Capítulo 24.


Después de tanto tiempo, ¡me animo a escribir nuevamente! ¡Y encima tenemos portada nueva! AMAMOS. 


____


— ¡Ya estamos! — gritó Deidara, moviendo animadamente su mano en forma de saludo —. Ya sé que tuvieron que esperar, pero hasta en las mejores historias los obreros esperan para ver a la realeza— dijo.

Barbie empujó la bufanda que llevaba puesta hacia atrás y bajó los lentes de sol, como si nos estuviera estudiando. Más bien estudiaba nuestros vestuarios para ver si íbamos lo suficientemente presentables para su real trasero.

O para que los potenciales sugar daddies se fijen solo en esa obra de arte. De muy dudosa procedencia.

—Si a la plebe se le permite preguntar, ¿por qué diablos llevas gafas de sol si es de noche? — preguntó Sasuke.

Llevaba de la mano a su novia, Sakura Haruno. La chica que ahora carecía de un par de zapatos gracias a cierto personaje bajo el nombre de Deidara. Con seguridad se puede afirmar que se armará un gran desastre una vez los humos de Las Vegas bajen.

—Los obreros como ustedes no entenderían en glamour que la realeza ostenta por naturaleza— expresó, mientras empujaba la silla a mi lado y se sentaba con toda la gracia del mundo —, vengan mugrosos, antes de que me arrepienta de permitirles que respiren el mismo aire que yo.

— ¿Qué droga le dieron antes de que viniera? — cuestionó Kakashi, quien observaba con el ceño fruncido al ego andante.

—Perdón es mi culpa, estaba viendo The Crown en Netflix antes de alistarme y él se interesó— habló Naruto. Su rostro era la viva imagen de la vergüenza.

—Yo debí nacer en esa época. ¿Sabes lo que significa perder la oportunidad de ser bestie con Lady Di? No te ofendas, ____, pero. . . ¡Es una total tragedia! — exclamó Dei, llevándose ambas manos a la cabeza —, esa mujer es el empoderamiento femenino personificado.

—Me parece que el concepto de realeza que tiene esta mesa es errado, puesto que no estoy incluido— bromeó Itachi, al tiempo que se sentaba. Aquel comentario causó que todos los presentes estallaran en carcajadas.

—No sabía que te había bajado la autoestima, dado a que yo consideraba que estabas en el rango de dios griego— dije, dándole un sorbo a mi copa con agua. Sí, con agua —. Ni modo, tenemos que dirigirnos a ti con el nuevo cargo que ostentas.

—Pequeña traviesa, has causado que deba retirar mis palabras— respondió Itachi a mis palabras, con una sonrisa ladina.

—Bien puedes quedarte con el título de la realeza, los dioses estamos contados— alardeó Kakashi, alzando su copa de vino para después darle un trago.

Relamí mis labios alzando las cejas, qué manera tan decente de dar una bofetada sin mano, digna del Hatake.

—Me voy de esta mesa, ya me han insultado lo suficiente— gruñó el hermano Uchiha mayor.

Sobra decir que, durante los próximos segundos, se destacó una mesa en particular por las carcajadas de sus participantes.

—Esto es una falta de respeto— declaró Deidara, mientras descorchaba la nueva botella de vino.

Yo era un ser que a duras penas respiraba, con la cabeza en el pecho de mi pareja, el cual se unía a mí en las risas. Si de algo en este grupo se iba a morir, probablemente sería de la risa.

—Deidara pero tu deberías de trabajar como comediante. Mira, estás tan loco, que en el circo te aceptan— bromeó Sakura. Su cuerpo estaba adherido al de Sasuke.

—Loca estás tú por hablarme así. No te digo de que te mueres porque sería una bendición para ti— contestó el rubio.

Abrí los ojos de par en par ante aquello y llevé una mano a mi boca.

—Deidara pero. . . pero hombre no seas tan bestia— susurré, acercando mi rostro al suyo.

—Una cosa son los chistes que hacemos nosotros el trío de oro, y otra muy diferente es que ella trate de encajar a la mala. Sakura no cuenta con mi gracia ni el día en que se lo mame a Itachi— estableció, agarrando su copa de vino y dándole un sorbo.

