L.2 Capítulo 19
Dulce infancia nuestra, extraño aquella época donde éramos nosotros contra el mundo.
12/06/2008
Los meses pasaban y Fumikage con Shoto conocían casi todo del uno y del otro, aunque el mayor de los dos omitía la violencia de su padre.
Shoto se guardaría hasta la tumba el secreto que había en su familia, jamás se iban a enterar cómo era Enji con su madre.
Jamás lo sabrán, Fumikage no debía saberlo, los Tokoyami, el mundillo de las cunas de oro jamás se enterarían.
Aunque muchos millonarios habían escuchado rumores, pero solo eran las malas lenguas quienes lo decían, imposible que un hombre tan joven y educado sea un monstruo, otros apoyaban la violencia como un método eficaz para que el matrimonio funcione de buena forma.
A Shoto le gustaba ver los dibujos de Fumikage, desde que lo conoció había mejorado bastante, eran muy lindos y coloridos.
Las tardes de ellos dos eran jugar, dibujar y comer postres cocinados por el chef de la mansión, un hombre agradable ante los ojos Shoto.
El chef cada vez que hay una discusión le da postres a Shoto para sacarle una sonrisa.
Antes Shoto lo apreciaba, a sus 15 años lo ve como un cómplice que ve a otro lado por unos cuántos billetes más.
Se encontraban en una de las salas de estar de la mansión Todoroki, Shoto estaba practicando con su violín, mientras tanto Fumikage estaba sentado en el suelo dibujando a Shoto tocando el violín.
En otra habitación estaba Rei junto con Fuyumi, practicando con el violonchelo.
Enji observaba a su hijo mientras charlaba con el matrimonio Tokoyami sobre sus hijos y a qué escuela planeaban ingresarlos el próximo año.
-Tengo planeado que Shoto asista a la misma escuela en la que estudié de pequeño, tiene buenos maestros y su establecimiento es bastante seguro- Continuó Enji con una sonrisa -Luego estudiará en Yuuei como Rei y yo para que siga mis pasos.
-¿Yuuei?- Preguntó Fumikage apareciendo con el dibujo en manos -Como Shoto está ocupado se los mostraré primero a ustedes.
Los tres adultos quedaron sorprendidos al ver el dibujo del menor, era bastante bueno y realista hasta cierto nivel.
Enji sonrió por el dibujo.
-Yuuei es una academia de artes, allí estudian solo los mejores de los mejores dentro de su área artística- Dijo con una sonrisa orgullosa -Hay tres tipos de estudios especializados, Arte, Música y Danza, Shoto estará en el segundo como toda nuestra familia.
-¿Arte?- Dijo con una sonrisa -Mami, papi ¿Puedo estudiar en esa academia? Quiero estar con Shoto y pintar todo lo que quiera.
Los Tokoyami miraron extrañados a su hijo, su hijo era bastante bueno, pero ¿Arte?
-¿A qué edad ingresan a esa academia?- Preguntó Akira con curiosidad.
-Se da la prueba a los 15 años, también es muy buena no solo a nivel artístico, muchos terminan estudiando en universidades prestigiosas, es de lo mejor en internados para las personas que deseamos triunfar en el medio artístico- Respondió sin dejar de sonreír -Su hijo tiene el talento suficiente, sí sigue así y tiene excelentes calificaciones, podrá ingresar sin problemas a la academia, también asistiría con Shoto y eso sería excelente para ambos aunque aún falta mucho para ese día.
Aiko y Akira escuchaban atentos sobre cómo era la academia, les gustaba la idea de que su hijo pudiese tener lo que tanto amaba y una buena educación.
Shoto había acabado de practicar y solo podía ver con incomodidad la situación, su padre como siempre hablando bien de Yuuei y Fumikage se veía emocionado al escuchar todo sobre ella.
-Yo quiero ir, seré muuuuuy bueno y estaré con Shoto- Dijo el menor dando pequeños brinquitos por la emoción.
Aunque pensándolo de otra forma, sería mucho mejor asistir a Yuuei con su mejor amigo a que estar solo en esa academia.
Apareció Fuyumi con una gran sonrisa al salón, estaba cansada por el sobreesfuerzo que le colocaba a sus prácticas; Fumikage y Shoto miraron a la mayor con una sonrisa de lado a lado, le agarraron sus manos y la arrastraron hacia el jardín para jugar al espacio exterior.
Enji fruncía el ceño por la situación, enserio a su cuñada le faltaba madurar.
-Fuyumi es una niña tan encantadora- Dijo Aiko observando cómo seguía a los niños con una pistola de luces -Me recuerda a mi de pequeña.
Akira sonreía al ver a su hijo divertirse con sus dos amigos, le alegraba saber que Fumikage tenía personas con quienes puede jugar y reírse.
Al final del día, los dos niños se quedaron dormidos en el suelo alfombrado del salón; Rei y Enji estaban en su dormitorio hablando; los Tokoyami estaban con Fuyumi cuidando a los menores.
-Estoy feliz de que Shoto tenga un buen amigo- Dijo Fuyumi mirando a los pequeños -Lo que siempre he deseado es que Shoto tenga muchos amigos.
Akira la observó extrañado por el comentario.
