Especial corto de San Valentín. 

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—Corre, corre maldita sea— el aire me faltaba mientras me quitaba los tacones y corría lo más rápido que mis pies y pulmones me lo permitían. 

—Estoy corriendo lo más rápido que puedo cabrón— Sasuke por igual estaba sin aire. La lluvia nos había atrapados fuera de casa, mientras ambos comprábamos los regalos para San Valentín. Gracias a su mal carácter y a que no calculé bien y gasté el dinero para el pasaje, ahora nos encontrábamos corriendo bajo las gotas de agua para poder entrar al apartamento. 

—Ya estamos dentro, solo debemos subirnos al ascensor y ya estaremos— flexioné las rodillas, dejando los regalos en el suelo un momento. Mi vista se estaba tornando blanca y tenía la garganta totalmente seca. 

—Dime que al menos tienes agua— supliqué levantando la mirada, para verle negar. 

—Ya casi estamos, aguanta un poco más— maldije por lo bajo, y el simplemente se rio —, ¿ya te das cuenta de que los pechos grandes no son de mucha ayuda? — mi mandíbula prácticamente se cayó al suelo, y mis ganas de soltarle un puñetazo fueron en aumento drásticamente. 

—Eres un hijo de. . . — mordí mi labio inferior cuando mis ojos vieron la pareja conformada por unos tiernos abuelitos que salían del elevador, tomados de la mano. 

—Un hijo de mi hermosa madre, muchas gracias— Sasuke recogió todas las bolsas y ambos entramos en el, ahora solitario ascensor. Ya con esto solo nos tomaría unos segundos llegar a nuestro destino. 

O eso pensaba yo, antes de que las luces comenzaran a parpadear y luego todo se apagara al completo. 

—POR AMOR A MI MADRE, DE TODOS LOS CHICOS CON LOS QUE VIVO, ¿TENÍA QUE SER EL CULO DE PATO? ¿Y SU HERMANO QUÉ? OÍGANME GENTE DE LOS ELEVADORES ME LAS PAGARÁN CARO— vociferé, lamentando mi suerte. 

—Vaya, al parecer no estabas tan sedienta como parecías. ¿Y QUÉ DIABLOS ES ESO DE CULO DE PATO? — recosté mi espalda contra la pared y me deslicé. 

—Ponte cómodo niño, estas cosas solo pasa en las películas y siempre tardan horas— murmuré. 

—Claro, eso les da tiempo a los protagonistas de follar— sentí el sudor frío invadir mi cuerpo, y eso que me estaba congelando gracias a que estaba completamente empapada. 

—Aléjate de mi, mi cosa no conocerá la tuya— Sasuke rio de forma grave y yo le rogué a la virgen que las hormonas no se apoderaran de él. 

— ¿Quién sabe si un día si? — parpadeé varias veces sin creerme lo que estaba escuchando. 

— ¿Sasuke estás borracho? tú tienes a Sakura y yo tengo a- — su mano izquierda levantó mi mentón y temblé ante el frío tacto de sus dedos contra mi piel. 

—A mí— y dicho esto, se deshizo de su camiseta. 

Oficialmente, Sasuke Uchiha ha perdido la cabeza. 

—Sasuke las relaciones no comienzan así, no seas bestia— mi voz tembló levemente.

Y luego el idiota estalló a carcajadas, hasta literalmente quedarse sin aire. 

Nunca había visto a este hombre reírse de esa forma, y la verdad es que no se veía tan mal. 

—Eres tan estúpida, hago esto para que no nos congelemos los dos, por si no lo notaste, estamos empapados— apreté los puños rezando por lo bajo el padre nuestro. 

Deme paciencia, porque si me da fuerza ya me veo en la cárcel por haberlo matado. 

Llevé ambas manos a mi camiseta para levantarla, pero justamente la luz volvió y yo grité de la felicidad, y luego de la sorpresa al ver el buen cuerpo del pelinegro. 

— ¿Quieres dejar de verme como si fueras una depravada? — cuestionó mi compañero, con un ligero sonrojo. 

—No— empujé su cuerpo al suelo, quedando yo sobre él. Su cara se tornó tan roja como la de un tomate. 

— ¿Y ahora quién es el estúpido? — murmuré lo más sensual que pude en su oído, para luego recoger mis bolsas y marcharme del ascensor. 

Ojalá nada de esto vuelva a pasar nunca.