L.2 Capítulo 21

Para Fumikage el 2010 fue grandioso gracias a la aparición de Hawks, pero en la escuela todo había cambiado, y no para bien.

Este año apareció Hawks y Monoma Neito.

La pesadilla escolar en la vida de Fumikage.

01/03/2010

Primer paso para la grieta...


Hoy volvían a clases luego de esas divertidas vacaciones junto con Fuyumi y Hawks, ahora los 4 niños estaban en primer grado y eso significaba aprender a leer y escribir.

-Fumikage, estoy emocionado- Dijo Shoto mientras ingresaban a su nuevo salón de clases.

Fumikage asentía y no pudo evitar sonreír al ver a sus dos amigas, no las veía desde las vacaciones.

-¡Hola!- Dijo Tsuyu con alegría al ver a los dos niños.

-Buenos días chicos- Dijo Momo educadamente.

Tic tac, tic tac, tic tac...

Los niños se sentaron en sus pupitres y esperaron el inicio de las clases, aún no lo sabían, pero algo iba a cambiar en sus vidas y no era aprender nuevas cosas.

Luego de las presentaciones y explicaciones de lo que este año estudiarían, comenzó el recreo.

Esa campana que dio inicio a todo.

-Mi nombre es Monoma Neito, un gusto- Dijo un niño rubio de ojos azules.

Fumikage sintió un escalofrío al ver la mirada azul de su nuevo compañero de clases, él irradiaba algo extraño, pero no sabía qué cosa era.

-Hola Neito, soy Tokoyami Fumikage- Dijo con una gran sonrisa, prefirió ignorar ese extraño presentimiento.

Charlaron por un momento, pero no congeniaban en sus personalidades; a Tsuyu y Momo les parecía algo peculiar, pero sentían algo similar a Fumikage; Shoto no lo quería cerca, era más honesto y directo consigo mismo.

El tiempo pasó, Neito se juntaba con varios niños y niñas, atraía de alguna forma a sus compañeros de clases con su personalidad carismática.

Todos querían ser amigos de Neito, a excepción de los 4 niños que jugaban y dibujaban juntos en los recreos, eso no le importaba a Neito.

A Neito le molestaba algo en Fumikage, pero no entendía qué era, simplemente esa alegría que irradiaba le parecía falsa.

Nadie puede ser tan alegre.

No le gustaba ver ese brillo tan alegre en la mirada del pelinegro, era tan pacífico y no se molestaba con nada, solo dibujaba y jugaba.

Neito era considerado un genio en el arte a sus tan solo 6 años de edad.

Y siendo honesto consigo mismo, los dibujos de Fumikage eran buenos y llenos de vida, tan coloridos que le irritaban.

-Dibujas muy bien Fumikage- Fingió una sonrisa, la cual no pasó desapercibida por parte de Shoto.

-¿Enserio? ¡Muchas gracias!- Respondió con una gran sonrisa el menor, de alguna forma irradiaba alegría -Tienes que ver los de Tsuyu, son muy lindos.
Eso detestaba de Fumikage, él era muy bueno y no era normal.

Shoto lo miró con frialdad, a Neito no le llamaba la atención ese niño, le parecía tan falsa esa personalidad alegre, no calzaba para con su actitud.

-Guau, que genial- Respondió sonriente.

-¿Tu también dibujas?- Preguntó con una sonrisa en su rostro.

Neito asintió y sonrió -Sé un poco...
Shoto no le creía en absoluto y su fría mirada lo decía todo, quería a Neito lejos de ellos.

No le gustaba cómo miraba a Fumikage, su grupo son ellos 4, nadie más...

El de ojos bicolor reconocía que no le gustaba que otros se metieran en su grupo, podían jugar con otros, pero Momo, Tsuyu, Fumikage y él estarían juntos para siempre, sin nuevos integrantes.

Sí, Shoto podía ser muy celoso y sobreprotector con sus tres amigos, pero no confiaba en el resto.

Fumikage y Neito comenzaron a dibujar, cuando terminaron, el pelinegro se sorprendió demasiado.

-¡Eres genial!- Dijo Fumikage maravillado al ver las hermosas flores que había dibujado -Son muy reales...
Lejos de sentirse orgulloso, el rubio se molestó al escuchar ese genuino alago, no veía mentira o envidia, no parecía molesto ni nada por el estilo.

Ese niño tan alegre era completamente honesto, ¿Cómo no podía detestarlo o envidiarlo?

No entendía a Fumikage, pero no quería verlo tan alegre, tan feliz, quería verlo enojado o llorando... lo que sea.

¿Cómo sacarlo de quicio? ¿Cómo lograr que ese niño actúe de otra forma?
Neito tenía que buscar la forma para hacerlo cambiar de actitud.