Fuyumi los miró y sonrió -Sé que de seguro tendrá más amigos cuando él ingrese a kínder, pero saber que ya tiene uno, me hace muy feliz, después de todo es mi pequeño amigo.
La colorina sonrió ante la actitud de la mayor, le parecía muy lindo, pero en realidad no sabía que había algo más profundo en todo el tema.
La menor quería que estuviera rodeado de amigos para que se divirtiera, pero también para que lo cuidaran en los momentos en que Enji se volviese loco por la ira.
Su sobrino necesitaba apoyo emocional.
-Cuando cumpla 16 estaré en Yuuei y ya no lo veré los fines de semana y si está Fumikage con él, puedo estar tranquila- Continuó sin borrar esa sonrisa -Se nota que Shoto quiere mucho a Fumikage y me alegra ver que tenga ese tipo de lazos de amistad.
Era peculiar la menor, podía comportarse llena de vida y divertirse como una niña, pero de la nada se convertía en una chica bastante madura.
-También nos alegramos de que nuestro hijo tenga un buen amigo- Respondió Akira con una sonrisa, él también quería que su hijo tuviese amigos, no le importaba si fuesen muchos o solamente uno, solo deseaba que fuese una persona buena.
Minutos más tarde los Tokoyami se fueron a su hogar; los padres de Fuyumi llegaron a la mansión para llevarla a casa, ya que al día siguiente tenía clases.
Nuevamente Shoto estaba solo en esa aterradora mansión y como era de esperar, los gritos y llantos comenzaron.
Otra noche más con Shoto encerrado en el ropero.
Nunca estaría a salvo de ellos.
30/10/2008
F
umikage estaba emocionado, hoy era su primer cumpleaños con un amigo, corrección con su mejor amigo, sus padres lo miraban con ternura al ver cómo brincaba de un lado a otro por la emoción.
-¿También vendrá Fuyumi?- Preguntó con entusiasmo, era divertido jugar a los monstruos con ella persiguiéndolos.
Aiko se agachó para quedar del tamaño de Fumikage y dijo -No puede asistir, porque tiene que ir a la escuela.
-¿Escuela? Que aburrido- Dijo Fumikage con desagrado, al menor le interesaba más Yuuei, allí podía pintar.
-Algún día tu irás y te aseguro que te divertirás- Respondió Akira levantándolo.
-¿Puedo comer helado? No será demasiado- Pidió el menor mirando fijamente los ojos de celestes de su padre.
-Son las diez de la mañana, luego de almorzar te daremos helado de fresa y chocolate- Dijo Akira con seriedad -Además, más tarde comerás pastel y golosinas, también mañana irás a pedir caramelos.
-¡Cierto! Mañana es Halloween- Dijo Fumikage ahora más emocionado, era su primer Halloween e iría con Shoto y Fuyumi a pedir caramelos, luego frunció el ceño -Pero cuándo es el almuerzo, quiero el helado…
La carita de Fumikage era adorable, pero no querían que su hijo trepara el techo en la noche, así que Aiko le señaló el hermoso y elegante reloj que se encontraba colgando en la pared.
-Cuando la manecilla larga esté en el número doce y la pequeña en el uno, serán las una de la tarde, a esa hora almorzaremos- Explicó Aiko detenidamente.
-¿Lo prometes? ¿Prometes que será a esa hora?- Esas preguntas parecían ser el deseo de un niño que quiere comer su helado en ese mismo instante, pero esas preguntas se las hizo con mucha dificultad a Hawks, cuando él tenía tan solo 3 años.
Ya han pasado 2 años y un día desde que los llevaron al orfanato, y 680 días de haber sido separados oficialmente.
-Lo prometo, así que vamos a ducharte y al baño a vestirte más ordenado- Dijo Aiko agarrando al menor.
Fumikage odiaba bañarse, eso significaba mojar su cabello, lo cual daba como resultado: cepillarse el cabello.
Peinarse era una tortura, su cabello se enredaba con facilidad, se prometió a sí mismo jamás tenerlo largo.
Al final se lo dejó crecer, porque a cierta chica le gustaba cómo se le veía el cabello más largo… en fin, adolescentes.
Luego del almuerzo y el delicioso helado que tanto esperaba, llegaron sus abuelos y tíos con varios regalos de diferentes tamaños.
Fumikage era un niño que se emocionaba con cualquier tipo de regalo, desde ropa hasta juguetes, podía ser algo diminuto y se alegraba.
No era un niño muy materialista, aunque lo que en verdad lo hacía más feliz que cualquier cosa, eran un par de lápices para dibujar.
Su abuelito le trajo un pequeño atril con unos lienzos y pinturas para niños. Ese hombre tenía un buen ojo para los regalos.
Antes de que llegara Shoto hizo una pintura de cada uno de los presentes, muy coloridas y alegres.
Algo que Fumikage jamás cambió y cambiará, es el manejo de los colores, puede estar deprimido y molesto, pero sus pinturas nunca son opacas y deprimentes.
Fumikage pinta así para hacerse feliz en los peores momentos, ¿Por qué debería representar su dolor de las formas más aterradoras y descoloridas?
