L.2 Capítulo 18
22/12/2007
El dolor del niño de ojos bicolor…
Gritos, llantos, botellas quebrándose, el sonido de los platos cayendo al suelo con fuerza.
Sonidos horribles y aterradores, que aquel niño oculto en su gran ropero escuchaba entre llantos y sollozos.
El pequeño Shoto de 4 años nunca se acostumbraría a esos sonidos y violencia que su padre le propinaba a su madre.
Enji Todoroki daba miedo, su agresividad constante a la hora de explicarle cómo tocar el violín, le provocaba cierto temor a ese fino instrumento musical.
Tenía que ser perfecto, no podía fracasarle, no a ese hombre tan cruel y aterrador.
Si bien Enji no lo golpeaba, sí le gritaba y su mamá cuando opinaba sobre ese método de crianza recibía una cachetada en su lindo rostro.
La única que siempre lograba protegerlo de esa maldad era su preciada tía Fuyumi, pero ella no vivía con ellos.
Su tía tan solo tenía 12 años, no lo podía sacar de esa enorme mansión lejos de Enji por grandes motivos.
Era una niña, no tenía dinero y solo era su tía, también los padres de esa familia apoyaban aquel matrimonio joven.
Su hija mayor no podía ser madre soltera a una edad tan joven.
Fuyumi le dijo que tenía que ser fuerte, que cuando ella fuese independiente de su familia y con dinero para los dos, lo sacaría de ahí.
Su tía asistiría a Yuuei, porque amaba tocar el violonchelo, pero también para tener más probabilidades de lograr conseguir la fama y dinero. Si tienes las dos, puedes lograr grandes cosas.
A
l menos lo acompañaría lo máximo posible hasta ingresar a Yuuei.
¿Por qué tenía que estar encarcelado en aquel mundo tan violento? Nadie lo rescataría de ese lugar, porque al final de cuentas Todoroki Enji tenía prestigio, dinero y era un buen actor.
Interpretaba un excelente papel de padre y esposo ante los ojos del mundo, pero en especial de la policía.
Aunque el dinero también compra a la policía.
¿Creen que la mayoría de los trabajadores de esa mansión se quedaban callados viendo esa violencia desmedida?
Claro que no, muchos no aceptaban sobornos y denunciaron, pero la policía accidentalmente borra todo.
Shoto hasta los 18 años estará viviendo en ese infierno, en realidad si asiste a Yuuei solo hasta los 15, pero lo quiera o no, tendrá que volver en vacaciones.
Ese niño está atrapado en ese hogar viendo como su madre se deteriora emocionalmente por el pasar de los días.
A la mañana siguiente Shoto despertó en el ropero, temía salir de su escondite y encontrarse a su padre con aquella mirada tan aterradora.
La puerta del ropero se abrió de golpe, el niño chilló por el miedo, pero sonrió al ver a una niña de cabellos blancos.
Fuyumi había aparecido; la mayor vestía un traje de heroína con una capa rosada y sobre su cabeza tenía una tiara de princesa.
-¡Aquí estoy Shoto!- Dijo Fuyumi con una gran sonrisa -La heroína de la capa rosa a llegado y necesita a su compañero.
Shoto se percató que tenía una bolsa de papel en su mano.
La pequeña le había traído al menor un disfraz de héroe; Shoto inmediatamente se disfrazó con aquel traje.
-¡Vayamos en búsquedas de aventuras!- Dijo Fuyumi con ánimo.
Salieron corriendo ambos niños para jugar en el jardín trasero; hoy el sol estaba provocando más calor de lo usual, odiaba el exceso de temperatura, pero a pesar de detestar el clima de esta calurosa estación, sacaba el lado positivo del verano, Fuyumi está más presente en su vida por las vacaciones.
Enji solo miraba la situación, no le agradaba en absoluto la menor, solo la soportaba por ser la hermana menor de Rei, si no fuese por eso, hace mucho que la echaría de la mansión.
