Capítulo especial




¡Hola chicas! sé que estamos un poco desesperadas por saber lo que sucedió con Sasuke, pero como soy tan buena escritora, las haré esperar un capítulo más para después volarles la peluca con lo que sucedió. Se los aseguro, no lo ven venir.

Esto es parte de una dinámica que tenía en mente meses atrás y hasta ahora es que la estoy poniendo en práctica, sin embargo, espero que les guste. Los sucesos que van a leer no están relacionados ni afectan la línea original de la historia. Piensen de esto como un universo alternativo.

—No me puedes estar hablando en serio— dijo Kakashi con una sonrisa felina en su rostro.

Solo yo puedo meterme en estos líos por estar de rencorosa, o de insegura. El origen no importaba a este punto, ya estaba sentada en aquella silla extremadamente lujosa, en un restaurante que no podía pagar, y con el novio que había acusado de infiel, justo después de que yo lo había sido.

Al parecer los infieles si nos proyectamos en nuestras parejas. Que irónico.

Todo comenzó unas semanas atrás, después de un argumento particularmente fuerte que tuvimos. Kakashi había salido disparado por la puerta del apartamento y no volvió hasta la mañana siguiente. Yo no había pegado ojo esa noche, pendiente a mi celular y a la entrada. Para ver si el peliplata regresaba.

No recibí mensaje, y la puerta tampoco se abrió.

Después de aquello, el comportamiento de mi novio había comenzado a cambiar poco a poco. Estaba más dulce, más atento y comprensivo. Tanto, que parecía otra persona. Las alteraciones en su comportamiento eran sutiles al inicio, e incluso a mi se me hicieron difíciles notarlas de inmediato. Sin embargo, en retrospectiva, ahí estaban.

Todo parecía más evidente cuando comenzó a estar todo el tiempo en el celular. ¿Estaba mensajeando a otra persona? evitaba hacerme esa pregunta, para no parecer la novia insegura pero. . .

Traté de tragar el mal sabor de boca el suficiente tiempo para volverme paranoica. Mi mente no paraba de repetir las mismas palabras: «Kakashi está siendo infiel», «Tú lo fuiste, así que solo te está pagando con la misma moneda».

Mis propios pensamientos e inseguridades me estaban comiendo viva, así que decidí llamar a Deidara. Fue la peor idea que se me pudo ocurrir en toda mi existencia. La muy barbie procedió a reírse de mí durante cinco minutos, mi cara cambió a un tono rojizo por la vergüenza, la de Dei cambió a ese mismo tono porque ya no aguantaba las lágrimas. Y también porque necesitaba oxígeno.

Top 10 cosas que no volvería a hacer, aún si mi vida corre peligro y esta es mi única esperanza para salvarme.

«No sé para qué me llamaste si ya sabes cómo me pongo, querida», fue lo que dijo la rubia para excusarse. «En fin, ahora cuéntame cómo crees que te están creciendo los cuernos» añadió.

Colgué en ese preciso instante.

Los días siguieron pasando, me sentía tan atrapada entre mis emociones y pensamientos que terminé enviándole un mensaje a Kakashi pidiéndole que nos juntemos en un restaurante a charlar. Porque como toda cobarde, no puedo decirle que hablemos en la casa.

Y así fue como llegamos al punto actual.

—Apreciaría mucho que no te burlaras de mí— dije mientras me removía en el asiento.

—¿Por qué dudarías de mi lealtad a ti?— cuestionó Kakashi al tiempo que ladeaba la cabeza.

—Sólo se honesto, de todas formas yo también lo fui contigo— respondí, con las mejillas ardiendo por la vergüenza.

—Mi respuesta es. . . — Kakashi dejó la oración sin terminar, sus ojos fijos en mí con un brillo de diversión.

—¡Por amor a Dios Hatake!— exclamé —, ¡habla de una vez por todas!

Las personas alrededor de nosotros se giraron a mirar en nuestra dirección. ¡Perfecto! Estoy segura que mi cara consiguió una nueva tonalidad rojiza gracias a eso. Kakashi por su parte, estaba disfrutando de mi sufrimiento. Era como si saboreaba cada segundo del mismo.