Sí decide pintar situaciones tristes, las lágrimas son de colores, los ambientes bien coloridos con momentos desgarradores, tan ilógico y a la vez hermoso.
Su arte es un choque de emociones que muchos compañeros a futuro no comprenden.
Fumikage cree firmemente que en los momentos más tristes siempre hay un color, una esperanza.
Ama el celeste y el naranja, siempre salen en sus pinturas, porque esos colores son la representación de sus padres.
Sus preciados héroes.
Aiko tuvo que llevar a Fumikage al baño para sacarle toda la pintura de la cara y manos, de paso tuvo que cambiarle la ropa nuevamente, el menor ensucia sus prendas varias veces, pero a pesar de eso, su madre siempre lo tiene bien vestido.
Cuando llegó Shoto, Fumikage lo presentó a todos sus miembros de la familia.
-¡Es mi mejor amigo!- A veces los adultos piensan que Fumikage sería capaz de brillar por la desbordante alegría.
Más adelante todo se apagaría.
Shoto le regaló un maletín con un set de lápices de diferentes tipos y colores, también una croquera con la que pudiese dibujar.
-Mi tía me dio esto para que te lo regalara- Dijo Shoto entregándole una caja envuelta en papel de regalo.
Fumikage emocionado lo abrió y sonrió, eran dos walkie talkie con baterías recargables.
Sin duda el regalo más utilizado por los dos niños que jugaban a los espías por el enorme jardín trasero.
Entre risas y juegos finalizaron la tarde comiendo un gran trozo de pastel de chocolate.
Sin dudas el mejor cumpleaños que podía recordar el menor.
31/10/2008
19:00 pm
Fuyumi corría con los dos niños emocionada por la vereda, amaba el Halloween y disfrazarse de lo que quisiera, en su niñez iba con Natsuo a pedir caramelos, al menos hasta que él se fue a Yuuei como lo hizo Rei en su entonces.
Luego Rei la acompañaba a pedir caramelos junto con Shoto, el cual era su excusa para seguir participando en esa tradición y disfrazarse con 13 años.
Este año se unía Fumikage junto con Aiko para pedir caramelos.
Fumikage se había disfrazado de vampiro, aunque tuvo que sacarse los colmillos por la incomodidad; en cambio Shoto vestía un traje de súper héroe con una capa azul eléctrico.
-Tienes una hermanita muy adorable- Dijo Aiko con una sonrisa al ver a la menor correr con su traje de hada -Me recuerda a mi niñez.
-Fuyumi ama todo lo que sea una festividad- Respondió Rei con una pequeña sonrisa, adoraba a su hermana menor.
Era una versión pequeña de ella y temía que terminase igual.
Con un hijo que no quería tener y un marido horrible.
-¡Dulce o truco!- Exclamaron los tres mientras una voz que salía del mismo timbre preguntaba quiénes eran, las mansiones hacían los procesos más lentos, pero vaya que daban caramelos.
Por el pasar de las horas los niños tenían sus calabazas llenas de caramelos, había sido una gran labor entre los tres, pero llegaron a una donde había una gran fiesta.
Rei y Aiko miraban atentas a los menores a una corta distancia.
Unos chicos de entre 14 y 16 años que salían de la fiesta se pusieron al frente de los tres.
-Oye enana ¿No eres demasiado vieja para pedir caramelos?- Dijo uno de los chicos que se veía más joven.
Fumikage y Shoto se pusieron detrás de Fuyumi.
La peliblanca frunció el ceño y respondió burlesca -Al menos no parezco un bebé disfrazado de su hermano mayor que busca encajar con chicos más grandes o tal vez tienes 16 años y la pubertad aún no llega a la puerta de tu casa.
El chico iba a empujar a Fuyumi, pero los dos menores lo patearon con fuerza en cada pierna, luego fueron rápidamente con las madres de los pequeños.
-Fuyumi, ¿Qué hiciste ahora?- Preguntó Rei preocupada al verlos correr hacia ellos.
-Mamá, ese niño malo quería pegarle a Fuyumi, así que lo pateamos bien fuerte- Dijo Shoto con una sonrisa.
Los adolescentes se acercaron, pero Aiko los fulminó con la mirada -Lárguense ahora o llamaré a sus padres para que los regañen por estar bebiendo siendo menores de edad.
Al escuchar eso se marcharon molestos, esa mujer no era fácil de tratar.
-¿Por qué te quería lastimar?- Preguntó Rei con seriedad -Tengo que llevarte en una pieza o mamá me matará.
Ambas discutían, Shoto sonreía al verlas, pero para Fumikage y Aiko era algo poco usual de ver.
Una adulta discutiendo como una niña de trece años.
Aiko no tenía hermanos, por lo tanto, no le era muy normal las discusiones entre estos, también pasaban por alto algo muy importante.
Rei y Fuyumi tan solo se llevaban por 9 años, además de que la joven madre tiene solo 22, simplemente tuvo que madurar más rápido que las otras personas.
Además, con Fuyumi y Natsuo siempre termina cambiando a una personalidad más alegre, más de su edad, es una de las tantas cosas que a Shoto le gustan de su tía.
Hace feliz a su mamá.
