Capítulo 14.
Sasuke.
—No sé de qué me estás hablando— desvié la mirada al suelo, rascando mi nuca.
— ¿No lo sabes? Bueno, quizá la silueta de mi novia dormida en tu cama te suene de algo— suspiré.
—No creí que fueras celoso. Se quedó dormida ahí después de que Deidara y Naruto la molestaran hasta el cansancio— aclaré.
—La molestaron debido a que le dijiste que escupiera el helado en tu mano, y luego le hicieron creer que fue algo erótico— Kakashi observaba el techo, como si estuviera realmente aburrido.
—Nunca creí que fueras de los celosos— murmuré, caminando hasta la cocina.
—No lo soy. Solo me molesta un poco el hecho de que cerraras la puerta con seguro y te fueras a dormir cómodamente con la mujer a la cual le haces la vida imposible con tu existencia— apreté los puños, y abrí la boca para ponerlo en su lugar.
— ¿Qué demonios está pasando aquí? — la voz somnolienta de ____ me hizo pensarme dos veces si quería decir algo o no —. ¿Ya no se puede dormir tranquila en esta maldita casa? — cuestionó, mientras se rascaba un ojo.
—Solo charlaba con Sasuke acerca de el por qué le colocó seguro a la puerta y se fue a dormir contigo— la chica parpadeó varias veces, como si no procesara lo que le estaban diciendo, deslizó sus dedos por su cabello, retirándoselo de la cara, y sonrió.
—No me jodas— emitió, cínica —. ¿Me estas armando una escena de celos? Porque eso para mí era una conversación muy animada— Kakashi la observó durante unos segundos interminables.
—No lo sé, ¿la estoy armando ____? — mordí mi labio inferior, queriendo escapar lo más rápido de ahí. Había sido arrastrado sin querer, y ahora tenía que aguantarme el posible ataque de rabia que tendrá la prima de Naruto, al ver que está siendo desafiada.
—No. Me. Hables así. Hatake — rasqué mi nuca nuevamente, más nervioso que antes.
—Yo. . . me voy retirando— murmuré, agarrando una bolsa de papitas que ni siquiera me gustaban, y sacando mi culo de donde no me necesitaban.
—Gracias por dejarme dormir en tu cuarto Sasuke— habló una ____ ahora cruzada de brazos —. Me salvaste, te debo una. Y tus almohadas son muy cómodas— la mandíbula de Kakashi se endureció.
—Si bueno, los dejo que arreglen sus problemas. Hablamos luego ____ — y dicho esto, verré la puerta de mi habitación a mis espaldas.
____
Observé fijamente a mi novio, sentado en el sofá. Estaba tan enojada que ni siquiera me había percatado de Naruto y Deidara de pie en el balcón, más pálidos que Edward Cullen. Creo que el alma se les había esfumado del cuerpo, mientras nos veían. Estoy segura de que ellos habían sido los chismosos que agarraron a Kakashi en un mal día,, y en consecuencia se había creado todo este disparate.
—Yo no tengo que darte explicaciones, pero con Sasuke no ha pasado nada. Tengo que tener mínimo dos botellas de tequila en mi sistema, para poder ver a ese crío como un hombre, él simplemente me hizo el favor de acogerme en su morada, cuando Dei y mi estúpido primo no dejaban de molestar— concluí.
—Mi problema con él es que cerró la puerta con seguro, querida— elevé la mirada al techo, respirando profundo.
—Él solo hizo lo que le pedí. Repito, Naruto y la barbie humana estaban molestando demasiado y yo estaba cansada, no quería que me fueran a molestar en mi preciado sueño. Cosa que luego hiciste tú en tu intento de novio celoso— Kakashi se levantó de su lugar.
—Luego hablaremos esto con más calma, pasaba a verte pero parece que no estás de ánimos, y ciertamente después de esto, yo tampoco— antes de que pudiera agregar algo, me apresuré a abrir la puerta del apartamento.
—Deja y te abro la puerta— el grito de Deidara no pasó desapercibido para ninguno de nosotros. Más tarde hablaría con esos dos desgraciados.
Kakashi no dijo nada más, simplemente se fue. Me aseguré de cerrar sonoramente la puerta luego de su partida, y por supuesto, de poner seguro a la puerta.
—Ustedes dos acabarán conmigo algún día— murmuré, mientras mi amiga la rubia necesitada masajeaba mi espalda, buscando que la perdonara.
