Capítulo 26.

— ¡Naruto! — exclamé, mientras entraba nuevamente en el local.

Hombres vestidos de negro y llenos de tatuajes se giraron a verme, como si estuviera interrumpiendo algo.

— ¡ _____ ! ¡Justo a tiempo! — vociferó Naruto. Alzando la mano para saludarme, o quizá mostrarme donde se encontraba —, le estaba conversando a mis nuevos amigos sobre lo lindo que sería que termines con Sasuke— añadió.

—Pero- ¡Animal esa es mi vida personal! — regañé, bajando las escaleras.

—Cuidado con el suelo nena, hay vidrios rotos y tú no tienes zapatos puestos— habló uno de los hombres, que se encontraba cerca de la puerta.

—Uy gracias, no me había fijado— dije, tratando de no pisar los cristales esparcidos por el suelo —, Naruto, con el perdón de la tía Kushina, tú engendro de los demonios meneándole el culo a satán, ¡Ven ya mismo antes de que me enoje más! — demandé acercándome a él.

— ¿Ese tipo acaba de llamarte nena? Ya verá como le enseño a ser una nena— bramó el rubio, con la voz de un borracho.

—No hace falta Naruto. Ven aquí de una vez por todas y no hagas que nos metamos en más problemas— habló Sasuke a mis espaldas.

¿Y este cuándo se unió a la misión de rescate?

— ¡Sasuke! Justo a tiempo, estaba contándole a mis nuevos amigos. . . ¿Qué les estaba contando? — cuestionó mi primo, al tiempo que llevaba una mano a su cabeza y la rascaba.

—Les estabas hablando de nosotros, idiota— respondí.

—Ah, ¿así que tú eres el tal Sasuke? — preguntó uno de los hombres que se encontraba sentados en la mesa más cercana al rubio de ojos azules.

—Naruto. . . te voy a dar treinta segundos para que trates de explicarnos el por qué le estabas contando nuestra vida amorosa a unos extraños— gruñó molesto el Uchiha, agarrando el tabique de su nariz, con el pulgar y el índice —. ¿Sabes qué? Tienes cinco segundos, porque esto ya ha superado mi límite, zorro estúpido.

— ¡Ay vamos Sasuke, si no vas a buscar ayuda psicológica para la tensión sexual que tienes con mi prima, entonces yo como tu mejor amigo y hermano debo de buscarte la opinión indeseada de unos completos extraños, para que no te sientas juzgado! — exclamó Naruto, alzando ambas manos al techo.

Casi pude ver el fuego a sus espaldas, como el sticker de elmo que Deidara nos compartió una vez, algún tiempo atrás.

—Me parece que solo deben darse una vuelta por el paraíso para comprobarlo— sugirió un joven de cabellos castaños, el cual jugaba con un cuchillo peligrosamente cerca de mi.

¿Desde cuándo ese muchacho estaba ahí que yo ni siquiera lo sentí? ¿Me habrá robado algo, aparte del miserable cuento con el menor de los hermanos Uchiha?

—Con todo respeto, no está en tu posición opinar con respecto a esto. Queda entre ella y yo— dijo Sasuke.

El pelinegro agarró mis hombros y me hizo a un lado, quedando él junto al chico del cuchillo.

—Vamos, mira tu lenguaje corporal hacia ella. Creo que tienes miedo hasta de tocarla, no vaya a ser que te cause una erección, ¿o me equivoco? — insinuó el joven.

Estoy casi segura de que escuché una carcajada de Naruto, seguida por un "ouch"

—Bueno, puedo decir que te entiendo— concluyó el castaño, mientras se levantaba del lugar y se alejaba.

—Ustedes dos me recuerdan a- —

De pronto la puerta del lugar se abrió de par en par dejando ver a Deidara. Tenía el pelo completamente mojado adherido a su cuello y hombros, su rostro parecía el de un demonio recién salido del infierno.

— ¡¿Díganme por qué diablos están tardando tanto?! — exclamó, mientras entraba.

A medida que se iba acercando, pude notar que su máscara de pestañas se había corrido ligeramente.

—Dei tus pestañas. . . — comencé a decir, más su mano en alto me detuvo.

