L.2 Capítulo 43
Aún recuerdo el día en el que te conocí, era un brillante día soleado, un marzo común y corriente, estaba solo en mi mundo aterrador, pero allí estabas tu, a tan solo unas cuadras de donde yo vivía.
Jugabas a patear un balón rojo en contra del muro de tu vecina, una mujer irritante que se quejaba de todo, siempre la observabas desafiante.
En ese momento me observaste fijamente y preguntaste: ¿por qué estás empapado?
Mi respuesta fue una sonrisa y unas palabras prohibidas: mi mamá dijo que no debo decirlo.
Su mirada rubí se veía triste de alguna forma, tal vez, lo supo en ese mismo instante y no lo dijo.
Ese mismo día lo nombré como Kacchan y se convirtió en mi mejor amigo, él lo proclamó a los minutos de jugar los dos a la pelota.
Huíamos de la vecina, nos ocultábamos entre risas.
Solo nosotros dos en contra del mundo.
No recuerdo como inició nuestra pasión por la pintura, pero sí como nos divertíamos y soñábamos con ser los mejores pintores del mundo.
Recuerdo nuestro primer día de clases, tenía miedo a lo desconocido, pero allí estabas tu dándome la mano con fuerza, descubrí que la escuela fue un buen refugio hasta cierto punto.
¿Cómo olvidar las emociones que sentía cuando celebrábamos nuestros cumpleaños y conocíamos el mundo pequeño en el que vivíamos?
Éramos los mejores amigos, muchos envidiaban nuestra amistad, porque nadie podía separarnos.
Duele recordar nuestro pasado, porque allí somos dos niños felices con un futuro por delante.
En otro mundo, tal vez, ambos nos habríamos escabullido para asistir a la prueba de Yuuei.
Tal vez, ahora seríamos dos adolescentes cargando nuestras maletas para ir a un nuevo destino, pero tu lo destruiste todo.
No extraño nuestra amistad, no deseo perdonarte y volver a ser iguales, las cicatrices no se borran.
No quiero perdonarte, no puedo, no soy tan maduro y fuerte como últimamente creen.
Soy una persona rencorosa que detesta a quienes lo lastimaron.
Te detesto Bakugo y nunca aceptaré tus disculpas.
Izuku Yagi
26/01/2019
Me sentía un poco culpable al no decirle la verdad a Shoto, él creía que solo estaría con Ochako en Yuuei, pero en serio deseaba sorprenderlos y por un momento deseaba ser egoísta…
Egoísta.
No me gustaba esa palabra, me daba miedo, sé que no es algo malo en el caso en el que nos encontramos, pero…
El egoísmo es malo.
Llegamos a un restaurante cercano al centro, casi no había visto la ciudad como tal, nos la pasábamos en locales donde vendían muebles, comíamos en un lugar y nada más, no había tiempo para conocer la ciudad y eso era triste, ya que el 4 estaríamos en el internado.
Shoto y yo podríamos fácilmente quedarnos en nuestros hogares y asistir a clases como en cualquier otra escuela, pero mi amigo prefería estar encerrado, él no quería tener tanta libertad, estar en el departamento todo el día, mientras Fuyumi no está, no le parece una buena idea. En cambio yo, deseo vivir toda la experiencia de ser un estudiante de Yuuei, ¿absurdo? Lo sé.
Comíamos tranquilos, Shoto decidió comer una hamburguesa y patatas fritas, en estos instantes él deseaba toda la comida chatarra que pudiese comer.
—¿Te estaban matando de hambre? —preguntó Fuyumi curiosa y un poco preocupada.
—No, pero comer sano por obligación durante un mes es una tortura —dijo disfrutando de su gaseosa como si fuese la primera en años—. No desean que reemplacemos eso por la comida chatarra. Ya saben, buscar algo para olvidar lo otro.
En otras palabras, la adicción a la comida.
Por mi cabeza pasó la imagen de Shoto suplicando por golosinas y hamburguesas… una horrible adicción que genera muchas cosas irreparables, por ejemplo, la diabetes y la hipertensión.
—No quiero terminar adicto al chocolate como Izuku.
—¿Adicto? —dije sorprendido por sus palabras, aunque, un poco lo soy.
Los mayores se rieron por sus palabras.
—Bueno, un poco, pero hago flexiones y troto todos los días, lo mejor es que lo disfruto —dije sin más—. Tu odias el deporte.
—Touché.
Volvieron a reír, seguí comiendo de mis espaguetis, estaban deliciosos. Observé a Fuyumi, sonreía bastante al vernos.
Ni idea el motivo.
—Algún día debemos ver la ciudad —dije de golpe—. Tal vez, el fin de semana.
—El uno y el dos en la mañana debo ir a dejar mis cosas, puede ser en la tarde —dijo Shoto con una clara falta de entusiasmo por la primera parte.
El uno, maldición, el uno era el único día en el que podía dejar mis cosas, he intentado esquivar la academia por Ochako y Jiro. Además, de que tenía que arreglar mi nuevo dormitorio e ir a la psiquiatra. Lo peor es que el dos dejaría sus cosas de nuevo.
La mejor opción es el uno, eso significa una persona menos que esquivar.
Quiero vomitar, demasiada presión y Toshinori parecía verlo en mi cara.
—Me parece un excelente plan —mi voz sonaba horrible, pero salió.
Fingí ahogarme, mucha presión.
¡Alguien sálveme de esas tres miradas!
—Conocemos la ciudad bastante bien —dijo Toshinori interrumpiéndonos—. Con Fuyumi podemos ser sus guías.
—¡Excelente idea! —dije con una gran sonrisa, gracias por salvarme Toshinori.
Continuamos comiendo con tranquilidad, estaba emocionado, ya que iríamos a jugar videojuegos en el departamento. Hace mucho que no nos divertíamos de esa forma.
Además, mañana le iba a presentar mi casa nueva a ellos dos, sí, a mi amigo le mostraré mi nuevo hogar y estaba emocionado.
01/03/2019
08:30 am
Sabía que Shoto iba a llegar a las diez, por lo tanto, tenía que ser rápido dejando las cosas y ordenando mi dormitorio.
Lo más complicado fue llevar el computador y la pantalla, mi dormitorio estaba en el último piso y éste era demasiado frágil.
Me alegraba de que la academia tuviese escritorios incluidos e internet, también, tenía una sala de computación en la biblioteca, pero en mi caso prefería tener uno propio en mi dormitorio. Además, en el podemos jugar videojuegos, ya traía mis dos controles.
La habitación era amplia, no tanto como la actual, pero tenía un ropero con puerta corrediza incluido con cajones y una parte donde puedo colgar ropa y de paso colocar mis zapatos, lo cual ayudaba a que no se redujera el espacio. Las paredes eran de color crema y el suelo de madera, por suerte, Toshinori conocía estos dormitorios, por lo tanto, compramos una alfombra celeste y peluda para colocarla en el centro.
La cama era de una plaza y media, ésta tenía al lado un pequeño velador con una lámpara. También, tenía una repisa y un pequeño librero con cajones.
Me dejé caer en el colchón una vez que dejamos todas las maletas, era bastante cómodo.
—Que agotador, estoy demasiado exhausto —susurré soltando un bostezo.
—Y aún queda guardar la ropa y los libros, instalar el computador y hacer la cama. Me alegro de ya haber entregado todos tus materiales para el departamento —dijo Toshinori—. Traje cinta especial para que puedas colocar cosas en la pared.
Asentí con una sonrisa.
Toshinori tenía que hacer unos trámites en el centro, por lo tanto, le dije que me dejara solo mientras arreglaba mis cosas.
Abrí el ropero y comencé a planear dónde dejaría cada cosa, no me gustaba tener todo desordenado.
Una vez pensado todo, comencé guardando mis toallas y un par de sábanas; en un cajón mi ropa interior dividido con mis calcetines; en otro los útiles de limpieza personal; mis camisas (tengo 7, según Toshinori siempre faltan, en especial cuando eres del departamento de arte) y camisetas; en los dos últimos espacios vacíos anchos coloqué mis pantalones y en otro las sudaderas; colgué dos chaquetas, mi favorita de plus ultra y una negra; un par de uniformes escolares (son tres, pero uno de ellos está en casa para el primer día de clases); abajo coloqué mis pantuflas, unas zapatillas negras de mezclillas, unas deportivas blancas y mis amadas zapatillas rojas. Además, los zapatos de la academia.
Lo bueno de la academia es que no teníamos un uniforme deportivo estricto, por lo tanto, podía usar lo que me gustase en colores y sudaderas, lo último lo usaré, aunque, sude a mares, nadie va a ver las cicatrices.
Sonreí orgulloso por terminar la primera fase, sin dudas estaba un poco cansado.
Me senté un rato en la cama; saqué de mi bolso una botella de agua y bebí un gran trago de ésta; solté un suspiro y miré el escritorio; guardé la botella y sonreí, tenía que continuar.
De otra maleta saqué los libros que pedían, no eran necesarios, porque hay en la biblioteca, pero Toshinori dijo que siempre se acababan, además, si quería podía prestarlo a un compañero que no alcanzó a retirarlo, una buena idea en mi opinión.
Tenía todo el plan lector obligatorio del Sr. Aizawa, corrección, maestro Aizawa; libros de otras asignaturas y todos de las respectivas clases de mi departamento; además, de unos libros que Toshinori me dio como recomendación para estudiar aparte, él siempre me dice:
“Nunca te quedes solo con lo que te enseñan, aprende por otros medios para obtener un mayor conocimiento”
Obviamente, le haré caso y retiraré libros de la biblioteca para estudiar de vez en cuando.
Admito que estoy un poco nervioso con la distribución de mi tiempo, si quiero estar en talleres, divertirme con mis amigos y también, ir a la psiquiatra no me alcanzará el tiempo suficiente…
¿Unirnos todos a un mismo club?
No me gustan los musicales, apesto, ¿danzar? Bailo horrible, me alegro de que ninguno de mis amigos sea de ese departamento.
Al finalizar, comencé a guardar todos mis cuadernos, los amaba con sus portadas con dibujos, algunos tenían stickers incluidos; saqué de la maleta un álbum con copias de las fotos del que tenemos en casa, Toshinori dijo que tener recuerdos fotográficos físicos, ayudan a distraerte cuando te sientes solo.
No pude evitar sonreír al ver un par de fotos.
Los cajones los dejé vacíos, no tenía nada importante que guardar, tal vez, luego les encontraría utilidad.
Cuando terminé, recordé los materiales para artes. Me alegraba el no necesitar guardar mis útiles en mi dormitorio, todo estaba guardado en un casillero privado de nuestro salón. Nadie puede tocarlo, tiene nuestro propio nombre y candado con clave. También, una llave en caso de emergencia.
Además, nuestros trabajos se quedan en las salas en la misma posición en que los dejábamos. No sé como funcionaban los otros departamentos, por lo que tengo entendido, gracias a Jiro y Ochako, existen salones donde puedes dejar tus propios instrumentos musicales y uno para canto; un salón para practicar y una sala insonorizada, aunque, esta última solo se puede usar con el permiso de un maestro y señalar quienes estarán allí, ya que al no traspasar el sonido de adentro y de afuera, puede ser peligroso en caso de una emergencia.
