Capítulo 17.
____.
Suspiré deslizando un mechón de cabello tras mi oreja. Frente a mi, en la isla de la cocina, estaban diversos papeles a rebosar de notas con respecto a mis estudios universitarios.
—Está muy estresada— escuché a Deidara murmurar a mis espaldas.
—Lo sé, haz algo Barbie, temo que le de depresión— respondió Naruto. Sonreí levemente, antes de girarme a verlos.
—No tienen que hablar como si no estuviera aquí— afirmé, con cansancio —. Estoy bien, no deben preocuparse— la puerta de entrada se abrió, una mata de cabello negro y otra de pelo rosa se hicieron presentes.
— ¿Qué es todo este desastre? — cuestionó Sakura, señalando mi material.
—Información, conocimiento. Pero esas son cosas con las cuales tú no estás familiarizada, así que puedes pedirle a tu malcriado que te lo explique— Sasuke gruñó, yo simplemente me di la vuelta, sin querer verlo.
Las cosas con el Uchiha menor. . . eran un desastre. Cada día lo odiaba más, y nos llevábamos como el agua y el aceite.
Ni un poco.
Toda complicidad se había perdido, en el caso de que existiera alguna, y para rematar, él se empeñaba en traer diario a su fresita, aún teniendo el conocimiento de que ella me estresa hasta el último cabello. Creo que lo hace a propósito.
—Mejor vete a tu habitación, a nadie le place tenerte aquí— llevé ambas manos a la cabeza, tratando de relajarme, los últimos días habían sido un estrés total.
En la empresa estaban cancelando personas dada la situación con la pandemia, para recortar gastos, y yo era una de las empleadas que estaba en alerta roja, ya una colega me lo había advertido.
Por si fuera poco, la universidad se alocó y en cuestión de dos días tenía tantas cosas que hacer, que simplemente me preguntaba a veces si de verdad me quedaba tiempo para respirar.
—Sakura, mi prima no está en su mejor momento— me defendió Naruto —, está muy estresada y lo que menos necesita es que la molesten— declaró.
—Gracias Naru— murmuré.
—Bien, creo que todos deberíamos dejarla en su espacio, para que pueda concentrarse— añadió Deidara, escuché pasos y luego una puerta abriéndose.
—Yo me voy a quedar aquí— expresó Sakura, no me molesté en mirarla siquiera.
Pero cuánto me arrepentí de estar ahí. La chica parecía haber hecho su misión de vida el hacerme la mía imposible, ni siquiera era capaz de escuchar mis propios pensamientos con su risa falsa, a cualquier comentario que hiciera Sasuke.
La puerta se abrió una segunda vez, Itachi y Kisame acababan de llegar del trabajo.
—Buenas noches— saludaron al unísono.
—Querida— añadió Itachi, caminando a la cocina, en búsqueda de algo de comer. Al no recibir respuesta, se giró para verme, encontrando mi rostro deprimido en medio del desastre —. Oh, ¿necesitas ayuda en algo? — sonreí levemente.
—Quisiera decirte que sí, pero soy yo la que necesita los conocimientos para el examen— la mano del pelinegro revolvió con suavidad mi cabello.
—Sabes que estoy aquí para cualquier cosa. Trataremos de hacer silencio— asentí agradecida, y ambos hombres desaparecieron en el corredor.
O eso pensé.
—Sakura— aquella era la voz de Itachi —. Sasuke y tu vayan a su habitación, ____ necesita estar en paz ahora mismo— Dios bendiga a este hombre, y todos los caminos que tuve que recorrer en mi vida, para poder conocerlo.
Se acercaba la media noche cuando Naruto y Deidara salieron de su habitación. Yo había logrado avanzar un poco en todas las cosas que tenía pendiente, y ahora me encontraba registrando unas informaciones en mi portátil.
Las manos me temblaban levemente, y mi vista iba cada segundo a la notificación que marcaba mi correo electrónico. Unas horas atrás había llegado un mail por parte de mi trabajo, no tenía buena pinta.
—Eres solo la sombra de lo que solías ser. No soporto verte así— elevé la vista, para ver únicamente el pecho de Deidara, y luego sus brazos me envolvieron en un fuerte abrazo.
Los de Naruto igual. Suspiré, sintiéndome algo más calmada, y al mismo tiempo, frustrada. No me gustaba para nada que las personas sintieran pena por mi, pero no me sentía con la energía suficiente para luchar en contra de ello.
Sostuve un vaso con agua, llevándolo a mis labios, antes de escuchar la maldita pregunta de Barbie.
— ¿A ti te duele cuando te afeitas el culo? — giré mi cabeza, escupiendo toda el agua y soltando una carcajada.