Enji cuenta los días para que se vaya a Yuuei y deje de ser tan metiche, tan desafiante, se parece a la antigua Rei, merece que los padres la regañen por sus comportamientos.
Una niña de 12 no debería estar jugando a los héroes con un niño de 4 años, debería estar estudiando y haciendo cosas de lo que sea que hacen a esa edad las niñas.
Luego le diría a sus suegros que midan más a la niña o terminará siendo problemática.
Fuyumi iba de la mano con Shoto, pasó al lado de Enji y lo miró con odio.
-¿No deberías estudiar?- Preguntó molesto por esa mirada.
-Queda poco de clase y saqué 100% en todos mis exámenes- Respondió la menor con una sonrisa burlona.
Conocía a Enji, de seguro le diría a sus padres algo para que no la dejasen venir.
Si saca calificaciones perfectas y tienes tu dormitorio impecable, no la regañarían.
-¿No estás grande para jugar a los héroes?- Dijo con burla el mayor.
-Nunca estaré grande para poder jugar con Shoto- Respondió intentando no sonar tan ruda, luego se metería en problemas y de paso a Rei.
Shoto por dentro sonreía, a parte del tío Natsuo, ella era la única que tenía el valor de enfrentar a su padre.
El menor quería mucho a su tía y odiaba que se fuese de esa aterradora mansión.
¿Por qué no se lo llevaba de ese lugar?
-Algún día te sacaré de aquí, así que soporta al pesado de Enji- Dijo a escondidas en el jardín -Juro que cuando sea grande te sacaré de esta mansión.
Shoto quería creerle, pero no era ingenuo a pesar de la edad que tenía.
Ambos eran niños y no podían hacer nada, pero su consuelo era saber que tenía alguien que lo apoyaba. Así era la vida de Shoto a diario dentro de esa mansión.
Gritos, dolor y llantos se escucharon esa misma noche.
Una madre que perdía la cordura cada vez más rápido.
Una mujer que odiaba a su propio hijo por el pasar de las horas.
Shoto sin dudas era miserable en su hogar.
¿Quién dijo que ser hijo de cuna de oro sería bonito?
Nadie se salva de la violencia.
11/01/2008
El cumpleaños número 5 de Shoto fue tan aburrido como cualquier otro, parecía más una fiesta de adultos cerrando negocios.
Enji Todoroki era tan peculiar, con tan solo 22 años tenía a todos comiendo de su mano, un hombre de negocios, pero también músico.
Él es el único hijo del matrimonio de los Todoroki, que a parte de ser músicos de renombre que estudiaron en Yuuei, eran exitosos empresarios y a su hijo le habían cedido un importante puesto al tener una confianza en su intelecto e hicieron bien, Enji es un excelente hombre de negocios.
Era molesto para Shoto ser el único niño en la familia por ambos lados, la que le seguía en edad era Fuyumi y ella en unos meses tendría 13.
Shoto se sentía cada día más solo por la diferencia de edades, el menor quería un amigo, un compañero de juegos.
Alguien bueno y divertido, quería una amistad para toda la vida.
Entonces esa noche Enji le dijo que vendría un socio mañana junto con su esposa e hijo.
El pequeño estaba emocionado por conocer a ese niño, tal vez el destino le había otorgado su deseo más profundo.
Tener un amigo.
Esa noche sus padres estaban discutiendo, pero Enji solo le gritaba, no podía dejarle marcas a Rei o si no los Tokoyami sospecharían.
Shoto estaba asustado, ninguna noche o día era feliz, siempre había una discusión y llantos de por medio.
Algún día tal vez será feliz, no le importaba si era estando solo o rodeado de buenas personas, Shoto quería ser feliz y libre.
-Tienes que comportante excelente, no puedo permitirme que me hagas pasar el ridículo, ¿Comprendes?- Dijo Enji con seriedad, su mirada hacía que Shoto se encogiera.
Shoto nunca a sido lastimado por él, pero por su boca salen aterradoras y violentas palabras que lo lastiman.