También, pueden llevar sus propios instrumentos a sus dormitorios y tocarlos, dependiendo la hora, ya que no se debe molestar a los otros compañeros.
¿Mis vecinos de cuál departamento serán?
Solo suplico que no sea Tokoyami, es mi único deseo.
Seré feliz si está Hitoshi o Shoto, aunque, otro de arte no estaría mal, hasta ahora sé que somos 6, solo me faltan dos chicos por conocer.
¿Cómo serán esos dos chicos? ¡Ya deseo conocerlos!
Negué con la cabeza, todavía me faltaba instalar el computador, arreglar la cama y adornar la repisa.
Empecé primero con la repisa, allí coloqué marcos con fotos mías al lado de Toshinori y mis amigas. En el velador la foto de Toshinori y mía en navidad, junto con un reloj despertador incluido.
En el escritorio coloqué la foto de Ochako conmigo en su cumpleaños, una fotografía peculiar, hace mucho que no sonreía de esa forma y hacía con mi mano el signo de paz.
Una sonrisa se escapó, me sentía tan feliz en estos instantes.
Finalmente, arreglé mi cama e instalé el computador.
Había terminado, tragué nervioso, eran las 12:20, solté un suspiro, temeroso llamé a Shoto, tal vez, estaba en su dormitorio aún.
—Hola, ¿cómo te va con la mudanza? —pregunté actuando de forma normal.
—Bien, aburrido, acomodando unas cosas, decidí que mañana traeré los violines y el computador. Agradezco tocar un instrumento pequeño, imagina estar obligado a llevar un violonchelo o el teclado, aunque, tienen en la academia instrumentos musicales, ¿cómo estás tu?
—¿En serio?, me alegro de que ya te estés desocupando… estoy haciendo unos trámites con Toshinori —mentí, si me viera a la cara no me creería—. Entonces, te dejo para que sigas ordenando.
—Suerte, nos vemos en la tarde.
Asentí, aunque él no me veía.
—Adiós.
Shoto colgó, siempre cuelga primero, es como su adiós.
Agarré mi bolso y salí del dormitorio a gran velocidad.
Tenía que ser cuidadoso y esperar oculto a Toshinori, no podía permitirme fallar tan cerca del 4.
Una sonrisa se formó mientras me escabullía por el jardín, era bastante bonito, desde árboles frondosos a finos rosales.
Yuuei es una academia hermosa y sé que me divertiré bastante con mis amigos.
Miré el hermoso cielo azul, tan brillante, la brisa era refrescante, no era ni helada, ni calurosa, era sin dudas perfecta. Los climas soleados y brillantes me traen nostalgia, en especial durante este mes…
Las aves cantaban, todo el ambiente era positivo y lleno de vida, pero la realidad es burlesca cuando se trata de mí, al destino le gusta burlarse de mi existencia.
A mi vida le encantan los baches, ya que cuando baje la mirada vi a una persona irreconocible.
“Mejores amigos para siempre”
Un nudo se formó en mi estómago, Bakugo estaba allí parado al frente mío junto con dos chicos.
“Eres una basura, nunca serás un artista”
Uno era más alto que él; su tez tenía un sutil bronceado y su físico estaba bien trabajado; tenía el cabello rojo, el cual lo había peinado hacia arriba; sus ojos eran rojos como la sangre y en uno de ellos tenía una fina cicatriz que partía de su ceja; sonreía de oreja a oreja mostrando sus peculiares dientes.
El otro era un poco más bajo que Bakugo; tenía una postura relajada y una pequeña sonrisa; era bastante delgado en comparación de los otros dos; su tez era blanca; tenía los ojos de un brillante y exótico ámbar; el cabello rubio con un mechón negro con la forma de un rayo.
—Midoriya… —dijo Bakugo extrañado.
—Bakugo… —solté de forma inconsciente.
No me llames por Midoriya, siento asco con tan solo escucharlo.
Las expresiones del pelirrojo y el rubio fueron de sorpresa, sus sonrisas se esfumaron a miradas de preocupación hacia Bakugo.
—Así que estás en Yuuei —dije intentando no mostrarme alterado.
Por un momento, no parecía que iba a responder, se veía paralizado, pero ambos chicos le colocaron sus manos en cada hombro, tal vez, para darle valor o para que reaccionara.
¿Ellos sabían todo?
Mierda.
—Sí, en el departamento de artes…
Era obvio, pero se notaba que lo dijo sin pensar.
—¿En cuál salón? —dije temeroso, por favor ente superior que no diga A.
—En el salón A.
Tragué nervioso, el destino me odiaba.
—¿Tu también?
Solo asentí, las palabras no salían de mi boca, estaba seguro de que serían inentendibles.
Observé a los chicos, se veían preocupados, eso significaba que de seguro lo sabían.
—Un gusto Midoriya, soy Kirishima Eijiro —dijo el pelirrojo con una sonrisa—. Soy del departamento de danza y al parecer seremos compañeros de salón.
Me alegraba que hablase por fin otra persona.
—Kaminari Denki, soy del departamento de música y también pertenezco al salón A —dijo el rubio.
Un momento, ese nombre.
—¿Kaminari Denki? ¿Eres el amigo de Jiro? —pregunté impresionado, tenía sentido de que él conociera a Bakugo.
—Sí… —respondió con una sonrisa—. Kyoka nos dijo que asistiría solamente una amiga a la academia, no su amigo…
Su mirada se veía extrañada y curiosa.
—Es un secreto, no le digas que Izuku se unió a Yuuei —dije de inmediato—. Ninguna lo sabe.
Se sorprendió al escucharme y sonrió.
—Eijiro, Kyoka estará feliz —dijo con una gran sonrisa mirando al pelirrojo.
Ninguno sacaba sus manos del hombro de Bakugo.
Entonces, Kirishima también es amigo de Jiro.
—Gracias por prestarle la guitarra —dije de golpe al recordar aquello.
El chico se volvió rojo como un tomate.
—N-no fue nada —respondió avergonzado.
—Y por favor, solo díganme Izuku —dije con una sonrisa tan falsa que de seguro lo notaron, no podía ocultarme detrás de la máscara, me sentía demasiado débil.
Bakugo estaba callado.
—Bueno, tengo que ir a ver algo en mi dormitorio… nos vemos —me di la vuelta y me fui a paso veloz.
¿Por qué el pasado regresa? ¿Cuál es la gracia de atormentarme de esta forma?
Escuché unas pisadas seguirme, ¿era Bakugo o uno de sus amigos?
No quiero que me vean en este estado tan deplorable.
No cuando siento que voy a llorar.
—Hola —dijo una voz desconocida—. ¿Te sientes bien?
Era la voz de un chico, un tanto grave para ser de mi edad, pero lo suficiente para sonar joven.
Me di la vuelta con fuerza de voluntad.
Al verlo me sorprendí, el chico era bastante alto y corpulento, parecía un par de años mayor, tal vez, era de segundo o tercero.
Su tez era bronceada; sus ojos azulados cubiertos por unas gafas que le daban el aspecto de una persona seria; el cabello era de un azulado bastante oscuro y bien peinado.
Fue curioso verlo con una camisa, corbata y unos pantalones de vestir.
Ese chico de alguna forma irradiaba educación, tal vez, por su aspecto y atuendo o su postura tan correcta.
—Estoy bien —mentí de forma descarada.
Él levantó una ceja, no parecía creerme.
Tragué nervioso, no quería que analizara mi aspecto, sus ojos azules parecían leerte con facilidad.
—Ten —dijo entregándome una barra de chocolate—. Mi hermano dice que el azúcar puede ayudar en el estado de ánimo.
—Gracias —la acepté con una pequeña sonrisa.
Abrí el envoltorio y le ofrecí la mitad; nos sentamos en una banca debajo de un árbol en silencio.
—De seguro me veo horrible —dije sin más, sentía vergüenza de mí mismo.
—Todos nos vemos horribles de vez en cuando —respondió con seriedad—. Pienso que las mejores obras pueden salir cuando estamos horribles.
Me agradaba usar esa palabra como un reemplazo al claro aspecto deprimido que tengo, de seguro parezco una persona que está a un paso de llorar.
—¿Eres del departamento de arte? —pregunté curioso, tal vez era un compañero de un grado superior.
Puedo preguntarle cosas de la academia.
—Sí —respondió con una sonrisa—, ¿de qué año eres?
—Soy de primero —respondí con una sonrisa sincera.
Él me miró sorprendido y dijo—: también soy de primer año.
Era un poco difícil de creer, pero todos teníamos aspectos diferentes.
—¿Del salón A o B? —pregunté curioso, deseaba que fuese del A.
—El salón A.
—¡Yo también soy del salón A! —dije ahora emocionado al ver otro compañero de mi salón.
Entonces los del departamento de artes A, somos Tokoyami, Hitoshi, Asui, Bakugo y… ¿cómo se llama él?
—Ahora que lo pienso, no nos hemos presentado —dije colocando mi mano en la nuca—. Soy Izuku Yagi.
El chico se vio un poco sorprendido, pero respondió—: Iida Tenya.
—Un gusto Iida —dije ofreciéndole mi mano.
Iida sonrió y estrechó mi mano.
—¿Cuál es tu especialidad? —preguntó Iida intrigado.
—¿Especialidad?
No entendía.
Él me miró de forma detenida, parecía estar buscando palabras.
—Por ejemplo, hacer esculturas, paisajes, retratos, tal vez, lo onírico o puede ser los tipos materiales de pintura, algo que te guste y que sepas que eres bueno. De alguna forma resaltaste para ser aceptado.
Resalté…
Claro que sabía cómo había resaltado, pero decirlo no era sencillo.
“Hago graffitis de forma ilegal”
No es una buena forma de conocer a una persona que se ve correcta.
Mordí mi labio inferior, no quería ser grosero con un compañero de clases al no responder.
—Me gusta la pintura corporal, es divertido hacer pensar a las personas que el cuerpo humano es otra cosa o convertirlo en uno más dentro de un escenario —respondió—. Es maravilloso transformar el cuerpo humano en algo que no es con tu arte.
Lo miré sorprendido, nunca lo vi de esa manera, supongo que se refiere a efectos especiales.
Cuando me mostró una foto de una de las cosas que hacía, me quedé impactado, jamás había visto algo como eso.
Jamás, me vería capaz de hacer que un rostro humano pareciera un producto más de una estantería con chocolates, tuvo que mostrarme un vídeo de tres segundos donde el modelo abría los ojos.
—Aún soy menor, por lo tanto, no puedo pintar cuerpos completos, pero algún día haré una enorme pintura que será fotografiada, ¡confundiré a todos!
—¡Eres asombroso! —dije con un movimiento en mis manos—. Jamás, vi algo como esto, es algo que no creía posible…
Luego, me mostró objetos que también parecían parte de la escenografía.
—Tiene sentido de que estés en Yuuei, espero algún día ver esa pintura —dije con honestidad, deseaba ver lo lejos que llegaría Iida con su talento—. Estoy seguro de que sorprenderás a todos con tu talento, ya quiero que Toshinori lo vea.