Era recreo y a Neito se le ocurrió la brillante idea de jugar a los columpios de una forma más divertida, todos los niños y algunas niñas aceptaron.

Al escuchar que el juego era estar de pie sobre el columpio y ser impulsado varias veces por otros compañeros, para luego saltar de espalda, caer de pie y esquivar el columpio, a los 4 amigos no les pareció para nada atractivo, incluso peligroso, por lo tanto, se negaron al instante.

-¿Enserio no van a jugar?- Dijo Neito con seriedad al ver el rechazo.

-No, es peligroso y no queremos lastimarnos- Respondió tajante Fumikage, su mirada se veía seria, bueno, lo más seria que puede hacer para tener 6 años.

Neito sonrió al ver que Fumikage podía tener distintas actitudes, pero él quería ver al pelinegro hacer algo peligroso.

-Son gallinas- Dijo burlón el rubio.

Fumikage lo miró y dijo -¿Y?
El de ojos azulados descubrió en ese momento que Fumikage no caía, pero Shoto se veía molesto por lo dicho.

-No somos gallinas- Dijo furioso el de mirada bicolor.

El rubio se rio y dijo -Pero no se atreven, claro que lo son.

Neito posó su mirada en Shoto y luego a la de Fumikage que veía a su amigo.

-No importa, vamos a jugar con Tsuyu y Momo- Le dijo Fumikage a Shoto -Ignóralo...

Eso no le gustó a Neito, ahora estaba molesto con Fumikage, pasó de simplemente querer molestarlo a caerle mal.

Comenzó a imitar el sonido de una gallina...

Shoto decidió hacerlo, a pesar de que no quería, pero nadie lo llamaba gallina.

El menor le insistía de que no lo hiciera, pero no le hacía caso.

-Fumikage, Neito nos está llamando gallinas, hay que hacerlo para demostrarle que no lo somos- Dijo Shoto con el ceño fruncido.

-Pero no queremos- Refutó mientras caminaban hacia los columpios -Shoto, no lo hagas...

-Eres mi amigo, no podemos dejar que nos moleste- Dijo con el ceño fruncido, pero luego sonrió -Vayamos...

Tic tac, tic tac...

Algo le decía a Fumikage que terminaría mal, pero no podía dejar a su mejor amigo haciendo esas cosas solo.

¿Qué malo puede ocurrir?

-Está bien...

Tic tac, tic tac, tic tac...

Neito sonrió, había descubierto cómo molestar a Fumikage.

El tonto de Shoto.

El último era Fumikage, Shoto lo había hecho bien y le mostró la lengua a Neito; él sí podía, no era una gallina.

La mirada escarlata se posó en el columpio, no quería, tenía miedo de caerse y lastimarse, Tsuyu y Momo le dijeron que no lo hiciera, pero Shoto lo había hecho y tenía que cumplir.

Se subió al columpio y comenzaron a darle más impulso que a los otros, obviamente era Neito quien lo hacía.

La velocidad era tanta que perdió el equilibrio; cayó de frente; se lastimó las rodillas y las palmas; miró hacia atrás, el columpio iba directo a su cara, pero la maestra lo alcanzó a detener.

Fumikage comenzó a llorar, sus rodillas tenían rasmillones y le dolían las manitos.

Momo, Tsuyu y Shoto se acercaron hacia su amigo para verlo, pero la maestra lo cargó y lo llevó a enfermería.

Esta vez solo habían sido las rodillas, más adelante las travesuras y heridas escalarían por el mismo tema de siempre.

Shoto y su orgullo.

Desgraciadamente, el destino solo castiga a Fumikage, siempre termina siendo lastimado y regañado, pero aún falta para llegar a la peor herida y regaño.

Un regaño que terminó provocando problemas y desconfianza de parte de los Sres. Tokoyami hacia su propio hijo.

No todas las amistades son buenas y Fumikage aún no se daba cuenta.

Las dos niñas lo siguieron, Shoto comenzó a discutir con Neito por empujar demasiado fuerte el columpio.

-No es mi culpa que Fumikage no sepa hacerlo bien- Respondió Neito sin apartar su mirada azul de la de Shoto.

-¡Cállate!- Exclamó Shoto enojado.

Comenzaron discutir todos los niños, pero cuando la maestra regresó con las niñas y Fumikage de la mano, les preguntó de quién fue la idea.

Neito fingió un llanto y pidió disculpas, explicaba que no pensaba que las cosas iban a terminar de esa forma y que en verdad lo sentía.

Todos le creyeron, a excepción de 4 niños que solo lo miraban.

Ese niño era un actor profesional, de alguna forma siempre lograba salirse con la suya; ya había logrado controlar a su antojo a Shoto, simplemente tenía que picarle en su orgullo y a la persona que más quería molestar en este mundo, al menos en su infancia y parte de la adolescencia.