El pequeño tiene miedo de que algún día sea él, quien reciba los golpes de Enji.
12/01/2008
Se estaban tardando más de lo usual con su madre, ya que no encontraban los suspensores de Shoto. Rei estaba preocupada y asustada, los Tokoyami ya habían llegado, si los hacía esperar más, Enji estaría furioso en la noche.
Sentía miedo la joven, estaba desesperada, pero la calma llegó cuando Shoto los encontró.
-¡Aquí están!- Dijo el menor con una pequeña sonrisa.
Rei suspiró aliviada; le colocó los suspensores y fueron hacia la puerta para ir al salón.
-¿No me hará tocar el violín?- Preguntó Shoto nervioso -Me da miedo hacerlo mal…
-Si te lo pide, lo haces con una sonrisa- Dijo Rei con frialdad, a veces a Shoto le desagradaba su madre, comprendía su estado, pero simplemente se sentía forzado a ser perfecto y ella solo intentaba defenderlo un poco -Lo harás perfecto, créeme... lo harás bien.
Ahora Shoto sentía más presión, tenía que actuar perfecto por su madre.
Tenía miedo de hacer algo mal y que Enji se pusiera furioso, porque el castigo físico siempre se lo llevaba Rei.
Miedo.
La mansión Todoroki es aterradora.
Cuando llegaron al salón Shoto se fijó en los dos adultos y el pequeño que estaban sentados en el sofá; el hombre, el cual de seguro era el socio, tenía el cabello rubio y un bigote gracioso del mismo color, sus ojos eran celestes y la tez blanca; la mujer era colorina, tenía ojos similares a dos jades y bajo de estos estaban repletos de pecas, y su tez era blanca, parecía una muñeca de porcelana; por último el menor rondaba la edad de Shoto, tenía el cabello negro como la noche, los ojos eran levemente rasgados y de color escarlata, su tez era bronceada.
Shoto dedujo que era el matrimonio Tokoyami y el pequeño era el hijo, aunque éste no se parecía en nada a los dos adultos.
Rei mostró su hermosa y perfecta sonrisa que ocultaba a la perfección el temor que sentía de arruinar algo.
Sí hacía algo malo recibiría un castigo, odiaba no tener a nadie a quien recurrir, estaba sola con su hijo en una mansión aterradora.
-Mucho gusto, Sr. Y Sra. Tokoyami, soy Rei Todoroki y es un placer conocerlos- Dijo con un tono de voz dulce y educado.
Shoto se cohibió al ver la mirada de los desconocidos, pero con timidez se forzó a decir -Mucho gusto, soy Todoroki Shoto.
El menor sonrió al ver a Shoto y con una desbordante alegría bajó del sofá.
El de ojos heterocromáticos se sorprendió al ver cómo se acercaba y le sonreía a él, estaba acostumbrado a recibir solo ese tipo de sonrisas de parte de Fuyumi.
-¡Soy Tokoyami Fumikage! ¿Quieres jugar?- Dijo con tanto ánimo que dejó aturdido a Shoto.
Shoto se armó de valor y preguntó -¿Puedo enseñarle mis juguetes a Fumikage?
El pequeño miraba a los adultos, por dentro estaba muy feliz de conocer a Fumikage y que éste estuviese tan emocionado de conocerlo.
-Por mi parte no hay problema- Respondió la madre de Fumikage con una cálida sonrisa, una que le sorprendió a Shoto.
La Sra. Tokoyami no era como su madre, ella irradiaba una honesta calidez, su linda sonrisa no era falsa y sus ojos jades se veían vivos.
Esa mujer no vivía con miedo y Shoto sabía bastante bien cuando una persona sufría, la mirada lo delata todo.
Más tarde, luego de jugar a las carreras con las pistas de juguete, Fumikage miró el estuche del violín que se encontraba sobre la cama.
-¿Qué es eso?- Preguntó Fumikage, al percatarse lo que vio el menor sintió un poco de miedo.
No quería saber nada de ese instrumento musical en estos momentos, pero se forzó a sí mismo a sacar el estuche y mostrarle el violín.
