Capítulo 33.
Antes de empezar este capítulo, un breve contexto de lo que está sucediendo: actualmente, Sasuke está en el hospital por un accidente automovilístico, ¿pero por qué? Bueno, eso es lo que está narrando ahora. Todo empieza con el embarazo de ____, y en los siguientes capítulos seguiremos viendo el mundo arder, hasta que se llegue al punto donde Sasuke despierta luego de su accidente y la protagonista lo besa.
Es como la aventura de los vestidos de novia que inicia en el capítulo 15. La protagonista dice que no había sido buena idea el tema de los vestidos de novia, y después en los siguientes capítulos se ve todo lo que sucedió. ¿Captan? Yo espero que sí, quizá me esté explicando terrible pero bueno, la fe mueve montañas y yo tengo fe en que entiendan, jaja.
Las TKM, disfruten el cap.
____
— ¿Cómo le dirás a Kakashi? — cuestionó Sasuke, sentándose a mi lado.
La sala de sonografía estaba prácticamente vacía, solo otras dos personas se encontraban en el lugar, aparte de Sasuke, y bueno, yo.
—No lo sé. Quizá solo le muestre la prueba y la sonografía— dije, recostándome contra el espaldar de mi asiento.
—Creo que eres mucho más creativa que eso— dijo Sasuke, colocando su brazo sobre mi asiento.
Muy poco disimulado de su parte, si quería que no me diera cuenta. ¿O tal vez él sí quería. . . ?
—Sasuke mi cabeza está en un mundo donde hay pañales sucios, botitas de bebé en todos lados y horas sin dormir. ¿Crees que estaré pensando en una forma original de decirle a Kakashi "hey, estoy embarazada" ? — pregunté, alzando una ceja.
Mi compañero soltó una risita.
Nuestra conversación pereció en ese momento, y un silencio agradable me dio el tiempo suficiente para pensar.
Estaba en deuda con Sasuke. Si alguien unos meses atrás me hubiera dicho que él sería la única persona en acudir cuando yo más necesitaba apoyo, todavía al sol de hoy me estaría riendo. Pero así fue, y aquí estaba él.
Me tendió la mano desde el primer momento, desde que escuchó mi voz entrecortada por las lágrimas, desde que nerviosa le dije que estaba embarazada y sola en el hospital. Me ordenó que le diera la dirección y 15 minutos después, emergió sin aliento por el pasillo.
Y no ha dejado mi lado desde entonces. Bien pudo quedarse fuera del consultorio, cuando hablé con mi ginecólogo, pero se quedó; llegó al punto de mentir diciendo que era el padre del bebé.
Pudo marcharse cuando salimos de la consulta, y de nuevo, no lo hizo. Ahora estaba sentado a mi lado, esperando pacientemente junto a mí, a que me llamaran para poder resolver esto de una vez por todas.
Sasuke estaba aquí, la última persona que me imaginé, me estaba ayudando y apoyando más que nadie hasta ahora.
— ¿Cómo te gustaría que te lo dijeran? — cuestioné, sin pensarlo.
— ¿Qué me dijeran el qué? — respondió él.
Me enderecé, girando mi cuerpo totalmente en su dirección.
—Imagina que este bebé es tuyo, dime, ¿Cómo te gustaría que te diera la noticia? — dije, agarrando su mano y colocándola en mi vientre bajo.
Él se quedó observándome unos segundos, luego sonrió.
—Creo que lo que acabas de hacer sería más que suficiente— dijo, acariciándome con el pulgar.
— ¿Qué, esto? — pregunté, señalando su mano con la mirada.
—Sí, es perfecto— afirmó —. Lo imagino así, estoy llegando al apartamento después de un largo día de trabajo. Abro la puerta y ahí estás tú, de repente el solo verte hace que mi estrés se vaya. Me acerco a ti y beso tus suaves labios— mientras me detallaba su fantasía, su mano libre, la que reposaba en el espaldar de mi silla, se posó en mi mentón y con el pulgar delineó mi labio inferior.
— ¿Qué más sucede? — dije, envuelta en la intimidad y dulzura del momento —, dime todo con lujo de detalles. ¿Qué te digo? ¿Cómo te sientes? ¿Estamos solos?