Tokoyami Fumikage, el niño que irradia alegría.

Lo que jamás esperó fue la llegada de Hitoshi, la primera persona que le dio un fuerte golpe en su orgullo, aunque con éste prometió joderle su existencia...

Aunque solo una persona fue capaz de darle donde más le dolía, solo un chico era tan terco, quebrado y con ese brillo que tanto odiaba podía destronarlo.

Izuku Yagi había visto el verdadero infierno y no se iba a dejar caer ante Monoma Neito.

Claro que no, pero ese niño de 6 años aún no lo sabe.


12/12/2011

La llegada del niño de ojos purpuras...


Las cosas seguían iguales en la vida de Shoto y Fumikage, a pesar de lo molesto que era Neito en la escuela, el pelinegro era alegre, nadie le quitaba esa característica curiosa y divertida, además tenía a sus amigos, ignoraría las provocaciones del rubio...

Aunque hoy fue la primera vez que se dio cuenta de lo peligroso que era seguirle el juego en todo y deseaba que Shoto se hubiese dado cuenta.

El pelinegro era feliz y Neito no le quitaría la alegría.

Hoy Enji realizó una gran fiesta, decidió invitar a sus socios y familias, también a los compañeros de clases de Shoto, al menos los niños con padres importantes en el medio empresarial.

Enji había hecho una buena relación con el matrimonio Yaoyorozu, excelentes y agradables personas, bastante educados y millonarios, además la mujer era una pianista de renombre de unas cuantas generaciones anteriores a la de él y Rei.

Con ellos podía tener una futura sociedad y además una posible unión, pero sus hijos aún eran demasiado pequeños para ese tema.

También invitó a Aizawa con su hijo, por lo que tenía entendido, había adoptado a un niño de la edad de Shoto, por lo tanto, no estaría mal que fuese amigo de su hijo.

Todos eran peones para Enji.

Enji no podía soportar a su excompañero de clases, a pesar de haber sido de distintos departamentos él sabía que era un genio, un prodigio en la pintura y lo peor es que jamás tuvo un maestro que lo guiara y le explicara.

Aizawa es de los pocos que han entrado a Yuuei sin dar una prueba especial, su talento era innato, pero nunca se le vio un verdadero interés hacia la pintura o a cualquier cosa.

Le parecía absurdo verlo como maestro de literatura en una escuela, ¿Por qué desperdiciar su talento enseñando eso en una escuela?

Absurdo.

Aunque fuese maestro de literatura, seguía siendo el hijo del Director Nezu, el dueño de Yuuei.

Su excompañero no era empresario, pero sí es el único heredero de su antiguo director de la academia, por lo tanto, el futuro dueño de Yuuei, es en ese momento donde entra su nuevo hijo.

¿Tendrá algún talento como Aizawa o no? Daba lo mismo, era el único nieto de Nezu y eso era lo que importaba.

Todos los pequeños jugaban en los juegos que habían colocado en el jardín, mientras sus padres charlaban en la mansión.

Fumikage y Shoto no estaban muy felices de ver a Neito en la reunión, pero tenían que fingir para no verse maleducados ante los ojos de los otros adultos.

El pelinegro fue a la mansión en búsqueda de jugo o algo para beber, además sabía que algo estaba planeando el rubio y no quería estar cerca, pero conociendo a su amigo lo arrastraría nuevamente a alguna de esas tonterías.

Mientras caminaba se topó con un niño que rondaba su edad, tenía el cabello índigo y muy revuelto y sus ojos eran de un llamativo color purpura.

Fumikage se acercó al niño con una sonrisa, le gustaba conocer a nuevos niños con quienes podría jugar.

-¡Hola!- Dijo con una gran sonrisa el de cabellos negros -Soy Tokoyami Fumikage.

-Hola, mi nombre es Hitoshi Aizawa- Dijo con una pequeña sonrisa.

A Fumikage le sorprendió ver lo nervioso que se veía, nunca había visto un niño que le costara tanto hablar.

-¿Cuántos años tienes?- Preguntó el pequeño con una sonrisa -Yo tengo siete.

-Yo también tengo siete- Respondió Hitoshi con una sonrisa.

-¿Eres tímido?- Preguntó curioso el pelinegro al notar que tiritaba.

-No estoy acostumbrado a hablar con más niños- Respondió Hitoshi jugando con sus manos.

Fumikage sonrió, recordaba que una vez fue de esa forma, pero luego conoció a Shoto y todo cambió.

-Antes también estaba solo, pero conocí a mi amigo y dejé de estarlo- Sonrió y luego continuó -¿En qué escuela estudias?

Hitoshi no respondió ante la pregunta, no sabía que decir.

-Mi papá me cambió a la escuela Hopkins.

Fumikage lo miró sorprendido y dijo con entusiasmo -¡Esa es mi escuela! Seremos compañeros de clases.