-Guau…- Dijo Fumikage sorprendido al ver ese instrumento tan cotidiano para los ojos del niño de mirada bicolor.
Shoto fingió una sonrisa y dijo -Estoy practicando, papá quiere que sea tan bueno como él.
Lo que Shoto en verdad quería decir, era ser perfecto, tenía que serlo para que nada malo ocurriese, para que Enji no se volviese loco.
-¿Puedes tocar? Por fis- Pidió el de ojos escarlatas con una gran sonrisa.
El de cabellos bicolor quería decir no, pero fingió una sonrisa y asintió.
Shoto recordó los tediosos pasos que su padre le explicaba para tocar el violín; fue hacia su velador, sacó una cajita con resina para aplicarla en el arco del violín.
Era incómodo sentir la mirada de Fumikage mientras aplicaba la resina, sabía que era aburrido de ver, además aún le costaba hacerlo con la misma fluidez que su padre; al finalizar sonrió, ahora venía lo más complicado…
Shoto sacó el violín con delicadeza y comenzó a afinar las cuerdas con las clavijas y microafinadores, tenía miedo de cortar una cuerda y que esa mirada zafiro inyectada en sangre lo fulminara con su ira.
Cuando terminó de afinar las cuerdas sin cortar ninguna, sonrió aliviado, miró cómo Fumikage se sentó en el suelo y comenzó a tocar una de esas canciones que practicó con su padre.
Era lindo tener un espectador que lo escuchaba con una sonrisa, un niño que no tenía ni idea de cómo funcionaba el instrumento y solo apreciaba la melodía.
Por primera vez en mucho tiempo estaba verdaderamente disfrutando tocar el violín, no sentía la mirada de Enji.
No había presión, no tenía que ser perfecto si él no lo veía.
Si Enji no está presente, él puede ser solamente Shoto.
Por pedido del menor siguió tocando, pero esta vez lo hacía por gusto, se sentía feliz de estar tocando su violín.
-¡Eres genial Shoto!- Exclamó Fumikage con una gran sonrisa.
Shoto dejó de tocar el instrumento y lo guardó, estaba feliz de ver la alegría de Fumikage.
-Papá es mucho mejor, algún día seré tan bueno como él- Dijo Shoto con una sonrisa falsa.
Tenía que ser perfecto como Enji sí o sí.
Luego comenzaron los dos a jugar con los bloques, ambos se divertían y charlaban, era extraño para Shoto, pero se sentía por primera vez más comprendido.
La conversación dio un giro que sorprendió a Shoto.
-Mis papás no son mis papás, pero me quieren muuuucho- Dijo Fumikage alegre, eso desconcertó a Shoto.
-¿Cómo es eso?- Preguntó extrañado el pequeño, no tenía sentido para el mayor.
-No tenía papás y ellos me adoptaron para ser su hijo- Respondió Fumikage con su sonrisa cada vez más grande.
Raro, pero tenía sentido, Fumikage no se parecía en nada a sus padres, ningún rasgo físico lograba apreciarse.
-¿Quieres ser mi amigo?
Esa pregunta que hizo Shoto dio el inicio a un antes y un después en la vida de ambos pequeños.
-¿No lo éramos?- Dijo como si nada.
Esa frase hizo feliz a Shoto, tenía su primer amigo, mañana le iba a contar a Fuyumi, ella se pondría alegre al saberlo.
Fuyumi no quiere que Shoto esté solo, porque sabe que ella ya no estará con él los fines de semana.
Su tía quiere que su sobrino sea un niño feliz y que tenga muchos amigos con quienes pueda jugar.
Ese día obtuvo un amigo inseparable.
Enji estaba feliz esa noche, felicitó a Shoto por tocar el violín de forma tan perfecta y estaba encantado de saber que el pequeño Tokoyami era su nuevo amigo.
Una amistad entre herederos era conveniente para el futuro de las empresas, pero Shoto ignoraba aquello.