—No, ____, no te estoy siendo infiel— dijo el peliplata, al tiempo que extendía la mano y sostenía la mía.

¿Tardó tanto para decir que no?. Como si pudiera escuchar mis pensamientos, Kakashi sonrió.

Definitivamente lo mataría desde que lleguemos al apartamento.

Aliviada, recosté la espalda contra la silla y suspiré. Tanto estrés y conmoción para nada. Deidara seguro se decepcionará si se enteraque solo era yo comiéndome la cabeza. También se reiría otros cinco minutos.

—Entonces, ¿por qué has estado tan pendiente de tu móvil durante estos días?— pregunté.

Kakashi parpadeó varias veces antes de contestar: —¿Es eso lo que te hizo pensar en que yo te estoy siendo infiel?—.

—Cuando tienes mucho tiempo libre, te puedes poner creativa— dije en un intento por excusarme.

—Entonces tú tienes mucha creatividad. . . o te remuerde la conciencia— bromeó Kakashi.

—¿Podemos dejar eso a un lado? Responde la pregunta— pedí.

—Vaya, qué demandante estás querida— volvió a bromear el peliplata.

Alcé la vista a las luces del lugar y me arrepentí casi al instante. ¿Qué tan fuertes eran esas luces? ¡Santo cielo!

—No estaba hablando con nadie importante— dijo Kakashi y antes de que pudiera replicar, añadió —, ¿lista para ordenar?

Una hora más tarde, Kakashi y yo estábamos llegando al apartamento. La cena estuvo deliciosa, al igual que las bebidas que degustamos. Solo faltaba el postre, y aunque no estaba en el menú, el peliplata había decidido que su plato dulce sería yo.

Cerré la puerta tras nosotros, solo para girarme y ser víctima de un ardiente beso por parte de mi novio. Kakashi mantuvo las manos en mi espalda baja, acariciando. Suspiré entre el beso.

Aquel sonido pareció activar su lado dominante, pues segundo más tarde tenía una mano en el cuello ejerciendo una leve presión. ¿Me molestaba aquello? Para nada. Kakashi tenía esa habilidad de hacerte sentir bien y segura en cualquier circunstancia.

Nos movimos hasta el cuarto, y justo cuando íbamos a quitarnos la ropa, el teléfono del peliplata sonó. Kakashi se enderezó y observó el aparato como si fuera una grosería que reposaba en nuestra mesita de noche.

—¿No vas a contestar?— cuestioné mientras me asomaba a ver el contacto.

«Lía»

¿Disculpa?

Al parecer era alguien importante, pues al ver el nombre Kakashi abrió los ojos y contestó de inmediato.

—¿Lía? ¿Qué sucede?— preguntó alarmado.

La mujer al otro lado aparentemente le soltó una bomba, pues el peliplata palideció y despegó el celular del oído para verificar algo.

—Mierda— murmuró Kakashi.

Y espero que sea la más buena, porque tendrá mucho que explicar.

—No, claro que no me he olvidado Lía. Ya voy saliendo del apartamento— dijo Kakashi.

El peliplata estuvo en silencio durante unos segundos antes de añadir: —sí, también llevaré a ____.

Parpadeé varias veces mientras asimilaba sus palabras. ¿Yo? ¿Y qué tenía que ver yo en la ecuación? ¿A dónde me iba a llevar?

—Allá nos vemos— concluyó Kakashi la conversación, colgando la llamada.

Observé al Hatake de arriba hacia abajo. Y luego otra vez de abajo hacia arriba porque las obras de arte se tienen que apreciar bien. Kakashi suspiró con pesar, dejó el móvil en la mesita de noche y por fin me miró. Ya era hora de que recordara que yo existía, y encima de todo estaba en la habitación.

—Lo lamento querida, pero debemos salir— dijo Kakashi.

—No, tú tienes que salir— dije mientras me sentaba en la cama —, yo de aquí no me muevo hasta que me expliques qué está pasando— añadí.

