Capítulo 15.
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No había sido buena idea que Naruto y Deidara utilizaran vestidos de novias. Mucho menos que a mi se me antojara ponerme uno, eso me quedó claro mientras observaba a Sasuke de pie frente a mi, observando su tarjeta de crédito. Los dos rubios no se encontraban por ninguna parte, y yo debatiéndome entre reírme de la situación, o sentir pena por el menor de los hermanos Uchiha.
Rasqué mi nuca, recordando todos los eventos del día de hoy.
Abrí la puerta del auto de Sasuke, y gruñí cuando me senté. Su estúpida nalgada me había dejado adolorida, y para rematar, me había tocado bajar por las escaleras, ya que todos los ascensores estaban ocupados y el pelinegro no dejaba de llamarme para que me diera prisa. ¿Cómo ese individuo podía ser siquiera familia de Itachi? ¿Cómo carajos llevaban el mismo apellido y sangre? Que alguien por favor me aclarara eso.
—No has dejado de quejarte desde que entraste al auto, ¿Qué te pasa primita? — bufé, llevando una mano a mi frente.
— ¿Pues qué crees? Tengo una nalga anestesiada— Sasuke a mi lado soltó algo parecido a una risa, le mire tan mal como pude. Espero que sus ancestros temblaran bajo mis ojos del mal.
—Ya me parecía que no eras tan valiente— añadió, haciendo girar el volante, para que el coche pudiera doblar en U.
— ¡Te dije que mi culo no es valiente Sasuke! ¿O acaso le pegas así a las nalgas de Sakura? Porque joder, me azotaste como con mucho gusto, ¿ esperaste toda tu vida por este momento? — deslicé mi mano por mi zona afectada, tratando de disipar el dolor.
—Si bueno, si contamos que está con Sakura. . . — murmuró Dei. Tuve que morderme el labio inferior para no reír.
—Sakura tiene buen culo— y listo, con eso me tuvieron convulsionando en el asiento, justo detrás me acompañaba Deidara, y Naruto tenía cierta culpa en el rostro.
—Bueno, en verdad Sakura si tiene buenas nalgas. . . — me ahogué con mi propia saliva al escuchar esas palabras salir de la boca de mi primo.
—AYÚDENLA QUE SE NOS MUERE— la barbie humana se levantó de su asiento y palmeó como pudo mi espalda —. SASUKE HAZ ALGO, NALGUEALE LA OTRA CHAPA— mis ojos picaron por tanto toser y durante unos segundos se me olvidó como respirar —, SASUKE AYUDALAAA NO PUEDO PERDER A ESTA MALDITA PERRA— mi primo soltó una risita, y yo me pregunté en una escala del uno a cuánto tardaba en cambiar ese semáforo, ¿Qué tan locos deberíamos parecerles a las personas del vehículo de atrás? Yo solo espero que no tengan niños.
De lo contrario, creo que se reirían un montón al ver a Barbie mortificada y dando saltitos en su lugar, por su amiga ahogarse en el asiento de copiloto.
—No tengo agua en el auto, así que tendrá que esperar a que lleguemos a nuestro destino— aún con la respiración entrecortada, me giré para poder verlo.
—Oh, no es necesario— dije, tratando de calmarme —, bájate los pantalones, yo hago el resto— accidentalmente la mano de Sasuke se deslizó a la bocina del auto, causando que esta sonara.
— ¿Qué disparates estás diciendo? Estás en una maldita relación— me encogí de hombros y desabroché mi cinturón.
—Pantalones abajo, hombre. Necesito beber algo urgente— el pelinegro parpadeó varias veces, como si le hubieran dicho la cosa más poco creíble de su vida.
— ¿Crees que si duermo con Itachi, nuestra relación mejore de la noche a la mañana como la de ellos? — escuché murmurar a Deidara.
—A este punto, todo es posible— el semáforo cambió de color y Sasuke pegó un acelerón, causando que mi cuerpo fuera arrojado contra el asiento.
—Quieta y calladita te ves mejor, ¿te lo habían dicho antes? — maldije por lo bajo, volviendo a colocarme el cinturón de seguridad.
—Pues no es eso lo que Kakashi me dice— el Uchiha me miró de reojo y yo le saqué la lengua.
El resto del camino fue tranquilo. Naruto y Deidara cantaron cada una de las canciones que pasaban por la radio, y yo me mantuve ensimismada, a lo mejor con eso no tenía la menor necesidad de recordar que Sasuke Uchiha existía.
Y funcionó, solo mientras estuvimos en el auto. Una vez fuera, me prometí que solo iba a hablarle solo lo estrictamente necesario. O eso pensaba yo al menos.
— ¿Una tienda de. . . vestidos de novia? ¿De verdad es este nuestro destino? — asentí, bajándome del auto. Bien, era hora de ejecutar mi venganza.