— ¡Ya sé el estado de mis pestañas! ¿Crees que me había preparado para la lluvia torrencial? ¡Itachi se ha burlado de mí, esto es el infierno! — gritó Dei, exasperado.

Compartí una mirada con Sasuke. Tras unos segundos, este señaló con la cabeza la puerta de salida; la verdad es que el irnos no sonaba como una mala idea, ahora que teníamos a Deidara echando humo, y no porque el jefe le destrozó la retaguardia.

Pero Naruto seguía cerca de esas personas, y el sacarlo de aquí seguía siendo la misión principal.

Un hombre sacó una pistola y disparó al techo.

—Me interrumpiste justo cuando iba a contar mi historia con mi amada esposa. Siéntate a escucharla y quizá te perdone la vida, rubio travesti— regañó el. . . ¿líder de la mafia?

— ¿Me acaba de llamar travesti? Conozca su lugar viejo— declaró Deidara, mientras le señalaba con el dedo mayor.

—Si te comportas bien, quizá pueda dejarte que seas la perra de juego en las noches de pasión con mi esposa. ¿Te parecen unos- ? — antes de que aquel hombre pudiera concluir su oración, Deidara me había arrastrado con él al suelo.

Se acostó, colocando su cabeza en mi regazo. Todo fue tan rápido que ni siquiera me di cuenta de cuando Sasuke había agarrado mi mano, para evitar que mi caída no fuera tan dura.

—Hable todo lo que usted quiera, la noche es joven. Y respecto a los millones. . . — la oración quedó inconclusa, gracias a la risilla de Barbie cuando le pellizque el brazo.

—No te corresponde nada, era solo para que te callaras— declaró el señor.

Yo no pude aguantar la risa. Más aún cuando Deidara soltó una maldición y le lanzó mi tacón.

—Hey, ¿por qué el mío? — cuestioné, refiriéndome al zapato.

—Porque no lo necesitarás— respondió.

Comienzo a pensar que Dei tiene la manía de lanzar los zapatos que no le pertenecen.

Todo comenzó cuando yo era muy joven. No llegué a donde estoy de la noche a la mañana, trabajé mucho buscando la manera de salir adelante— inició su narración el hombre, con la vista en todo menos en nosotros.

—Pero si dijiste que eres un narco, ¿Qué trabajo duro haces tú en comparación con nosotros los humildes esclavos de la sociedad? — preguntó Naruto.

—Mira niño, puedo vender la droga que consumen tus padres, pero lo hago con mucha honra. Ustedes tienen pinta de ni siquiera tener en qué caerse muertos. A tu prima le tiembla el coño por el niño bonito que tiene pinta de tener el bolsillo bien cargado, tú estás borracho y pegado a un pole y aquel ser de sexo dudoso está obsesionado con el dinero— dijo el mafioso, como si fuera la cosa más obvia del mundo.

—Tú, hijo de puta— bramó Sasuke a mi lado.

Apreté su mano y negué.

—No vale la pena— dije, al tiempo que cubría la boca de Barbie, quien estaba preparado para decirle a ese señor hasta de lo que se iba a morir.

—Mi difunta madre no era una puta, y me llamo Suyen, para que salgas de la ignorancia— se burló, el supuesto Suyen.

—Prefiero permanecer en la ignorancia, si se trata de ti— hablé, con una sonrisa ladina.

Suyen permaneció unos segundos en silencio, con sus ojos fijos en mí, para después sonreír.

—Tienes esos ovarios bien puestos. ¿Cuál era tu nombre chiquilla? — cuestionó aquel señor, con aparente interés.

—Mi nombre no hará que más millones entren a tu cuenta, por lo tanto debería permanecer en la ignorancia buen señor Suyen— dije con ironía.

Suyen soltó una risita y dijo: —Ya veo muchacho porque te atrae esta chica. Si no estuviera tan enamorado de mi esposa quizá la hubiera hecho mía sin rechistar—.

Ante tal declaración, agradecí al cielo que aquel hombre estuviera casado.

—Le pones un dedo y tendrás problemas con- — Sasuke no pudo concluir la oración, pues la puerta se abrió dejando ver a su hermano mayor Apolo- Itachi. A su hermano mayor Itachi.

Apolo- Itachi se acercó a nosotros. Se había recogido el pelo en un moño bajo y se le podía ver claramente el torso marcado en su camisa empapada. Una bendición, en todo el sentido de la palabra, eso era mi vista en ese momento.