-¿Enserio?

-Sip, algunos niños que vinieron también estudian en esa escuela- Respondió con una gran sonrisa -¿Cuál es tu juego favorito?

Fumikage y Hitoshi comenzaron a hablar, el de cabellos negros se le había olvidado completamente que iba en búsqueda de jugo.

Todo estaba bien, al menos hasta que Shoto ingresó a la mansión para buscar a Fumikage; el pequeño frunció el ceño al ver a ese niño charlar con su amigo como si se conocieran desde hace mucho.

Shoto no soportaba ver a otros niños que no conocía cerca de sus amigos, además algo en ese niño no le agradaba.

No le gustaba la mirada purpura que tenía, se veía muy forzada.

Caminó hacia los dos niños con pasos firmes, aún no hablaba con él y ya le caía mal; al estar al lado de su amigo miró al de cabellos índigos fijamente.

-Hola, soy Hitoshi...- Dijo con leve nerviosismo.

-Ajam- Esa fue la fría respuesta de Shoto, su mirada irradiaba aléjate mientras arrastraba a Fumikage lejos de Hitoshi.

Neito sonrió al ver la actitud de Shoto, tenía planeado un nuevo juego, pero al ver la expresión de su compañero, decidió invitar a ese niño desconocido para molestarlo.

-Hola Hitoshi, soy Monoma Neito- Dijo con una amabilidad actuada -¿Quieres jugar con nosotros en el jardín?
Al ver que asintió de esa forma tan tímida le llamó la atención.

Al llegar Neito sonrió y dijo -Chicos traje a Hitoshi, es hijo del Sr. Aizawa-, se percató de la mirada de Shoto y rio en su mente, tan predecible ante la mirada azul.

Shoto estaba molesto con Neito, porque sabía que lo hizo para molestarle.

Comenzaron a jugar los niños, a Neito le estaba agradando Hitoshi, pero en especial cuando se le ocurrió la idea de escalar esos enormes árboles.

Hitoshi escaló al instante, tenía agallas y escalaba bien, él era un niño valiente e interesante, le agradaba.

Shoto y Fumikage se negaron, pero Neito manipuló al primero como siempre, por lo tanto, terminó aceptando y de paso arrastrando al menor.

Hitoshi les dijo que no era necesario subir y a pesar de que no tenía motivos burlescos, para Shoto fue una forma de burlarse de él y Fumikage.

Cuando escalaron, las cosas entre Shoto y Hitoshi se pusieron tensas; el primero no soportaba al de ojos purpura, le parecía irritante, en cambio el segundo no comprendía en absoluto ese desagrado que parecía tenerle el contrario.

Comenzaron a discutir, Hitoshi golpeó el orgullo de Shoto, provocándole una gran ira al mayor.

Neito disfrutaba ver cómo discutía el niño nuevo con Shoto, pero la diversión se borró cuando se rompió la rama.

Fumikage vio cómo caía Hitoshi, por un momento pensó lo peor, pero al ver que el Sr. Aizawa lo rescató, sintió que su alma volvió a su cuerpo.

Sí seguían de esa forma, tarde o temprano él terminaría con los huesos rotos...

Shoto se sentía culpable, por saltar, gracias a ello casi muere Hitoshi.
No volverían a subir a esos árboles, de eso estaban todos seguros.


05/03/2012

Shoto frunció el ceño al ver que Hitoshi sería su nuevo compañero de clases, intentó ignorar su presencia y alejar a Fumikage de éste a la hora del recreo.
Fumikage estaba feliz por verlo, quería invitarlo a jugar, pero de alguna forma su amigo logró alejarlo de sus intenciones cuando comenzó el amado recreo.

Desgraciadamente para Shoto, sus amigas lo invitaron a jugar y cuando se trata de ellas no tiene la capacidad para frenarlas.

-Estoy feliz, hoy no vino Neito- Dijo Fumikage con una gran sonrisa, detestaba tener que lidiar con las tonterías que se le ocurrían al rubio.

Shoto asintió con una sonrisa, le alegraba volver a la escuela.

Ver a Fumikage con su usual sonrisa, a Momo y a Tsuyu desbordando alegría y creatividad. Los cuatro jugando y riendo, cuando está con ellos no existe Enji y Rei, no sucede el maltrato, Shoto es un niño normal.

Fumikage le tocó el hombro a Shoto, el mayor hizo una mueca de dolor, aquello preocupó al pelinegro.

-Me caí anoche y me golpeé en el hombro- Mintió a la perfección, como su madre le decía que debía decir, no podía mencionarle a nadie que Enji le apretó muy fuerte su hombro.

El de ojos escarlata le creyó fácilmente, Shoto no le mentiría en algo cómo eso...

La primera mentira de la caída de Shoto.