—Entiendo que estés desconcertada cariño, te iré explicando en el camino— dijo el Hatake al tiempo que abría las puertas del armario —, no debe ser nada muy formal, es solo una fiesta de cumpleaños— concluyó.

Quería protestar, pero al notar el semblante serio de Kakashi preferí no hacerlo. A fin de cuentas, cada perra sabe cuales batallas pelear, y a mi no me interesa combatir en esta. Así que me levanté de la cama y caminé hasta el baño para cepillarme los dientes.

Me preguntó qué haría Deidara en una situación como esta. ¿Se quedaría en cama preguntando quién es Lía? ¿Sería tan zángana como yo y obedecería la petición de Kakashi? Por más que lo piense, no creo poder llegar a una conclusión. Dei es demasiado impredecible, ajustarlo a una sola conducta es pecar en contra de su alma libre.

—Debemos comprar un regalo para Lía en el camino. No puedo creer que se me olvidara su cumpleaños— dijo Kakashi mientras entraba al baño y se miraba en el espejo.

—Te veo muy conmocionado Hatake— bromeé, al tiempo que me secaba los labios.

—No conoces a mi hermana, ella puede ser muy insoportable cuando de su cumpleaños se trata— explicó Kakashi.

Sin embargo yo todavía no había terminado de procesar sus palabras. ¿Su qué?

Kakashi tenía una hermana.

Yo tengo una cuñada.

Y vamos demasiado tarde a su fiesta de cumpleaños.

Mi mente todavía le daba vueltas al asunto. ¿Una hermana? ¿Por qué nunca me comentó eso? De todas las cosas que me pudo ocultar, una hermana es lo que menos me esperaba.

—Y uhm. . . ¿Cómo es tu hermana? Quiero decir, ¿qué le gusta?— cuestioné.

—Ella no suele ser demasiado exigente con los regalos que hago, así que un nuevo set de guantes de boxeo le caerían bien. Recuerdo que unos días atrás me comentó que necesitaba un nuevo par— comentó Kakashi.

—¿Tu hermana practica boxeo?— cuestioné con algo de incredulidad.

—Ah sí. Lía practica distintos tipos de artes marciales— respondió el peliplata.

—Eso me parece muy, uhm, exquisito— dije —, ¿algo más que debo saber sobre esta hermana tuya?

—Pues está en la universidad— dijo Kakashi con la vista fija en el camino.

—Oh igual que yo. ¿Qué está estudiando?— pregunté, intrigada.

—Es algo relacionado a las cosas que hacen esos grandes organismos. Ya sabes, esas cosas que velan por los derechos de las personas, los animales, la naturaleza y así— explicó él.

—¿Te refieres a la carrera de derecho internacional?— inquirí.

—Ah sí, eso mismo— se limitó a responder Kakshi —, y tiene 18 años.

—Es bastante joven— dije mientras desviaba la mirada hacia la ventana.

Un silencio cómodo se instaló entre nosotros. Kakashi continuaba con su tarea de manejar y yo apreciaba la vista desde mi asiento. Los enormes edificios iban y venían hasta quedarse perdidos detrás de nosotros. ¿Cómo se vería la tierra sin ellos otra vez? ¿Su lugar había sido inicialmente ocupado por árboles? No pude evitar pensar que, honestamente, la vegetación debió de haber sido hermosa en esta parte de la ciudad.

Después de unos minutos, Kakashi se detuvo en una plaza comercial para comprar el regalo de su hermana. Yo no tenía muchas ganas de caminar, así que decidí quedarme en el auto.

¿Cómo sería su hermana? Kakashi es un hombre bastante atractivo, así que ella debe ser una belleza también. ¿Será tan llevadera como su hermano? ¿O quizá sea más efusiva y animada? ¿Será una Deidara segunda y por eso Kakashi ha tratado de ocultarla todo este tiempo?. . . no, no creo que sea eso.

Bueno, hasta ahora solo sé que se llama Lía, tiene 18 años y estudia derecho internacional. Creo que eso es un avance. Como también creo que mis nervios me están matando. ¡Por Dios es su hermana! ¿Ya estamos a ese punto de introducirnos a las familias y esas cosas?