—Si por eso es, me temo que Sakura nunca estará en tu gracia— respondió el pelinegro, para luego alzar él su copa.

—Pero bueno si aquí estábamos todos bien ¿por qué las vibras cambiaron repentinamente? — cuestionó Kisame, alzando la vista de su móvil.

—Bueno quizá si no estuvieras tan pendiente del celular te darías cuenta de que Dei está en modo roast everybody challenge— regañó mi primo, colocando ambas manos tras su nuca.

—Vamos chicos, solo aceptamos buenas vibras en este grupo— dije, tratando de calmar a los demás.

El ambiente comenzaba a tornarse tenso, cosa atípica entre nosotros.

—Vamos Deidara, cuéntanos varias historias de tu vida en la realeza para que nos entretengamos mientras esperamos a que vengan por nuestras órdenes— sugirió Sasuke.

—No tengo muchas cosas que contar, Kakashi mantiene fugitiva a mi compañera de aventuras, y con Naruto estamos tratando de sobrevivir. Si, te estoy viendo a ti Kakashi— insistió Dei, observando con recelo al peliplata.

—A este paso terminaré en un psiquiatra. Deidara solo se quedó conmigo un par de días— regañó el peliplata, con voz aparentemente cansada.

—Uy si, unos días, todavía no vuelve al cuarto en el apartamento de nosotros. Ya no puedo ir a su habitación y dormirme con ella cuando Naruto se pone, bueno. . . intenso— susurró Barbie.

Claro que todos le miraron denotando que habían escuchado perfectamente.

Naruto estaba sonrojado, más se limitó a permanecer en silencio. Si aquel comentario le molestó, que estoy segura si lo hizo, simplemente se lo dejó pasar.

—Volveré un día de estos, cuando me canse de ver adonis semidesnudos por las mañanas, tardes y noches— dije, soltando una risilla.

—Pero de eso no se cansa nadie— reprochó Naruto, inflando una de sus mejillas como si fuera un pequeño de 10 años.

—Tienes razón, a lo mejor debería considerar seriamente una mudanza— sugerí, desviando mi vista a Kakashi.

El peliplata me observó alzando una ceja, al tiempo que degustaba su vino.

—Oye ____ me tropecé con tu indirecta de mierda, te la devuelvo— habló mi primo, agarrando una de las tantas servilletas dispuestas para nosotros, y lanzándola en mi dirección —, malagradecida, ¡fuimos nosotros quienes te dimos cobijo! ¡tuvimos que limitarnos a vivir cuatro hombres en una sola habitación, parecemos militares! — exclamó.

—Oh, no quieras venir con esas Naruto, ¡eres tú el insufrible que se pedorrea en plena madrugada! ¿Sabes las veces que me he desmayado por el mal olor a leche cortada mezclada con huevo podrido de hace mil años? — vociferó Deidara, saliendo totalmente de su personaje como alguien de la realeza.

— ¡Hermanos antes que zorras Deidara, hermanos antes que zorras! ¡Deberías estar apoyándome! — contestó Naruto, levantándose de golpe y señalando a Barbie con un dedo acusador.

— ¡Aquí yo soy la zorra Naruto, estúpido! — respondió Deidara, imitando su movimiento de ponerse en pie.

— ¿Kakashi no te sobra una habitación? Me vendría bien pasar unos días lejos de estos dos rayos de sol— dijo Itachi, llevando una mano a su frente. Claramente estaba avergonzado por las acciones de esos dos.

—Uy no Naruto, ya se cabreó papi Itachi, bájale tres rayas a tu intensidad. ¿De verdad te quieres ir mi rey? Si es que disfrutamos tanto estando juntos— insinuó Dei, retomando su asiento, claramente coqueteando con el pelinegro.

Naruto parpadeó para después llevarse ambas manos a la cabeza y gruñir, maldiciendo entre dientes.

—Creo que si me queda una habitación extra Itachi, necesitarás relajarte— dijo Kakashi.

El peliplata colocó una mano en mi muslo y lo acarició. Yo mantuve la vista fija en el mayor de los hermanos Uchiha, que parecía estar cansado de los intentos fallidos de Deidara por conquistarle.

Sonreí. No me molestaría tenerle unos días con nosotros. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top