa encargado de conducirlo—. ¿A qué es una preciosidad?
Asentí con emoción, vaya cosa más bien hecha.
Jungkook abrió una de las puertas traseras para mi, invitándome a entrar.
Sin dudarlo me introduje en él, dejando que el aroma a coche nuevo inundara mis fosas nasales.
En estos momentos debía parecer una loca por andar esnifando el olor de la tapicería del coche, pero en mi defensa alegaré que era uno de los olores que más me gustaba.
Jungkook en lugar de sentarse al otro lado, junto a la ventana decidió colocarse a mi lado, dejando que nuestros muslos chocaran.
— ¿No puedes sentarte allí? —señalé a su lado algo incómoda por la cercanía.
— Me gusta este sitio —contestó serio.
— ¿Al fin se te han acabado las sonrisas? —pregunté alzando una ceja, me había sonreído tanto el día anterior que ahora se me hacia de lo más extraño que no lo hiciera. Como si estuviera esperando mi frase sonrió ampliamente para mi, mostrándome uno de los incisivos más tiernos que había visto nunca—. Vaya parece que aún te quedaba una —comenté girando mi vista hacia la ventana.
Desde mi asiento podía ver como Tae miraba sus uñas nerviosamente mientras el alfa hacía rugir el motor del coche, demostrando así su fuerza.
— Hoseok —llamó Jungkook—. A la derecha —indicó.
— ¿Quieres el camino largo? —preguntó observándolo por el espejo retrovisor.
— Si.
Aquello me hizo darme cuenta de algo, la forma en la que Jungkook hablaba al resto de alfas o betas era diferente a la que usaba conmigo, es decir, las pocas veces que lo había escuchado hablando con alguien más era de lo más seco, mientras que conmigo todo era luz y color.
Hoseok obedeció a su alfa a la vez que ponía música, pude distinguir perfectamente la voz de Tyga al ritmo de Dip sonando de fondo, me hacía gracia ver como el conductor seguía el ritmo con su cabeza sin importar nada, mientras al omega que tenía al lado ya no le quedaban uñas que morder.
Por otra parte estaba Jungkook el cual se hallaba de lo más entretenido contando los poros que tenía mi cara, o al menos eso supuse que haría pues no dejaba de observarme.
— Creo que son cerca de un millón —aclaré llamando su atención.
— ¿El qué? —preguntó sin entender
— Los poros de mi cara, como no dejas de mirarme —acusé sin vergüenza ninguna.
— ¿Acaso no puedo mirarte? —preguntó divertido.
Parecía que todo lo que yo dijera a él le parecía de lo más divertido.
— ¿Podrías al menos ser un poco más disimulado?
— ¿Disimulado? Eso es para la gente que no quiere ser descubierta, a mí me da igual que sepas que te miro —contestó con simpleza.
— Pues es un poco incómodo ¿te gustaría que me pasara todo el camino mirándote fijamente? —alcé ambas cejas haciendo énfasis en mi pregunta.
— ¿Eso es una escusa para poder mirarme?
¿Cómo hacía este alfa para darle la vuelta a mis palabras?
— No quiero mirarte —contesté con mala cara.
— ¿Por qué?
— No me interesas.
Pensaba que se tomaría mal mis palabras, pero todo lo contrario, cuanto más borde era más contento parecía él.
— Yo creo que si.
— Eres insoportable —concluí con la verdad, su comportamiento hacía que crecieran en mi unas enormes ganas de sacarlo de quicio.
— Y tú demasiado borde, pero aún así me interesas.
No seguiría por aquel camino, no le daría el gusto, haría justo lo que me había dicho que no tenía que hacer, preguntar y meterme donde no me llamaban.
— ¿Por qué duermes en tu despacho?
— ¿No te intereso pero quieres saber acerca de donde pasó mis noches? —formuló con una sonrisa victoriosa.
— Cállate y contesta —hablé irritada.
— Sigues siendo demasiado borde y contestona, a lo mejor si me lo dices de otra manera te contesto —dijo con el tono más amable que había escuchado.
Mientras tanto nuestros dos acompañantes no daban crédito a nuestra conversación, parecía que no se creían lo maleducada que estaba siendo con él y lo tranquilo y amable que estaba siendo él conmigo.
— Oh alfa todo poderoso ¿sería tan amable de bendecirme con sus palabras cargadas de sabiduría? —pronuncié con sarcasmo.
— Demasiado sobreactuado pero me vale —asintió—. Duermo en mi despacho porque no quiero que el resto de alfas sepan que no duermo en mi propia habitación, contigo.
— ¿Qué más da que lo sepan? —fruncí mi ceño.
— Se supone que soy el alfa de la manada, estoy obligado a mostrar una imagen de fuerza y virilidad, dejar que una omega desconocida, borde y contestona se adueñe de mi cama sin prestar algún servicio a cambio no está bien visto por nuestra sociedad, daría una imagen débil —confesó sin importar que justamente había otro alfa en este coche escuchando sus palabras, aquello me hizo suponer que era de su confianza.
— ¿Y por qué no dejas que duerma en el ala de los omegas? Así no sería una molestia y podrías dormir en tu cama —propuse de lo más coherente haciendo negar a Jungkook.
— Eso no es una opción viable.
— ¿Por qué?
— A mí lobo y a mi no nos gusta la idea de tenerte lejos de mí cama.
"A mi lobo y a mi" repitió mi gamma alzando sus cejas reiteradamente, sin duda estaba desatada, esta noche tendría una seria charla con ella.
— ¿Qué opina tu lobo de mi? —pregunté sin querer, mi loba era capaz de transmitirme esa curiosidad que sentía por el lobo de Jungkook.
Sería demasiado falso por mi parte negar que yo también sentía una ligera curiosidad.
— ¿Mi lobo? —preguntó riendo a la vez que negaba con su cabeza—. Si te digo todo lo que mi lobo quiere hacerte saltarías de este coche en marcha —comentó mirando al suelo sorprendiéndome.
"Cálmate joder" grité internamente a mi loba que se encontraba aullando descontrolada.
En este momento tenía demasiados sentimientos encontrados, su declaración me hizo sentir cierto miedo, a la vez que quería largarme a reír por el escándalo que estaba formando mi loba, "pequeña puerca" acusé guardándome una sonrisa.
— ¿Y tú loba? Me gustaría saber que opina de mi.
Ah no, eso sí que no, mi orgullo iba antes, no pensaba decirle que mi loba se hallaba dando brincos por sus recientes palabras.
— Ella no opina nada —contesté esta vez con seriedad, dejando que las pequeñas sonrisas se esfumaran de mi cara.
— Así que le gusto —afirmó de la nada.
— Yo no he dicho eso —negué rápidamente.
— No, me lo ha dicho tu corazón acelerado por la gran mentira que acabas de soltar, además de que casi se te escapa el aullido que ha pegado tu loba, le gusto y mucho, pero no vas a dejar tu orgullo para admitirlo ¿verdad?
Fruncí el ceño ante sus palabras, estúpido alfa sabelotodo.
Giré mi cabeza haciéndole sonreír aún más, le había dado una victoria y eso a él le había encantado.
Sospechaba que aquel día sería de lo más largo, no sólo para Taehyung, el cual compartía coche con el alfa que lo ignoraba y que lo volvía loco, sino también para mí, compartiría el día con el alfa que intentaría ignorar y que acabaría volviéndome más que loca.
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Esta es la canción que suena en el coche:
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para visualizarlo.]
Este capítulo era demasiado largo así que he decidido dividirlo en dos.
Gracias por leer💜💜💜
Love u Sinners❤❤❤
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