Digo, él conoce a Naruto que es mi primo. . . pero creo que eso no cuenta ya que eran amigos antes de que yo llegara. ¿Conocería Kakashi a mi tío Minato o a la tía Kushina? ¿Y si después de esto me pide que le presente a mis padres? ¿O si ahora quiere que yo conozca a los suyos?

Mis pensamientos iban de mal en peor. Comenzaban a formar un remolino en mi cabeza que daba paso a la ansiedad. Mi corazón incluso ya estaba comenzando a bombear con más rapidez, podía sentirlo en mi pecho. Casi podía escucharlo. Dios mío, no estaba preparada para estos pasos de la relación.

No me vendría nada mal algo de coraje líquido, para enfrentar mi situación mental. O mejor todavía, puedo optar por la opción más fácil y la que todos los humanos hasta cierto punto escogemos: ignorar el problema y hacer como que no estaba pasando nada.

Sí, esa era la mejor opción para todos.

De pronto la puerta del conductor se abrió y Kakashi entró con una caja de regalo, la cual posicionó en los asientos traseros.

—Ya estamos listos para irnos— dijo.

Así, emprendimos el resto del camino. Kakashi estaba más sereno ahora que ya había conseguido un regalo para Lía, tenía los hombros más relajados y maniobraba el volante con menos prisa. Al menos ahora tenía la certeza de que llegaría en una sola pieza a la fiesta.

—Espero que no estemos demasiado tarde— dijo Kakashi mientras caminábamos por los pasillos del apartamento donde vivía Lía.

—¿Eso crees? Tu hermana tuvo que llamarte para que siquiera te acordaras que un día como hoy hace. . . pues la edad que esté cumpliendo tu hermana— dije.

—¿No te comenté ya que tiene 18 años?— cuestionó el peliplata con cierta irritación.

—Viniendo del hombre que olvidó siquiera que tiene una hermana— bromeé al tiempo que le daba un leve codazo.

—Tu no me vas permitir olvidar eso, ¿no?— dijo Kakashi tras suspirar.

—¿Pues para qué soy tu novia, si no es para hacerte la vida imposible y recordarte tus peores momentos?— cuestioné con cierto cinismo.

Antes de que Kakashi pudiera responder a eso, una de las puertas se abrió y un perro salió corriendo.

—¡Atrápenlo! ¡Que no se escape!— gritó alguien desde dentro del apartamento.

Kakashi reaccionó rápidamente y se interpuso en el camino del canino, quien en respuesta se abalanzó sobre él.

—También es bueno verte, Akamaru— dijo el peliplata mientras acariciaba el pelaje de ¿Akamaru?

El perro era enorme, su pelaje blanco con las orejas marrones tenía la apariencia de ser bastante suave. Y también daba todas las señales de ser muy juguetón.

Akamaru olfateó el aire y luego giró su cabeza en mi dirección. Se acercó con cuidado al tiempo que yo extendía la mano para que él pudiera olerla y decidir si mi aroma le gustaba lo suficiente como para ganarme su confianza. O, por el contrario, apestaba demasiado para su sensible nariz perruna.

Yo estoy segura de que me bañé y mi perfume es ligero. Mi alma es otra cosa que se puede discutir después, todavía esa zona está en mantenimiento después de lo ocurrido con Sasuke.

A lo mejor esta oportunidad con la hermana de Kakashi es mi proceso de amnistía celestial. Vamos ____, no arruines todo en esta oportunidad, solo tienes que. . .

Sentir el enorme lengüetazo en la mejilla que Akamaru me estaba regalando en ese preciso momento. El canino ahora reposaba su peso en las dos patas traseras, mientras las delanteras las reposaba en mi hombro con tal de darse más apoyo, y de doblegarme para que mi cara estuviera a la altura adecuada para él.

—Por Dios, ¿cuál es su raza? ¿Un giant malamute?— cuestioné, o más bien exclamé en un intento de comunicarme mientras hacía malabares para mantenerme en pie.

—Respuesta incorrecta, es un gran pirineo— explicó una voz masculina.

