Capítulo 23.


____.

— ¡HOLA MUY BUENOS DÍAS, ABRAN LA MALDITA PUERTA O LA ABRO YO! — desperté de golpe, el corazón palpitándome con fuerza en el pecho, Kakashi a mi lado colocándose en pie, para ir a ver quién era el barbarazo que se atrevía a despertarnos tan temprano.

—Ya voy Deidara— habló mi pareja. Sinceramente, no me sorprende en lo absoluto que fuera Dei.

—Quítate tú— enarqué una ceja, cuando la rubia se hizo paso en mi cuarto, con una lata de Coca Cola en mano, envuelto en una bata de playa, su traje de baño y lentes de sol —, levántate de ahí, estamos en la ciudad del diablo y tenemos que ponernos al día, tengo muchas cosas para contarte— suspiré, acostándome nuevamente en la cama.

—Kakashi cielo, sacale a patadas del cuarto quiero dormir un poco más— llevé las sábanas a mi cabeza, Deidara simplemente se azotó con su chancleta —, ¡pero hijo de- ! — exclamé, siendo incapaz de terminar la frase.

—Mira buena burra, no me perdí mi vuelo y casi mi reservación para que tu estés acostada con Kakashi todo el día, o te levantas y te cambias o te desnudo yo ahora mismo y te saco así tal cual para que vayamos a la playa— sus manos se aferraron a mi pies, tirando de ellos con fuerza.

— ¡La madre que te parió! — solté, tratando de agarrarme de algo lo más pronto posible, para no caer como estúpida al suelo.

— ¡Qué te levantes ha dicho! ¡Estamos en las vegas querida prima! — observé a Naruto con tan solo su traje de baño puesto, su bulto en brazo y la cara más blanca que la pared, a rebosar de protector solar.

—Hemos corrido la misma desgracia— dijo Itachi, llevando una mano a su boca, para cubrirla mientras bostezaba.

—Yo solo quiero dormir, y estos dos están como dos idiotas gritando y quejándose— añadió Kisame de brazos cruzados, aparentemente enojado ante toda esta situación.

—Bueno, sean bienvenidos a nuestra pequeña morada, siéntanse libres de hacer lo que quieran menos de revisar la mesita de noche, ahí están los atrapa bebés— musité, levantándome con las pocas fuerzas que tenía —, oye cielo, ¿te bañas conmigo? Es para evitar caerme en la ducha y darme demasiado duro— pedí, Kakashi estuvo a mi lado al instante.

— ¿Darte demasiado duro? Pero si Kakashi vive solo para eso— sentí mis mejillas arder levemente, pero no pude evitar sonreír.

—Ella ya lo sabe, solo prefiere ser humilde y no antojar a los desolados como Deidara— alcé las cejas desviando la mirada al reflejo que me devolvía el espejo del baño.

— ¡¿CÓMO FUE?! — agarré del brazo a Kakashi y lo arrastré dentro del baño junto a mi, cerrando la puerta lo más rápido que pude. Reí a carcajadas cuando la chancleta de la rubia chocó contra la madera.

—No vayan a durar demasiado ahí dentro, o comenzaremos a pensar que están haciendo el sin respeto— Kakashi sonrió ante aquello, comenzando a quitarse la ropa. 

—Entonces la hija de su madrina decidió que sería una perfecta idea buscar los tacones de hace cinco años metidos en una caja más allá de la inexistente virginidad de mi culo— alcé la vista al cielo mordiendo mi labio inferior, para no reírme demasiado alto, debido a que la protagonista del chisme estaba junto frente a nosotros.

—Dei estaba enloqueciendo— explicó Naruto, mientras todos caminábamos hasta la bendita playa —, por poco y le tira los malditos zapatos por la ventana— abrí la boca para decir algo, cuando justo la otra rubia me interrumpió.

— ¿Y quién dijo que no le tiré unas zapatillas por el balcón? — tanto Naruto como yo dejamos de caminar, creo que se me olvidó hasta cómo respirar en ese preciso momento —, puede que cayeran sobre el techo del carro del vecino, pero no confirmo nada— llevé ambas manos a mis labios.

—No te atreviste— jadeó mi primo.