—Muy bien, ¿ahora vendrá todo el grupo? — preguntó Sasuke, mientras se giraba para ver a su familiar.

Iba a quejarme con él, para que soltara mi mano de una vez por todas, sin embargo cuando giré mi rostro me encontré cara a cara con el culo de Sasuke.

Oh por todos los santos.

—Niña, me estás babeando— se burló Deidara.

Itachi, quien aparentemente estaba mirando mi reacción igual, soltó una risita pícara y me guiñó un ojo.

Trágame tierra.

—Golosa— añadió Barbie —, pero yo lo soy más— y tras decir esto, Dei se alzó un poco y azotó el trasero de Sasuke, con tanta fuerza, que estoy segura de que lo sentí yo también.

Parpadeé varias veces sorprendida, para después soltar una carcajada.

— ¡El Karma es una perra, Sasuke! — exclamé.

Mi mente viajó al día del ascensor, en el cual el pelinegro me hizo una reducción de glúteos completamente gratis, con su mano; ahora le había tocado a él ser la víctima de la nalgada.

—Me parece que ni siquiera tendré tiempo de contar mi historia, ya que ustedes-

— ¡Deidara de mierda! — gritó Sasuke, mientras se giraba.

Casi pude ver un aura de color morado rodeándole.

— ¿Qué? Yo no soy esta perra debilucha. Si me pones el culo en la cara, no me reproches luego por mis acciones— reprocha Dei —, ¡Debes estar agradecido de que no te mordí! — añadió.

—Si bueno, ya te vas dando cuenta de que nuestras vidas nunca son todo menos aburridas— escuché decir a mi primo al fondo, más no le presté atención.

— ¿En serio? ¿Estás mal de la cabeza? — cuestionó Sasuke, apretando el puño, en la mano que tenía libre.

—Si, bueno, no lo puedo controlar, todo es culpa de tu hermano mayor— confesó Barbie.

— ¿Pero qué tengo que ver yo en todo esto? — cuestionó Itachi, claramente desconcertado —. ¿Cuál fue el mal que te hice Deidara, para que me quieras arrastrar contigo siempre? — agregó.

—Ya no sé qué es más entretenido, si ver al jefe ser ignorado o presenciar cómo estos se matan entre ellos— comentó uno de los muchachos que conformaban el grupo de aquel mafioso —. ¿Es así siempre? — cuestionó, mirándome, luego de notar que había captado mi atención.

—Todos los días y a todas horas— afirmé.

—Ustedes sí que viven al máximo— se atrevió a decir otro de ellos, quien estaba aparentemente aburrido.

—Y no me hagan hablar de la vez que nos persiguió la policía, porque nos robamos de una tienda tres vestidos de novias tres más costosos que sus casas y nuestro pent-house juntos— bromeó Deidara.

Si. . . ojalá esa experiencia hubiera sido una broma, para la tarjeta de crédito de Sasuke.

— ¿Los persiguió la policía? ¿Cómo es eso? — preguntó el castaño de hace un rato, con aparente interés en la respuesta.

—Sí. De paso nos robamos a una novia de una boda y a su fotógrafo, y nos hicimos varias selfies en el proceso— contestó Naru.

—Yo me acosté con el fotógrafo— confesó el rubio en mis piernas —, y lo haría otra vez.

— ¿Ven? ese ser de sexo dudoso se acuesta con alguien nuevo cada día. ¡No importa si el hombre se declara heterosexual! — exclamó mi primo, desde su lugar.

—Conmigo la heterosexualidad nunca fue una opción, zorrito— alardeó Deidara, guiñandole un ojo al Uzumaki.

Naruto tembló, y para disimularlo, le dio un trago a su botella.

—Uy, temblaste perra, temblaste— declaré, con una sonrisa.

—Pero animal, ¿tú de cuál lado estás? — cuestionó Naruto, con notable indignación.

—Tu prima es como una pirata de los tiempos antiguos, se va al bando que quiera— respondió Sasuke, el cual se había sentado a mi lado, cuidando de no lastimarse con todos los cristales que se encontraban a nuestro alrededor.

—Ella es más bien una corsaria, a ella la avala el gobierno— añadió Deidara, alzando un poco la cabeza de mi regazo para poder ver mejor a Sasuke.