Al pequeño solo le importaba jugar con su nuevo amigo.
De vez en cuando ambas familias iban de visitas a sus mansiones y viajaban juntas en vacaciones, se formaron buenos lazos de amistad.
Rei y Shoto pensaban que todo sería feliz, pero claro que no.
Las cosas seguían igual o mejor dicho peor.
Por el pasar del tiempo el menor se había vuelto todo un actor, interpretaba el papel de un niño serio y frío, que no sufría y su familia era perfecta.
No existía el maltrato psicológico y físico.
Enji era un buen padre, un hombre serio, pero amable y protector con su familia.
Vaya película que esa familia tenía montada, todo estaba lejos de la realidad.
El mayor comenzó a maltratar a Shoto por defender a su madre… él tan solo tenía 7 años, le tiró el cabello con fuerza y lo mojó en la ducha con agua helada.
Por responderle más de una vez terminó con marcas en los brazos, de paso su madre cada vez estaba más mal.
Rei estaba trastornada, se volvió cada vez más cruel con Shoto. Antes él la veía como una pobre víctima, ella era una mujer débil, pero no podía culparla.
Luego comenzó a echarle la culpa a Shoto por todas sus desgracias, provocando que el menor se sintiera culpable de su propia existencia.
Él le arruinó la vida a una joven que tenía sueños y terminó atada por su nacimiento con un hombre cruel.
Su madre también lo maltrataba.
Fuyumi lloraba con él, no era algo que se ocultara por parte de la familia de Enji y la de Rei, el maltrato físico era un rumor que intentaban ignorar todos.
Hablar de la violencia dentro de esa mansión, se volvió un tabú.
La mayor tenía 15 años, sabía que era inútil hablar con un adulto para que sacara a Shoto de allí, porque la adolescente comprendía que su preciada hermana ya estaba perdida.
Rei no era lo que una vez fue y la extrañaba, pero jamás la perdonaría por maltratar a Shoto.
Si hablaba las cosas empeorarían, porque Enji ganaría de alguna forma.
Ese monstruo siempre ganaba.
07/10/2015
23:30 pm
El comienzo de la brecha…
Fumikage se negó al instante que vio la bolsita, lo mío sería una vez y listo, demostraría que no era una gallina y fin de la historia.
Los regaños de Hitoshi comenzaron, enserio apenas lo tolero a él y su alegría con Yuuei, es tan “soy genial y pinto”.
No lo comprendo, no entiendo la felicidad de seguir esas tradiciones familiares, se siente orgulloso por ser igual que su padre y abuelo.
Me da asco pensar en eso de las herencias, porque mis viejos fueron a Yuuei, yo iré.
Desgraciadamente, estoy obligado a ir a esa maldita academia, no me interesa ser cómo mis padres, abuelos y tíos.
No me interesa esa tradición familiar y esa mierda.
Es raro para mi ver a Hitoshi tan emocionado por seguir los pasos de su familia.
No entiendo las quejas de Hitoshi, solo es una vez, además no es como si yo le interesase en verdad.
Es amigo de Neito, eso significa que es la misma clase de persona.
Tic tac, tic tac, tic tac…
Solo una vez y jamás volveré a probar esta droga, solo una vez.
La cara de Fumikage, esa mirada escarlata se veía distinta a la usual, tan triste.
Neito solo reía con maldad, lo usual, pero me sorprendió ver como Hitoshi quería detenerme.
¿Desde cuándo le interesa verme bien?
No entiendo cómo es amigo de Neito, no hay lógica, es poco coherente…
Se siente bien, mi corazón no para de latir como loco, me gusta esta sensación tan diferente, pero solo es una vez… solo una.
No porque me guste significa que me volveré un drogadicto, ¿Cierto?
Solo será esta vez… solo por esta noche sentiré esta euforia tan placentera.
¿Por qué Fumikage me mira de esa forma?
-¿Fumikage no la probarás? Shoto lo hizo- Dijo Neito con un tono burlón.