—Eran rosadas— fue la única respuesta que recibimos, antes de que Deidara se uniera a los demás, como si no nos hubiera confesado previamente un secreto de estado.

—Dime que enserio no lo hizo— murmuré, girándome para poder ver a Naruto, el cual mantenía sus orbes azules fijos en la rubia, que acosaba a Itachi.

—Es que yo no puedo afirmar nada— recé internamente porque fuera una broma, y estoy segura de que Naru igual, de lo contrario estamos metidos en serios problemas.

— ¡AY PLAYA DE MI CORAZÓN! — Deidara corrió hasta la arena, para después soltar un grito —, ¡Itachi está ardiendo! — observé como las personas se nos quedaban mirando, caminé hasta Kakashi y agarré su mano.

—No te juntes con desconocidos— el peliplata deslizó su mano libre por mi cintura.

—Excelente consejo querida— sonreí, cerrando los ojos al ver como acercaba su rostro al mío.

— ¿Y ahora te atreves a negarme? — unas manos me empujaron, me tambaleé levemente, conservando el equilibrio por un pelo —, a mi no me niegas maldita, yo soy la razón por la cual ustedes dos se conocen— inmediatamente, el Uchiha mayor se aclaró la garganta.

—Ellos se conocen gracias a mí, no seas mentiroso— reprochó.

—Itachi los dioses no dicen mentiras, son como las haditas se mueren si lo hacen— enarqué una ceja ante aquel comentario.

¿De dónde había sacado semejante estupidez?

—Fui yo el que invitó a Kakashi para el viaje a la playa, ¿y quién te dijo a ti que los dioses no mentimos? — cuestionó en tono coqueto el pelinegro, las piernas de Dei temblaron ligeramente.

—Puedo confirmar que mentimos— secundó mi pareja.

—Oh no, si él lo ha confirmado entonces me temo que es verdad, los adonis mienten— grité levemente al sentir las enormes manos de Kakashi agarrar mi cintura y levantarme, mi bolsa de playa cayó a un costado mío, como peso muerto.

—No te preocupes, jamás le mentimos a nuestros seres amados— sonreí enrollando mis piernas en su cadera, al igual que mis brazos en su cuello. Acerqué mi rostro a su mejilla, depositando un tierno beso.

—Ay ya van estos dos de nuevo, no puedo dejarles un segundo sin que se quieran comer— cuando la rubia fue en nuestra dirección, Kakashi le dio la espalda, llenando mi rostro de besos —, hombre deja es boca quieta— negué rápidamente.

—Que la use todo lo que quiera— a mis espaldas los demás gruñeron, como si estuvieran molestos por nuestras muestras de afecto.

—Ay por todas las obras de artes masculinas bien hechas después de Itachi— el mencionado alzó la vista, con el ceño fruncido.

— ¿Hay alguna otra después de mi? — Naruto escupió el trago que había robado de la soda de Dei, estoy segura de que algunas gotas de saliva y coca cola cayeron en Sakura, a juzgar por su expresión.

— ¡Animal ten cuidado! — exclamó.

— ¡Hey! ¡Detente ahí! — llevé ambas manos a mis caderas, disgustada —, ¿y a ti quién te dio el permiso de referirte a mi primo de esa forma? — cuestioné, bastante seria.

—Tú le dices así todo el tiempo— la pelirosa observó sus uñas, y yo estuve a ley de segundos de agarrarla del pelo y tirarle al agua, a ver si se le caía el tinte y la personalidad de supermercado.

—Una cosa soy yo, y otra muy diferente tú. No estás en nuestro trío de oro para poder denigrarlo así, ni a él ni a la pájara de Deidara— Kisame soltó una carcajada, y yo hice acopio de todas mis fuerzas para permanecer seria.

—Querida, estás comportándote como una niña inmadura— mi mandíbula casi cae al suelo al escuchar aquellas palabras, sin embargo, no pude estar más orgullosa de mi pareja cuando agregó lo siguiente —, recuerda que con los niños no se pelea, alguien tiene que demostrar madurez, y en lo que a mí me consta, tú eres la más adecuada— Dios padre, deme el anillo para casarme con este hombre aquí mismo.

