L.2 Capítulo 10
Desde pequeño tuve la facilidad en los estudios, no era un genio al que deberían haber adelantado de año, pero lograba aprender y memorizar más rápido que muchos de mis compañeros. Eso generó el odio y envidia de todos, no soportaban que una persona como yo tuviera como mínimo el 98% de las respuestas correctas.
Mi único rival era Bakugo, tanto en el arte como en las calificaciones, pero a él le gustaba tener un rival.
Esa mujer me felicitaba por mis calificaciones, decía que tendría un gran futuro si seguía de esa forma. A mi solo me gustaba pintar, pero asentía...
Al final el futuro que yo quería fue cortado por la realidad y mis estudios se convirtieron en ese refugio para ignorar las voces.
No era la mejor forma, me seguía lastimando, pero no sé, una parte de mi quería al menos tener feliz a ella por ese motivo...
Luego ella se volvió alcohólica, al principio prometía que dejaría de beber, le quedaba un poco en su conciencia que estaba lastimando a su hijo con su desprecio.
Ella ya me estaba ignorando y señalaba su odio con miradas, pero cuando bebía prometía que cambiaría por su preciado hijo.
Eso fueron los primeros meses, luego se perdió y simplemente me insultaba, me despreciaba, me hizo sentir como una basura que no merecía vivir.
Inko demostró por fin su verdadera cara.
Algo me sirve de todo esto, jamás le creas las promesas de las personas con adicciones, aunque sean tus seres queridos.
El cambio se demuestra con acciones, no con palabras vacías, por eso preferiría no estar relacionado con ninguna persona como ella.
Las adicciones destruyen todo...
-Srta. Jane, yo detesto el alcohol, no creo que todos los que beben son malos o como esa mujer, pero...
La psiquiatra me observó en silencio, nunca hablaba de mi gran miedo al alcohol.
-Me da miedo ser como ella, soy su hijo, tal vez heredé su deseo por beber, yo no quiero probarlo...- Dije nervioso -¿Y si me vuelvo adicto? Yo no quiero ser un violento, no quiero lastimar a las personas que quiero.
No puedo evitar pensar en Ochako y en mi siendo mi madre.
Odiaba ser tan parecido a mis padres, si tengo hijos, deseo que no se parezcan en nada a mi, soy débil mentalmente y mi aspecto es un calco de esos monstruos...
-No porque ella es alcohólica significa que serás igual, no siempre el ser humano hereda todos los rasgos de sus padres- Dijo con honestidad, luego sonrió y continuó -Te voy a contar un secreto, mi padre también era alcohólico, pero yo no lo soy, no todos somos iguales a nuestros progenitores, uno es quien decide su camino.
No sabía si lo que dijo era cierto, pero quería creer en sus palabras.
-Tengo una idea, no es necesario que respondas- Dijo con una sonrisa -¿En qué crees que te pareces a ella?
Me paralicé al escuchar eso, no entendía la pregunta, pero decidí recordar sus aspectos positivos y negativos...
-Mis ojos y cabello, también levemente el rostro...- Respondí, intenté pensar en algo, pero nada.
-Dejando lo negativo, ¿Había algo que ella sabía hacer demasiado bien?- Preguntó curiosa.
-Cocinar, ella cocinaba delicioso y siempre sonreía al hacerlo, en cambio yo... es comestible, pero no se compara y tampoco me gusta, me alegro que ahora Toshinori sea quien cocine y yo solo deba colocar el servicio, también lavo los platos, a pesar de que él dice que no- Dije sonriendo con lo último -Él siempre es así, pero creo que es lo mínimo y me gusta ayudarlo, por ejemplo, me gusta limpiar el jardín y cortar el césped, no me agrada verlo tan descuidado, de seguro a la Sra. Nana no le apetecería verlo desordenado.
Y así fue como comencé a hablar sobre todo lo que hacía en casa.