Shoto amaba la escuela.

Cuando comenzaron a jugar, Shoto trataba de ignorar a Hitoshi, si bien se notaba que era un niño divertido, no lo quería cerca; al sonar la campana, Hitoshi se acercó para disculparse con el de ojos bicolor, eso provocó más irritación de parte del mayor.

Shoto ignoró esas "estúpidas" disculpas y se marchó al salón de clases.

Una semana pasó y Shoto logró alejar a Hitoshi de sus vidas, ese niño irradiaba algo malo ante sus ojos, no sabía qué, pero no lo deseaba cerca de ellos.

Desgraciadamente, Neito regresó a la escuela y eso fue un gran golpe para Fumikage, la dura realidad había vuelto a su vida, nuevamente volvería a casa lastimado.

Nuevamente jugaría a algo que no le interesa.

Neito saludaba a sus compañeros con alegría, hasta que se percató de un niño nuevo que estaba dibujando.

Solo a dos personas las veía como buenos "rivales" para el futuro, los cuales eran Tsuyu y Fumikage. Tal vez ese niño también sea bueno dibujando o puede que sea uno más del montón, pero lo que sí tenía claro en su mente, era que iba a ser su futuro lacayo.

Ese niño sería un idiota más de los que asiente y les hacen caso o un reto como lo es Fumikage.

Sea como sea iba a manejarlo a su antojo.

Al acercarse se fijó en el dibujo, si bien no era algo realista como siempre veía a su alrededor, era una caricatura muy buena.

Un gato luchando con una espada en contra de un conejo que sostenía un hacha.

Era un dibujo genial y diferente, divertido, él no buscaba realismo en esas caricaturas, pero no parecían "mediocres", sus trazos y sombreados eran perfectos.

Se sentía que verdaderamente peleaban.

No era como Fumikage con sus dibujos realistas con colores alegres o los perfectos paisajes que hacía Tsuyu.

Caricaturas, eso son y quería ver más.

-¿Dibujas?- Dijo inconscientemente, se sintió un idiota con la pregunta tan obvia.

El niño nuevo subió su mirada, provocando que el rubio se emocionara al descubrir que era Hitoshi, ese niño que no era un cobarde.

Lo que no se vio venir es que aquel niño no le interesaba arriesgar su vida, simplemente dibujaba a todos haciendo esas locuras.

A Neito no le molestaba que no le hiciera caso, tampoco le insistía, sabía que Hitoshi se negaría, porque él no era como Fumikage y Shoto, tampoco como los otros niños.

Hitoshi no era un idiota y le agradaba de esa forma.

Se volvió su verdadero amigo, porque al final de todos los otros niños, él era la única persona que en verdad deseaba verle y se divertía honestamente con él.

Aunque no hacía locuras y defendía a Fumikage muchas veces, sabía que siempre lo defendería primero a él, porque era su mejor amigo.

Fumikage era un idiota que nunca comprendería, siempre tan alegre, sonriente y le seguía el juego solo porque Shoto lo hacía.

Un tonto a toda regla.

La amistad de Neito y Hitoshi era real, el rubio sabía que le molestaba a Shoto su presencia, pero no se juntaba con él por ese motivo.

Nadie iba a quitarle a su amigo y muchos tenían claro que Neito los haría sufrir si se metían entre su amistad.
Ese niño veía a las personas como sí fuesen de su propiedad y el de cabellos índigos le pertenecía.

Hitoshi no se había dado cuenta de que su mejor amigo lo veía como un objeto que le pertenecía, sabía que tenía un carácter especial y se pasaba un poco con los juegos, pero con él era divertido y agradable.

Neito era un buen amigo, el único que no le seguiría el juego de ignorarlo y mirarlo mal, un lazo de amistad que se creyó eterno.

A Neito le molestaba cada vez que escuchaba que no tenía sentido la amistad entre ellos dos y no se referían en el sentido de que Hitoshi era malo para él, sino que él era el malo para el de ojos purpuras.

Todos creían que Neito no estaba a la altura para ser amigo de Hitoshi, porque él era un tanto "malo", en cambio el de ojos purpuras era un buen chico.

No entendían su amistad y eso era molesto, pero su mejor amigo al parecer le importaba poco lo que opinara el resto.

Un día a sus 11 años estaban pintando en el dormitorio de Neito, ambos estaban concentrados, no hablaban cuando pintaban, pero se sentían acompañados en ese largo silencio.

Se tomaron un descanso para comer, a Hitoshi le daba lástima ver que los padres de su amigo no estaban nuevamente, salían demasiado o trabajaban constantemente, la niñera era la encargada de la seguridad y el vivir de Neito.

Solo, su mejor amigo estaba solo, nadie se preocupaba realmente de él, no tenía una supervisión adulta que honestamente lo cuidara o lo regañara por ciertas actitudes.