Pude notar un leve sonrojo por la vergüenza, supongo que no acostumbra a ser admirado.
—De igual forma es uno de mis tantos sueños, quiero realizar efectos especiales en distintos medios. El primer paso es lograr ser aceptado en el club de teatro.
El club de teatro de Yuuei, suena interesante, jamás, me uniría, pero deseaba que Iida fuese aceptado.
—Estoy seguro de que te aceptarán y serás un gran artista en ese medio —dije con una gran sonrisa.
Gracias a Iida estaba olvidando todo ese estrés y miedo que sentía por ver a Bakugo.
Solté un suspiro y temeroso saqué mi teléfono buscando una foto de la pintura que le hice a Ochako.
Él mostro parte de sus obras y lo único que tenía para mostrar era esa.
—Yo, bueno, mi especialidad es hacer graffitis… —dije entregándole mi teléfono.
Quería vomitar por la vergüenza, él vería mis obras en estos tres años, tenía que acostumbrarme.
Él estaba callado mientras analizaba la pintura, no entendía los motivos, quería huir del lugar.
—Es una hermosa obra, no sé el trasfondo detrás de ella y si es que la pintaste en base a tus sentimientos reales, pero es ver una maravillosa confesión de amor —dijo con una cálida sonrisa—. Me alegro de ver las diversidades en los talentos de las personas, todas las obras son hermosas en sus áreas, pero es refrescante ver a un chico que hace arte urbano.
Lo miré impresionado y un tanto avergonzado por el tema de la confesión.
—Es un honor ser el compañero de clases de alguien excepcional.
Quería llorar, pero no de tristeza, ser visto como un igual por un compañero tan talentoso como Iida… me hacía sentir parte de un lugar.
Quiero conocer más a ese chico, es amable y agradable, deseo ser algún día su amigo.
—¡Gra-gracias! —dije cubriendo mi rostro con mi mano—. Es la primera pintura a la que le saco una foto, las otras ya no existen o están desgastadas por el paso del tiempo.
—Que tristeza no poder conocerlas —sonaba honesto.
—Pero a partir de hoy quiero registrar todo, es complicado no poder llevarme el muro de mi escuela y guardarlo en casa…
Maldición, ¿por qué tenía que decir eso?
La mirada de Iida se veía curiosa.
Trágame tierra.
—Puede ser que antes era un artista callejero… no de forma convencional —dije apenado colocando mi mano en la nuca.
Abrió y cerró los ojos demasiado rápido, parecía estar analizando la situación, al comprender soltó una carcajada.
—Yagi, eres una persona bastante interesante —dijo Iida divertido al entender—. Deseo verte hacer graffitis de forma convencional.
—Ya dejé ese lado, ahora estoy por el buen camino —dije con diversión—. Prometí, luego de salir de la correccional, no volver a hacerlo.
No entendía de dónde salía ese lado mío con un desconocido, pero me sentía en confianza.
Por un momento Iida se veía serio, pero luego rio.
—Por un momento te creí.
—Debo practicar mis bromas —dije animado, me agrada Iida—. En realidad, me regañó mi padre, por lo tanto, ahora soy una persona que pintará de forma legal.
—Hizo lo correcto, cualquier acto ilegal siempre termina con consecuencias negativas, pero, al menos sacaste algo bueno de ello.
Era curioso, parece alguien rígido, pero es bastante flexible.
—Supongo y gracias por despejarme —agradecí con una sonrisa—. Hace unos momentos tuve un pequeño problema y me estaba ahogando en un vaso de agua.
Iida me miró y sonrió—: somos compañeros, tenemos que ayudarnos, ¿cierto?
Compañeros.
Un compañero de salón que no sea Ochako ayudándome.
Iida no sabía lo que estaba generando en mi, no era un amigo quien me estaba ayudando y saber que hay personas de este estilo en Yuuei, me hace sentir que tomé la decisión correcta.
—Aunque, no lo creas, tus palabras me ayudan bastante —dije mirando mis zapatos—. Nunca imaginé que sería emocionante asistir a la escuela y encontrarme con personas amables.
Sentí el peso de su mano en mi hombro.
—Siendo honesto, estoy un poco nervioso de asistir a esta escuela —dijo de golpe—. Soy unido a mis padres y a mi hermano, por lo tanto, es raro no verlos todo el tiempo, sin mencionar que mis amigos asistirán a una escuela tradicional en mi ciudad natal. De alguna forma me siento solo.
“Solo”
A diferencia de él, yo tenía amigos en Yuuei, Toshinori será nuestro maestro.
Ya no estoy solo.
—Si quieres puedes juntarte con nosotros, mis amigos estarán en nuestro salón, la mayoría son del departamento de música y uno del nuestro —dije ahora fijando mi vista en él—. Jiro y Ochako son alegres, Shoto es más serio, pero luego de unas cuantas palabras te divertirás con él y Hitoshi, que es de nuestro departamento, es genial, juega videojuegos a un nivel superior y sus dibujos son divertidos, cuando los veas comprenderás.
Iida se veía sorprendido, pero una sonrisa se formó en su rostro.
—Me agrada la idea.
—¿En cuál dormitorio estás? —pregunté con entusiasmo, me sentía motivado.
—En el 7...
—¡Yo estoy en el 8! —tendría a Iida como vecino de dormitorio.
—Excelente, podremos estudiar juntos con mayor facilidad —respondió con el mismo ánimo.
—Y jugar videojuegos —dije entusiasmado al imaginar noches jugando.
Decidimos ir a los dormitorios, sentía que algo se me estaba olvidando…
Llegamos a nuestro piso y mi teléfono sonó.
Al ver el número de Shoto recordé que él estaba arreglando las cosas de su dormitorio.
—Hola Shoto… —contesté con dificultad.
—Hola…
—¿Cómo te va en tu cambio?
Iida me observaba extrañado, en estos instantes rezaba para que Shoto estuviese en otro piso.
No contestó.
Maldición.
—Date la vuelta.
Lo hice, no era tan ingenuo para no saber que estaba allí.
Colgué y solté un suspiro al ver la mirada seria de Shoto.
Shoto fruncía el ceño, se veía molesto y tenía motivos válidos.
—Iida, te presento a Todoroki Shoto, Shoto, te presento a Iida Tenya —dije con rapidez.
Iida me miró extrañado por mi actitud.
—Mucho gusto Todoroki —dijo Iida con una sonrisa.
Shoto por un momento dejó de mirarme y observó a Iida.
—Un gusto Iida —dijo con un tono de voz amable y educado, otra persona no se daría cuenta de que está actuando.
Tragué nervioso.
—¿Yagi estás bien? —preguntó Iida preocupado.
—Puede que esto sea una sorpresa para Shoto —dije observando la mirada bicolor de mi amigo.
Estaba molesto y ya no parecía querer disimular.
—Interesante, debe ser impactante encontrar a un amigo de golpe —dijo sin notar la tensión.
—Al final aceptaste —dijo con una sonrisa entre feliz y molesta.
—Quería sorprenderlos a todos… —dije mientras jugaba con las manos, estaba nervioso.
El teléfono de Iida resonó en el lugar, pidió disculpas y se marchó a su dormitorio, al parecer ya venían por él.
—¿Cuál es tu dormitorio? —pregunté intentando ignorar la clara ansiedad que se estaba formando en mi interior.
—En el 9 —respondió sin más.
—Estamos al lado... —señalé mi dormitorio.
—Me alegro de que hayas aceptado, habría sido aburrido no tener a mi amigo en clases.
Una gran sonrisa se formó en mi rostro por el alivio.
—En mi dormitorio tengo una gran cantidad de golosinas patrocinadas por Fuyumi —dijo Shoto con una sonrisa.
Ingresamos a su dormitorio, lo primero que vi fue la estantería con cómics y sus figuras.
—Se redujo tu colección —dije admirando los cómics.
—Traje mis favoritos y las figuras que aprecio.
Sonreí al ver mi regalo en la estantería.
—Lo siento por no decirte —dije—, pensé que sería más divertido que me vieses el día del ingreso.
—Cuando hablaste de que me ayudarías, lo decías porque ibas a estar a mi lado, ¿cierto? —fue más una afirmación.
—Sí —no iba a engañarlo.
—Eres el mejor, ¿lo sabes?
“Eres una basura”
“Das asco”
“Mátate le harás un favo…”
Maldita sea, esos recuerdos no se marchan.
—Gracias.
—¿Qué ocurre?
—Los usuales pensamientos nocivos —dije con amargura, no tenía sentido mentir.
Me dejé caer en su cama, estaba feliz, pero no podía evitar recordar.
—Tu mirada no dice solo pensamientos nocivos… algo te ocurrió.
¿Cómo lo sabe? ¿Se nota demasiado?
—Puedes engañar a quienes no te conocen, pero a nosotros no, tu mirada está demasiado apagada y estás sonriendo de una forma actuada.
—Shoto, ¿por qué eres tan buen observador? —me quejé un tanto molesto, más conmigo mismo.
—Me acostumbré al Izuku alegre y sin máscaras, no es mi culpa.
Mis ojos se humedecieron, las lágrimas nublaban mi vista, ya no podía ver con plenitud el techo.
—Eres mi amigo, confía en mí.
Sonaba más a una súplica, quería ser honesto, pero decirlo en voz alta hace que todo se vuelva una realidad.
Mis manos tiritaban, duele mucho.
—Vi a Bakugo. Estaba con dos chicos, se veían felices, algo raro en él.
—¿En dónde lo viste? —su voz sonaba demasiado preocupada.
—En el jardín, cerca de la fuente —dije con dificultad—. Asistirá a Yuuei, al departamento de artes de nuestra clase.
Las lágrimas al fin brotaron lejos de mis ojos.
—¿Qué hice? ¿Por qué el destino me hace sentir feliz como un espía ocultándome de ti y de golpe aparece él? —susurré cubriendo mis ojos con mi antebrazo izquierdo—. Shoto, no quiero verlo, es el recordatorio del acoso y de las consecuencias de Hisashi en mi vida.
Las lágrimas traicioneras rodaban por distintas direcciones.
—Shoto, en mi última charla me pidió disculpas para liberar ese peso que tenía y yo no las acepté, no pude, sabía que era honesto, sé que en verdad lo siente, lo conozco como la palma de mi mano. Lo quiera o no, es una de las personas más importantes de mi vida.
—Izuku… —susurró Shoto.
—A veces pienso en el qué habría ocurrido si a los 10 años no hubiese ayudado a Ochako, tal vez, ahora estaríamos los dos con nuestras maletas en estos cuartos huyendo de nuestros padres.
Mordí mi labio inferior.
—Odio a Hisashi por transformarlo en lo que es. Odio a su maldita madre que se está retorciendo en su asquerosa tumba… los adultos pueden ser unos monstruos. Bakugo era un niño, él sabía lo que ocurría en mi casa y yo en cambio no sabía nada. Ignoraba lo obvio, nuestros maestros ignoraron todo.
Sentí un peso extra en el colchón, Shoto se había sentado.
