Especial #11 y #10 días antes de navidad

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—Ese crío, te juro que nunca ha tenido que trabajar por algo en su vida —dijo Kisame, entrando al apartamento—. Es de esos que mami y papi le resuelven todo. Deidara, ¿cómo me dijiste que le dicen así en reddit?

—Golden child. —responde Deidara mientras se mira las uñas.

—Golden puppy, eso —dijo Kisame.

No pude evitar morderme el labio inferior, un tanto ofendida por su comentario y mi propia condición de golden child.

—Hey, no todos son así —dije.

—Claro, tú eres una golden child —dijo Naruto, con una sonrisa.

—Bueno, pero no llegas a ser como ese capullo —dijo Kisame.

—Y en camino a convertirse en una trophy wife, imaginate lo consentida que será —añadió Deidara.

Sasuke se rio levemente, sentado en el sofá.

—¿Qué cosa? —cuestiona mi primo.

—Trophy wife: una mujer que no trabaja porque el marido le paga todo. Sasuke no lo hace ahora porque ella no lo deja, pero en el momento en que pueda, le resuelve la vida —dijo la Barbie.

—No veo la mentira —dijo Sasuke al tiempo que se recostaba en el sofá.

—¿Dónde me apunto para ser una? —cuestiona Kisame, en un tono visiblemente cansado—. Estoy harto de ser un hombre que resuelve.

—Pero es que eres hombre —dijo Deidara—, a ti te toca resolver.

—Bueno, a partir de hoy me identifico como trophy wife —dijo Kisame al tiempo que cruzaba los brazos frente a su pecho—. Y exijo ser tratada como tal. 

—Te prometo que te pagaré —dije, sentada en el asiento de copiloto en el carro de Sasuke.

Deidara tuvo un arranque esta mañana y decidió que hoy era el día perfecto para ir a la playa. Los demás sorpresivamente estuvieron de acuerdo, y en menos de 10 minutos Itachi había alquilado una cabaña y todos se habían repartido los costos.

Sasuke, por su parte, pagó por los dos y no me enteré hasta que Deidara bromeó nuevamente conmigo convirtiéndome en su trophy wife. Por el bien de mi orgullo, necesitaba pagarle eso.

—Ya te dije que no tienes que hacerlo. Tómatelo como un regalo porque te fue bien en el examen —dijo Sasuke, mientras hacía girar el volante con una sola mano.

Dios, como un simple gesto me hacía sentir tantas cosas de mujer.

—Por si lo olvidaste, tú me ayudaste a pasar el examen. Ya eso debería ser más que suficiente —dije.

—Deberías calmarte, pequeña cosita rica, y dejar que te resuelva la vida —dijo mientras me colocaba una mano en el muslo, y seguía manejando. Los ojos puestos en la calle.

Ay papa Cristo, ayúdeme por favor que la carne es débil y pecadora no quiero ser. Por más que este hombre me incite.

—Sabes que no lo encuentro justo —dije en voz baja—. La mujer debe ayudar al hombre.

—No te estoy diciendo que debes ser una ama de casa, siempre limpiando y atendiendo niños. Solo te pido que me dejes ser un hombre que provea para ti. Búscate un trabajo freelance, que puedas estar en casa o en cualquier parte del mundo haciendo lo que te gusta, y déjame todo lo otro a mi. No quiero que te preocupes por dinero un solo día de tu vida —dijo él.

—Sasuke eso es demasiado —dije, todavía tratando de convencerlo de que podíamos buscar otra ruta—. No es justo que gastes todo tu dinero en mi.

—Yo no gasto en ti, yo invierto —dijo mientras se detenía en el semáforo que había cambiado a luz roja—. Además, ¿qué hago yo con todo mi dinero, si no es para invertirlo en mi dama y nuestra vida juntos?

—Tú... —susurré, sintiendo mis mejillas arder.

—Nuevamente, _____, no te estoy diciendo que no debes trabajar. Estoy en total acuerdo en que desarrolles lo que amas como diseñadora, se te da muy bien. Lo único que te digo es que: ya no debes hacerlo porque tengas que pagar renta, luz, agua, o servicios. Lo haces porque quieres y te gusta y te hace feliz. Del pago de servicios me encargo yo —dijo Sasuke.

Son las palabras que mi adolescente interna soñaba escuchar. Un hombre que provea por mi mientras yo desarrollo mi carrera como diseñadora, y me entretengo con eso...

Pero mi adulta responsable e independiente me impide poder acostumbrarme a la idea. No se me hace justo que Sasuke cargue con todo el peso económico de los dos.

—Por favor, hagámoslo equivalente. Una especie de cincuenta, cincuenta —dije al reposar mi mano detrás de su cuello—. Por el bien de mi paz mental y mi sentido de adulta responsable.

—El hecho de que te pague las cosas no te convierte inmediatamente en una adulta irresponsable, _____ —respondió él, arrancando el carro cuando la luz cambió a verde.

—Es que yo no estoy acostumbrada a esto... toda la vida me han dicho que no puedo depender de un hombre jamás —murmuré.

—Escucha, sé lo que te han dicho. No es un mal consejo, pero creo que debes entender esto —Sasuke suspiró—. Sé que puedes hacer las cosas sola, mantenerte por tu cuenta y todo lo demás... pero tú no estás sola. Yo estoy contigo ahora y tu mereces esto y más. Y solo porque tienes a un hombre a tu lado que te apoya y te mantiene, no dejas de ser una mujer empoderada, o no cumples con los valores que te educaron.

Gire la cabeza para poder verlo. Él movió la mano de mi cuello, sosteniéndola entre la suya, y plantó un beso en ella.

—Además, vas a tener tu propio dinero. No es como que no te puedas escapar o independizarte de mí en cualquier momento —bromeó.

Tras un rato manejando, Itachi llamó a Sasuke y le dijo que nos íbamos a detener en una tienda para poder comprar cualquier cosa que nos faltara para el viaje, al haber sido tan improvisado.

—Ya tengo el protector solar, el hidratante labial, los goggles para el agua salada... ¿qué más nos falta? —cuestioné mientras me acercaba a Sasuke.

—Elegí unas nuevas sandalias para ambos, también busqué una loción de aloe vera solo por si acaso... Itachi y Kisame se están encargando de la comida, así que no tenemos que preocuparnos por esa parte —respondió él.

—Hmmm... ¿medicamentos para primeros auxilios? No sé, siento que estamos haciendo compras innecesarias, ya teníamos todo esto en las maletas —dije.

—Estás sobrepensando las cosas. Nunca está mal tener de más —dijo Sasuke, mientras colocaba una mano en mi espalda baja—. Debemos de estar preparados para lo que sea.

—Suenas como una mujer —bromeé.

—Bueno, yo... lo aprendí de mi madre —murmuró Sasuke con un ligero sonrojo.

No pude evitar reír. Claro que lo había aprendido de ella.

...

...

...

Me encantaría conocer a la señora Uchiha en persona.

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