-¿Soy mala persona?- Preguntó Neito con curiosidad, quería la opinión de su amigo y Hitoshi nunca mentía.

-A veces eres cruel y molestas a Fumikage demasiado, también manipulas a Shoto...- Dijo sin más Hitoshi -Sí, tienes actitudes de alguien malo.

Directo y honesto, por eso le agradaba, Hitoshi no le mentía y besaba sus pies; el mismo Neito sabía que tenía actitudes malas.

No se sorprendía de sus palabras.

-¿Por qué eres mi amigo?- Pregunto de nuevo, Hitoshi era una buena persona, tan buena y amable como Fumikage, sin dudas extrovertido, la diferencia era que jamás seguiría a una persona hasta el fin del mundo y era terco, nadie podía hacerlo cambiar de opinión o exigirle algo.

-Porque me agradas y eres divertido, además no eres malo conmigo, tu eres alguien poco usual- Respondió con una sonrisa -Además, sé que no me botarías.

Neito sonrió, siempre estaría con Hitoshi y los idiotas del grupo de Fumikage no se lo quitarían.

-¿Qué sería lo peor que puedo hacer para que dejemos de ser amigos?- Preguntó Neito ocultando su nerviosismo, no quería que su amigo lo abandonase como sus padres.

A Hitoshi le sorprendió la pregunta, había muchas cosas que podían separarlos, temas aterradores y que ningún niño debería saber, pero la más fácil de decir era -El día en el que quieras que agache mi cabeza y te haga caso en todo, ese día dejaremos de ser amigos.

Una respuesta fría como el hielo, tan honesta que causó escalofríos.

-El día en el que en verdad me demuestres que eres una mala persona, pero confío en ti- Dijo lo último con una sonrisa.

Hitoshi en el fondo confiaba ciegamente en Neito, era su mejor amigo, el único niño que no se dejó llevar por Shoto.

Neito sonrió al saber que su mejor amigo confiaba en él, Hitoshi era una de las pocas personas a las que no las veía cómo una pieza de ajedrez, no lo usaba para sacar provecho de algo.

Era una verdadera amistad donde dos amigos se apoyaban mutuamente, desgraciadamente Neito cometió errores y no supo cómo arreglarlos.

-Hola chicos- Dijo una animada voz desde la puerta.

Hitoshi y Neito se dieron la vuelta, al ver a Tetsu y a Itsuka sonrieron.

Para Neito, ellos dos siempre verían la parte buena de él, no la que mostraba en la escuela, porque sabe que se enfadarían con él.

Solo Hitoshi conocía las dos caras de la moneda y de las dos era su amigo.

A Fumikage le molestaba ver la amistad de Hitoshi y Neito, para él no era normal, conocía bastante bien al rubio y no es la mejor persona para el de cabellos índigos.

También le molestaba Hitoshi, porque éste no tenía que pasar por lo mismo que él sufría, su nuevo amigo no estaba forzado a subirse a techos y caer, no lo trataba como gallina.

Cuando le recriminó eso a Hitoshi, el pelinegro se sintió avergonzado, porque su molestia era absurda y todas las palabras de él eran ciertas, no tenía motivos razonables para enojarse con éste.

Fumikage comenzó a apreciar más a Hitoshi, era divertido y dibujaba cosas graciosas, pero también podía dibujar cosas realistas, nada le costaba.

Lo tomó como maestro, Hitoshi le enseñaba a dibujar caricaturas, pero de lejos a Shoto le molestaba, sentía que lo estaban reemplazando y más cuando Tsuyu se les unió.

Hitoshi era un niño divertido, gentil y perfecto, lo detestaba.

Neito disfrutaba que Shoto se molestara con Hitoshi, solo porque interactuaba y se llevaba bien con su grupito.

-A veces siento que Shoto me golpeará- Dijo Hitoshi a Neito con tristeza mientras se lavaba las manos en el baño de la escuela.

Neito frunció el ceño, no le gustaba que ese idiota hiciera sentir mal a su amigo, además si lo lastimaba, él mismo lo haría pagar.

Al rubio se le ocurrió una brillante idea para jugar al ver una escalera en el patio de la escuela...

-Juguemos en el techo- Dijo el rubio con una gran sonrisa mirando a sus compañeros -¿O son gallinas?

Hitoshi simplemente dijo -No lo haré, diviértanse quebrándose un hueso.

Lo último lo dijo para que todos recapacitaran de cuán peligroso era hacer esa estupidez, no quería que nadie se matase por una cosa tan fácil de evitar.

-Neito, te recomiendo que no lo hagas, pero sé que no harás caso- Dijo sin más el de ojos purpuras.

-Me conoces bastante bien- Dijo con diversión.