—Nunca he hablado tanto de mi relación con Bakugo —dije con dificultad—. Toshinori sabe pocas cosas y Ochako fue su víctima, nadie conoció a ese niño amable, divertido y protector, solo saben que es un maldito abusador. No lo defiendo, me gustaría recordarlo solo como mi demonio personal.
Sollocé con fuerza, no iba a ocultar mi dolor con Shoto, no quería que Ochako escuchase mis pensamientos sobre Bakugo, ya de por sí lo odia.
—Shoto, él tiene un pasado similar a nosotros, pero la diferencia es que él se transformó en un monstruo. En cambio nosotros…
—Izuku, él único de los dos que no es un monstruo eres tu —interrumpió—. Jamás lastimaste a una persona, nunca fuiste un egoísta que dañó a las personas que lo querían. Tal vez, no me parezco a Bakugo en ese sentido, pero sí lastimé a mis amigos y a Hitoshi.
Algo que valoraba de Shoto, era su honestidad.
—Detesto a Bakugo con todo mi ser, no lo conozco, pero él te lastimó, no puedo ver con lástima a quien dañó a mis dos amigos —dijo tajante—. No tengo derecho de juzgarlo, porque no soy una persona que ha actuado de buena forma con su entorno, sería hipócrita, pero creo que lo seré, te hizo llorar…
Sonaba bastante molesto.
—Sé que lo que voy a decir es descabellado y creo que parte de mi terapia me está afectando —soltó un suspiro, de alguna forma me hizo gracia—. ¿Y si hablas con él?, tal vez, te puede ayudar antes de que comience el año escolar.
Fruncí el ceño, eso no lo vi venir.
—Escupir tus molestias o lo que sea, no debes insultarlo…
—¿Quién eres y qué le hiciste a mi amigo?
—Un mes reflexivo —dijo con un tono de voz burlón.
Solté una pequeña carcajada y sonreí de forma sincera.
—Si voy… ¿me acompañarías?
—Hasta el fin del mundo.
Me alegraba en estos momentos ser amigo de Shoto.
—¿Qué opinas de comprar en un negocio del centro unos sobres? —pregunté cambiando el tema—. Puedo llamar a Toshinori y abortar planes para salir.
—Me agrada la idea, a este punto serás más fanático que yo.
—Yo aportaré a tu fanatismo —corregí, me sentía mucho mejor.
Me limpié la cara con mi brazo, solté un suspiro, me armé de valor y me levanté de la cama; miré a Shoto, él se veía curioso por lo que iba a hacer.
—Creo que es hora de la charla, quiero conocer al nuevo Bakugo —dije con una sonrisa—. Tal vez, Jiro tiene razón y es un buen tipo.
Me dieron asco mis últimas palabras y por la cara de Shoto, se notó bastante.
Shoto se levantó y preguntó—: ¿estás seguro?
—No, pero nunca lo estaré —dije sin más.
Ya era hora, tal vez, no lo iba a encontrar…
Bajamos por las escaleras en silencio, no era incómodo, pero tampoco era ese tranquilo que ambos compartíamos.
—Tranquilo… —escuché una voz, si no me equivocaba era la de ese chico llamado Kirishima.
Cuando bajamos vi a Bakugo junto con Kirishima y Kaminari saliendo del dormitorio 3.
Maldición, el destino sí deseaba esa charla.
Sentí la fuerte y cálida mano de Shoto en mi hombro, él me estaba dando fuerzas.
—Es el rubio ceniza —susurré.
Apreté mis manos y comencé a contar, maldita ansiedad, no quiero terminar con un ataque de pánico, estaré tres años con él conviviendo, sería peor si fuese en nuestro primer día de clases.
La mirada ambarina se dirigió a mi, se veía preocupado.
Esto iba a ser muy malo e incómodo para todos los presentes.
—Hola muchachos —dije intentando sonar despreocupado.
—Hola Izuku —dijo Kaminari, sonaba muy nervioso.
No entendía nada.
—Buenas tardes —dijo Shoto con su usual tono de voz frío.
—Mucho gusto —respondió Kaminari con una pequeña sonrisa, su mirada preocupada era contagiosa—. Soy Kaminari Denki… ellos son mis amigos Kirishima Eijiro y Bakugo Katsuki.
Incómodo a no más poder.
—El gusto es mío, mi nombre es Todoroki Shoto —esto es incómodo, estoy seguro de que todos los presentes saben sobre nuestro pasado.
Eso lo hace más incómodo aún.
Solté un largo suspiro y con un intento de voz firme, dije—: Bakugo, hablemos.
La mirada de Kirishima se veía un tanto impresionada.
—No creo que sea el mejor momento —advirtió Kirishima un tanto preocupado.
—Tranquilo, pelos de pincho —dijo con un falso tono de voz despreocupado.
—¿En dónde Izuku? —preguntó Bakugo, era extraño escuchar mi nombre salir de su boca, pero era lo mejor.
—Al aire libre, creo que una caminata puede ayudar a despejar las ideas —dije intentando calmarme, prefería eso, ya que podía huir rápido si la presión me atormentaba.
Su respuesta fue asentir.
Antes de irme, Shoto susurró—: fuerza.
Caminar en silencio, mientras la cálida brisa nos acompañaba hacía todo más tranquilo y menos agobiante.
Era surrealista caminar de forma tan tranquila con Bakugo, en otros tiempos él ya me habría golpeado, insultado o al menos sido observado con odio.
Ahora Bakugo se veía tan tranquilo, no tenía el ceño fruncido, su mirada demoniaca se veía pacífica y no parecía querer gritar.
—Lo que diré no tiene como propósito hacerme la víctima o validar mis actos, no merezco perdón y lástima —recalcó de golpe, sus palabras me sorprendieron—. El día en el que fui a vivir con papá, quise mejorar y avanzar, tenía muchos problemas en la cabeza, un odio hacia mí mismo y al mundo, sentía mucha ira sin sentido… a veces golpeaba cosas molesto o tenía feos ataques de ira… mi cabeza apenas se soporta a sí misma.
Me sorprendí por sus palabras, si bien no tenía esos problemas, comprendía el no soportarte a ti mismo.
—Fui al psicólogo y al psiquiatra, para hablar de mis problemas, sabía que algo estaba mal en mi cabeza, además, de que quería tratar mis otros miedos… no vi venir que el diagnóstico era trastorno explosivo intermitente.
¿Bakugo tenía un trastorno? ¿Por eso es…?
—Ese trastorno no te hace ser una mala persona, son arranques de ira, entre otras cosas, pero no es un trastorno que te dice: “acosa a tu compañero”.
Él supo lo que pasó por mi cabeza.
—No busco la excusa del por qué te traté mal, eso no estuvo bien y punto, pero logré comprender mis actitudes agresivas, no soy un loco psicópata anormal… me dijeron que no era algo raro en personas que vivieron mis experiencias en la niñez —su voz sonaba sin titubear—. Me estoy tratando de distintas formas, desde medicamentos a actividades más pacíficas, el yoga sirve y toco la batería.
Sonreí al escuchar aquello, ahora todo tenía sentido, su actitud tan pacífica era un claro trabajo previo.
Sacó de su bolsillo del pantalón una pequeña pelota.
—Se llama Bobo —dijo con diversión—. Cuando siento que estoy a punto de estallar, la comienzo a apretar como loco. Es útil hasta cierto punto.
—Me alegro de que te estés tratando —dije por fin, no era una mentira, no le deseaba el mal a Bakugo y si con todo esto dejaba de ser una mierda de persona, mejor.
Se veía impresionado por mis palabras.
Una pequeña sonrisa se formó en su rostro, era extraño verlo sonreír de una forma tan cálida.
—Quiero cambiar y mejorar, sé que mis actos pasados no tienen perdón, pero no quiero repetir lo mismo —sonaba sincero y me sentía aliviado de ver a este nuevo Bakugo.
Nos sentamos en el césped, debajo de unos frondosos árboles.
—A mis amigos, Denki y Eijiro, los conocí gracias a Kyoka. Solo me bastaba en mi vida papá, Mei y Kyoka, esas tres personas eran demasiado buenas para mi —dijo soltando un suspiro—. Cuando conocí a Kyoka, fue como ver a una niña que tenía que proteger y no me refiero a su actual discapacidad, la vi y saber las mierdas que pasó… se volvió como una hermana menor a la que quiero hacer feliz.
Guau, eso si fue una sorpresa.
—Ella sabía la basura que fui, se lo dije, no sé si quería que se alejara de mi antes de que saliera lastimada por alguna palabra cruel o para atormentarme. No dije tu nombre, pero sí todo lo que hice, prefiero vivir con honestidad, las buenas personas no merecen amigos como Katsuki Bakugo, creo que el de arriba odiaba a mi padre, él es demasiado bueno para tener un hijo como yo.
Sabía que no tenía que sentir lástima o algo por el estilo, pero sentía tristeza al escuchar como se ve a sí mismo.
Soy su víctima, no puedo, no debería sentirme mal por él, no debería querer que no se sienta como un monstruo cuando sí lo fue.
Malditos sentimientos encontrados, maldita empatía.
—Intenté alejarme de Denki y Eijiro, sabía que yo no era la mejor amistad para ellos, yo… soy la representación de lo malo en sus vidas, por eso me comporté como un idiota —dijo con seriedad, había algo más que ocultaban sus palabras, tal vez, era algo entre amigos que no debía decir y lo respetaba—. Venían los fines de semana a nuestra casa, papá los invitaba al ser amigos de Kyoka y luego se hicieron amigos de Mei… ¡se llevaban bien con mi papá, con mi nueva amiga y mi novia!
Quise reír, la situación era graciosa, en especial con la cara exasperada de Bakugo.
—Terminamos encontrando cosas en común y me forzaron a unirme con ellos… pasaron cosas y bueno, saben lo que hice y siguen conmigo. Son demasiado buenos para el mundo —sonrió con lo último—. Al igual que con Kyoka, no sabían tu nombre y tampoco lo de ese hombre… lo de mi madre solo lo sabía Kyoka y la verdad absoluta solo papá y Mei.
Sentí un nudo en el estómago, ahora venía el tema Hisashi, ellos lo sabían… ¿acaso lo alejaban de mi porque piensan mal?
—El 31 se enteraron de lo que pasó, Kyoka no sabía que eras tu, pero ellos se metieron tanto, que terminé diciéndoles todo…
Mordí mi labio inferior, de seguro ellos piensan mal de mi, por eso se preocuparon.
—Ellos temían que me entrara un ataque de ira al verte, querían prevenir algo malo, confían en mi, pero son sobreprotectores… —añadió.
Observé fijamente esos ojos que tanto temía en antaño.
—¿Ellos creen que soy un monstruo? —dije por accidente.
Bakugo me miró sorprendido.
—No son ese tipo de personas, son tan buenos que te sorprendería como esos dos chicos son mis amigos.
Lo miré dubitativo, no los conocía para saber sus verdaderas personalidades.
—Te lo aseguro, Eijiro y Denki son de esas personas casi imposibles de conocer —dijo intentando animarme.