-Me dijo vieja por pedir caramelos y nadie tiene el derecho de insultarme por hacer las cosas que hago, si no lastimo a nadie y me estoy divirtiendo con ellos, ¿Qué hay de malo?- Dijo Fuyumi aún ofendida.
Sabía que no debía ir de truco o trato por ser ya una adolescente, pero nadie la comprendía, nadie entendía lo divertido que eran hacer muchas cosas.
¿Por qué no puede jugar con muñecas? ¿Por qué no puede jugar a lo que se le de la gana?
Actúa de su edad, incluso es más madura que muchos de sus compañeros y adolescentes, pero le siguen gustando ciertas cosas.
-Con mis amigas fuimos a pedir caramelos hasta los quince, usábamos de excusa a los hermanos de ellas- Dijo con una gran sonrisa la pelirroja -También nos decían cosas, simplemente los ignorábamos y reíamos.
Fumikage miraba a su madre con una gran sonrisa, ella era genial y siempre sabía cómo hacer sentir mejor a las personas.
-Les contaré un secreto- Dijo Aiko con una sonrisa -Santa me regalaba Barbies hasta los 16 años.
Rei la miraba sorprendida, a los 16 años ella ya estaba estudiando en Yuuei y tenía un novio.
Fuyumi la miraba con admiración, ella deseaba ser como la mujer que tenía al frente.
-Santa todavía me da regalos y son lindas Barbies, me regaló un yate el año pasado- Dijo muy emocionada -Este año le pediré la mansión.
La mayor miraba a su hermana con extrañeza, enserio Fuyumi era muy peculiar y sus padres le dijeron que Santa no existía a los once.
Se ablandaron con ella.
Shoto y Fumikage solo miraban a las dos mientras comían golosinas.
El de cabellos negros le dijo más tarde a su papá que quería regalarle una Barbie a su mamá, Akira extrañado por el pedido, aceptó y lo llevó de compras.
Fumikage nunca pedía nada y además era divertido salir con su hijo.
Aiko lloró como una niña por el regalo, no es como si quisiera una Barbie actualmente, pero saber que su bebé fue el de la idea la hizo muy feliz.
Más adelante se enteró por su abuelita que papá amaba los robots cuando era un niño, así que hizo lo mismo, pero con Aiko.
La respuesta de Akira fue una gran sonrisa y jugar a los robots con su hijo, mientras Aiko los filmaba.
Los cinco se fueron al hogar de los Todoroki mientras comían caramelos.
-¿No te parece raro que a los 13 no me interesan los chicos? Mis compañeras le gustan y una ya tiene novio- Preguntó Fuyumi a Aiko mientras comía su paletita.
Fuyumi no hablaba sobre el amor con Rei, ella quería un amor de ensueños y no, no un príncipe o algo por el estilo.
Quiere un chico divertido, que la ame y en especial que la respete.
No quiere ser como su hermana, teme estar casada con un hombre violento, quiere un lindo noviazgo tal vez con un artista.
No desea un músico como ella en su vida, quiere a un chico que pinte su mundo de colores.
-No todos estamos listos para el amor, simplemente llega a la vida y se queda ahí, por lo tanto, tienes que ser paciente- Respondió Aiko, luego susurró para que Fumikage no escuchara -Mi primer novio fue a los 19, terminamos muy mal, pero luego conocí a Akira por accidente en la universidad, ahora estoy felizmente casada con él y tengo un bello hijo, así que recuerda, el primer amor no siempre es el con quien te quedas para toda la vida.
Fuyumi creía que el primer amor siempre sería el único, pero la pelirroja se veía tan feliz con su vida y Rei tan infeliz, que prefería estar con el segundo o el tercero a que el primero como es en el caso de su hermana…
Al final el primer amor de Fuyumi no terminó bien, pero el segundo fue para toda la vida, aunque ese suceso ocurre por caerse en una piscina varios años después, once para ser exactos.
Cuando llegaron a la mansión, los tres hicieron una competencia de quién recibió más caramelos; la ganadora fue Fuyumi.
Fue un buen penúltimo Halloween, el próximo tendrían a un invitado especial, aunque él se vería “forzado” a disfrazarse.
11/01/2009
Otro cumpleaños más en la vida de Shoto, uno más donde de seguro adultos con traje charlarían con su padre y firmarían unos cuantos contratos.
Al menos daban buenos regalos, algo es algo.
Pero eran tan aburridos y como siempre tenía la charla previa de su padre, donde está ordenándole que se comporte y no hable de nada de lo que ocurre en la mansión.
Jamás a dicho nada y ahora con 7 años menos iba a decirlo.
Rei como siempre diciéndole que debe ser perfecto.
Lo usual, pero al menos ellos también le dan regalos.
Aunque suene surrealista, Enji le da regalos a Shoto, a pesar de ser un hombre violento y agresivo con él, éste le daba buenos regalos y una buena mesada.
Es su forma de expiar sus pecados, como si de esa forma puede decirse a sí mismo que es un buen padre.
¿Si le da de todo que hay de malo el resto?
Hace lo mismo con Rei, regalos bonitos y dinero, eso también era para verse como un buen marido.
Sus disculpas eran regalos, una forma sutil para hacerla sentir “amada”.