—Oh no, no lo estamos. Nuestro bebé está aquí— dijo, haciendo un poco de presión en mi vientre, para que entendiera —. Cuando dejo de besarte, tus ojos tienen un brillo diferente y se que hay algo que me quieres decir. Luces radiante en una forma que no puedo explicar, pero es evidente tu alegría. Me das la bienvenida a casa y con suavidad agarras mi mano— mientras explicaba, Sasuke cerró los ojos —, me dices que han estado esperando por mí, al tiempo que colocas mi mano sobre tu vientre— añade.
—Justo como lo hice un momento atrás— susurré.
—Exactamente. No me cuesta demasiado entender la indirecta y siento como el corazón se me acelera— su mano en mi mentón se movió, ahora estaba en mi nuca y me acercaba a él. Cerré los ojos justo cuando nuestras frentes se juntaron y dejé que mi imaginación ilustrara las palabras de Sasuke —, ahí, en ese preciso momento, la vida entera cambia para los dos. Ya no somos solo nosotros, un muy deseado retoño está en tu vientre, y yo me siento el hombre más afortunado de toda la galaxia. Tengo un buen trabajo, el dinero no me falta, a mi lado estás tú, mi compañera de vida que me ha enseñado a odiar, pero también a amar. Y por último, pero jamás menos importante, el bebé— concluyó.
Sasuke se alejó de mí, pero yo me veía incapaz de abrir los ojos. En mi cabeza la fantasía continuaba, podía verlo arrodillarse y besar mi vientre, abrazarlo incluso. Los demás llegan a casa encontrándolo en esa posición y no les cuesta mucho entender por qué.
Ya sabía lo que me esperaba cuando abrí los ojos. Mi piel estaba fría ahora que Sasuke había dejado de tocarme, y observaba su celular. La burbuja se había reventado y yo sentí como si un balde de agua helada me cayera encima.
Era solo una fantasía, porque el hombre que me había dejado embarazada no era Sasuke, sino Kakashi. Y ni siquiera estaba presente.
Todo estaba mal. El mundo me pareció injusto y gris.
Decepcionada, apoyé mis codos en las rodillas y metí mis manos en la cabeza, enredando mis dedos con mi cabello.
— ¿Te gustaría ser padre, Sasuke? — pregunté, en voz baja.
Giré el rostro para verle. Sus labios no se movieron, pero no era necesario, sus ojos me dijeron todo lo que necesitaba saber.
Volví a mirar el suelo. ¿Cuándo este hombre había comenzado a colarse en mi corazón, tanto como para desear que él fuera el padre de este bebé?
Una idea me cruzó por la cabeza y su peso me fue al corazón. Me sentí horrible por lo que implicaba, pero al mismo tiempo, me permití dejarla estar.
Todavía las palabras se repetían en mi cabeza, mientras caminaba por el pasillo en dirección al cuarto de sonografia, el menor de los hermanos Uchiha caminaba conmigo.
No quiero ningún bebé que no sea de Sasuke.
Esa sola idea me hizo considerar por primera vez la posibilidad de que tal vez, solo tal vez, no estaba embarazada y la prueba se había equivocado.
Sasuke
Los ojos de ____ habían perdido su brillo.
Como autómata se sentó en la camilla y miró la pared, balanceando las piernas con suavidad.
Yo la observaba desde mi posición, tenía su cartera al hombro y estaba recostado contra otra pared, de brazos cruzados.
¿Estaría molesta por lo que dije? ¿No se ve bajo ninguna circunstancia, compartiendo mi fantasía?
Quería preguntarle, pero no me animaba. En un solo día rompí demasiadas veces la regla de ser solo amigos, de no tocarnos y fingir que el fuego en mi sangre cada vez que se trata de ella, no quema. Que ella no me hace sentir nada.
¿Qué pasaría si le confieso que no me desagrada la idea de tener hijos juntos? O de que llegaría tan lejos como cuidar el bebé en su vientre como si fuera mío.
Toda esta situación me había descolocado, y me hizo imaginar cosas que no pensaba necesitar. Pero, a todo esto, ella nunca me apartó, nunca me pidió que me detuviera, ni me dijo que la incomodaba. Es más, me pidió que le dijera mi fantasía.
Pero yo estaba abusando de su inestabilidad emocional al enterarse de que esperaba un bebé del hombre que sí es su pareja. Fui un idiota al abrir mi corazón y compartirle mis fantasías.