Me vino a la mente cómo era Toshinori, no nos parecíamos físicamente, él era más alegre y fuerte, pero también había sufrido, sus padres no eran el mejor ejemplo de personas buenas, pero decidió seguir adelante.
Yo también quiero seguir adelante.
A él le gusta pintar, a mi también; le gusta el chocolate, al igual que yo; él deseaba aprender más de pintura para mejorar y encontró a una gran maestra, yo también...
Él quiere hacer felices a las personas con sus pinturas.
Yo quiero hacer felices a mis seres queridos.
No pude evitar reír, me parecía más a él, que a mis propios padres, tal vez en otra vida pueda ser su hijo.
A mi mente vino lo cruel que era ella, ellos, las maldades, el maltrato y susurré -No me parezco en nada a ellos, no me creo capaz de lastimar a las personas inocentes, p-pero el tema del alcohol me da miedo.
Sentí mis lágrimas caer, se sentía liberador decir todo eso.
-Has dado un gran avance Izuku, te felicito- Dijo con honestidad, podía verla sonreír -No todos son capaces de decir todo lo que dijiste, has reconocido que no te pareces a ellos, es algo para sentirse orgulloso.
Sonreí al instante, la Srta. Jane siempre me felicitaba con cada avance mínimo que daba, me gustaba aquello, sentía que estaba mejorando, aunque sea un poco.
-Tu temor por el alcoholismo no es algo que se mejora con un chasquido y listo, es un largo proceso- Continuó con lo último que yo había dicho -Has pasado por una experiencia traumática, es natural temerle o que no te guste el alcohol, por ejemplo, hay varias personas con casos como los tuyos, pero con drogas y también tienen tus mismos temores, por lo tanto, no te sientas mal por sentir miedo, no eres el único.
Asentí al escuchar eso, se sentía bien no ser el único, ayuda bastante saber que no eres raro.
-Gracias Srta. Jane...
Izuku
15/12/2018
08:00 am
Me sentía temeroso como siempre, no deseaba pisar ese lugar, pero mi único consuelo era que sería la última vez que pisaría mi antigua escuela y bueno, estará Ochako.
Los diplomas y eso, Toshinori dijo que podíamos buscarlos en dirección más tarde, pero quiero dar ese cierre.
Es la última oportunidad de ver a todas las personas que hicieron mi vida un infierno.
Si voy a dar un cierre, lo haré como se debe, sin bajar la mirada o hacerlo en secreto.
Tengo demasiado miedo y creo que vomitaré, pero debo ser fuerte, no quiero que vuelvan a ganar.
Aún me queda mucho por mejorar, pero quiero demostrarme a mí mismo que puedo enfrentar esta situación, ya no estoy solo en las premiaciones, ahora alguien estará presente.
Ochako se acercó con sus padres, hace mucho que no la veía con su uniforme, de alguna forma me causaba nostalgia...
Era la última vez que tendremos el uniforme de la misma escuela, al fin la realidad golpeó a mi puerta.
El mundo de Ochako y el mío se iban a separar, ella en marzo se irá a otra ciudad a Yuuei.
Los padres de Ochako y Toshinori, nos sacaron una fotografía juntos, no pude evitar sonreír por ello.
Un fotógrafo contratado por la escuela se acercó, nos preguntó a Toshinori y a mi si queríamos fotografías. Primero me saqué una solo y luego otra con Toshinori.
No recordaba cuando fue la última vez que me saqué una fotografía de este estilo; me sentía feliz de compartirla con Toshinori.
-No borraron el graffiti por temor de que Yamikumo volviera al ataque- Dijo Ochako señalando mi pintura.
Me acerqué a la pintura junto con Ochako, no podía creer que gracias a esta representación de ella y mía, fuera la causante de que Toshinori me encontrara. Al final, si logró romper esas cadenas.
La pintura me causaba tristeza, me traía recuerdos de esa desesperación, ese grito suplicando ayuda.
-Interesante pintura- Escuché la voz de la Sra. Uraraka.