—SHHHHH— inmediatamente Naruto intervino, cubriendo mi boca —. Los demás están dormidos— asentí, tratando de calmarme.
Amaba a estos dos idiotas cuando trataban de subirme el ánimo.
— ¿Lograste avanzar algo? — observé las notas sobre la isla y acaricié mi nuca.
—Al menos las de más urgencias están casi terminadas, creo— Naruto sonrió dulcemente, antes de arrastrar a Deidara consigo —. Solo vinimos a tratar de animarte un poco, ¡Buena suerte! — y luego de eso, cerró la puerta tras su espalda.
Volví la vista al monitor, tecleando en el documento nuevamente.
Cuando eran las cuatro de la mañana los párpados se me cerraban. Las
notas estaban un poco más organizadas y mis ojos estaban enrojecidos, parecía una muerta viviente. Podía escuchar al fondo los ronquidos de alguien, sin saber muy bien quién.
Me levanté un momento, tratando de estirar las piernas. Caminé hasta el lavabo y me eché agua en la cara, estaba endemoniadamente fría. . . sin embargo ni siquiera eso me ayudó.
Bostecé, mientras volvía a sentarme. No sentía para nada mi trasero, de hecho, creo que hace rato la sangre había dejado de circular por ahí.
Coloqué ambos brazos en la mesa y recosté mi cabeza, cerrando levemente los ojos. Sabía que corría el riesgo de quedarme dormida, pero 5 minutos de descanso era todo lo que mi cuerpo necesitaba, o al menos era lo que me rogaba.
Sasuke.
Kakashi se encontraba sentado junto a su novia cuando llegué junto a Sakura. La pelinegra no estaba nada bien.
Según tenía entendido, ____ llevaba alrededor de 28 horas sin dormir, y rara vez la había visto levantarse de la silla, solo para ducharse y a veces para comer.
Sakura a mi lado gruñó, y yo simplemente caminé hasta mi habitación. No tenía ganas de estar cerca de esos dos idiotas. O al menos no las tenía hasta que observé de reojo el rostro de ____. Toda luz se había marchado, ahora quedaban simplemente unas enormes ojeras y unos ojos exhaustos. La observé pasar ambas manos por su rostro, para que luego el peliplata la abrazara y murmuraba algo en su oído, provocando un asentimiento de su parte.
Entré a mi habitación sin pensarlo dos veces.
Sakura ya estaba sentada sobre mi cama, retirando su blusa. Enarqué una ceja, mientras colocaba pestillo a la puerta.
— ¿Qué crees que estás haciendo? — cuestioné, con una sonrisa.
— ¿Y tú qué crees que hago? — no pude evitar mirar sus pechos en cuanto el sostén se hizo a un lado —, ¿Por qué aún no estás aquí? —dejé de pensar en la prima de Naruto, quedó como un recuerdo demasiado lejano y sin importancia, en cuanto me dispuse a besar a mi novia.
El recuerdo volvió dos días después, cuando ____ llegó del trabajo con el móvil en mano. Ya ni siquiera parecía una joven, sino una vieja malhumorada. Kakashi estaba a sus espaldas, cargando el bolso de su amante, él tampoco tenía buena pinta.
—Sasuke-kun— alcé la vista y sonreí al ver a Sakura envuelta en mis sábanas, recostada contra el marco de la puerta que daba acceso a mi habitación —. Estás tardando demasiado— asentí, caminando hasta ella.
Algo dentro de mí se retorció, sin embargo lo ignoré. Si hubiera preocupación por aquella malcriada, bien podría irse a la mierda. Aún más cuando Sakura deslizaba las sábanas blanquecinas por su cuerpo, dándome total acceso a él.
Nuevamente volví a ser uno con ella, y ambos nos quedamos dormidos cuando ella expresó que se encontraba demasiado cansada.
2:04 a.m
Un pequeño ruido captó mi atención. Revisé la hora en el reloj, todos deberían estar dormidos. . . todos a excepción de cierta chica. Me di media vuelta, encontrándome con Sakura todavía dormida, no pude evitar sonreír un poco.
Coloqué mi mano sobre su cintura, y cerré los ojos tratando de dormir nuevamente. Sin embargo algo en mi pecho me decía que saliera, que fuera a ver lo que estaba sucediendo. Y en contra de mi buen juicio, así lo hice. Abandoné el acogedor calor que me brindaba Sakura, me coloqué unos pantalones de pijama y salí.
____ estaba sentada frente a la isla, como los últimos días. No había nada fuera de lo normal.
Estaba dispuesto a entrar nuevamente a mi cuarto cuando lo noté, el temblor leve de sus hombros, el papel arrugado en su mano derecha, y el cabello que trataba de cubrir su rostro. Luego el pequeño sollozo.