Retorcido, pero Shoto luego preferiría aprovechar eso al máximo, si estaba enjaulado en esa mansión con ese monstruo, al menos usaría el dinero de su padre a su antojo.
Compraría lo que se le de la gana, cuando le de la gana.
Podría tener los mismos invitados con traje, el mismo ambiente de negocios, la misma charla de siempre, pero hoy vendría a la fiesta nuevas personas.
Tres personas en específico y la más importante era Fumikage.
Su primer cumpleaños con su mejor amigo y sería en la piscina, ellos dos jugando a ser tiburones.
Cuando llegaron los Tokoyami, Fumikage le regaló un pack con juguetes de los súper héroes que tanto amaba.
-¡Gracias!- Dijo Shoto con una enorme sonrisa e inevitablemente, ambos niños abrieron la caja y comenzaron a jugar con éstos.
Entonces se detuvieron cuando apareció Fuyumi, ella cargaba una gran cubeta que contenía unos pequeños globitos.
Los niños no comprendieron hasta que ella sacó uno y lo lanzó al suelo, éste estalló mojando el césped con agua.
Ambos niños sonrieron y comenzaron una guerra de bombitas de agua entre los tres.
Luego se aliaron los dos y comenzaron a perseguir a la mayor, de lejos Aiko grababa todo lo que ocurría.
Aiko filmaba todas las fiestas y momentos divertidos, le gustaba registrar los bellos sucesos.
Quería que Fumikage en unos años más viera todo lo que hacían y cómo era.
Su pequeña estrella, sin dudas su hijo la a convertido en la mujer más feliz de la Tierra.
Tiene a su esposo y a Fumikage, no necesita nada más.
Luego de la gran guerra, se dedicaron a comer paletas de helado, hacía bastante calor.
Por primera vez Shoto se había olvidado completamente de la parte aburrida de su cumpleaños.
Nunca ingresaron a la mansión, en el jardín solo estaban Rei y Aiko charlando mientras observaban a los tres menores jugar, para que luego éstos comenzaran a nadar en la piscina.
En el momento de la piscina, Aiko se sentó en la orilla de la piscina para mojarse los pies mientras observaba a Fumikage.
El menor no sabía nadar muy bien y no iba a darle la responsabilidad de cuidar a su hijo a una niña de trece años.
Rei reía al ver a Shoto hacerse pasar por tiburón para asustar a Fumikage.
A los minutos después entre Fuyumi y Shoto le comenzaron a enseñar a nadar al menor.
Shoto aprendió de una forma bastante traumática, Enji era poco paciente y no iba a permitir que su hijo fuese tan lento en su aprendizaje.
Al final del día Fuyumi y Shoto terminaron rojos, a pesar de haberse cuidado la piel.
Fumikage terminó muy bronceado y con las mejillas rojas.
El cumpleañero tenía la piel lastimada, pero lo había pasado tan bien que le importaba poco.
Rei los bañó a su hijo y hermana en gel para las quemaduras solares, eso ayudó bastante para aliviar el ardor.
Terminaron el cumpleaños con un delicioso pastel de helado y una sonrisa en el rostro de Enji.
Eso significaba que algo bueno firmó, por lo tanto, esta noche no habrían gritos.
Sin dudas un excelente cumpleaños para Shoto.
02/03/2009
Shoto y Fumikage tenían dos perspectivas bastante distintas de sus padres antes de dejarlos en la escuela en su primer día de clases.
Los Tokoyami sonreían, le decían palabras de ánimos; Aiko lloraba en silencio, porque su bebé estaba más grande.
-Juega y disfruta de tu primer día clases, la pasarás muy bien, luego te llevaremos a comer un helado para celebrar- Dijo Akira con una gran sonrisa, también quería llorar, pero era mejor que un solo padre llorara, luego cuando el niño entrara al salón lloraría junto con su esposa.
Fumikage estaba feliz, emocionado, triste, nervioso, quería llorar.
Desde que había sido adoptado siempre había estado con al menos uno de los dos, alejarse de ellos le traía recuerdos donde estaba “solo” en el orfanato.
Sus emociones recuerdan como se sentía esperar las horas para que la persona que quería lo pudiese ver por un par de horas o menos.
Temía volver a esa realidad, volver a sentirse solo siendo cuidado por adultos que no conocía en una sala de juegos con otros niños.
No nuevamente… no quería alejarse de sus padres.
Comenzó a llorar el menor, no quería ir a la escuela, los padres lo levantaron e intentaron calmarlo.
-N-no- Sollozaba el pequeño -No me dejen, no quiero estar solo…
Ahora Akira fue a quien le comenzaron a caer las lágrimas, él comprendía bastante a su hijo, a pesar de no tener la misma sangre, se parecía mucho a él.
Curioso, pero Fumikage había adoptado similitudes en su personalidad y gustos similares a los de sus padres durante estos años viviendo con ellos.
“Si no fuese por el físico creeríamos que es su hijo sanguíneo”
Eso dijo la madre de Akira una noche cuando Fumikage dormía en su habitación, para ella era una miniatura de su hijo a esa edad.
Para ellos Fumikage siempre sería el alma del hijo que no lograron concebir, simplemente nació en otro lugar y volvió a casa.