— ¿No quieres un cafecito? Yo te lo compro prima querida— Naruto sostenía su celular, como si estuviera buscando la dirección de alguna tienda.
Y justo en ese instante, mi cerebro hizo corto circuito por fracción de segundo, y llegó a iluminar mi ser la mejor idea del mundo. Pero para realizarla, necesitaría ayuda de cierto Uchiha indeseable.
—Si, si, ¿Qué les parece si salimos mañana? Ya les daré los detalles— me levanté de la cama y abrí la puerta de mi habitación, invitándoles cortésmente a que se largaran.
Los dos rubios compartieron una mirada y suspiraron, antes de arrastrar los pies fuera de mi espacio. Cerré la puerta de inmediato y me lancé a mi cama y busqué mi celular. ¿Mi compañero iba a ser lo peor? Sí, lo iba a ser.
¿Pero valdría la pena planear mi venganza? CLARO QUE SI.
En cuanto encontré el contacto de Sasuke, sonreí.
Eran las dos de la mañana, cuando silenciosamente abrí la puerta de mi cuarto y dejé pasar al pelinegro. Sasuke tenía el cabello más desordenado de la cuenta, y solo traía unos pantalones de color gris.
—Gracias por venir a esta hora— murmuré, cerrando la puerta lo más suave que pude. A esta hora todos debían de estar dormidos, menos nosotros.
—Déjame ver si entendí. . . ¿Vestidos de novia? — sonreí asintiendo varias veces. Sasuke pasó una mano por su cara y negó —. Eres terrible— murmuró.
—Bueno, ellos trataron d jugarme una broma con mi novio, así que me la voy a cobrar. Nada fuera de lo normal— caminé hasta la cama, acompañada por el Uchiha.
Me senté y agarré mi ordenador. Sasuke, por su parte, se recostó a mi lado, apoyando su cabeza en una mano. La otra descansando sobre el contorno de su cuerpo.
—Estuve buscando de las tiendas más caras, y. . . encontré esta— giré el portátil para mostrarle las fotos del lugar —. ¿Te imaginas el infarto que les va a dar, en cuánto se enteren que el vestido más accesible cuesta más que la renta de este apartamento? — Sasuke parapdeó varias veces, observando las imágenes, y los precios.
—Esos vestidos son ridículamente caros— afirmó.
—Ya ves, procura que Sakura no se antoje de uno de ellos. Luego te veré llorando con la tarjeta de crédito en la mano— mordí mi labio inferior levemente —. Yo con gusto te hago la representación, te acompañaré a la tienda y cuando des el tarjetazo, yo sacaré las tijeras y cortaré el pequeño plástico. . . De todas formas no te servirá para nada más— añadí.
—Ha, Ha, Ha, mira cuánta gracia me hace tu comentario— sonreí y le pasé la laptop.
— ¿Cuál crees que sería el modelo que les quedaría mejor? Creo que estoy viendo a Naruto con un escote en forma de corazón— Sasuke colocó el aparato sobre su pecho, y fue observando cada uno de los vestidos.
—Creo que a Deidara le quedaría bien uno que deje la espalda afuera— enarqué una ceja ante el modelo que me mostró.
— ¡Pero que dices ese vestido es genial! — exclamé, para luego llevar una mano a mi boca, había olvidado que debía de hacer silencio —. Se me vería mejor a mí, un millón de veces— afirmé, segura de mí misma.
—Nah, el tuyo sería éste— el Uchiha buscó, para mi sorpresa, uno de los vestidos más hermosos que he visto.
—Vaya. . . estoy impresionada Sasuke. Es un vestido precioso— mi compañero asintió.
—Tengo un muy buen gusto, estoy consciente de ello— lo observé unos segundos.
—Si bueno. . . Eso debemos discutirlo— Sasuke me observó, con una mirada fulminante —. No me mires así, es que tus gustos en cuanto a parejas. . . mira se entiende, no siempre se puede tener buen gusto en todo— palmeé su hombro y él gruñó.
—Siempre tienes que arruinar el momento— reí por lo bajo. Y desde entonces Sasuke se dedicó a ignorar mi existencia.
— ¡Buenos días! — con mi mejor ropa, caminé hasta la cocina con mi cartera en mano —. Sasuke, Naruto y Deidara, estoy lista y no los veo— sentado en la isla se encontraba Itachi disfrutando de una taza de café, solo en bóxer —. Pero si estoy viendo el MEJOR culo de todo Japón, Dios mío Itachi— levanté mis gafas de sol y aprecié mejor aquella obra de arte.