—Vengan— dije, caminando hacia la entrada. Las puertas se abrieron de par en par y una chica que irradiaba aburrimiento nos recibió.
—Buenas, ¿tienen reservaciones? — Sasuke se detuvo a mis espaldas y yo me tensé.
—Sí, están a nombre de Naruko Uzumaki, y Amelia Barbie Kamiruzu — bajé la vista al suelo, tratando de contener la risa.
— ¿Pero y este insulto? ¿Qué es eso de Amelia Barbie? — Naruto estalló en carcajadas.
—Yo me iba a quejar del mío, pero el tuyo es diez mil veces peor— mi primo deslizó una mano por su alocado cabello —. ¿Quién ideó los nombres? — añadió.
—Pues tu fiel servidora Rosa Melano Uchiha ideó el tuyo, Naruko— Sasuke me empujó levemente, y yo simplemente reí.
—Si, bueno, Filiberto Rasputín _____ inventó el tuyo, Amelia— aclaró en insufrible Uchiha.
— ¿Y en dónde se estableció que ahora me llamo Filiberto Rasputín? — cuestioné, mientras entrabamos a la tienda.
—En el mismo apartado donde quedó establecido que yo me llamo Rosa Melano Uchiha— sonreí tanto que me dolieron los pómulos.
—Debes admitir que es un nombre creativo, y te queda— caminé por los pasillos, observando los hermosos vestidos blancos. ¿Algún día mi putería y buen juicio me permitirán usar uno de esos?
Si, probablemente para la boda de Amelia Barbie.
—Lo que digas Rasputín— negué repetidas veces, sin creer que me estaba llamando de esa manera.
La chica frente a nosotros nos hizo un pequeño recorrido por la tienda, deteniéndonos cada dos segundos para que yo pudiera babear estrellas y arcoíris sobre la, ridículamente cara, tela blanca.
— ¿Te imaginas usando uno de esos? — cuestionó mi primo, mientras me observaba con picardía.
—Buena suerte al loco que se encargue de domar a esa perra— se apresuró a responder Barbie, con una sonrisa burlona en su rostro.
—No creo que alguien esté lo suficientemente loco para llevarme al altar, y si lo está, no me voy a divorciar nunca— llevé una mano a mi pecho, sintiendo la putería evaporarse de mi cuerpo, y la fidelidad junto al compromiso reemplazándola.
—Si, bueno, espero estar vivo para ese momento. Estaré en primera fila vestido de negro, dándole mis condolencias al chico por su elección de esposa— toda emoción me abandonó al escuchar la voz de Sasuke.
—Oye Sasuke — llamé —. ¿No puedes simplemente fingir que tienes una llamada y desaparecer? — cuestioné, irritada.
—Pero fuiste tú la que me arrastraste a esto, ¿y ahora me quieres fuera? — el pelinegro alzó una ceja —, ¿vas entendiendo el por qué le daré mis condolencias? — gruñí. ¡No soportaba a ese idiota!
Y pensar que por un momento consideré hacer tregua con este niño inmaduro, supongo que la emoción me hizo perder el sentido común, con Rosa Melano Uchiha no se puede mantener ni una amistad.
—Solo vete a un lugar en el cual mis hermosos ojos no tengan que pasar por la horrible pena de verte— y dicho esto, arrastré a los dos rubios conmigo, a cualquier lado donde ese muchacho no estuviera.
—Y bien, es momento de que los dos se coloquen sus vestidos, ya están reservados para ustedes— dije una vez llegamos a los vestidores.
— ¡¿QUÉ?! — cuestionaron ambos al mismo tiempo.
Sasuke.
Bebí un trago del café que me habían ofrecido, cuando de repente ____ caminó hasta la pequeña plataforma, con un vestido tan deslumbrante que casi me roba el aliento. De repente el mundo tenía más color, y el calor que había dejado el café tras su paso por mi garganta, resultaba simplemente acogedor.
La cara de la prima de Naruto estaba iluminada, sus ojos brillaban en su reflejo, frente al gran espejo. Ella deslizó sus manos por su figura, como si no creyera lo que vieran sus orbes. Debía de admitir que estaba preciosa, hasta yo podría caer en el truco, solo por lo bien que le quedaba ese vestido blanco.
Unos segundos después, su rostro se descompuso en una mueca, y ella observó tristemente su reflejo, en ese instante, hubiera dado todo lo que tengo para saber qué pensamiento la hizo apagarse de esa manera.
Antes de que pudiera darme cuenta, ya estaba caminando hacia ella.
____.
—Está preciosa, señorita— observé a la chica que se encontraba a mi lado, estaba sonriente —. El hombre con el que se casará, ha de ser muy afortunado— traté de poner la mejor sonrisa que pude
—No hay hombre afortunado, solo el pequeño sueño de una niña frustrada, de que la llevaran al altar en un hermoso vestido blanco, justo como este— volví a admirar mi reflejo, maravillándome una vez más.