Nunca en mi vida pensé que la vería en un momento de vulnerabilidad.
____.
Mi semana no había podido ir peor. Los trabajos de la universidad me estaban ahogando, mis pares me habían llamado pidiéndome algo de dinero para pagar unas deudas y yo. . .
—Te cancelaron— alcé la vista de golpe, encontrándome a Sasuke, completamente pálido, observando la pantalla de mi portátil.
—Sasuke— murmuré, limpiando mis mejillas para parecer un poco más humana —, lo siento si te he despertado— el pelinegro me observó, un sentimiento indescriptible tras sus orbes negros —, por favor no se lo digas a los demás todavía— pedí, desviando la mirada al desastre de carpetas sobre la mesa.
—Era con alguien del trabajo que conversabas cuando llegaste— negué.
—Con mi madre. Mi padre encontró una deuda y necesita que le preste dinero, pero yo no tengo y he sido cancelada— llevé una mano a mi frente, sintiéndome demasiado cansada hasta para pensar.
El azabache se sentó a mi lado. Aparentaba estar recién despierto, y no llevaba camiseta, y dado por lo que demostraba su pantalón, estoy segura de que tampoco llevaba ropa interior.
Sus acciones pasadas quedaron claras en cuanto divisé la pequeña marca morada en su cuello. La vida que se podrían dar algunos, y los meros mortales como yo simplemente pasando trabajo.
Suspiré, levantándome de mi asiento y tirándome en el sofá. Más lágrimas se deslizaron por mis mejillas en silencio, cerré los ojos, tratando de controlar el leve temblor de mi cuerpo. Mordí mi labio, buscando que no se me escapara ningún sollozo.
Y luego Sasuke apoyó su frente contra mi espalda.
—Yo. . . no sé qué hacer en estos casos— murmuró. Sin embargo sus manos me arrastraron fuera de la comodidad del mueble, y mi cuerpo quedó en sus brazos. Podía sentir su piel caliente contra la mía —. No estás sola, quizá pueda ayudarte. . . — sonreí levemente, y al hacerlo, él simplemente cerró la boca.
—Que me sujetes así en este momento, es más que suficiente. Gracias por el apoyo— murmuré, acomodando mejor mi cuerpo contra el suyo, envolviendo su cuello con mis brazos.
—Si necesitas desahogarte, hazlo— ya sin fuerzas para continuar, me permití liberar con este niño todo lo que no había podido con Kakashi, Naruto y Deidara.
Las manos de Sasuke se deslizaron con suavidad por mi espalda, aferrándome a su cuerpo con cada temblor. Cada sollozo contenido me enviaba a estar más cerca de él, hasta que entre nosotros no existía un espacio vacío. Su rostro estaba escondido en mi cuello, mientras mis piernas rodeaban su cintura.
—Estoy seguro de que nos vamos a arrepentir de esto— murmuró, podía sentir su respiración contra mi piel sensible.
—Me tomaste desprevenida. . . pero creo que podemos culpar el cansancio— respondí, observando la vista por la ventana.
—Hmph— levanté mi cabeza de su hombro, y sin mirarle me acerqué a su pecho, colocando mi oreja sobre la zona de su corazón. Latía con un ritmo suave, suspiré, sintiendo todas las tensiones de mi cuerpo relajándome mientras más escuchaba ese pequeño sonido.
—Te odio— susurré, cuando sus brazos me sostuvieron nuevamente contra su cuerpo.
—Lo sé, yo también te odio— enarqué una ceja.
— ¿Entonces por qué. . . ? — alcé la vista y las palabras simplemente dejaron de fluir, como si se hubieran quedado atascadas en mi garganta.
No se si era por la intimidad del momento, pero en mi cabeza resonaba un solo pensamiento.
Quiero que Sasuke me bese.
AL DIABLO. Yo no podía estar empezando a sentir cosas por un crío, mucho menos si el crío era Sasuke Uchiha. Yo tenía a Kakashi, yo debía de estar feliz con nuestra relación. Todo esto era un momento de vulnerabilidad, simplemente estaba sensible por todo lo que estaba ocurriendo.
Y sin embargo no lo detuve cuando besó mi frente. Tampoco cuando sus labios recorrieron mi cuello.
—Porque simplemente hay algo excitante en odiarte— dijo, alejando nuestros cuerpos —. Y eso me hace odiarte el doble— ladeé la cabeza analizando nuestra nueva posición.
Yo estaba recostada en el suelo, y él estaba a mi lado. Nuestras piernas entrelazadas y nuestros rostros tan cerca, que bien estábamos compartiendo la respiración.