El cruel y esperanzador destino tarde o temprano llevaría al pequeño hacia sus verdaderos padres.
-Solo serán un par de horas, luego volverás a casa- Dijo Aiko acariciando los cabellos negros del menor -Jamás volverás a estar solo, lo juro.
-Fumikage, también tienes a Shoto, no estarás solo- Dijo ahora Akira para tranquilizar a su hijo.
Fumikage asintió, mientras estuviera con Shoto no estaría solo, su mejor amigo estará con él y se divertirá.
-También conocerás a nuevos amigos con quienes puedes dibujar y jugar- Dijo Aiko intentando animarlo.
El pelinegro sonrió al escuchar a su madre, amigos con quienes poder dibujar, si bien tenía a Shoto, su amigo no era tan fan de dibujar como él.
Más amigos con quienes Shoto y él pudiesen tener aventuras.
-¡Hoy tendré muchos amigos junto con Shoto!- Dijo Fumikage cambiando completamente su actitud.
Ambos adultos se sintieron más tranquilos.
-¡Vayamos a buscar a Shoto!- Dijo animado, desde hoy se iba a divertir mucho.
Un inicio de primer día de clases muy diferente al que tuvo Shoto.
En el automóvil conducido por el chofer de la familia Todoroki, un hombre más que guardaba silencio por el dinero, se encontraba aparcado con los tres miembros de esa familia; para el placer de Enji tenía una barrera para que el chofer no viera nada y escuchara con dificultad.
Rei estaba nerviosa escuchando a su marido amenazar al menor con no decir nada a nadie sobre lo que ocurría en la casa.
Shoto solo asentía, él sabía que tenía que guardar silencio, no eran necesarias las amenazas, el menor no hablaría sobre esa mansión, ni siquiera desea mencionar aunque sea un poco a su padre.
El menor estaba feliz de estar por horas lejos de esa mansión, no estaba él con sus gritos y en especial, no tenía que ver el violín.
Libre de todo lo relacionado a Enji, ¿Por qué hablar sobre su padre?
-Debes comportarte perfecto, cuando salgamos quiero una excelente actitud y buenos modales- Dijo con seriedad -No hagas nada malo, ninguna travesura, nada.
No dijo nada, a Enji no le gusta que le respondan luego de una orden.
Shoto no lloró al salir del vehículo, solo sostenía la mano de su madre, mientras fingía una falsa seriedad, ya que por dentro estaba saltando de alegría.
-Vayamos a buscar a Fumikage- Dijo con frialdad, ahora interpretaba ese papel que más adelante terminaría siendo tristemente real.
Fumikage saltaba de alegría al ver a Shoto, mientras tanto el mayor lo saludó con una sonrisa.
Los Tokoyami estaban felices y más tranquilos al ver a su hijo emocionado con su amigo, podían dejarlo en la escuela más tranquilos.
Enji sonrió al ver la actitud de su hijo, lo había moldeado bien y deseaba que en clases siguiera igual.
Rei miraba con lástima a su hijo.
Al despedirse ambos niños fueron al salón, Shoto saltaba de alegría y sonreía, al fin libre de Enji.
Su padre nunca se enterará de todas las locuras que hará en clases y recreo.
Jamás se enteraron de todo lo que hacían con sus amigos, pero lo padres de Fumikage si se enteraban a veces y desgraciadamente de las peores formas, pero eso es más adelante, cuando todo cambió a peor.
Cuando conocieron a Monoma Neito.
Al ingresar a la sala se presentaron todos los niños entre sonrisas y ánimo, otros estaban tristes por estar allí; Shoto y Fumikage obviamente caminaban al lado del otro como dos imanes.
Luego de hablar con otros niños se acercaron a dos niñas que se encontraban sentadas pintando en unas hojas. Una de ellas tenía el cabello largo y negro atado en una trenza; ojos oscuros, rozando al negro; y la tez pálida.
La otra niña tenía el cabello verde oscuro atado en dos perfectas y largas coletas; la piel era levemente bronceada; y sus ojos eran grandes y oscuros.
A Fumikage le llamaron la atención y arrastró a Shoto con él, quería conocer a esas niñas.
Más niños con quienes pintar.
-Tsuyu, eres muy buena dibujando- Dijo la pelinegra con una pequeña sonrisa -Desearía ser como tu.
La peliverde sonrió y dijo -Yo quisiera tocar el piano como tu…
-¡Hola!- Exclamó Fumikage -Soy Fumikage Tokoyami.
Las niñas los miraron, si bien antes no estaban acostumbrados a más niños a su alrededor, con niñas de sus edades mucho menos.
-¡Soy Tsuyu Asui!- Dijo sonriendo la peliverde.
-Mucho gusto, yo soy Yaoyorozu Momo- Dijo la pelinegra con un tono de voz menos efusivo y más educado, pero con una gran sonrisa.
A Shoto le llamó la atención la pelinegra, era tan cómo su padre quería que él fuese y éste lo hacía forzado, pero a ella le salía natural, no parecía una actuación.
La niña era de esa forma sin aparentar.
-Mu… ¡Mi nombre es Shoto!- Dijo con una sonrisa, Shoto no iba a ser como su padre le dijo que tenía que actuar, al menos no en la escuela.