—Pero ella ni siquiera trabaja, ¿a cuál gobierno nos referimos? — bromeó el menor de los hermanos Uchiha.

—Pues claro que yo. En conjunto con Kakashi e Itachi formamos el gobierno, y de paso la iglesia, para el cual trabaja esta perra— dijo con orgullo mi mejor amigo.

— ¿Iglesia? Pues muy santa no es— comentó juguetón, Sasuke.

— ¡Hey, yo debo estar ahí, yo soy la razón por la cual ella está viviendo con nosotros! — gritó Naruto, como si estuviera ofendido.

—Y aquí viene este necesitando atención— murmuró Dei, en respuesta.

— ¿Y por qué no se la das tú? ¿No decías que la heterosexualidad contigo no es una opción? — insinué, mientras me hacía un poco más hacia adelante para verle mejor a la cara.

Subí y bajé las cejas, juguetona.

—Quítate maldita, eres una traidora— habló entre dientes la rubia, sin embargo no pudo evitar soltar una risita —, yo le tengo pena a la que se relacione con Naruto— declaró.

—Yo le tengo pena al que se quede contigo Deidara. Le pegarás tanto los cuernos que parecerá un venado— dijo Naruto.

Y como si le gustara burlarse de nuestro amigo, trató de imitar el berrido de un venado, causando que todos riéramos.

—Bueno, pues a Kakashi ya le salió un chichón— murmuró Dei, como si le molestara demasiado el verme reír.

—Eso sonó como si le hubiera salido una chichi— no pude evitar decir, sintiendo como el estómago me comenzaba a doler.

—Oh, Kakashi tiene tetas, ¿osea le has visto sin camiseta? Ya entendí por qué es que no le quieres dejar— dijo el rubio en mis piernas, con bastante convicción.

—La verdad es que todavía no sé por qué me sigo juntando con ustedes— expresó Sasuke, para después suspirar.

—Oh vamos hermanito, la vida es más divertida cuando dejas de ser tan serio— añadió Itachi, el cual se había sentado en una de las mesas.

—Lo que pasa es que estamos hablando de su rival en el amor— declaró Naruto, con picardía.

— ¡Naruto! — exclamé.

— ¿A quién crees que engañas? ¡Él es lo que tú más quieres! — comenzó a cantar mi primo —, ocultarlo tratan, ¡es hermoso lo que sienten! — exclamó, recreando a su manera la canción de Hércules.

— ¿Cómo es que siempre llegamos a este punto cada vez que nos juntamos? — cuestioné, frustrada.

— ¡No lo disimules, bien sabemos donde está tu corazón! — secundó Deidara.

—No van a oír que lo diga no, no— prosiguió Itachi.

Esto ya era el colmo.

— ¡Su sueño es! no lo nieguen uh oh— continuó el Uzumaki.

— ¡Basta, los tres! — grité, levemente alterada.

—Su orgullo no deja que hablen de amor— le hizo coro, el castaño de antes.

Tenía una voz muy hermosa para el canto, más ese no era el punto en este momento.

—Estoy harto de esto— bramó Sasuke.

Seguramente se encontraba tan incómodo como yo, o quizá incluso más.

—Oigan ya confiesen sus pecados de amor y bésense— añadió otro de aquellos hombres, que tenía la vista fija en nosotros.

—Es solo un besito— bromeó Itachi, mirando con diversión a su hermano menor.

— ¿Tú también? — cuestionó Sasuke, mirándolo con enojo.

—Se nota de lejos la tensión entre ustedes, desde el primer día. Kisame y yo apostamos constantemente a ver quién cae primero— confesó el mayor de los hermanos, reposando su barbilla en su mano.

— ¡Eres amigo de Kakashi! — exclamé —. ¿Cómo le puedes hacer eso a tu propio amigo? — añadí, constenada.

—Si, Kakshi y yo somos muy buenos amigos— afirmó el pelinegro —, pero eso no quita que estos ojos vean lo que hay querida— concluyó.

— ¿Ven? Itachi está claro. Todos lo estamos, menos ustedes— replicó Dei.

Coloqué una mano sobre su boca, hastiada de sus comentarios de vieja chismosa y lleva vidas.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top