—Si tu lo dices… —respondí mirando el movimiento de las hojas por el viento.
—Puedes estar tranquilo…
Apreté mis manos en el césped molesto.
—¿Qué crees que hubiera pasado si no hubiese ayudado a Ochako? —dije con seriedad.
Volví mi mirada hacia él, Bakugo se veía sorprendido.
Era una pregunta estúpida, pero quería saber su respuesta.
—Tal vez, estaríamos sentados durmiendo debajo de este mismo árbol, lejos de toda la mierda que nos rodeaba.
Sentía mis ojos arder.
—Una parte de mi te odia, demasiado, me arruinaste gran parte de mi vida… eras como un hermano y no te puedo perdonar —dije con dificultad, me sentía mal al decirlo, sabía que él estaba curándose y yo estaba atormentándolo, pero necesitaba liberarme de una vez por todas siendo Izuku Yagi, no ese chico roto que estuvo a un paso de ser asesinado por su padre, en esos momentos estaba sorprendido por tantas cosas y más inestable. Ni Bakugo y yo estábamos en nuestro mejor momento.
—Eras mi héroe y me destruiste, lo peor es que no te deseo el mal, soy feliz de que tengas buenas personas a tu alrededor, que tengas a un padre y que vayas a terapia —dolía demasiado decirlo—. Estoy feliz por quien me hizo la vida miserable, ¿qué clase de persona me hace eso?
—En una de las mejores personas que conozco —dijo Bakugo con firmeza—. Y me alegro de que no hayas cambiado a pesar de todo lo que te hice.
Miré los ojos carmesí de Bakugo, estaban llorosos.
Las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas.
—Luego del 31 terminé en manos del estado —dije con dificultad—. Tenía miedo, pensé en lo peor cuando decidieron llevarme a un hogar de menores, ¿qué sería de mi en un lugar como ese?, con la suerte que tengo terminaría en un horrible lugar… por lo tanto, me intenté de lanzar de un edificio, mi ruta de escape fue el suicidio.
Ahora Bakugo estaba llorando.
—Tenía miedo, al fin estaba feliz, no estabas tu en mi vida y tenía a Ochako, iba por buen camino, pero ese monstruo amaba llegar y destruir mi felicidad —abracé mis piernas y sollocé—. Toshinori Yagi me salvó y ahora es mi tutor legal… sin él estaría muerto en una vereda.
Ambos, estábamos llorando por el pasado, por todo el dolor que hemos vivido.
—Lo siento Izuku, lo siento por todo, yo desearía retroceder en el tiempo y ser un buen amigo —dijo entre sollozos—. Perdón…
—Lo hecho, hecho está… —interrumpí—. Y el destino quiso que todo esto pasara, tal vez, era necesario… tu no tendrías a tu padre, a tu novia y a tus amigos… y yo tampoco tendría a Toshinori y a mis amigos.
Lo mejor era dejar de buscar el qué habría pasado, me hizo la vida una mierda, pero si no fuese por eso yo no tendría a las personas que quiero.
—Katsuki, tal vez, no pueda perdonarte ahora ni mañana, pero quiero que sepas que acepto tus disculpas —dije con honestidad.
Sentía que un peso bajaba de mis hombros, al fin lo había dicho, eso era lo que necesitaba.
No sé si puedo perdonarlo, pero sí podía aceptar sus disculpas, ese es el primer paso.
Katsuki se cubrió la cara con sus manos y comenzó a llorar con fuerza, de forma casi desgarradora.
Coloqué mi mano en su espalda, él también lo necesitaba.
Sabía que aún faltaba para tener nuestro cierre real, pero aún teníamos tres años para reparar todo.
Dudo ser su amigo, pero quiero ver al verdadero Bakugo Katsuki, quiero ver el día en el que deje de odiarse y crezca como persona.
Quiero verlo curado de sus heridas.
Los minutos pasaban, ambos estábamos recostados en el césped mirando las ramas de los árboles.
—Yo también voy a una psiquiatra, no me he autolesionado e intentado suicidarme, estoy mejorando paso a paso —dije estirando mi brazo hacia el cielo—. Algún día me mejoraré de esta horrible depresión.
Una mariposa voló hacia nosotros, una sonrisa se formó en mi rostro.
—Algún día seré capaz de controlar mi ira sin pastillas —dijo Katsuki con determinación.
Miré hacia el lado y vi que también estaba estirando su brazo.
—Algún día…
—Algún día…
—Seré libre —dijimos al unísono.
Ambos nos ladeamos y reímos por nuestras palabras.
—Algún día, quiero hacer un mural —dijo Katsuki sonriendo—. Quiero que el mundo vea como All Might le ganó a All for One.
Una gran sonrisa se formó en mi rostro.
—¿Qué opinas Izuku? ¿Le damos su vencido a ese villano?
—Me agrada la idea Katsuki, hay que darle fin a ese infame villano.
Ambos sonreíamos, ese villano por fin iba a dejar de existir, después de todo, nosotros ya teníamos a nuestros héroes.
Continuamos charlando como nunca antes habíamos hecho, me sorprendí al escuchar que no se quedaría por el momento en la residencia.
“Tengo miedo de convivir con otras personas y quiero disfrutar un tiempo con mi viejo”
Comprensible, sus problemas no deben ser fáciles de sobrellevar con desconocidos alrededor.
Es curioso saber que fue el mismo Sr. Aizawa quien lo buscó para darle la oportunidad de asistir a la prueba.
Quería reír al pensar en nuestra charla, nuestro futuro maestro hizo por accidente esta charla que ambos necesitábamos.
Me gusta hablar con este Katsuki, es más fácil, si bien puede ser a veces grosero y agresivo para hablar, se podía tener una cordialidad.
Sentía un poco de nostalgia al recordar esos momentos donde éramos solo unos niños dibujando y deseando un héroe.
—¡Kats! —dijo la voz de ¿Kaminari?—. El Sr. Bakugo llegó.
Nos levantamos del césped, pero antes de dar un paso dije—: Katsuki, desde ahora soy Izuku Yagi, ese apellido ya no está entre nosotros.
—Fue un gusto volverte a ver Izuku Yagi —dijo con una gran sonrisa, una real.
—El gusto fue mío —respondí también con una sonrisa.
Me percaté de que Shoto estaba al lado de Kirishima y Kaminari, su expresión se veía aliviada.
Fui hacia Shoto, él solo observaba atentamente a Katsuki, supongo que mi amigo iba a ser firme con su molestia hacia él.
—Le dije al Sr. Toshinori y a Fuyumi que iríamos a comprar sobres —dijo Shoto con una pequeña sonrisa.
Los dos nos marchamos, pero primero nos despedimos de nuestros nuevos compañeros.
—Gracias Shoto, yo en verdad lo necesitaba —dije con una pequeña sonrisa.
—Para eso estamos los amigos.
—¿Supongo que tomaremos un autobús? ¿Cuál hay que tomar?
—No pensé en eso —dijo Shoto con un leve sonrojo en las mejillas.
Solté una fuerte carcajada, eso necesitaba en esos instantes, reírme y disfrutar de la vida con mi preciado amigo.
—Shoto, te arrastraré a trotar todas las mañanas —dije mientras caminábamos hacia la salida.
—¿Qué? —dijo sorprendido.
Miré su rostro, se veía horrorizado por la propuesta.
—¡Será divertido!, yo lo hago cada mañana…
—¿Me odias?, pensé que era tu amigo —dijo con un tono de voz dramático.
Reí de nuevo por lo dicho y sonreí, todo estará bien mientras tenga a mis amigos.
—Está bien, lo haré, a excepción de los sábados y domingos —dijo con seriedad.
Fruncí el ceño por la respuesta, deseaba trotar todos los días, pero sabía que no se iba a lograr.
—Ok —solté un bufido.
—Creo que eres el único adolescente que se molestaría por eso —dijo Shoto, su voz sonaba divertida.
—Es la costumbre, me ayuda a liberar estrés…
—Podemos unirnos a clubs, hay varios, ¿no querías artesanía o algo de ese estilo? —preguntó curioso.
—¿Clubs? —dijo una voz masculina a nuestra espalda, sonaba bastante emocionado.
Nos dimos la vuelta y vimos a ese chico que conocí con Toshinori, creo que se llamaba, ¿Shino? ¿Shimo? ¿Shiso?
No lo recordaba, debería haber prestado más atención.
Era interesante ese chico, desbordaba una alegría tan natural que me sorprendía.
—Eh… —dije extrañado.
—Únanse al club de teatro, el primer sábado del nuevo ciclo escolar se abren las audiciones para el club —dijo levantando el brazo con entusiasmo.
Shoto y yo nos miramos mutuamente, jamás, de los jamases nos uniríamos a ese club.
¡Nunca!
—No, no nos interesa —corto, rápido y conciso, de seguro ese chico pensaría que Shoto era alguien frío y desagradable.
—¡Lo lamento! —se disculpó de golpe—. No me he presentado, mi nombre es Yo Shindo, soy estudiante de segundo y pertenezco al departamento de arte, como vicepresidente del club es mi deber invitar a los alumnos de primer año.
Su sonrisa tan brillante y perfecta me cegaba, si fuese posible soltaría brillos.
—Todoroki Shoto, del departamento de música —dijo sin más, quería largarse.
—Izuku Yagi, departamento de arte…
Su sonrisa aún no se borraba y eso me incomodaba un poco, más que nada, porque no parecía falsa.
—Excelente, ¿qué opinan de ver el lugar?
—Mi madre nos está esperando —mintió de forma descarada.
Shoto debería ser actor, le creería fácilmente.
Hizo una expresión de tristeza.
—Un chico ya se fue, pero su nombre es Iida Tenya y es de nuestro departamento, te aseguro que él se unirá, en realidad sonaba emocionado por unirse al club.
Sentía la necesidad de alegrarlo de alguna forma.
Una gran sonrisa se formó en su rostro, me gustaba su alegría.
—¡Genial! Solo espero que Gran Torino lo acepte —dijo entusiasmado—, ¿ustedes vendrán con él para ver nuestro gran teatro?
—Claro —dije por accidente.
—¡Excelente! —dijo levantando sus brazos animado—. Entonces, nos vemos muchachos.
Se marchó tan rápido como llegó.
—¿Estás loco? —dijo molesto—. No quiero pisar nunca ese club, jamás, de los jamases.
Más que molesto sonaba desesperado.
—¿Por qué? —pregunté extrañado.
La cara de Shoto estaba roja, frunció el ceño y me comentó sobre lo ocurrido con Utsushimi.
—Maldición… —susurré—. Pero solo veremos el lugar y listo, no pueden obligarnos a unirnos.
¿Cierto?
Entonces, de golpe vino la conversación que tuve con Toshinori hace un tiempo.
“Si el maestro Torino te escoge, terminarás sí o sí en el taller de teatro”
Lo peor es que la Sra. Emi terminó allí no porque quería, además, no es necesario querer ser actor para unirte a ese club, existe escenografía.
—Shoto, ¿por qué no me callaste cuando tuviste tiempo? —dije ahora asustado—. Con nuestra suerte el maestro Gran Torino nos obligará a unirnos.