—Tú eres un maldito crío, esto no debería de estar pasando— murmuré, acostándome completamente —, si tan solo no te hubiera besado aquel día. . . — llevé una mano a mis ojos.
—Estamos jodidos, ____ — afirmó, y yo le di la razón.
—Odio que tenga tantas ganas de. . . — gruñí —, vete al diablo— Sasuke rió por lo bajo.
—Tú también, no quiero volverte a ver en mi maldita vida, yo ya tengo a Sakura— tampoco lo detuve cuando su mano buscó la mía.
—Prometeme una cosa— pedí, mientras retiraba la mano de mi rostro para poder verlo —. Vamos a hacer como que el otro no existe mañana, pero por ahora. . . — evité sus ojos cuando pronuncié aquellas palabras —, quiero que. . . — su dedo índice se postró sobre mis labios.
—No lo haré. No mientras estamos tan perdidos los dos— asentí, él tenía razón, los dos simplemente nos dejamos llevar por el momento. Yo no sentía nada por él. Sasuke solo había sido amable conmigo por verme llorar, eso y. . .
—Bésala Sasuke— no me había percatado de la presencia de Naruto, el cual nos miraba desde la pared.
—Naruto. . . tú no debiste de vernos— mi primo simplemente sonrió.
—Lo supe desde el primer día, ustedes se ahogarían en un vaso de agua por no reconocer que se llevan mejor de lo que piensan, por ser unos malditos orgullosos— una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro —, hazte hombre y bésala, yo guardaré este secreto. Después de todo, siempre he ocultado bien las cosas de ambos— llevé una mano a mi frente, suspirando —. No está del todo mal, prima, no si de verdad es tu corazón que lo desea— y dicho esto, el rubio se dio media vuelta y se marchó.
—No puedes hacerle esto a Sakura, tu la amas— dije sin pensarlo —, yo tampoco podría soportar el peso de la culpa si le hiciera algo así a Kakashi— Sasuke ni siquiera me miraba.
—Hace un tiempo dijiste que yo quería convencer a mi ego de que tu me amabas. ¿Y si en realidad he tratado de convencerme a mí mismo, por saber que nunca tendría oportunidad contigo? — me aparté de él, sintiendo el corazón zumbando en mis oídos.
—No, no, esto está mal— Sasuke se levantó al igual que yo.
— ¿Está mal por la baja moral que representa, o debido a que te asusta lo que sientes? — cuestionó.
—No siento nada— afirmé, mientras él se acercaba a mí.
—En la mañana seremos dos extraños, ya te lo he prometido— observé de reojo su habitación. En ese momento Sakura debía de estar dormida, pensando que él estaba a su lado.
—Te odio— sus labios se curvaron en una leve sonrisa.
—Y yo te odio más, no sabes cuánto. Y odio estar dispuesto a probar una segunda vez, ya ni me reconozco— sus manos rodearon mi cintura, y yo me perdí en sus ojos.
—Es el cansancio. . . mi mente no está clara — traté de convencerme.
—Son nuestros frágiles corazones— sus palabras derritieron toda barrera en mí, y no me resistí cuando sus labios se apoderaron de los míos, no esa primera vez.
Tampoco la segunda, ni la tercera, ni la cuarta o la quinta. Sasuke me llevó a mi habitación, en mi cama sus brazos me envolvieron, y los míos a él, me prestó su pecho para recuperar fuerzas, y me hizo olvidar lo que ocurriría dentro de unas horas.
Cuando desperté estaba sola. Carcajadas se escuchaban en la sala, reconocía todas las voces, entre ellas las de Sakura y Kakashi, mis entrañas se retorcieron ante el solo recuerdo que dejó los labios de Sasuke en mi piel.
Era la peor, jamás debí dejarme llevar por los estúpidos deseos del corazón.
Y mientras todos reían, yo llevé una mano a mi pecho sintiendo mis ojos picar, con el amargo sabor a infidelidad trepando en mi ser.
Y el hecho de que ahora Sasuke y yo seríamos extraños, y yo debía guardarme todo aquello que él provocaba en mi, en lo más profundo. La sensación de sus labios, sus manos que me hacían temblar cada vez que me acariciaban. . .
Tal vez yo podría correr el peligro de empezar a quererlo.
Tal vez no soy tan fuerte como pensaba.
Cubrí mi rostro con las sábanas y no me levanté de la cama, ni siquiera cuando Kakashi llamó a mi puerta, y Naruto le pidió que me dejara sola.
Edité el capítulo para que no afectara de manera tan drástica la historia. Si desean saber qué pasó en realidad, la escena inédita está en mi historia I N S T A G R A M.
Ahora quiero más que nunca que los dos estén juntos.
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