—Si bueno, yo me declaro en putería, ahora si me disculpan necesito fotógrafos, ya que el mío personal no pudo venir— Kakashi me dejó en el suelo y nos dimos un último beso antes de que fuera arrastrada lejos de él, junto a Naruto. 

— ¿No que te habías acostado con el fotógrafo de la boda? — llevé una mano a mis labios, mientras sostenía el celular de Deidara, el cual posaba esperando a que capturara su divina imagen.

—Hay cosas que se caen de la mata, Naruto— la rubia cambió de pose, y yo volví a presionar el botón del medio de la cámara, otra foto de recuerdo —, procura que queden bien, no voy a subir fotos mediocres a mis redes sociales— asentí repetidas veces, siempre me decía lo mismo.

—Bueno pues tú entenderás que yo tengo fama de ser un estúpido idiota, así que tendrás que hablarme claro, si quieres que entienda— me levanté, sacdiéndome levemente para retirarme parete de toda la arena que se había adherido a mi piel —, ¿y tú eres un perro o qué? — no pude evitar soltar una risita.

—Naru, si ya ____ entendió, entonces no me preocupa que tu lo hagas— Barbie se acercó hasta mi posición, arrebatandome su teléfono inteligente para poder ver las fotos que le había hecho —, ¿ves? de esto hablo, gracias amiga— frente a nosotros pasaron dos chicos bastante atractivos, uno levemente bronceado y el otro adornado por las gotas saladas del mar.

—Adivino lo que está cruzando por la cabeza de Barbie en estos momentos "mataría por secar cada una de esas gotas del mar salado" — con su mano izquierda, hizo el gesto de bajar unas gafas de sol invisibles, para después morderse de forma exagerada el labio inferior, juntando las cejas y entrecerrando los ojos.

—Con la lengua. Te faltó decir que lo haría con la lengua— añadí, estando en total acuerdo con mi primo, aunque levemente avergonzada por el gesto que estaba haciendo.

—Es lo mínimo que he pensado en estos 5 segundos. ¡Oigan, los de allá! — al escuchar que los llamaba, no pude evitar darme media vuelta y salir corriendo lejos de ahí.

—Que no me vean, que no me vean, que no me vean, no lo conozco— a mis espaldas se escucharon pasos apresurados, giré levemente el rostro para encontrar a Naruto pisandome los talones.

—Date la vuelta y corre, date la vuelta y corre— sus manos se posaron en mis caderas, y ambos seguimos nuestro camino sin mirar atrás.

Como si un divo de cabello rubio no estuviera gritando nuestros nombres a todo pulmón. No claro que no, estoy segura de que nadie en la playa se percató de esos gritos similares a los de un pajarraco herido. . .

Quizá sonaban así porque venían de uno.

— ¡Cielo, cielo! — exclamé, al ver la pálida espalda de mi Hatake, el cual se encontraba de pie frente a nuestras cosas.

—Tranquila, ya te tengo— cerré los ojos una vez mi rostro estuvo contra su pecho —, ¿qué ha pasado Naruto? — los brazos de Kakashi me envolvieron y yo suspiré. El cuerpo de este hombre era el mismísimo paraíso.

—Bueno, Deidara intentó coquetear con dos chicos que cruzaron frente a nosotros, pero ya sabes lo intensas que se ponen las cosas cuando él está en modo coqueto. Por ende nosotros salimos corriendo y- — el chico de ojos azules soltó una maldición antes de poder culminar.

Eso solo podía significar que Deidara se encontraba cerca.

—Lejos de mi novia, Deidara— la voz del peliplata era fría, dejando en claro sus intenciones si se atrevía a desobedecer —, no quiero tener que mandarte a dar una vuelta por el purgatorio— una de las manos de Kakashi acarició mi cabello, yo me derretí.

— ¿Conoces a Lil Nas X no? Porque debes saber que usaré el mismo pole que él para bajar directo al infierno para perrearle al diablo— Naruto soltó una risita.

