Capitulo 27
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Confieso que ir a un jacuzzi en plena madrugada, luego de haber estado con la mafia y haberme dado un baño bajo la lluvia quizá no era la mejor idea de todas. Menos cuando no cuento con un traje de baño propiamente dicho.
Tras sacar a Naruto a las malas de aquel lugar, llegamos a la conclusión de que no habíamos podido disfrutar como deseábamos de la noche. Así fue como llegamos a un jacuzzi, sin nada más que nuestra ropa interior para bañarnos en él.
—No me esperaba que tuvieran estos abiertos en plena madrugada, pero no me molesta— dijo Naruto, aparentemente relajado gracias al agua caliente.
—Y ustedes que no querían venir— añadió Deidara, sirviéndose una copa de vino.
Sabrá el diablo de dónde sacó la copa. . . y el vino.
—Yo nunca dije que me oponía— aclaró Sakura, arrebatándole la copa de vino a Sasuke y bebiendo un sorbo —, de hecho ha sido ____ la que ha dicho que está cansada y quiere irse a dormir—.
—Pero hija de tu madrina no me delates— reproché, con seriedad.
— ¿Qué dijo? — cuestionó Dei, como si estuviera ajeno a todo el asunto.
—Cuando lo descubras me dices— secundó mi primo, causando que sonriera.
—Ustedes dos, vendepatrias— gruñó la Haruno, lanzando agua en dirección a los dos rubios.
—Mi patria está con mi prima— aclaró el rubio de ojos azules, orgulloso —, uno siempre tiene que mantenerse en buenos términos con esa diabla, más si eres su familiar— agregó.
No pude evitar reír ante su pequeña broma.
—Cuidado Naruto, no quieras sacar los trapos sucios de ____ — comentó Kakashi, quien recién se nos unía.
Me giré para poder verlo, llevándome el maravilloso espectáculo de ver como se quitaba la camisa y luego los pantalones. Descaradamente aprecié su ropa interior; el cuerpo de Kakashi es sin duda alguna una de las maravillas del mundo. No tengo pruebas, pero tampoco dudas.
—De pronto siento que el jacuzzi está por desbordar— bromeó Deidara, con una sonrisa pícara. Podía sentir sus ojos en mí, leyendo mis pensamientos.
Puedo jurar que hasta le escuché decir "opino lo mismo"
—No voy a pedir disculpas por algo de lo que no estoy arrepentida. Mi amiga simplemente sabe apreciar las obras de arte— respondí, encogiéndome de hombros.
—Estoy seguro de que mi amigo también sabe apreciar a las buenas amigas— habló Itachi, guiñandome un ojo.
—Dijo obras de arte, Itachi— se burló el peliplata, sentándose en la orilla del jacuzzi.
Inmediatamente me acerqué a él, colocando mis brazos en su regazo, y luego mi cabeza sobre los mismos. Cerré los ojos cuando sus manos, calentadas por el agua, comenzaron a masajear mi cuero cabelludo.
—No le hagas eso, se va a quedar dormida— regañó Sasuke.
— ¿Y eso qué tiene de malo? — cuestioné, sin cambiar mi posición.
—De ser así, es a mi que me toca llevarla al cuarto Sasuke— respondió Kakashi.
No se si es mi alma de vieja chismosa, o quizá si le estaba hablando entre líneas. Como queriendo aclarar que el Uchiha no tenía ninguna responsabilidad conmigo, y si yo me quedaba dormida o no, sencillamente no era su problema.
—Siento tensión y no es sexual. Así que no me gusta— expresó Dei.
— ¿Hay algo que te guste más allá de lo sexual? — cuestionó el hermano Uchiha menor.
—Definitivamente tú no— contestó Barbie, causando que yo soltara una risita —, Sorry not sorry Sasuki—.
— ¿Acabas de llamarme . . . ? Mejor no digas nada— habló entre dientes el pelinegro.
—No te atrevas a subir eso— amenazó Kakashi, desde su asiento.
Todos sabemos que una salida en la que estemos Naruto, Deidara y yo pues no puede ser normal. Así que aquí me tienen, haciendo twerk en ropa interior —mojada—, mientras Dei hacía un boomerang.
La música era patrocinada por el celular de Itachi y el sueño que antes tenía se había esfumado tras ver a Naruto resbalarse y caer de culo en el Jacuzzi, para después salir del agua llamando a la tía Kushina para decirle que le dolía la chapa derecha.
—Me pido ser el siguiente— dijo Itachi —, oye Kakashi se buen amigo y préstame tu celular, en el mío está la música— añadió el pelinegro, mirando con cierta burla a mi novio.
—Ay espérate papi, yo también sé como moverme— se apresuró a comunicar Barbie, mientras se colocaba en pie —, mírame, Ven perra hazme el coro y cuidado con tratar de opacarme— ordenó el rubiales.
—Cállate y mueve el culo si es que de verdad lo haces— dije, sacando mi trasero hacia atrás, inclinando la espalda hacia el frente y moviendo mis caderas, para lograr el jiggle.
— ¡Por Dios! ¡Mira esas vistas! — exclamó Itachi, como si estuviera complacido —, ah, y ahí está Deidara— añadió, con una risita.
— ¡Hasta el suelo! — exclamó Naruto.
¿Y quién soy yo para negarme? Deidara y yo extendimos las manos al suelo, moviendo las caderas en conjunto, mientras bajábamos.