-Dibujas muy lindo…- Continuó Fumikage acercándose al lado de la peliverde para apreciar los dibujos.
Tsuyu sonrió y le mostró la hoja -Es un unicornio.
-Es hermoso- Dijo Fumikage admirándolo -Jamás he dibujado unicornios…
-¿Dibujas?- Preguntó Tsuyu entusiasmada.
Fumikage no lo sabía, pero la niña también buscaba amigos con quienes dibujar.
-Sí, me encanta dibujar, seré tan bueno que iré a Yuuei con Shoto- Dijo Fumikage emocionado, verdaderamente se le había quedado pegado lo que habló Enji.
El pelinegro sabía que Shoto sería músico como Enji, y si él podía ingresar a esa escuela pintando, lo haría, quería estar siempre con su mejor amigo.
Enji era el Rey de la manipulación, había utilizado el entusiasmo del pequeño y el talento, porque ese hombre sabía cuando otros tenían esa chispa y ese niño la tenía. El adulto sabía que lo mejor para Shoto era estar rodeado de personas que quisiesen estar en Yuuei, más motivación para el menor.
Un manipulador que mueve los hilos y nadie se a dado cuenta de su plan.
-¿A Yuuei?- Dijo ahora Momo emocionada -¿Quieren ir a esa escuela?
Fumikage asentía mucho y sin dejar de sonreír.
-Nuestras mamás fueron a Yuuei- Dijo Momo orgullosa -Tsuyu y yo iremos igual que ellas…
Shoto forzó una sonrisa, esa escuela lo seguía a todos lados, desde que su padre la había mencionado, Fumikage se emocionó al pensar que había un lugar donde podía dibujar todo el tiempo.
Ser artista, el sueño de Fumikage era ese y que esa persona lo encontrara con su arte, quería que ese fan volviera a ver sus dibujos.
El pequeño artista no tenía idea en esos momentos de sus propias metas.
-¿Qué harás tu Shoto?- Preguntó Momo con curiosidad.
La respuesta era obvia, su cerebro ya estaba programado para decir -Seré violinista… ¿Y ustedes que serán?
-Voy a ser pianista como mi mamá- Dijo Momo con una gran sonrisa, ella adoraba a su madre y aspiraba a ser tan buena como ésta.
Tsuyu respondió emocionada -Pintora y escultora como mi mamá, ¡Ella solo con hielo hace esculturas enormes!
Si fuese posible a Fumikage le brillarían los ojos por la emoción, solo en algunas escenas de películas ha visto cisnes de hielo sobre las mesas mientras hay una gran fiesta.
-¡Eso es asombroso!- Dijo Fumikage maravillado.
Shoto sonrió por la actitud de su amigo, era Fumikage siendo Fumikage, el pequeño se emocionaba por todo lo que le parecía genial, tan honesto y alegre que contagiaba a todos con ese brillo.
Esos dos amigos eran lo opuesto, luz y sombra, calor y frío, día y noche, pero esas diferencias los ayudaban mutuamente a ser felices.
Inevitablemente Fumikage comenzó a dibujar con Tsuyu, arrastrando de paso a Shoto y a Momo.
-Eres muy bueno dibujando Fumikage- Dijo con una pequeña sonrisa la peliverde.
-Gracias, pero tu eres mucho mejor y aún no sé cómo hacer unicornios como los tuyos- Dijo el pelinegro tomando el color rosa.
Tsuyu comenzó a explicarle cómo los hacía y él le ponía atención.
Algo que también era de admirar de parte del pelinegro, es que no es orgulloso y pide ayuda si no sabe hacer algo, no tiene problemas de decir que otros son buenos haciendo cosas que él no logra hacer.
Ninguno de esos dos niños jamás esperó que ambos terminarían en una bonita relación de noviazgo varios años después, pero por ahora son dos pequeños que están formando una tierna amistad.
¿Podría decirse que es el inicio de una linda y dulce historia de amor? Porque ambos son un dúo que nada y nadie los separaría.
-Mami en sus conciertos toca el piano y detrás de ella hay una orquesta con violinistas- Decía Momo intentando entablar conversación con Shoto -Es muy bonito el sonido…
Shoto no negaría que le gusta el sonido, el violín es hermoso, pero le temía tanto a Enji que no quería saber de él.
No quería tocar ese instrumento, porque le recordaba la mirada de Enji; Shoto no deseaba ser violinista, porque en algún punto de su vida se parecería a su padre.
Sentía un amor-odio con el violín, pero jamás lo diría en voz alta.
-Sí, es bonito y relajante- Mintió con lo último.
No hay melodía relajante en el violín, solo bonitas.
-El piano también es bonito, papá también tiene a una pianista a su lado- Dijo Shoto formando una mueca de desagrado.
Rei no le creyó hace unos meses atrás que vio a Enji besar a la pianista en el jardín de la mansión, cuando se realizó esa enorme fiesta de cumpleaños de su padre.
Shoto le dijo primero a su mejor amigo y él le creyó, si bien no comprendían aún lo que es la infidelidad, sabían que no era normal hacer eso con alguien que no sea su mamá.