Fumikage no quería, era lo más estúpido que se les había ocurrido, pero al ver a Shoto aceptar soltó un suspiro, iba a subir y en silencio lo invitaba a hacer esa locura.

Neito sonreía al ver la situación, Hitoshi simplemente se sentaba debajo del árbol para dibujar la tontería que harían, no se iba a meter en la relación de esos dos, pero...

-Fumikage, ven- Dijo Hitoshi mientras se sentaba -Quiero decirte algo.

Fumikage le hizo caso y fue hacia él.

-Fumikage, no es necesario que lo hagas si no lo deseas... no sigas a Shoto en todo o saldrás herido- Recomendó Hitoshi, sabía que no le iba a aceptar -Siéntate aquí y dibuja conmigo.

Con una sonrisa Fumikage rechazó la propuesta y se fue.

Desde que entró a esta escuela Hitoshi nunca se sintió totalmente aceptado, se sentía un pez nadando contra la corriente, nadie le hacía caso a sus advertencias y siempre se cumplían los hechos que él decía.

Reconocía que a veces se molestaba con ellos, pero solo se sentaba a dibujar lo que hacían y comer su merienda; deseaba conocer a personas que en verdad lo escuchasen.

No quería tener personas que le hiciesen caso en todo, pero que si él advertía que es peligroso hacer algo, que lo escucharan, no es tan difícil saber que si subes a un techo te matarás.

-Tenemos once años, ya no somos bebés para no medirnos- Susurró el menor sin que nadie escuchara.

Los niños subían sin miedo, a excepción de Fumikage, el pequeño estaba asustado de tan solo pensar en una caída; cuando todos llegaron celebraron, a Fumikage le tiritaban las piernas.

Hitoshi admiraba la situación mientras los dibujaba, no se vio venir que una gran ventisca empujó a los niños...

Fumikage se resbaló del techo impactando con fuerza al suelo, todos gritaron el nombre del pelinegro, a excepción de Shoto que estaba en shock al ver la sangre.

El de ojos purpuras se levantó con rapidez y corrió hacia Fumikage para ver sí estaba consciente, respiraba con lentitud, su pierna y manos sangraban, pero sus ojos estaban cerrados.

-No...- Susurró Hitoshi sin saber qué demonios hacer.

El pequeño decidió cargarlo en su espalda para llevarlo a la enfermería, agradecía que Fumikage fuese pequeño y delgado.

Los otros niños bajaban lo más rápido posible, para seguir a Hitoshi.

La enfermera palideció al ver a Hitoshi con sangre en su ropa, pero cuando vio que cargaba a Fumikage sintió que el alma se le iba del cuerpo.

La ambulancia no tardó en llegar a la escuela.

Hitoshi se acercó a Shoto, éste estaba sentado en silencio afuera de la enfermería.

-¿Sabes que es en parte tu culpa?- Dijo con seriedad.

Shoto lo miró sorprendido y a la vez molesto.

-¿Por qué aceptas todos los retos de Neito? No es necesario aceptarlos- Continuó con seriedad -No eres gallina si no lo haces.

-Hitoshi cállate- Dijo molesto el de mirada bicolor.

Hitoshi sonrió y dijo -Si Neito te dice que golpees a las chicas ¿Lo harás? Él te va a decir gallina por no hacerlo.

El menor no sabía en qué zona se había metido.

-Si él me dice que lo haga, yo mismo lo golpearé- Respondió con molestia, jamás lastimará a las personas que le importan -Nunca las lastimaría.

-Las lastimaste, arrastraste a Fumikage y ahora está en el hospital, ambas están llorando- Dijo con frialdad -Piensa antes de actuar.

Shoto abrió los ojos preocupado y se marchó en búsqueda de sus amigas.

Neito estaba escuchando toda la conversación, no le había gustado en absoluto todo lo que dijo de él sin estar presente.

-Sé que estás escondido- Dijo Hitoshi con una voz cansada -No hablaría de ti si no supiera que estás escuchando, Neito sal.

Neito salió de su escondite, se sorprendió al ver el uniforme de su amigo con sangre, pero negó en su mente.

-No soy tan malo como para decirle que golpeé a niñas- Dijo Neito con molestia -Las niñas son débiles, no tiene sentido luchar en contra de ellas.

Hitoshi ignoró lo último, si Itsuka lo escucha le dará un fuerte golpe, ella es más fuerte que los dos juntos.

-Lo sé, pero deberías dejar de hacer cosas como esas- Dijo con seriedad, soltó un suspiro y continuó -Eres mi mejor amigo y no quiero que te mates por una estupidez, podrías haber sido tu.

Neito bajó su mirada y susurró con dificultad -Yo no quería que Fumikage se cayese del techo.

El de cabellos índigos abrazó a su amigo -No hay nadie cerca, puedes llorar tranquilo.