— ¿Ves cuándo bajó? Así mismo se me bajó la presión— bromeó el mayor de los hermanos Uchiha. No pude evitar reír, dejando de hacer el movimiento gracias a que perdí el equilibrio.
—A Deidara se le estaba moviendo algo más que el culo, y creo que estoy traumado— murmuró el Uzumaki cerca de mí, causando que mis risas aumentaran aún más.
— ¡Puedo escucharte zorrito! Y claro que se me va a mover algo más que el trasero, la madre naturaleza así me quiso y yo no me voy a quejar— habló Dei, retirando un mechón de cabello de su hombro.
—Que autoestima— murmuró Sakura, lo suficientemente alto para que nosotros la escuchemos.
—Claro niña, la autoestima hasta el cielo y el culo hasta el suelo— afirmó Deidara, para después mirarme y colocar un pie sobre mis gluteos —, no como esta idiota, que tiene todo en el suelo— dicho esto, procedió a empujarme al agua.
Antes de siquiera poder decirle desde el agua el motivo por el cual su madrina le iba a clavar un cuchillo en la yugular desde que se acostara en la cama, cuatro pares de brazos me estaban ayudando a salir. Entiéndase Kakashi, Naruto, Itachi y. . . Sasuke.
—Uy ____ trata de tener más cuidado para la próxima— bromeó Barbie, guiñandome un ojo.
—Miserable rubia de sexo dudoso— gruñí.
—Querida tengo que recordarte que no somos partidarios del abuso animal. Si le haces algo ahora, estoy seguro que rebuznará hasta captar la atención de las autoridades— dijo mi novio. Justo en ese momento iba a toser, más me agarró la risa y un sonido extraño fue el producto de esa mezcla.
—Dios mio Kakashi, la pusiste tan nerviosa que rebuznó ella— rió mi primo, Itachi uniéndose a él.
—Con ustedes no hay manera— murmuré, frustrada.
Una vez salimos del jacuzzi para marcharnos, no pude evitar girarme para ver de reojo a Sasuke, mientras Kakashi conversaba con Itachi. El menor de los hermanos Uchiha estaba saliendo del agua, luego de que su novia lo hiciera.
Su cabello negro goteaba, como si se hubiera sumergido una última vez antes de irnos. Sus brazos flexionados aguantando el peso de su cuerpo, la pierna que subió y luego la otra. La espalda de Sasuke era de un tamaño perfecto, ni demasiado ancha, ni demasiado angosta, era perfecta para su cuerpo.
Mis ojos no se apartaron de él, cuando sacudió levemente la cabeza para sacarse algo de agua, mucho menos cuando se giró y pude ver claramente la forma de su miembro, adherido a la ropa interior.
Sentí inmediatamente el calor subir a mis mejillas, más era incapaz de apartar la mirada. Quizá. . . sólo quizá, ese engreído si era una obra de arte.
Me estremecí ante mi propia realización y desvié la mirada, justo a tiempo para ver como Kakashi se despedía de su amigo y se acercaba a mi.
— ¿Lista para irnos? — cuestionó. Yo asentí.
Las imágenes de Sasuke permanecían en mis pensamientos, y por más que trataba sacarle de ahí, parecía imposible. Aquel momento —que quizá fueron solo segundos, y para mí se sintió como si hubiera sido cámara lenta—, fue casi íntimo. Solo él,yo y la luz de la luna.
Aunque Sasuke no estaba consciente de aquello.
Todavía pensaba en él y en todas las cosas que he querido reprimir desde aquel beso, aún cuando tenía otro hombre en mi cama aquella noche, soñé con un parque, un vestido de novia, y los suaves labios del Uchiha sobre los míos.
Sasuke
—No mires, no te atrevas— me repetí mentalmente, varias veces.
El verla ahí sentada, en ropa interior, con la cabeza ligeramente a un lado y sus labios entreabiertos formando poco a poco una sonrisa. . . puede que aquella fuera una de las vistas más lindas y tiernas que he tenido.
Probablemente estoy borracho.
Y eso no es una excusa para la manera en la cual mis ojos parecían haber cobrado vida propia, tampoco lo es para la manera tan descarada en la cual me quedé embobado viendo como su trasero se movía, cuando bailaba con Deidara. Como sus pechos rebotaban, y sus caderas parecían el mejor lugar del mundo para colocar mis manos, y mantenerlas ahí por horas.
Cuando ____ salió del jacuzzi, por poco me pierdo a mi mismo. Tenía el cabello adherido a la espalda, gracias a que estaba mojado. Las gotas cristalinas se deslizaban por su cuerpo y yo sentía que se burlaban de mí, tentando contra mi autocontrol y mi promesa de mantenerme lejos de ella y no verla de la manera en la que. . . la apreciaba justo en este momento.
—Dios— murmuré, admirando como exprimía su cabello y luego lo hacía a un lado, dejando que volviera a su espalda.
— ¿Sasuke? ¿Pasa algo? — cuestionó Sakura a mi lado, causando que de inmediato desviara la mirada hacia ella, donde debió de estar en un inicio. Donde debía permanecer siempre.
—No, estoy bien—.
Mentí.
El fantasma de ____ me persiguió hasta que me acosté, y aún así, en mis sueños estaba ella, yo y el jacuzzi, nuestros cuerpos adheridos al otro, y nuestros labios volviendo a reencontrarse, como la primera vez en aquel día del parque.
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