—¿Me estás echando la culpa? —dijo Shoto con el ceño fruncido—. Tú fuiste y yo no me voy a unir aunque me obliguen.
—Toshinori dijo que uno terminará sí o sí allí —dije asustado, pero luego pensé con inocencia—. Pero en una semana no conocerá nuestra forma de ser o nuestro trabajo, no tiene tiempo para analizarnos.
Vaya iluso fui, claro que sabe que Izuku Yagi es Yamikumo. Claro que sabe sobre mis amigos, él sabe todo sobre los alumnos que ingresan a Yuuei. En especial si le dimos a Shindo nuestros nombres.
—Eso espero o no te lo perdonaré.
—Igual, creo que serías un buen actor, tienes un aspecto atractivo y cuando hablas puedes interpretar fácilmente algo que no eres y no me refiero a ser un buen mentiroso.
Sus mejillas se sonrojaron, podía ver la molestia en su mirada, soltó un suspiro y sonrió de lado.
—¿Me imaginas siendo actor? —dijo colocando su mano en la barbilla—. Demasiada responsabilidad, mi tío siempre está ocupado.
—Cierto, tu tío es actor y estudió aquí, ¿crees que eso afecte en la decisión del maestro? —pregunté curioso, puede llamarle más la atención.
—No lo creo, mi tío siempre señaló que es estricto y que no se deja llevar por el apellido.
—Eso es bueno, supongo.
Ambos, nos dimos la vuelta y fuimos hacia la parada de autobús, nos sorprendimos de ver un trolebús detenerse.
Miré a Shoto y él a mí, ni idea a dónde diablos nos llevaría éste, pero decidimos subir, ¿cuántas veces puedes subir a un trolebús?
El conductor nos observó extrañado, ya que se notaba nuestra impresión desde lejos.
—¿Nunca han subido a un trole? —preguntó el conductor.
—Nunca —dijimos los dos apreciando el transporte.
—Entonces, es un gusto ser su primer viaje —dijo el hombre mayor.
Nos sentamos en la segunda fila, ambas corridas eran de un solo asiento y algunos de estos estaban apoyados en las paredes del trolebús haciendo que las personas pudiesen verse cara a cara.
Shoto y yo mirábamos maravillados por nuestras ventanas correspondientes el paisaje urbano.
Amo la belleza única de esta ciudad, quiero vivir aquí para siempre.
Deseo mostrarle este lugar a Ochako y que vea lo hermoso y diferente de esta ciudad, no solo Yuuei es impresionante, todo el lugar lo es.
—Shoto, ¿a qué lugar vamos?
—Ni idea… —dijo Shoto para luego acercarse al conductor en la siguiente parada—. ¿Nos recomienda un lugar?
No sabía que era tan valiente para preguntar.
—En dos paradas más está el bulevar, allí hay varias tiendas antiguas, muy turísticas, al igual restaurantes familiares y cafeterías. En tres paradas más hay locales más juveniles, por ejemplo, un arcade y si pasean un poco más encontrarán una plaza donde hay pistas de skate, supongo que eso les gustaría ver (ni Shoto y yo sabemos de deportes extremos, pero fingimos que nos llamaba la atención). Por último en seis más está la playa. Aunque, hay más cosas, pero mi recorrido solo abarca eso.
Esto suena emocionante, tenemos mucho por ver e incluso más.
—Les recomiendo bajar en el bulevar y a partir de ahí recorrer todo el lugar.
—Muchas gracias señor —respondió Shoto.
—Natsume Togata —respondió el señor con una gran sonrisa.
—Un gusto Sr. Togata —dije ahora con una sonrisa.
Cuando llegamos a la parada el Sr. Togata dijo—: espero que les vaya bien en Yuuei, mi nieto Mirio está en 3° año en el departamento de arte, es el presidente del club de teatro, si necesitan ayuda no duden en pedírsela, es un gran muchacho y conoce la ciudad al revés y al derecho.
¿Mirio? ¿De dónde me suena ese nombre?
—Gracias, Sr. Togata, tomaremos su consejo —dijo Shoto con una sonrisa.
—¡Gracias! —agradecí con una sonrisa—. Espero conocer a Togata, soy de su mismo departamento.
—¡Esfuérzate! —dijo el hombre con entusiasmo.
—Soy Izuku y el es Shoto, de seguro lo veremos en el taller el sábado —dije bajando del trolebús—. Hasta luego Sr. Togata.
—Hasta luego Izuku. Ya deseo ver tus obras a final de este semestre.
Una sonrisa se formó en mi rostro, al final de cada semestre se hacía una exposición. Jamás conocí a mis abuelos, pero debe ser lindo tener uno que vaya a ver todas tus exposiciones y te presuma.
Cuando las puertas se cerraron y el trolebús se marchó, una voz me devolvió a la realidad.
—¿Le has afirmado al abuelo del presidente del club de teatro que vamos a asistir? —señaló Shoto con seriedad.
—Lo siento… —dije observando a mi amigo, se veía entre molesto y divertido.
—Mejor vayamos a ver las tiendas, dudo que volvamos a tener esta oportunidad en mucho tiempo —dijo Shoto con resignación.
Comenzamos nuestro recorrido, habían muchas personas comprando en los locales y largas filas en heladerías.
—Creo que será difícil comprar algo comestible —dije apreciando el lugar mientras caminábamos por el llamativo suelo de piedra—. ¿Tal vez, sea porque es la última semana de vacaciones?
—Puede ser… —dijo Shoto mirando distintas tiendas desde lejos.
Muchas eran de joyas, ropa, muebles, entre otros.
—Tal vez, en el sector más “juvenil” hayan otras cosas más, no sé, ¿interesantes? —dije emprendiendo nuestro camino.
En el recorrido encontramos un quiosco donde compramos varios sobres. Mi adicción actual es comprar esos sobres.
Cuando llegamos al punto que buscábamos, tenía sentido de que el Sr. Togata llamase sector juvenil, la mayoría de los presentes tenían nuestra edad.
—Una heladería más vacía —dije con entusiasmo al ver el local. Arrastré a mi amigo, estaba agotado del calor infernal.
—Una malteada de chocolate, por favor —le pedí a la encargada.
—Un granizado de frambuesa por favor —dijo Shoto, podía ver sus mejillas un poco rojas, el calor si le estaba afectando.
Nos sentamos dentro del local una vez entregados los pedidos.
—Deliciosa —susurré con una sonrisa mientras probada la malteada.
—Me sorprende tu amor por el chocolate —dijo Shoto bebiendo de su granizado—. Algún día, debemos ir a esa chocolatería de la capital.
—¿Chocolatería de la capital? —pregunté emocionado—, ¿cómo es ese lugar?
—Gigante y tiene muchos tipos de chocolates, desde dulces a picantes, también con rellenos de distintos tipos…
Quiero ir a ese paraíso de chocolate.
—Hay que ir, de alguna forma en vacaciones de invierno debemos convencer a Fuyumi y a Toshinori para que nos lleven —dije entusiasmado, el chocolate en invierno sabe mucho mejor.
—Vivimos ahora en esta ciudad, ¿sabes cuántos kilómetros de distancia estamos de la capital? —dijo Shoto con curiosidad.
Negué con la cabeza, un excelente dato. Cuando dijo la gran cantidad de kilómetros solo pude decir.
—Busquemos alguna excusa útil para ir, ya sabes, aprovechamos de ir de paso a la chocolatería.
—¿Cinco horas en autobús solo para ir a comprar unos chocolates? —dijo, por su cara parecía no creer lo que estaba hablando.
—Claro y de paso vamos a esa convención de invierno de los cómics…
Ahora el brillo en la mirada de Shoto lo decía todo.
—¿Cómo lo sabes? —preguntó intrigado.
—Cuando compré unos sobres el otro día, un señor hablaba con el dueño del local y lo mencionó —dije recordando la emoción de ese hombre—. ¡Es un ganar por ganar!, nos divertimos en la convención y comemos montañas de chocolate.
—Me parece un excelente plan —dijo convencido.
Sonreí por el entusiasmo, había logrado convencer a mi amigo, pero lo mejor era que había hecho planes para salir en vacaciones.
¿Cuándo avancé a tal punto de pensar tan a futuro en una salida con un amigo?
No importaba, si lo pensaba demasiado iba a llorar por la emoción.
Luego fuimos a jugar al arcade, creo estuvimos muchas horas, ya que Fuyumi llamó de golpe a Shoto.
Hoy había sido un día con muchas emociones positivas y negativas, volví a encontrarme con Katsuki y acepté sus disculpas, conocí a Iida y me divertí con Shoto.
Un gran comienzo de marzo.
19:30 pm
Con Toshinori habíamos estado todo el día en el departamento de Shoto, fue divertido, pero volver a nuestra casa me hacía sentir bien.
Hogar dulce hogar.
—¿Cómo te has sentido? —preguntó Toshinori mientras se sentaba en el sofá, sonaba un poco preocupado.
No comprendí hasta que Toshinori continuó:
—Izuku, cuando me llamó Shoto me explicó que estabas hablando con un chico y por eso no podías llamarme, obviamente le creí, pero me llegó la curiosidad, ¿quién era ese chico?
Maldición, no quería que lo supiese.
—Le pregunté el nombre y Shoto dudó en decirlo, pero luego de preguntarle de nuevo me dijo que era Bakugo Katsuki.
Coloqué mi mano en la frente.
—No dijo nada más, por lo tanto, supuse que algo había pasado, pero todo estaba bien. Sé que Shoto me habría pedido ayuda en caso de un ataque de pánico o si es que estás a punto de tenerlo.
Me senté en el otro sofá para verlo cara a cara, creo que es hora de hablar sobre Bakugo Katsuki.
—No creo que es necesario decirte la parte de Hisashi, lo sabes bastante bien, después de lo ocurrido el 31 y la investigación creo que es obvio.
La respuesta de Toshinori fue asentir.
—El ser humano es curioso, tiene el concepto de que los monstruos solo aparecen en la noche, porque el mundo duerme y es solitario, pero cuando un monstruo tiene una casa donde puede hacer lo que quiera —pausé por un momento—. Ataca de día, nadie ve y escucha lo que hace. Hisashi golpeaba a Inko sin importar si el día era hermoso y azul.
Sentía asco al pronunciar sus nombres.
—Tenía 4 años y defendía a esa mujer, ella siempre me dijo que sonriera ante la mirada del público, que no dijese lo que pasaba en casa, que nadie supiera quien es el verdadero Hisashi y en especial me decía que él la amaba, que nos quería a los dos —reí sin diversión por lo último—. Tenía 4 y no veía amor en sus actos, ¿cómo un adulto lo veía de esa forma?. Ya no importa, vamos al punto, conocí a Katsuki en un día de marzo, era soleado y hermoso. Fue después de que Hisashi me arrojase a la ducha con agua helada, con ropa y todo, para luego dejarme en el patio —sonreí con amargura—. Es difícil que se seque rápido la ropa cuando está en un cuerpo igual de empapado. Yo decidí fugarme por un rato de casa y encontré a Katsuki jugando solo a la pelota.
