Capítulo 44
_____
Mis piernas temblaban mientras experimentaba mi orgasmo. Con una mano trataba de cubrir mis jadeos mientras observaba a Sasuke quien parecía estar muy orgulloso de sí. Su sonrisa prolongaba ese cosquilleo en mi vientre bajo, y alentaba el palpitar de cierto punto sensible entre mis piernas.
—Luces hermosa cuando te corres — dijo Sasuke.
No pude evitar reír un poco, para después darle una palmada en la cadera.
—Vamos campeón, es tu turno — dije, incitándole a que alcanzara el orgasmo también.
Ya era su turno de enseñarme su rostro poseído por el placer. El pelinegro asintió al tiempo que me hacía dar la vuelta. Nuevamente estaba en cuatro para el disfrute personal de Sasuke, a este punto me cuestionaba si él tenía algún fetiche con mi trasero.
Y luego sentí su hombría deslizándose entre mis muslos, sin llegar a rozarse con mi intimidad. El vaivén de sus caderas aumentaba y disminuía el ritmo, como si se estuviera torturando a sí mismo, o tratando lo más posible de prolongar el momento.
Besó mi hombro izquierdo con delicadeza, luego movió sus labios a mi nuca, besando, mordiendo y lamiendo la piel ahí. Estaba segura de que si estimulaba mis pezones, entonces podría correrme solo con eso.
—Solo un poco más — murmuró.
Y yo podía sentirlo, mi entrepierna estaba húmeda con su fluido pre seminal, ya solo faltaba poco para que. . .
La puerta de entrada del apartamento claramente sonó como si la hubieran abierto. Luego se escucharon pasos y las voces de las últimas personas que deseaba ver en ese momento: la rubia y mi primo.
—Maldición, maldición — dije en voz baja.
Sasuke en lugar de detenerse se movió más rápido entre mis piernas. La adrenalina del momento, el miedo a ser descubiertos ha de haberle dado el empujón que necesitaba, pues en poco segundos estaba mordiendo mi hombro mientras eyaculaba sobre las sábanas.
El pelinegro jadeó mientras se apartaba de mí, el pobre seguro estaba sintiendo los efectos de su orgasmo y tenía la mente nublada.
—Eh, creo que esos son los zapatos de Sasuke y tu prima — dijo Dei a la lejanía.
Por los mil demonios que le hacen un oral al diablo.
Sasuke
—Vístete y hazte la dormida — le dije en voz baja a ____.
—Pero, ¿qué hay de ti? — cuestionó ella con los ojos bien abiertos y expresión de preocupación.
—Tú solo haz lo que digo — dije.
—Sasuke todavía estás erecto por amor a Dios, no puedes salir allá fuera y pretender que no ha pasado nada— protestó ____.
Alcé la vista al techo y dejé escapar un suspiro de frustración. Aunque Naruto y Dedicara fueran los primeros en apoyar que ____ y yo tuviéramos sexo, no quería tener que enfrentarlos justo después haber hecho algo parecido.
—Pretende estar dormido tú y yo trataré de escabullirme fuera — dijo la prima de Naruto, ya cambiada.
Me apresuré a colocarme los pantalones y acostarme en la cama, ella observó todo por unos segundos antes de abrir la puerta levemente. Parecía estar esperando el momento perfecto para salir.
Después me dedicó una mirada y se largó de mis aposentos. El corazón me latía con fuerza mientras observaba el techo. Todavía podía sentir los efectos de mi orgasmo, uno de los mejores que había tenido en toda mi existencia. No pude evitar sonreír. ¿Es así de placentero hacerlo con la persona correcta?
_____
Cerré la puerta con cuidado una vez Naruto y Deidara estaban fuera de vista y caminé a mi habitación casi de puntillas para no llamar la atención de ninguno. Mi plan estaba saliendo de maravilla hasta que me fije en la puerta del baño.
Deidara, quien se estaba cepillando los dientes, justo en ese momento alzó la vista viendo mi reflejo en el espejo. Por mi mente pasaron mil excusas diferentes, y mi rostro sin duda alguna le dijo todo lo que mi amigo de sexo dudoso tenia que saber. Mi pánico era más que evidente.
Abrí la boca, mi mente trabajando a mil por hora para crear una excusa que al menos fuera pasable, pero nada llegaba. Parecía un pez abriendo y cerrando tanto la boca, tratando de decir las palabras que estaban estancadas en mi garganta.
Vamos, di algo. Por amor a Dios di algo.
Tras unos minutos, o quizás segundos, Deidara escupió la pasta en el lavabo y volvió a mirar el espejo, esta vez con una sonrisa que claramente se podía traducir como un: lo sé todo. Llevó un dedo a su boca y movió la cabeza hacia un lado repetidamente, indicándome que me largara de ahí.
Yo por supuesto no me lo pensé dos veces y me escabullí a mi cuarto como alma que lleva el diablo. Estuve a un décimo segundo de volverme loca. Pero eso no era lo importante ahora, Deidara me había visto salir del cuarto de Sasuke, luciendo lo más decente que una persona que acaba de tener uno de los mejores, sino que el mejor orgasmo de su vida, se puede ver. Casual.
—¡Dolor de culo! — exclamó Naruto mientras abría la puerta de forma abrupta.
Grité por la sorpresa y él me miró extrañado.
—¡Aprende a tocar la puerta! — exclamé, podía sentir claramente como el calor me estaba subiendo por las mejillas.
—¡Wow! Cálmate, venía a decirte que voy a pedir comida por si gustas algo, no hay necesidad de gritar — dijo mi rubio al tiempo que ponía boca de pato como si estuviera haciendo un puchero.
Suspiré, ¿cómo puedo enojarme con él? Naruto podía ser bastante molesto, pero el maldito sabía cómo meterse en mi corazón y nunca salir de ahí.
—Perdón, es que me asustaste — confesé.
—No es nada, iré a preguntarle a Sasuke — dijo el rubio antes de retirarse.
Ni siquiera me había dado el tiempo a que le dijera qué quería comer. . .
Sasuke
Observé las manchas de semen en las sábanas y no pude evitar suspirar, vaya desastre había hecho.
—Venga Sasuke, estamos grandecitos para eso — dijo Naruto.
Que suerte que yo me había realizado un chequeo con el cardiólogo tiempo atrás y mi corazón estaba totalmente sano. Así lo pueden donar una vez lo expulse por el maldito susto que Naruto me acaba de dar.
—Naruto, espero que mínimo se esté muriendo alguien para que te metas a mi habitación tan silenciosamente y casi me conviertas en donante de órganos — dije, al tiempo que pellizcaba el puente de mi nariz.
—El que se está por morir soy yo, tengo mucha hambre — habló el rubio —, venía a preguntar qué quieres de comer, además del coño de mi prima claro está — añadió.
—Maldición — gruñí, antes de girarme a verlo.
El maldito estaba sonriendo. Como que esta era una situación graciosa.
—Cuando estés listo para contarme todo y exagerarme los detalles, ya sabes donde encontrarme— dijo Naruto mientras, y como si fuera un adolescente, balanceaba la puerta antes de cerrarla. De verdad estaba pasando demasiado tiempo junto a Deidara.
—. . . Ni siquiera me dejaste pedir la comida.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top