—Sasuke— dijo, sin mirarme.
— ¿Sí? — cuestioné.
—. . . me haces desear no estar embarazada— dijo, antes de que la puerta se abriera y la sonografista entrara con una sonrisa.
Ellas intercambiaron unas cuantas palabras, pero mi cabeza no las procesó.
"Me haces desear no estar embarazada" esas fueron sus palabras y me dolieron. ¿Tanto la molesté, como para desear no tener hijos en ningún momento?
—Sasuke.
Parpadee
—Sasuke— me llamaron por segunda vez.
Alcé la vista, para ver a ____, ya acostada en la camilla y con los jeans desabotonados, mostrando su pelvis cubierta de un líquido.
—Sasuke— insistió —, sostén mi mano, por favor.
Podía leerlo en sus ojos, un claro: no me dejes sola. No me sueltes ahora.
Así que avancé unos cuantos pasos y agarré su mano.
—Todo saldrá bien— dije.
Ella asintió y. . . procedió a llevar mi mano a sus labios.
Aquello me dejó perplejo, pero ____ solo sonrió.
A este punto, la sonografista ya estaba moviendo el aparato en la pelvis de la madre. Lo hizo varias veces, y una mueca se formó en su rostro, mientras miraba la pantalla.
— ¿Qué sucede? — cuestioné —, ¿Dónde está el bebé?
La sonografista suspiró y movió unas cuantas veces más el objeto, antes de mirarnos.
—Lo lamento, pero aquí no hay un bebé— dijo, tan profesional como pudo —, al parecer tu prueba de embarazo se equivocó, ¿eres regular? — cuestionó.
—Sí— respondió ____
—Bueno, puede ser que no salga nada ahora, pero quizá en unas semanas se vea— afirmó la especialista —, usualmente las pruebas pueden ser confiables, pero esto no quita que a veces dan falso positivo. Te recomiendo que te hagas una prueba de sangre, para confirmar. Dependiendo de la presencia o ausencia de la hormona GCH, también llamada HCG por algunos, que es básicamente la hormona que genera el embrión en el embarazo. Con la prueba de sangre sabrás con seguridad si tienes un falso positivo o no— explicó.
—Entiendo— dijo la prima de Naruto.
—Cruzando el pasillo está el laboratorio, te sugiero que te hagas la prueba desde ya, para poder aclarar tu situación. Son muy extraños los casos donde se dan los falsos positivos— dijo la mujer, entregando algo de papel a ____ para que pudiera limpiarse.
Miré a mi compañera, quien se veía relajada. Algo indeciso le quité las hojas de papel y limpié su pelvis, pensativo.
— ¿Qué piensas? — cuestionó ella, una vez concluí.
—En que estás muy tranquila— dije, ayudándola a levantarse.
— ¿Qué esperabas que hiciera? Consideré la posibilidad de que fuera un falso positivo cuando me llamaron— dijo, caminando al baño y cerrando la puerta.
Me quedé de pie, mirando cómo la especialista preparaba la camilla para un nuevo paciente.
—No pierda las esperanzas— me dijo, con una sonrisa.
—Yo no tuve nada que ver con eso— confesé, acariciando mi nuca —, el padre no pudo venir y ella me llamó— añadí.
Pensar en que quizá ella no estaba embarazada me hacía sentir extraño. Estaba feliz y al mismo tiempo no.
—Oh, disculpa. Es que vi la forma en la que se miraban y como la limpiaste, entonces- — justo en ese momento se detuvo y negó. Se despidió de mí y salió del cuarto.
¿La forma en la que ____ y yo nos mirábamos?
La puerta del baño se abrió y ____ salió lista para la próxima parada. Pero había algo distinto en ella. El brillo había vuelto a sus ojos.
— ¿Te gustaría salir por unos tragos conmigo, luego de mi prueba de sangre? — preguntó mientras agarraba su bolso.
— ¿Alcohol? ____ estás embarazada— dije.
—Todo apunta a que no. Y me gustaría celebrar que quizá todo fue un susto. Me hizo darme cuenta de que. . . me había mentido a mi misma sobre mis aspiraciones— expresó, mirándome a los ojos.
Pude ver tantas cosas en los suyos. La pelinegra extendió la mano en mi dirección y yo sin pensarlo demasiado, se la di.
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