Miré la pintura del techo buscando valor para continuar.
—Se volvió mi mejor amigo ese mismo día, le dije que mi mamá me dijo que no podía decir el por qué estaba empapado, pero de seguro dedujo lo que pasaba en esa casa, él vivía lo mismo, Mitsuki golpeaba a Katsuki, una horrible coincidencia que nos unía, pero yo no lo sabía… maldita sea, si tan solo lo hubiese sabido.
Me quedé callado.
—No es tu culpa Izuku, tu eras un niño y no era tu responsabilidad.
—Lo sé, el mismo Katsuki me lo dijo el día 31 cuando me contó toda la verdad y me pidió disculpas. Él me recalcó que no merecía perdón y que no tenía excusa todo lo que había hecho conmigo y todas esas personas —dije mirándolo fijamente—. Tal vez, no habría ayudado en absoluto saberlo, pero podría haber sido un apoyo emocional.
Sus ojos zafiros se veían tristes.
—Yo lo apodé Kacchan, suena raro decirlo en voz alta, no le digo de esa forma desde octubre —sentía la amargura en mi voz—. Katsuki era bueno, protector y gentil conmigo, con el resto era una mierda de persona, supongo que al ser su mejor amigo era intocable. A pesar de que éramos rivales, ambos teníamos excelentes calificaciones y amábamos la pintura, los dos… los dos queríamos asistir a Yuuei y tu eras nuestro referente, tan genial y admirable.
Una sonrisa genuina se formó en mi rostro.
—Los dos éramos buenos, tu lo sabes, después de todo él va a asistir en la academia —otra vez el orgullo—. Teníamos un fanatismo, un deseo por tener un héroe, por lo tanto, Katsuki creó a All Might, nuestro héroe soñado, un hombre poderoso con una gran sonrisa, pero un héroe necesita un villano… yo cree al aterrador All for One, un hombre poderoso y malvado, un reflejo de las actitudes de Hisashi.
Toshinori me observaba atento.
—Éramos felices, entonces, llega Ochako a la ecuación. Era tan tierna, dulce y divertida, ella me gustaba en la forma más inocente, supongo que es ese primer amor puro e infantil —dije soltando con una pequeña risa—. Mi primer amor inocente y el actual sigue siendo el mismo. Entonces, Katsuki comenzó a molestarla sin motivos, le decía cerda y cosas muy crueles por su peso, el 31 Katsuki me dijo que fue por celos, él no deseaba perder a su mejor amigo… absurdo, pero no me meteré en la mente de un niño que sufría demasiado, está mal, pero es más complicado de analizar.
Apreté mis pantalones molesto.
—Teníamos 10 años, me harté y me interpuse el día en el que le arrojó jugo a Ochako, allí comenzó el bullying por “traicionarlo”, triste que al día siguiente ella se cambió de escuela.
La mirada de Toshinori se veía molesta.
Y allí fue cuando comencé a explicarle cada insulto que terminó destruyéndome, también, el inicio y los motivos que supe después sobre la agresión física.
—¿Toshinori? —susurré preocupado al ver tal ira en su mirada—. No te enojes…
—Izuku, es imposible no enojarme con tu agresor. Lo que te hizo… sé que sufrías bullying, pero saber que fue tu mejor amigo y pasaron por tantas cosas… además, lastimó a la joven Ochako.
Sonreí y dije—: gracias por tu preocupación, en serio, muchas gracias. Tu eres el primer adulto que se a preocupado y molestado por el acoso.
Las lágrimas comenzaron a caer, no eran de tristeza, tampoco de felicidad, no comprendía muy bien mis sentimientos.
—Gracias a ti y al Sr. Aizawa puedo confiar en que no sufriré de nuevo en la escuela —continué con una sonrisa, pero las lágrimas caían sin parar—. Hoy me topé con él y dolió mucho, si no fuese por Shoto estaría hecho una mierda. Él me dijo que hablase con Katsuki y decidí hacerle caso.
Le expliqué toda nuestra charla, Toshinori asentía y finalmente sonrió al saber como terminó la situación.
—Y me siento horrible por los sentimientos que tengo, no me gusta sentir esto al respecto de Katsuki, ¡no me agrada la idea de esto!
Odiaba este maldito sentimiento que me hacía sentir culpable conmigo mismo.
—¿No querer perdonarlo? ¿Tenerle rencor y odio? ¿No querer verlo feliz?, Izuku, son heridas que tardan en curarse, pero sé que algún día lograrás…
Me abracé a mí mismo y lo interrumpí—: ¡desearía sentir eso!, soy feliz, me alegra saber que tiene amigos, que es querido y sé que tarde o temprano lo perdonaré, odio alegrarme, ¿qué me hace eso? ¿Un maldito masoquista?, soy feliz de que a mi acosador le vaya bien en la vida y que esté mejorando, Katsuki dijo que eso me hacía una buena persona… ¡no es de buena persona! ¡Es ser un puto loco! ¡Tengo claros problemas!
Siento que soy como Inko, como las víctimas de abuso y yo no quiero ser eso.
No quiero perdonar a quien me lastimó.
—No estás loco, no tienes problemas y sí, tu eres uno de los chicos más fuertes y buenos que conozco —señaló con seriedad.
Negué varias veces con la cabeza, no, no lo era.
—¿Permitirías volver a ser maltratado por él?
—¡Jamás! —dije de inmediato—. No permitiré que él y que nadie me lastime de nuevo…
—¿Eso lo hace un masoquista? —preguntó seriedad.
Me quedé callado y lo miré fijamente.
—No, pero no está bien.
—Todos somos distintos, hay personas como tu, quienes tienen mayor facilidad para sentir empatía y bondad, eres un buen muchacho y eso te hace especial, no por perdonar te hace ser una persona con problemas, eres un chico gentil y eso es bueno.
Toshinori se levantó del sofá, se acercó con una sonrisa, extendió sus brazos ofreciéndolos en silencio; me levanté y lo abracé con fuerza.
—Eres un buen chico Izuku, nunca te sientas mal por ser una persona noble y gentil.
Me daba pequeñas palmaditas en mi espalda mientras me abrazaba.
—Gracias… —susurré—. Gracias por estar conmigo.
Lo que no sabía en esa época, era que en un par de años, mi situación sería todo lo contrario, hasta las personas más gentiles y empáticas tenemos un punto de quiebre cuando se trata del perdón, pero aún queda demasiado para ese día.
Bakugo Katsuki
Caminaba con los muchachos hacia el automóvil, Kyoka ya estaba sentada, se veía emocionada por haber conocido a una chica que sería de su departamento.
—¿Estás bien? —preguntó papá un poco preocupado, de seguro mis ojos estaban rojos por el excesivo llanto.
Eijiro y Denki guardaron silencio, no querían hablar demás.
—Mejor que nunca —dije sonriéndole de oreja a oreja.
Papá miró a Denki y a Eijiro buscando alguna respuesta, pero ellos solo negaron con la cabeza, no podían decirlo, ya que no deseábamos que Kyoka se enterara sobre Izuku.
—Solo soy feliz.
Mi padre pareció extrañado, pero sonrió al verme.
—Me alegro bastante, sea lo que sea que te haya pasado —sonaba animado—, ¿quieren ir a almorzar algo en esta ciudad?
Los muchachos bastante animados gritaron que sí, ellos amaban la comida, en especial las hamburguesas.
—Estoy emocionada por empezar las clases —dijo Kyoka alegre—. Ya quiero que Ochako los conozca.
Ochako…
Cuando la vea voy a pedirle disculpas, creo que será más difícil de lo que fue con Izuku.
—¿Conocieron a alguien? —preguntó Kyoka—. Tardaron bastante.
—Conocimos a Todoroki Shoto, es de nuestro departamento —dijo Denki entusiasmado—. Es un poco frío y de pocas palabras, pero de seguro le haremos soltarse en estos tres años.
—¿Todoroki? —parecía curiosa—. Es el nuevo amigo de Izuku, nunca lo he podido ver y cuando por fin coincidíamos con los muchachos él ya se había ido de vacaciones.
Todoroki Shoto…
—Dijeron que es alguien bastante serio, pero divertido, me habría gustado conocerlo. Hablando de eso, Yaoyorozu me dijo que asistiría con dos amigos más, ¡serán de tu departamento Katsuki!
Sonreí al escucharla hablar, me gustaba oír a Kyoka, hace el ambiente más alegre.
—No se vale, soy el único que no sabe quienes serán sus compañeros —se quejó Eijiro.
Todos nos reímos de sus quejas infantiles.
Estaba emocionado por asistir a Yuuei y ver lo que nos depararía el futuro, pero en especial quiero hacer ese mural.
Un mural con Izuku.
No sonaba un mal plan para seguir adelante.
Papá dejó a Kyoka en casa de Ochako cuando regresamos, por insistencia de Denki y Eijiro, ambos se quedaron en casa.
Como es usual, papá se marchó de inmediato al hospital por una emergencia, siempre lo llaman de golpe para asistir a una operación cuando no hay más médicos.
La vida de médico es demandante cuando eres un gran cirujano y trabajas en el sistema público.
—Extrañaré verte todos los días —dijo Eijiro con dramatismo.
—Nos veremos de lunes a viernes y me uniré a algunos talleres —dije molesto.
—Pero los fines de semana ya no nos veremos —dijo Denki con tristeza.
Giré los ojos mientras ellos se acomodaban en mi cama, malditos usurpadores.
—Me uniré a un club que quieran en el fin de semana, ¿felices? —dije sentándome en la silla del escritorio.
No sabía cuando me había vuelto en esta masa que les da el gusto a las mierdas que quieren.
—¿En serio? —dijo Eijiro demasiado emocionado.
Se sentó en la cama y me miró con una cara de perrito.
Denki y Eijiro siempre se salen con la suya, pero son personas que valen la pena.
—¿Alguna vez no he cumplido una promesa? —al menos, con ellos no.
—Blasty, eres un encanto —dijo sonriendo de oreja a oreja.
—¡No lo soy! —exclamé avergonzado.
—Kats está rojo —dijo ahora Denki burlesco.
—¡Si siguen, me lo replantearé! —dije esquivando sus miradas.
—¡No! —dijeron al unísono.
—¿Y qué quieren par de dramáticos? —dije con desagrado—. Nada de coros y ballet. Tampoco quiero pintar.
Odio cantar, no quiero pintar 24/7 y luego de las súplicas de Eijiro para que bailáramos con él, decidimos unirnos, terminé varias veces en el suelo.
El idiota hace que todo se vea muy sencillo.
—Planeábamos algún deporte, ya sabes, variar en nuestras actividades —dijo Denki emocionado—. Basquetbol o fútbol, pero son los sábados y domingos en la mañana.
En la mañana, suena excelente, me deja las tardes libres, tengo tiempo para Mei y puedo acompañar a Kyoka a sus terapias.
Coloqué mi mano en mi barbilla y asentí—: intentemos los dos, nos inscribiremos en el que nos guste más, ¿qué les parece?
Ambos asintieron emocionados, me alegraba ver ese ánimo.
—¿Te unirás a otro taller? —preguntó Eijiro curioso.