Desde ese día prefirió ignorar esas actitudes de su padre… más adelante Rei haría lo mismo, pero con un hombre que no conocía de nada.
Para Shoto era confuso, por un lado las series que veía con Fumikage decían que era malo y por otro lado lo hacían sus padres con normalidad.
Fumikage lo veía como lo peor, pero él tenía dos padres ejemplares que se amaban, no había nada contradictorio en su vida.
No sería difícil de imaginar que Shoto sería como su padre en algún momento, un pésimo padre y esposo. Un monstruo maltratador que lo único que hace es lastimar a otros.
Tiempo después su tía le explicaría lo mal que está hacer eso, pero eso sería luego de ese triste día en el que esa persona desapareció de la vida de todos.
Shoto está rodeado de pésimos ejemplos y el tiempo corría.
-¿Tu papá es músico?- Preguntó emocionada la pelinegra -El mío es un empresario de algo, no recuerdo muy bien, pero sé que es muy importante.
Shoto asintió por lo primero, ser músico como su padre, ese era su destino y no quería serlo, pero eso era lo que su padre le dijo.
Los dos pequeños comenzaron a jugar con los cubos mientras sus amigos dibujaban en su propio mundo.
A Shoto le gustaba hablar con Momo, era una niña divertida y de alguna forma le gustaba ver a una persona tan emocionada por ser como su madre.
Momo era lo que Shoto debía ser y no quería serlo.
Shoto no lo sabía, pero Enji estaba más que gustoso con la amistad que cada vez estaba formando de forma natural y sin dobles intenciones, era como si el destino estaba jugando a favor de ese adulto.
Esos dos niños podían ser una excelente pareja a futuro, adinerados y músicos, similares a Rei y Enji, una posible replica.
Todo depende de ellos dos y en especial de la decisión que tomaría Momo ese día de enero.
A diferencia de Fumikage y Tsuyu donde es un sendero de flores; Shoto y Momo es un rosal repleto de espinas.
Un dulce amor con un final feliz; un amor amargo destinado a la infelicidad.
Porque Fumikage y Shoto eran lo opuesto en todo, desde sus inicios hasta sus futuros, pero no lo sabían en esos momentos.
Los 4 niños no sabían que ese nada y nadie aparecería en sus vidas creando la grieta invisible que tal vez no lograrían sellar, todo dependía de él para lograrlo.
No siempre el poder del amor y la amistad lo vencen todo.
Más tarde todos estaban sentados escuchando atentamente a la maestra.
Ese primer día de clase había sido genial para ambos niños, más tarde llegarían a sus casas con sonrisas hablando de sus nuevas amigas.
Y cómo era lo más predecible, Enji las aprobaba como amigas para su hijo, ni siquiera él pensaba que Shoto formaría esos lazos de amistad tan rápido.
Enji tenía las piezas de ajedrez perfectas para el futuro de su hijo y la empresa de los Todoroki.
No estaba en sus planes la adicción de Shoto, pero con ese vicio aún es manejable, el problema de todos sería la aparición de una persona singular, pero aún falta mucho para ese día.
Esa madrugada de noviembre donde unas latas de pinturas en spray aparecieron en la vida de Shoto.
El kínder fue divertido, lleno de emociones y diversión, los 4 niños prometieron ser amigos para siempre.
Iban a cumpleaños y a excursiones, eran muy unidos y cómo era de esperar sus padres comenzaron a conocerse al momento de ir con sus hijos de visitas a los diferentes hogares.
Momo y Tsuyu siempre iban a todos lados juntas, han sido amigas desde la cuna, ya que sus madres tenían una gran amistad desde que estaban en Yuuei.
Dos amigas inseparables, al igual que Shoto y Fumikage…
Sin dudas 2009 es un gran año para los dos niños, pero esa Navidad fue el comienzo de algo más grande en la vida de ellos, en especial la de Fumikage.
El violinista de calle aparecería y jamás lo olvidaría.
Continuará…
Nota
Este capítulo me dejó soft, es demasiado tierno y triste a la vez.
Adoro escribir la relación de Fuyumi con los dos pequeños, me parece tierno.
Los padres de Tokoyami son los mejores, se merecen un premio 🦄💖
Amo escribir lo tierno y dulce que es Fumikage, también cómo es lo opuesto a Izuku y Hitoshi cuando se trata de pintar, no quiero que todos tengan la misma forma de retratar su arte.
Enji te odio, maldito manipulador >:(
¿Creen que Shoto lastime a Momo más adelante?
Nunca es temprano para decir, maldito Monoma.
Amo señalar que aparecerá el brócoli 🩷
Ah y no se acostumbren con lo soft 😁
#MuerteaEnji
#MatenaEnji
#AikoyAkirabestospadres
#Fuyumisosunsol
#IzukusalvaaShoto
#Fumikagesemereceelcielo
#CuidenaShotoestáchikito
Hasta la próxima semana 🦄💖
Publicado: 06/05/2023
Capítulo 20: 659 días con el violinista
Cómo es de esperarse, el próximo capítulo aparece Hawks y yo estoy modo llantos 🥺
Leerán en el próximo capítulo cosas que no se vieron en el extra de Hawks, así que lo disfrutarán 🦄💖
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