Alcé la vista, frente a mi se encontraba un joven de cabello castaño. En cada mejilla tenía marcas rojas —¿le gustaría el maquillaje?— y una gran sonrisa en la cual pude ver dos colmillos un tanto afilados.

—Akamaru, ven aquí— dijo el castaño.

Akamaru obedeció al instante y casi de un salto estuvo junto a quien supongo yo, es su dueño.

—Gracias Kiba, estoy seguro de que a ____ ya le estaba pesando el hombro— dijo Kakashi con voz suave.

—¿____? ¡Ha dicho ____!— exclamó una voz femenina desde la puerta del apartamento.

Una joven de algunos 18 o 19 años salió. Junto a ella había otra chica de cabello morado con un aire tímido. Más atrás, otro joven de cabello castaño y aspecto refinado y sereno. Tres pares de ojos grises

—¡____!— exclamó la primera chica que salió.

—Lía por favor no grites tanto y ten un poco de paciencia, son demasiados rostros nuevos para ella— dijo Kakashi. A quien no le quedó más remedio que suspirar cuando su hermana le hizo caso omiso.

Lía tenía un rostro jovial y una sonrisa carismática. Su cabello plateado —como el de su hermano mayor— se encontraba recogido en dos trenzas de boxeador, que le reposaban en los hombros.

—Hola Lía, es un placer conocerte— dije mientras alzaba la mano para saludarla.

—El placer es todo mío ____— respondió la joven al tiempo que se aferraba a mi brazo —, ¡vamos! Ya quiero presentarte a los otros miembros del grupo—.

Detrás de nosotras, Kakashi suspiró.

Una vez estuvimos dentro, Lía procedió a presentarme a Tenten, Shino y Rock Lee. Tenten era una castaña con bastante energía y un empoderamiento que admiraba. Rock Lee, por su parte, era un joven encantador y un poco extraño a primera vista por sus cejas tan extravagantes; incluso me pidió que me dirigiera a él como Lee. Shino por su parte no dijo mucho, y se mantuvo sentado en un mueble. Parecía estar metido en su propio mundo.

—Vaya, vaya, pero si es Neji— dijo Kakashi mientras se acercaba al castaño.

—Kakashi— respondió Neji —, siempre es un placer verte—.

—Oh no— murmuró Lía, quien no había soltado mi brazo desde que me arrastró con ella.

Enarqué una ceja ante aquel comentario. Lía por su parte suspiró, como si estuviera presenciando una escena repetitiva. Sentí curiosidad y volví mi atención al intercambio de los dos hombres.

—¿Sabes? Eres un hombre muy leal Neji— dijo Kakashi —, desde que conociste a Lía no has parado de venir a sus cumpleaños. Recuerda que te he dicho que puedes tomar este día para hacer otras cosas— añadió.

Neji lo observó en silencio, luego procedió a darle un trago a su bebida como si estuviera agarrando fuerzas de la misma. No pude evitar sonreír un poco, al entender por donde iba el asunto.

—Valoro tus palabras Kakashi, sin embargo, Lía es una muy buena amiga y no me gustaría perderme un cumpleaños de ella— contrarrestó Neji con tranquilidad.

—Oh sí entiendo, Lía es solo una amiga— recalcó Kakashi quien miraba de reojo a su hermana.

Lía miró el suelo y su agarre a mi brazo se soltó ligeramente. Kakashi sonrió ante aquello y yo le miré con reproche. ¡Es el cumpleaños de su hermana! Entiendo que esta sea su dinámica entre hermanos pero...

—¡Hermano! No me habías dicho lo hermosa que era tu novia— dijo Lía mientras alzaba la mirada en mi dirección —, estoy seguro de que estás aterrado de que otro hombre se convierta en una amenaza para ti en el amor— añadió.

Parpadeé varias veces sin poder procesar aquella oración. Luego se me escapó una risilla nerviosa. Ay si ella supiera. O tal vez Lía...

El sonido de una champaña siendo abierta captó la atención de los cuatro, que giramos la cabeza para ver a una alarmada Ten Ten.

—¡Lee no me des estos sustos!— exclamó.

Lee reía mientras agarraba el corcho que supongo yo era de la botella. Neji se acercó al dúo para quitarle la bebida a Tenten y proceder a servirle una copa a Lía.