Tic tac, tic tac, tic…
-No la probaré- Dijo molesto mi amigo, es la primera vez que no me sigue en alguna locura divertida.
¡CRAG!
La primera vez que suelta mi mano.
Jamás me ha visto con esa cara, no me gusta.
Solo será por esta noche, nada más.
¿Por qué siento que se acaba de formar una grieta invisible entre los dos?
Al final no fue la última vez que Shoto la consumió…
10/12/2018
01:30 am
Peleas tras peleas, gritos y más gritos de Enji y de Rei, dos monstruos tal para cual.
Otra vez estoy encerrado en este jodido ropero protegiéndome de la violencia, pero las puertas ya no son abiertas por Fuyumi.
Nadie viene a salvarme de esta mansión, sé que si Fuyumi pudiese, me habría sacado de este lugar, pero solo tiene 23 años, no puede hacer mucho que digamos.
Además, Enji da miedo, antes se apiadaba de ella porque tan solo era una niña.
¿Qué me diría Fuyumi si se entera que soy un drogadicto de mierda?
Decepción, solo eso puedo imaginar eso en la mirada grisácea de ella.
Ya estoy jodido, aunque quisiera no puedo dejarla, no quiero dejarla, sin ella todo es gris, es lo único que me ayuda a soportar todo lo que vivo en esta mansión.
Ella me ayuda a olvidar por unos minutos a Enji, a Rei y al maldito violín.
Como odio ese maldito instrumento musical.
Sé que está mal consumirla, pero solo ella me saca de esta asquerosa realidad, lo peor es que ni Fumikage, Tsuyu y Momo logran comprenderme.
Ellos tres jamás sabrán lo que se siente ser agredido por quiénes deben protegerte, ellos son felices en sus hogares con padres que los aman.
¿Existe alguien en este mundo que logre comprenderme? Alguna persona con la quien pueda hablar de todo y que entienda lo que siento.
Sé que Fumikage es mi mejor amigo, pero él no sabe qué se siente ser considerado un error por tu madre.
Mi amigo es adoptado por dos personas maravillosas, tiene un hermano que lo quiere, abuelos y tíos.
Tiene una familia feliz y estable.
Yo tengo a Fuyumi, pero no puede sacarme de aquí.
Los gritos de Enji eran aterradores, ¿Por qué no se separan de una vez por todas?
Jamás lastimaré a Momo cómo Enji lo hace con Rei.
Nunca seré Enji…
Las lágrimas caían por mis mejillas, detestaba esta sensación tan desoladora.
Cuando los gritos y la violencia acabaron, salí del ropero, el silencio nuevamente reinaba en la mansión y eso me hacía tan feliz.
Amo cuando silencio reina en esta mansión.
No existe el violín y la violencia.
Fui hacia la ventana y observé el cielo estrellado, tal vez una estrella fugaz aparezca repentinamente y pueda desear no haber nacido en esta familia.
Para mi sorpresa una estrella fugaz apareció de repente, las coincidencias de la vida me sorprenden.
Supongo que tengo que pedir un deseo.
“Deseo… deseo ser libre de ellos y de esa adicción”
Un deseo absurdo e imposible, siempre estaré atado a ellos.
Tic tac, tic tac, tic tac…
No hay nada peor que saber que eres un adicto y que no tienes esa fuerza de voluntad para dejarla…
Horas más tarde, Shoto se reencontraría con Izuku Yagi, pero aún falta para llegar hasta ese punto de su vida.
Nota
Al fin lo terminé, espero que les haya gustado el capítulo 🦄💖
Amé a Fuyumi, súper tía al rescate 🩷🩷
Shoto chiquito merece el sol, te odio Enji >:(
#MuerteaEnji
#MatenaEnji
#MuerteaMonoma
#Todopendejo
#MonomayEnjihdp
#IzukusalvaalShoto
#Todococainomano
#Fuyumibestotía
Hasta la próxima semana!! 🦄💖
Capítulo 19: Dulce niñez
Publicado: 30/04/2023
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