Kisame, que se encontraba terminando de freír unos huevos, se giró. Y solo hasta ese punto me di cuenta de que no llevaba camiseta, solo sus pantalones de pijama y un delantal.
—Diablos tiburoncín, no pensé que estuvieras tan mamadito. A este paso necesitaré un café cargado para no ponerme eléctrica temprano en la mañana— dejé mis cosas en la isla, sentándome junto a Itachi.
— ¿Podrías dejar de simpear? — cuestionó Naruto, caminando en mi dirección. Si no fuera mi primo dolor de culo, cabeza hueca, bien podría ser simp de él también.
— ¿Con tantas obras bien hechas en este apartamento? Ósea, ¿viste de verdad a Itachi? Este hombre tiene todas las dimensiones bien puestas— el pelinegro sonrió, mordiendo la tostada que le preparó Kisame —. Pero muérdeme así papi— Itachi abrió los ojos de par en par y se atragantó.
—Tú solo di el día y la hora, te morderé donde quieras muñequita— sonreí pícara. Por pecadora es que me esperan en el infierno.
—Ya estoy listo, ¿nos vamos? — alcé la vista para ver a Sasuke. Debo de admitir que el niño tenía un estilazo en cuanto a ropa. Vestido con una camiseta de cuello alto color blanca, unos pantalones negros ajustados, y un abrigo largo del mismo color.
Y ni se hable de lo bien combinado que iba con los accesorios.
—No puedo creer que diré esto pero, W O W — me levanté de la silla y caminé hasta donde se encontraba el menor de los hermanos Uchiha, arreglando su reloj —. Mírate, pareces alguien decente— Sasuke me observó. Quedé paralizada ante la intensidad de sus ojos color azabache.
Esperen, ¿Qué carajos?
—Me la llevaré antes de que entre en su fase de hormona andante, Naruto, Deidara, los veremos en el auto abajo— y dicho esto, me agarró del brazo y me arrastró fuera del piso.
— ¡No! ¡Espera, no he nalgueado a Itachi! — exclamé —. ¡Sasuke déjame ir a disfrutar de esa bendición! — rogué.
—Deja de ser tan dramática— el pelinegro se acercó al ascensor, para presionar el número del piso al cual bajaríamos. Aproveché para nalguearlo a él. Casi se le salió el alma del cuerpo.
—No me mires así, es tu castigo por no dejarme nalguear a tu hermano— Sasuke paradeó varias veces, y yo temí por mi vida en cuanto una sonrísa pícara se formó en su cara —. Uy, ¿sabes qué? Es hora de ejercitarme, tal vez deba de usar las escaleras en lugar de este ascensor— afirmé, mientras retrocedía unos pasos. Los mismos pasos que Sasuke avanzaba.
— ¿Estás segura de eso? Creo que pasaremos un buen momento en el ascensor— grité internamente cuando acortó la distancia entre nosotros con tan solo un paso, y me eché a correr.
Honestamente, a mí había que darme un premio. ¿Correr a toda velocidad con botines altos? Soy una diosa.
— ¡Pero ven aquí! ¿No qué eres valiente? — cuestionó Sasuke a mis espaldas.
— ¡Lo soy yo, pero mi culito no! — esquivé a duras penas al hombre de la limpieza, y casi me estrello contra la pared por no estar atenta al camino que recorría. Gracias a eso, terminé frente a frente con el final del corredor.
Y luego sentí la enorme mano del Uchiha menor azotar mis miserias con toda la fuerza y gracia del mundo. Estoy segura de que toda la cuadra escuchó el golpe. . . y mi grito.
—No inicies juegos que después no quieras continuar— murmuró seductoramente el pelinegro, su respiración agitada, y su mano acariciando mi zona afectada provocaron cierto mareo en mí.
— ¿Sasuke, ____? — temblando me di media vuelta, para encontrarme con Naruto y Deidara, que nos miraban como si fuéramos el mismísimo diablo plantado frente a ellos.
—Ya se estaban tardando, vámonos— y sin más, el crío se alejó de mi, sacando su móvil y revisándolo, mientras caminaba hasta el ascensor —. No se molesten en esperarla, dijo que quería utilizar las escaleras— el pelinegro desapareció tras la puerta del elevador.
Ambos rubios se giraron a verme, todavía sin salir de su asombro. Yo, por mi parte, podía escuchar claramente los latidos de mi corazón.
Maldito seas, Sasuke Uchiha.
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