—La primera copa siempre debe ser para la cumpleañera— dijo Neji al tiempo que se la extendía a la peliplata.

Como yo no soy cupido para interponerme en el romance de otras personas, hice que Lía me soltara, lo cual no fue nada difícil ya que ella se había quedado embelesada mirando al castaño. Neji por su parte entrecerró los ojos levemente en mi dirección y sonrió. De nada por ayudarte amigo.

Kiba salió desde la cocina con Akamaru pisándole los talones. Traía consigo el hermoso bizcocho de cumpleaños de Lía. El rostro de la cumpleañera se iluminó al ver su pastel y de inmediato agarró el brazo de Neji, quien sonreía ante su reacción.

Lía al ver el rostro del castaño y cómo la miraba se sonrojó. Suspiré, si Deidara estuviera aquí, estoy segura de que tomaría el papel de casamentera con esos dos, y al final de la noche estaría ahogando las penas en champaña al no poder hacer que llegaran a un lado.

Tras cada uno tener su copa con champaña, procedimos a cantar cumpleaños para Lía quien parecía una niña pequeña al no caber en su felicidad. Y pensar que solo soy unos cuantos años mayor que ella y me hace sentir como una vieja. Al finalizar la canción, todos alzamos las copas y brindamos por la cumpleañera.

En algún momento Kakashi se posicionó a mi lado y deslizó su mano por mi cintura, acariciándola. Con la otra sostenía su bebida.

—Gracias por decidir acompañarme— murmuró Kakashi, una vez nos encontrábamos a solas en el balcón del apartamento de Lía.

—No es nada, me divertí bastante— confesé.

Tras cada uno recibir su respectivo pedazo de bizcocho, Lía abrió los regalos. Amó los guantes que su hermano mayor le regaló, y a manera de agradecimiento bromeó diciendo que probaría con él qué tan buenos son. Tenten le regaló un kit de defensa personal que contenía desde anillos con navajas incluidas, hasta un pequeño taser.

Shino y Kiba la sorprendieron con un hermoso tocadiscos y varios discos en vinilo de los artistas favoritos de Lía. Neji, por último pero no por eso menos importante, le obsequió sus flores preferidas en cristal y una de esas cámaras instantáneas con varios rollos para que ella pudiera capturar momentos con valor sentimental para ella, y poder atesorar ese recuerdo hasta el último de sus días.

Ese hombre verdaderamente tenía tacto para hacer regalos. Debería decirle a Dei que compráramos una para que hiciéramos lo mismo con el grupo. En serio me encantaría tener toda una pared llena con polaroids con recuerdos absurdos, graciosos, especiales...

Me giré para poder apreciar como Akamaru me saltaba encima, causando que dejara caer mi bebida. Kiba gritó el nombre de su amiguito peludo, y Kakashi estalló en risas al ver como la escena se repetía una vez más. Yo también comencé a reír, hasta que Akamaru me dió tremendo lengüetazo en la mejilla. Los demás comenzaron a reír y Lía, por su parte, fotografió el momento con su nueva cámara.

Después de que saliera la primera foto, Neji agarró la cámara. Deslizó su mano por la cintura de Lía y alzó el dispositivo para que nos abarcara a todos y luego, presiono el botón para capturar esta hermosa —y graciosa— escena.

El 2022 está a nada de concluir y yo les traigo esta pequeña colaboración con @Panditalatina. La idea era que una de ustedes pueda tener la experiencia aquí en Residencia Uchiha, y si la dinámica gustaba, seleccionar algunas otras para que pudieran experimenta también. Mientras tanto, aquí les entrego este especial.

Aprovecho este momento para darle las gracias por todo. Reconozco que no he estado muy activa por razones personales, sin embargo ustedes han sido muy pacientes conmigo y se han quedado a mi lado leyendo y brindando su apoyo. Las llevo a cada una en mi corazón, son el mejor regalo que la vida me ha dado, y el principal motivo por el que sigo escribiendo.

Espero que pasaran una feliz navidad. Nos vemos en 2023 mis amores.

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