Especial #9 a #1 día antes de navidad
_____
—Bienvenidos a Cabañas Brisa Marina —dijo la recepcionista, con una sonrisa practicada en el rostro.
Deidara a mi lado tosió de forma un poco falsa, y después se acercó a mi oído.
—Suena a nombre de motel, no me preguntes por qué —dijo.
—No tengo que preguntarte —dije—. La respuesta es obvia, has visitado demasiados moteles ya, variados en tamaños, localidades, colores y precios. Tienes toda la experiencia previa para decir qué tiene un nombre parecido o no.
—Por qué me siento como si me estuvieran acusando de ser una zorra —dijo Deidara mientras hacía un pequeño puchero.
—Porque te estoy acusando de ser una zorra —respondí—. Una zorra experimentada.
—Gracias bella, tengo una reservación para siete a nombre de Itachi Uchiha —dijo Itachi.
—¿Siete? Pero solo somos seis —murmuré mientras observaba a nuestro alrededor.
—Puede que le haya dicho a Kyoko que venga —dijo Naruto al tiempo que colocaba una mano en su nuca, visiblemente avergonzado—. Pero no confirmo nada.
—Así que Kyoko viene... no sé por qué no me sorprende —dijo la Barbie con una sonrisa pícara.
—No me jodas Deidara —dijo Naruto con un leve rubor en las mejillas.
—Si, hay una persona que viene para el checkin de las 3 —dijo Itachi, y se giró para ver a Naruto—, ¿verdad, Naruto?
—Eh, si. Ella dijo que llegaría antes de las 3 —respondió mi primo.
—Me pregunto cuánto tiempo tardarán en darse cuenta de que se quieren, y harán las cosas oficiales —susurró Sasuke en mi oído.
—Probablemente mucho más rápido que nosotros —respondí—. o quizá no. Nadie sabe.
—No se vayan muy lejos, para poder ir todos juntos a buscar la cabaña —dijo Itachi mientras se giraba un momento para observarnos.
—Si, papá. Seremos niños responsables y no nos alejaremos —bromeó Kisame.
—Deidara, Kyoko y _____ pueden dormir en este cuarto. Naruto, Kisame, Sasuke y yo dormiremos en este otro —dijo Itachi, después de analizar el tamaño de las habitaciones.
—¡Eh! ¡No se vale! —exclamó Naruto—, ¿por qué Deidara se puede ir a dormir con las chicas?
—Porque yo soy una perra más —dijo Deidara.
—No te quejes mucho Naruto. No es como si estuviéramos aquí para dormir con ellas —dijo Sasuke.
—No se me hace justo que Deidara duerma con ellas —refunfuñó Naruto, otra vez.
—Lo que sucede es que no soy un hombre heterosexual, al que se le puede parar mientras duerme muy cerca de la que le gusta —dijo Deidara mientras miraba a Naruto de arriba abajo—. También me estoy dirigiendo a ti, Sasuke.
—¿No que yo tenía disfunción eréctil? —cuestionó Sasuke, haciendo referencia a las bromas del pasado de Deidara.
—No lo sé, ¿la tiene, _____? —cuestionó Deidara mientras se giraba para mirarme.
—A mi no me metas en tus juegos sucios, perra —le respondí.
—Eso a mi me suena a que se te para bien —dijo Deidara al tiempo que se encogía de hombros.
—No importa a quien se le pare o no —dijo Itachi—, la separación se quedará así. Por el bien de todos en esta hermosa comunidad. Y por el bien de mi paz mental.
Naruto hizo otro puchero mientras Sasuke bajaba las bolsas del carro y las metía en la cabaña.
Yo mientras tanto las desempacaba, les fui pasando un pañuelo húmedo con agua y un poco de jabón —hábitos post cuarentena—, porque una nunca puede estar demasiado segura. Luego, los fui almacenando en la nevera y en la despensa.
—Ay que linda ama de casa, mira Sasuke para que te vayas acostumbrando —bromeó Deidara.
—Lo que tu digas —dijo Sasuke, llevando mis bultos al cuarto que compartiría con Dei y Kyoko.
—Él también está desanimado porque no va a dormir contigo —dijo dedicara al tiempo que se giraba para verme.
—Deidara pero por favor cierra esa boca cinco minutos —dije mientras me giraba para verlo.
—Ay si ya te vas a poner como tu marido yo mejor me voy —dijo la Barbie.
—Juro que cada día está más insoportable —gruñó Sasuke.
—No estoy cada día más insoportable, tu estas cada día más odioso —dijo Deidara—, ¡Dile, _____! ¡Dile!
Me quedé observando a Deidara. Mi silencio claro en la cocina.
—Claro, ahora no me apoya porque se tiene que poner al lado de su pene favorito —murmuró Deidara mientras salía de la cocina.
—Pásame una cerveza, preciosa —dijo Kisame mientras extendía una mano en mi dirección—, por favor y gracias.
Habíamos decidido bajar a la playa un rato, las cosas ya estaban semi acomodadas en la cabaña para la estadía. Naruto se había quedado para recibir a Kyoko.
—Cuidado, Sasuke está cerca —bromeó Deidara.
—Por favor Dei, no pongas a Sasuke como que es un dramático celoso —dije, al tiempo que me colocaba en pie para poder buscar la cerveza de Kisame.
—Yo solo quiero verte el día que ya sean pareja oficialmente, dirás todo lo contrario —dijo Deidara—, no lo digo yo. Lo dice la ciencia.