El pequeño comenzó a llorar desconsolado, sentía demasiada culpa por lo que hizo, él sabía que estaba mal lo que hacía y ni siquiera el mismo entendía por qué demonios continuaba haciendo esos retos.

-Por favor, no vuelvas a subir al techo...

-Nunca más subiré al techo por algo como esto, lo prometo- Susurró Neito a duras penas.

Hitoshi sonrió al escuchar eso, sabía que su amigo cumpliría, porque siempre cumple las promesas entre los dos...

Shoto encontró a sus dos amigas, tenían los ojos rojos por haber llorado demasiado, ambas se acercaron a él y lo regañaron.

El mayor les pedía disculpas y prometió no volver subir al techo de nuevo.

Luego de ese día, los niños nunca más subieron a cualquier techo; los dueños de la escuela tuvieron que pedir disculpas por dejar la escalera cerca de los alumnos, los niños recibieron un gran regaño y Fumikage se quebró una de sus piernas.

Dos semanas sin hacer ninguna actividad artística, ese fue el castigo de los Tokoyami hacia su hijo, uno que sufrió demasiado.

Shoto y Hitoshi deseaban que esta fuese la peor herida de Fumikage, pero para la desgracia de los tres, el menor del grupo tendría que pasar por otra peor que ésta.

Tic tac, ¡Riiin, riiin!, tic tac, ¡Riiin, riiin!, tic tac ¡Riiin, riiin!


07/10/2015

El día en el que Shoto probó la droga, fue la grieta más grande que se formó en ese grupo de niños y Neito jamás pensó que todos esos acontecimientos ocurrirían a causa de la cocaína.

Luego de la discusión con Hitoshi, Neito dijo cosas que no pensaba, su ego no le permitía hablar como correspondía, lastimó a su mejor amigo, sabía que si se corregía él iba a volver, tenía claro que Hitoshi lo perdonaría sí pide disculpas y dejaba de lado el tema de las drogas.

Si demostraba sinceridad en sus palabras, Hitoshi lo perdonaría, al menos si era Neito lo haría, porque al final de cuentas era su mejor amigo y cuando arruinan algo que se puede remediar el perdón existe.

Las disculpas tienden a ser aceptadas y Hitoshi no era una persona rencorosa, no era como él.

¿Por qué Hitoshi no era como Fumikage? No, eso era lo que más le agradaba de Hitoshi, no era como ese idiota, él tenía criterio propio, porque cuando lo seguía en las locuras era con honestidad.

Sabía que Hitoshi se negaría con las drogas, le sorprendió que Fumikage se negara y aquello le divirtió, eso significaba que Shoto y él a veces pensaban por separado, en definitiva sería emocionante su adolescencia.

No pensaba que Shoto se volvería adicto.

He de admitir que se sintió feliz cuando todos se alejaron de Hitoshi, eso significaba que se arrastraría a éste, pero no, el menor no iba a doblegarse ante nadie.

Neito tenía que dar el primer paso, porque él se equivocó.

Nunca le dirá a ningún ser vivo que lloró varias semanas por la separación.

En su infantil y retorcida mente, decidió que si Hitoshi no quería ser más su amigo, se convertiría en su pesadilla, le jodería su existencia, iba a hacerlo llorar.

A causa de esa cruel y malvada venganza, quien fue su preciado mejor amigo terminó sucumbiendo en una horrible soledad, pero Hitoshi era tan buen actor que Neito nunca logró notar que en verdad sí estaba logrando su cometido.

Mientras tanto el pobre Fumikage entró a un espiral sin retorno, donde Shoto siempre le promete que será la última vez que consumirá cocaína.

Fumikage quiere creerle a su amigo, siempre intenta ayudarlo para que la deje de una vez por todas, pero no es suficiente, no se puede ayudar a alguien que no desea ser ayudado.

Desgraciadamente, Fumikage niega darse por vencido, él cree que logrará traerlo devuelta, porque su amistad es de por vida y deseaba cumplir aquella promesa que le hizo a Hawks.

¿Cuál es el límite de Fumikage?

Continuará...

Nota

Espero que les haya gustado el capítulo, Monoma me cae cada vez más mal, necesitaba que lo regañaran.

Shoto y Monoma en las amistades son 🚩🚩🚩

Pequeño cameo de Izuku, me es inevitable no mencionarlo.

Y con este capítulo nos despedimos de la parte soft de la parte 2, ya no más Fumikage y Shoto "chiquitos".

#MuerteaMonoma

#MuerteaEnji

#UnfinalfelizparaIzuku

#JodeteMonoma

#DenleconlasillaaMonoma

#Amigadatecuenta

#Hitoshiesunsolnolomerecen

Hasta el próximo capítulo 🦄💖

Capítulo 22: En búsqueda de Takami Keigo

"Ese hombre me da miedo"

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