—Al taller de diseño gráfico y al de cómic y manga —dije con una sonrisa, quería lograr cumplir mi sueño.
—Que genial, los primeros pasos de nuestro futuro creador de cómics —dijo Denki con su usual sonrisa.
Mis mejillas quemaron, maldito.
—¿Y ustedes?
—Me uniré al taller de guitarra y con Kyoka me uniré a clases de piano —dijo con las mejillas rojas como un tomate—. Y a otro taller de instrumentos o algo por el estilo, queremos saber más y más sobre la música.
—Bueno, espero bastante de mi dúo musical favorito —dije con un tono de voz burlesco.
—Bro, no me molestes —pidió Denki apenado.
—Todos sabemos que se gustan —dijo ahora Eijiro—. Tu mamá, Emiko, Mei, el Sr. Bakugo y nosotros. ¡Incluso tu abuela!, solo falta que Kyoka lo sepa y oficialicen.
Solté una carcajada, amaba estos momentos y los extrañaría, pero todavía no podía quedarme en Yuuei.
Aún soy demasiado cobarde.
—Mis amigos son tan crueles —dijo con un tono dramático.
—Planeo unirme a karate y tal vez a coro, aunque, no estoy muy seguro —dijo Eijiro con una pequeña sonrisa.
—Karate me parece una excelente idea, además, Kyoka de seguro asistirá al coro, no estarás solo —señaló Denki con una sonrisa.
—¿Y tu no te unirás al coro?
—Cantar en un coro no es lo mío —dijo Denki de inmediato—. Me gusta más aprender a tocar instrumentos.
—¿Y a teatro? —preguntó Eijiro.
—No me atrae y choca con los horarios de deportes —dijo Denki con una mueca.
—A mi tampoco me atrae, debe ser muy tedioso —señalé, actuar debe ser agotador.
Continuamos hablando con entusiasmo sobre lo que íbamos hacer en Yuuei, hasta que Eijiro se armó de valor y decidió preguntar lo que ambos deseaban saber.
—¿Cómo te sientes?
Me paralicé al escuchar aquello, pero sabía que los dos estaban preocupados por mi estado.
—No tienes que responder si no lo deseas, pero estamos aquí para escucharte —añadió Denki con una cálida sonrisa.
Aún recuerdo cuando los conocí a ellos y su historia, dos chicos que han sufrido y vivieron en carne propia el bullying. Al igual que Mei, me aceptaron, a pesar de mis actos pasados.
No entiendo como ellos pudieron aceptar en su grupo a un tipo que lastimó a personas que no merecían ser heridas.
Me alegro de que ellos no se rindieran con este idiota malhumorado, sin ellos sentiría un gran vacío.
—Izuku aceptó mis disculpas —dije con una sonrisa—. Y a futuro lograré que me perdone, quiero demostrarle que cambié y mejoré como persona.
—Me alegro de escuchar aquello —dijo Eijiro con una sonrisa—. Ten por seguro de que serás perdonado.
Las lágrimas comenzaron a caer sin previo aviso, estaba soportando todo este tiempo no llorar a su lado.
—Me siento aliviado al ver que no logré arrebatarle su sueño —dije con una sonrisa, no los miré a la cara, no quería contarles toda nuestra charla y mucho menos que siente miedo de que ellos hablen sobre ese tema—. Izuku es feliz y es querido, va a ser duro verlo todos los días, pero debo enfrentar mis demonios.
—Nos tienes a nosotros —dijo Denki con un tono de voz cálido y su gran sonrisa—. Estaremos en las buenas y en las malas.
Eijiro tenía los ojos llorosos, mierda, estaba llorando.
—Siempre juntos muchachos —dijo con un tono de voz animado, pero podía ver como sus lágrimas comenzaban a caer.
Me alegraba de encontrarlos en mi camino.
—Vayamos a jugar, estoy aburrido de las lágrimas y el drama —dije levantándome de la silla y secando mis lágrimas con mi manga.
Era hora de reír con mis amigos.
02/03/2019
00:30 am
Mamá otra vez estaba molesta, no entendía el motivo de sus gritos, pero sí el dolor en mi pequeña muñeca.
¿Cuántos años tenía? ¿Cuatro o cinco? No importaba, estaba harto y adolorido, por lo tanto, agarré mi balón y salí a la calle.
Estaba molesto con el mundo y la forma de desquitarme era contra el muro de mi vecina. Siempre lo hacía y ella gritaba molesta.
El día era hermoso, el cielo azul reinaba, la brisa era perfecta, era de esos días que al ser humano les encantaba.
Todo era perfecto, pero me sentía tan solo en mi pequeño mundo, tan frágil y a nadie le importaba. Mi existencia, según mi madre, era la ruina de ella y de todos sus males.
Cuando creí que la soledad y el dolor reinaría sobre mí, llegó ese niño caído del cielo hacia un mar de tristeza.
Casi me rio al verlo todo empapado, pero al ver sus ojeras y labios morados por el frío, preferí preguntar—: ¿por qué estás empapado?
Ese pequeño de ojos tan brillantes como las esmeraldas y con unas pecas llamativas, tenía una mirada rota.
—Mi mamá dijo que no debía decirlo…
Esa frase me hizo un clic, algo sucedía en su casa y de seguro quien lo había empapado era un monstruo.
—¿Cómo te llamas? —pregunté con una sonrisa.
El de ojos verdes me sonrió y dijo—: Izuku Midoriya, ¿y tu?
—Katsuki Bakugo —dije acercándome, él dio un paso atrás como reflejo.
Mi pequeño corazón dolió.
Las mejillas de Izuku se sonrojaron.
—¿Quieres jugar? —pregunté ignorando la vergüenza del peliverde.
—¡Claro!
Y así fue como empezamos a jugar a la pelota.
—Desde ahora en adelante, eres mi mejor amigo —dije con firmeza, Izuku se había vuelto especial en mi pequeño y podrido corazón.
—¡Claro Kacchan!
Éramos dos pequeños, ambos inocentes del amargo destino que le crearía a Izuku, fui un maldito imbécil que no merece perdón…
Miré el cielo azul y a mi mente llegaron distintos recuerdos nostálgicos que me dejaron un sabor amargo en la boca, pero unas frases me hicieron sonreír.
“Kacchan, los dos asistiremos a Yuuei y seremos grandes artistas”
“Amigos por siempre”’
“Amigos por siempre Kacchan”
Continuará...
Nota
Espero de todo corazón que les haya gustado este penúltimo capítulo, lleno de emociones buenas y tristes para Izuku. Estoy segura que nadie se lo esperaba xD
La idea general del capítulo está planeada desde el 2018, siempre fue mi plan un Izuku y Katsuki hablando con honestidad en el penúltimo capítulo, porque como dijo Izuku, Katsuki es alguien muy importante en su vida.
En Rescataré tu sonrisa fue el cierre de ellos, pero no de una forma "sana" para ambos, los dos estaban muy mal emocionalmente, Izuku no pudo hablar todo lo que debía y Katsuki le pidió disculpas y dijo la verdad, pero aún sintiéndose peor, no estaban tan sanos los dos.
Mostré en este capítulo ese lado que Izuku calló y no habló con nadie a profundidad, y es el cómo se siente con Bakugo, nuestro prota se sentía y siente horrible por estar feliz por su agresor.
Un dolor que él debe afrontar y que la única forma de empezar a sanar era aceptando su perdón, no porque el ser humano en general necesita eso para curarse (si no quieres perdonar está bien, todos tienen su forma de sanar), pero Izuku es ese tipo de persona, al menos en este caso, Hisashi e Inko es otra historia...
Me gustó mostrar como se conocieron en ambas perspectivas, se sintió muy doloroso escribir el qué hubiera pasado entre los dos y pensar en lo bonito que sería una historia de dos amigos rotos por sus padres, avanzando a un lindo futuro, pero nunca pasará :"(
Ahora lo dulce:
Iida apareciendo en acción y el poder que tienen las palabras de un desconocido en alguien que tiene un aspecto "horrible".
Quise hacer algo extravagante para Iida, era artista, pero quería que le volara la cabeza a Izuku, porque ese amigo que mencionó en la playa fue Iida, él tiene un peso muy importante en la vida de nuestro prota y ¿qué mejor entrada que rescatándolo de sus propios demonios?
Sí, quiero mucho a este Iida, un amigo correcto 🦄💖🦋
¿Cómo Iida no va a aparecer?, Izuku tiene a la dulce Ochako y al frío de Shoto.
Shoto es el verdadero, te metiste con mis amigos, jamás te lo perdonaré, no odia a Bakugo, pero no lo soporta xD
Sí, fue Izuku el culpable de que estén en teatro, pero en parte fue culpa de la sonrisa de Shindo.
Shindo, copia de Izuku, te quiero 🦄💖🦋
¿Qué pasaría si Izuku hubiese estado en el baño cuando Katsuki le lanzó jugo a Ochako? ¿Qué sería de Ochako? ¿Izuku habría sido Yamikumo? ¿Izuku se intentaría suicidar? ¿Katsuki conoce a Masaru? ¿Cómo sería la aparición de Ochako en la escuela al ver a Izuku?, él no sería el héroe de Ochako, sería el niño que parecía amable y era amigo de quien le hacía bullying...
Luego de repensar el qué hubiera pasado, nada de esta historia sería igual y de alguna forma sería más duro el tema Bakugo e Izuku luego lo de Hisashi, imaginen tener 13 años y que tu mejor amigo te golpeé de la noche a la mañana...
Cosas que jamás sabremos, pero bastante curiosa.
Datitos:
Masaru y la mamá de Denki le llevan las cosas a Kirishima, a sus padres le vale, por ellos que tome autobús 🤧💖
Amo el trolebús y viajar en ellos, por lo tanto, pensé, si Green Falls es mi invención y tiene una estética curiosa, ¿por qué no?
Green Falls es divertida y quise crear al abuelo de Mirio, el fan N°1 de su nieto.
Me gusta expandir este mundo a más ciudades 🦄💖🦋
Hice 4 versiones del reencuentro de ellos 2, en uno dije, me pasé, no puedo hacer tremendo sufrimiento a Izuku y a Bakugo.
Algunos personajes tienen cosas de mi persona, en el caso de Izuku es la forma en el que habla maravillas de sus amigos cuando está con personas externas, los luce orgulloso sin que estén presentes xD
Quiero hacer a un Shoto e Izuku disfrazados en esa convención, tengo ideas y ya sé como hacerlo canon, tal vez un extra, solo pensarlo me da risa, porque, aunque no lo crean, Shoto está feliz por el disfraz xD Izuku quería chocolates y tuvo que pagar por ello.
Publicado: 08/09/2024
Nos vemos el sábado 14 para la conclusión de este libro 🦄💖🦋
PRÓXIMO CAPÍTULO: FINAL
¿Por qué no llamar al último capítulo #UnfinalfelizparaIzuku ? En honor a estos 6 años odiando a muchos pjs y deseando que nuestro prota obtenga un final feliz!
Palabras: 13,176
Que la fuerza los acompañe, se despide Autora-chan 🦄💖🦋
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top