—Ay si, y por ciencia te refieres a ti —dije mientras abría el envase con hielo donde habíamos traído las cervezas—. Toma gordo —añadí, extendiéndole la bebida a Kisame.
—Gracias —dijo mientras la destapaba y le daba el primer trago—. Nada como una buena fría.
—Lamento ser el proveedor de malas noticias, pero debemos volver a la cabaña —dijo Itachi al acercarse a nosotros—, Sasuke alcanzó a ver bandera roja a la distancia.
—Oh vamos, solo está un poco nublado —dijo Deidara, señalando el cielo.
—Si hay bandera roja y la policía está rondando la zona, pues no hay mucho que podamos hacer más que esperar a que mañana esté mejor —dijo Sasuke, quien acababa de llegar.
—Vamos, volvamos a la cabaña—dije— podemos preparar algo de comer y hacer alguna actividad entre todos para pasarla bien.
—Ay, me gusta como piensas _____—dijo Deidara en tono sugestivo.
—No estaba hablando de pasarla bien de esa forma —suspiré—, ¿sabes qué? Olvídalo. Eres un incordio.
—Yo también te amo querida. Vamos caballeros, hay que recoger nuestras cosas y movernos a la casa antes de que nos atrape la lluvia —dijo Dei.
—_____ y yo los alcanzaremos en un rato —dijo Sasuke mientras agarraba mi brazo y tiraba de mí en dirección a la playa.
—¿A dónde me llevas, Sasuke? —cuestioné—. Está por llover.
—A que demos un paseo por la playa —respondió.
—Pero es que va a llover —insistí.
—¿Y qué más da si llueve, _____? —cuestionó el pelinegro—. No estás hecha de algodón, que yo sepa. Además le hace bien al alma caminar bajo la lluvia en la playa.
—¿De dónde salió este espíritu tan espiritual? —cuestioné en tono de broma.
—De aquella vez, cuando recién llegabas al apartamento y llovió. Te quedaste en el parqueo bajo la lluvia torrencial, y los demás se quedaron contigo —dijo Sasuke.
—Vaya, tu nunca olvidas —dije.
—No. Así que ten cuidado —dijo él, empujándome de forma juguetona con el codo.
La lluvia caía en grandes cantidades, formando una capa gris que me impedía percibir donde nos encontrábamos. Yo estaba totalmente empapada, al igual que Sasuke, quien caminaba sin rumbo a mi lado.
—_____, no puedo evitar preguntarme... —dijo Sasuke al tiempo que se detenía por un momento—. ¿Cuándo vas a terminar con Kakashi?
Me detuve yo también.
Terminar con Kakashi... me dejaba un sabor muy amargo en la boca. Me sentía en deuda con él por muchas cosas que había hecho por mi... pero al mismo tiempo, me sentía una estúpida por alargar la situación más de lo que ameritaba y tener un amorío emocional con Sasuke a sus espaldas. Kakashi definitivamente no se merecía eso.
Y ya yo era una adulta como para seguir con estas inmadureces.
—Lo más pronto que pueda —dije, después de unos segundos—. No me preguntes por qué, pero todavía siento que le debo algo por todo lo que hizo por mi.
—Quizás deberías ir a terapia para ayudarte con eso —sugirió Sasuke.
—¿Terapia...? —cuestioné—, sé honesto. ¿Cuánto tiempo tienes pensando en sugerirme eso?
—Unos días ya... —dijo Sasuke, pero sonaba un poco ido.
Seguimos caminando un poco más en silencio, hasta llegar a unas zonas rocosas. Hubiéramos cruzado, de no ser por lo violenta que se estaba poniendo la marea.
—Lo tendré en consideración —dije después de un rato.
—¿El qué? —cuestionó Sasuke.
—La terapia —respondí.
—Ah, si. Pensé que sería bueno para ti tener una tercera persona, neutral, que tenga las herramientas necesarias para ayudarte a procesar las emociones que no entiendas o te sobrepasen —dijo Sasuke mientras se encogía de hombros—. Que conste que no te estoy presionando, solo creo que puede ser una buena idea. Si gustas, vamos los dos juntos.
Y es por este tipo de pequeños detalles, concluí, que siempre es bueno tener a una persona que de verdad se preocupa por tu bienestar y salud mental.
—Ya volvieron tortolitos —dijo Kisame, alzando la vista de su libro—, vayan a darse un baño caliente, cada uno por su lado, no queremos que traigan gripe consigo.
—Solo fue una pequeña y productiva caminata por la playa bajo la lluvia —dijo Sasuke—, no es nada malo.
—Igual, yo ya estoy muy viejo para que me peguen sus pestes. Al baño —insistió Kisame.
Me dirigí al cuarto que me tocaba. Deidara y Kyoko ya estaban ahí. Al igual que Naruto, quien tenía la cabeza recostada en el regazo de Kyoko mientras ella le hacía masajes faciales.
—Vaya, que vida la tuya querido primo —dije mientras me cruzaba de brazos y lo miraba.
—Al fin llegaste —dijo Naruto—, espero que te fuera muy bien, con tu dolor de culo claro está.
—Si, tan bien que me hizo una invitación para ir a terapia, mientras a ti Kyoko te hace un facial —dije al tiempo que caminaba en dirección al baño.
Mientras cerraba la puerta pude escuchar el pequeño sonido de sorpresa que hizo Kyoko, y la carcajada que soltó Deidara.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top