—Deidara pero si de aquí puedo escuchar al diablo pidiendo que cierren la puerta, no acepta a los locos como tú— de inmediato supe que ese sería el fin de Naruto. Dei solo me lo confirmó cuando lo persiguió por media playa, y luego lo trajo vuelto una desastre y con un chichón.

Unas horas más tarde ya era momento de comer, y decidimos que lo mejor sería buscar uno de los restaurantes del hotel que estuvieran cerca de la playa, para poder disfrutar de una buena comida sin la necesidad de estar cambiados hasta el último cabello.

—Estoy cansada de caminar tanto, ¿cuándo se supone que llegamos? — cuestionó cierta chica de pelo rosado a mis espaldas, Deidara gruñó y Naruto soltó una risita, creo que ya estaba claro que Sakura había caído de la gracia de Barbie.

—Si tan solo pudieras aguantar un poco más Sakura— habló Itachi, llevando ambas manos a su cabello para poder hacerse un recogido —, llevas preguntando eso cada cinco minutos, ya está resultando un poco estresante— definitivamente solo él tenía la capacidad de echarte la bronca de una manera tan formal.

Él y Kakashi, claro está.

—Este parece un buen sitio— Kisame señaló la entrada de un restaurante, en el cual las personas desfilaban de un lado para otro, muchas de ellas en traje de baño.

—Si, me parece perfecto— confirmó mi novio, tomando mi mano y dirigiéndome al lugar.

Para nuestra suerte, la mesa más grande estaba disponible, y teniendo en cuenta que éramos alrededor de ocho personas, caía como anillo al dedo.

—____ y yo iremos primero a por nuestra comida, alguien responsable debe quedarse cuidando nuestras cosas— mis dos rubios alzaron la mano, Kakashi solo los miró —, dije alguien responsable— no pude evitar soltar una carcajada ante aquello.

—Yo no puedo, estoy muerta de hambre y Sasuke-kun también— habló la Haruno, colocándose en pie y caminando a nuestro lado. El brazo de Sasuke rozó el mío y no pude evitar sentir un escalofrío.

Con tanta diversión y Kakashi ahora más presente que nunca, no tenía tiempo para pensar en el pelinegro. Naruto me había confesado que a él le había afectado verme con Kakashi aquella vez, pero Sasuke no hacía el mínimo esfuerzo por alejarse de Sakura, entonces no tenía nada para sentirse mal o quejarse.

Además, ambos acordamos que era mejor así entre nosotros. Solo existía tensión sexual y no amor, a diferencia que con Kakashi, que me hacía sentir segura, amada y protegida, valorándome sobre todas las cosas.

Me arrepentiré hasta el último de mis días por no haberle valorado yo.

—Vayan tranquilos tórtolos, nosotros cuatro nos quedaremos vigilando— dicho esto, mi pareja y yo nos marchamos de allí.

Dedicamos nuestro tiempo a ver todo lo que tenía aquel lugar para ofrecernos, más que un restaurante era un buffet abierto al público, con todas las maravillas existentes para mi barriga. Saldré rodando de aquí.

—Estás pensando demasiado alto— sonreí en dirección a mi novio, el cual agarraba dos de los platos y me pasaba uno de ellos —, ¿y bien, por dónde quieres empezar? — cuestionó.

La vida es bella, muy bella.

Cinco platillos más tarde, estaba sentada devorando el delicioso brownie que ofrecía de postre aquel lugar. Mi estómago ya no daba para más, pero el solo sabor de aquel plato divino me invitaba a seguir comiendo.

—No pero, yo doy gracias a Dios que esto es gratis, porque esa maldita cerda está comiendo como que nunca vio lo que es un plato de comida— alcé lentamente la mirada de mi postre, para ver a Deidara.

—Te voy a decir hasta de lo que te vas a morir, desde que me termine esto. Tu no vales que se me enfrie el brownie— su rostro se tornó de color rojo, y Naruto se atragantó con el agua que se había pedido.

—Te acaban de decir que vales menos que un brownie, joder Barbie con amigos así quién necesita enemig- — antes de que pudiera terminar, introduje la cuchara con el chocolate dentro de la boca de mi primo. Este sin pensarlo dos veces disfrutó del contenido —, bien ya entiendo, es verdad que vales menos que eso Deidara, ¿qué droga le ponen a eso? Porque está delicioso— mordí mi labio inferior.