Hasta que me di cuenta de que Sasuke Uchiha me estaba observando, mientras le daba un sorbo a lo que fuera que tuviera en ese vaso.
—Se ve divina, ¿verdad joven? — casi me rio ante la pregunta que le hicieron. Aunque internamente, muy internamente, en aquellos rincones inimaginables, si estaba ansiosa por saber la respuesta.
—Pues si me pusieran a Filiberto en el altar así, fácilmente caigo en el gancho— la chica parpadeó y yo bufé. ¿Por qué tenía que bromear en un momento así?
—Rosa Melano, eres lo peor qu- — unos gritos se escucharon, luego el pitido de la seguridad de la tienda.
— ¡EL CARRO, SE NOS LLEVAN EL CARRO! — esa era la voz de Deidara, el cual había salido corriendo mientras agarraba la falda del vestido —. ¡FILIBERTO RASPUTÍN, ROSA MELANO, NARUKO VENGAN! — bastó compartir una mirada con Sasuke, para que los dos saliéramos disparados, Naruto igual.
— ¡MI PELUCA ESTÁ EN ESE AUTO, NO SE LO PUEDEN LLEVAR! — me detuve en medio del camino. ¿Había traído una qué?
— ¡Rasputín no es momento para que te detengas! — un silbato sonó tras de mí y me giré para ver al guardia de seguridad de la tienda, el cual corría hasta donde nos encontrábamos. Mi instinto de supervivencia me dijo que corriera hasta que el diablo no tuviera de otra más que abrirme las puertas al infierno.
Así que eso hice.
Más adelante estaban Naruto, Sasuke y Deidara, los cuales ya habían llegado al carro, y estaban entrando. Me apresuré lo más que pude, para no quedarme atrás.
— ¡Espérenme balsa de animales salvajes! — vociferé, sintiendo la adrenalina en mis venas. Las personas en la acera se giraron a verme, debía de parecer una loca.
Y sin embargo, tenía ganas de reír a carcajadas.
Correr descalza por la acera, con un vestido de novia y el pelo hecho un desastre por el viento, era sin dudas una meta en la vida que no sabía que tenía hasta este momento, o al menos no estaba consciente de que lo disfrutaría tanto.
Llegué por los pelos al auto, y fue gracias a que me lancé a él. Sasuke le había bajado el techo, y yo me lancé a los asientos traseros. Desde que lo hice, el convertible arrancó haciendo todo un estruendo.
— ¡Eso sin duda fue lo mejor que hice en la vida! — gritó mi primo, mientras me sonreía, y el viento hacía bailar su rubio cabello.
— ¡Coincido! — agregó Deidara, el cual estaba en el asiento de copiloto.
Solo hasta ese momento procesé, que estábamos en el carro de Sasuke como tres fugitivos, por habernos robado, accidentalmente, tres vestidos carísimos.
— ¡OH POR DIOS LOS VESTIDOS! — fue lo primero que alcancé a decir, cuando por fin logré sentarme bien.
— ¿Pero qué dices? Si robarnos los vestidos fue la mejor parte— Barbie se dió media vuelta en su asiento para verme —, estás fabulosa, ¿vamos al parque para poder hacernos fotos? — cuestionó.
— ¡¿Estás loco?! ¡Hemos robado estas cosas! — exclamé, asustada.
—Ah no, no dejes ahora que tu buen juicio nuble esta aventura— reprochó Naruto, al tiempo que me daba unas palmadas en la espalda —. Ya verás, todo saldrá bien— pellizqué su mejilla y él gimió de dolor.
— ¡La adrenalina no te está dejando pensar con claridad! ¡Hemos robado estos vestidos y dejamos todas nuestras cosas en la tienda, nos encontrarán en menos de lo que a Itachi le cuesta bajarse el bóxer! — pude ver el alma de Naruto salirse de su cuerpo.
—Y eso es relativamente rápido, maldita sea, ese bombón se desviste para impresionar— tiré de la oreja de Amelia Barbie, para que pudiera reaccionar y dejara de hacer expresiones orgásmicas.
— ¡¿NO ENTIENDES LA GRAVEDAD DEL ASUNTO?! ¡PODEMOS CAER PRESOS JODER! — llevé ambas manos a mi cabeza, rezándole al diablo por la entrada al cielo y misericordia.
Ya no sabía qué carajos estaba pensando.
—Tranquila, solo disfruta el momento— Sasuke se atrevió a hablar, después de toda mi crisis —, si van a la cárcel, al menos habrán tenido uno de los mejores momentos de su vida— alcé una ceja.
—Si sabes que tu también vas por complicidad, ¿verdad? — cuestioné.
—Encontrarán el carro en llamas y ni rastro de mi persona, buena suerte tras las rejas— suspiré, recostándome contra el asiento.
Que Dios me salvara.
¿Listas para la tercera parte? :D
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