—No es nada, es solo que Kakashi le puso leche condensada— el rostro del ojiazul se tornó en una mueca de asco y sacó la lengua, alcé ambas cejas —. ¿Y ahora te estás quejando? Hace un momento decías que estaba tan bueno como la droga— llevé otra cucharada a mi boca exagerando mis reacciones con respecto al sabor.

— ¿Podrían ser gente normal, solo una comida? — ni siquiera me inmute al escuchar la voz de Sasuke.

—Kakashi cielo, necesito que le eches más— agarré el plato, bajándole hasta la altura de su pantalón. El peliplata, siguiendo el juego, se levantó y agarró el borde de su pantalón.

Naruto gruñó y salió disparado en dirección al baño.

—Uy por mi no le tengas miedo al éxito Kakashi, deja saco mi celular un segundito— Itachi y Kisame rieron en unísono con nosotros.

Y más contando la cara de desilusión que tenía Deidara, cuando ya había sacado su celular de la bolsa, pero Kakashi ya estaba de vuelta en su asiento, disfrutando del plato frente a él.

Quien no quisiera ser ese plato en estos momentos, para ser devorada por tal hombre.

Definitivamente yo soy una de esas pecadoras.

—Me he tomado la libertad a sus espaldas de reservar una mesa para nosotros en uno de los bares más conocidos del hotel, ya saben para disfrutar un poco y tomarnos unas copas juntos— todos observamos a Kisame, el cual terminaba su comida.

—Perfecto hombre, ya no puedo esperar a ponerme un traje a la altura— compartí una mirada con Kakashi, seriamente preocupada por lo que Deidara consideraba algo a la altura.

Siempre y cuando no se nos aparezca como Dios lo mandó al mundo, de lo contrario oficialmente no conozco a esa perra en celo.

—Me perturba lo que pasa por la cabeza de Deidara— murmuró Itachi en mi dirección y yo asentí, repentinamente mi postre chocolatoso parecía más interesante de lo normal. 

—Kakashi cielo, ¿viste mis aretes? — cuestioné, cansada de rebuscar sobre el tocador en el que me encontraba sentada.

—No bebita, ¿ya buscaste en la bolsa que trajiste? — le escuché preguntar desde el baño.

—Si los acabo de sacar entonces no estarían ahí, ¿tu que piensas? — El resto de la tarde lo habíamos pasado en una de las tantas piscinas del hotel, haciendo bromas y disfrutando de nuestra compañía.

Y de Dei tratando de convencer al chico de las bebidas que le diera su número. Spoiler, no pudo conseguirlo, pero Itachi sí, y como quiera no se lo dió.

—Pienso que debes hacerme caso cuando te digo las cosas— Kakashi salió del baño, caminando hasta el tocador, agarró la bolsa y rebuscó entre ella, sacando los condenados aretes que me dejaron en verguenza —, a lo mejor los viste y pensaste que los sacaste de ahí— asentí haciendo un ademán, restándole importancia al asunto.

Quiero mantener mi dignidad intacta.

—Dejame verte, modela para mi— el peliplata dio una vuelta, mostrándome al completo como se veía con aquellas ropas —, joder que culazo— me acerqué a él, azotándolo con fuerza.

Ay como amo la vida.

—Si bueno, si querías hacerme una reducción creo que lo lograste— solté una risita, volviendo al tocador a terminar de aplicar el labial.

Diez minutos después los dos estábamos listos a tiempo, pero conociendo a todos los demás, seguro estarían decidiendo qué ponerse.

—Ven aquí, deja que me haga una foto contigo— alcé la vista de mi celular, para luego levantarme y sentarme a su lado. Su brazo rodeó mis hombros y él alzó su móvil, la cámara enfocándonos a ambos.

Sonreí en la primera foto, la segunda le besé la mejilla y la tercera fue de ambos besándonos. Después de esa, vinieron fotos alocadas de ambos sacando la lengua, o haciendo caras graciosas.

Los ojos de Kakashi brillaban de felicidad, y yo no pude evitar sonreír al saber que era yo el motivo de aquello. 

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