Me di la vuelta y la miré extrañado, pero ella no dijo nada, solo sonreía con diversión; me di la vuelta y vi a una Ochako sonrojada...
¿Qué le sucede?
-Ya es hora de ingresar- Dijo Toshinori, se veía feliz y un poco preocupado.
Él teme que colapse, pero hoy seré fuerte.
Ingresamos al auditorio, los apoderados se sentaban en otros asientos, separando a los alumnos para mayor organización. Preferí sentarme en el último asiento y al lado del pasillo, así no tendría nadie atrás y a mi lado, a excepción de Ochako, ella se sentó en el otro asiento.
Cuando llegó el maestro de literatura dio un discurso un tanto largo, dando un mensaje positivo y de que éramos excelentes alumnos.
Todos esos maestros, incluyéndolo, sabían lo que vivía a diario, son unos hipócritas, escuchar su discurso me provocaban ganas de gritar.
Ochako me dio la mano y la miré, ella se acercó a mi oreja y susurró -Ignóralo, es un idiota.
Sonreí como un idiota y asentí como respuesta. Ochako lee mis pensamientos.
Comenzó a decir los nombres para entregar los diplomas, podía ver como sonreían al recibirlos, todos y cada uno de ellos hicieron que mis últimos 5 años de vida fueran una tortura.
Cuando fue el turno de Ochako sonreí y aplaudí, ella es lo único bueno que me dio esta escuela.
Los nombres continuaron, hasta que me nombraron, me dejaron nuevamente último para recibir ese estúpido premio.
-Midoriya Izuku...- Sentía asco al escuchar mi nombre al lado de ese apellido.
Me levanté, podía sentir esas miradas, es extraño sentir como te desprecian, a pesar de no poder ver sus caras, pero ya estaba acostumbrado, por lo tanto, sé muy bien como me miran.
Deseaba huir del auditorio, encerrarme en mi habitación y llorar; escuché murmullos de ellos, tal vez creían que ya me había matado y por eso dejé de ir a clases.
Subí al escenario, mi corazón iba a mil, iba a vomitar y luego lloraría, no deseo ver sus ojos, recibí el diploma y el premio por ser el alumno más aplicado.
Miré a mis compañeros, asco y odio, sus miradas no habían cambiado en absoluto; mi vista fue a Ochako y vi su sonrisa, no pude evitar sonreír.
Dirigí mi mirada a Toshinori, él estaba alzando su pulgar con su enorme sonrisa formada en el rostro; incluso el Sr. Y Sra. Uraraka sonreían... tenía que seguir con mi plan.
-¿Maestro puedo decir unas palabras?- Susurré, esto iba a salir o muy bien, o muy mal.
El rostro del maestro se veía sorprendido y aceptó, era un caso poco usual de mi parte o de cualquier alumno.
Fui hacia el micrófono y miré a todos, más tarde tendría mi colapso mental, no les daré el gusto de saber que me afectan sus caras.
-Hola a todos...- Dije, sonó demasiado fuerte, jamás he usado un micrófono, pero intenté calmarme -No soy de las personas que dicen palabras emotivas o discursos motivacionales, hablar del compañerismo es absurdo ¿Cierto?
Mis compañeros se vieron bastante incómodos.
-Quiero dar mi discurso llamado "El Cierre", creo que es un buen nombre- Sonreí -La vida puede ser un caos, en el mundo existen personas malas, monstruos que les gustan destruir la felicidad de otros por tener complejos y creerse superiores, a pesar de lo insignificantes que son, pero... no todos son así, existen buenas personas que te demuestran que aún hay esperanza para seguir adelante, que en alguna parte del mundo hay personas que se alegrarán de conocerte...
Miré a Toshinori, él se estaba secando las lágrimas.
-Es triste decir que solo una persona en esta escuela me tendió la mano mientras el resto me trataba como basura, gracias Ochako por estar a mi lado y no renunciar...- Dije mirándola, ella sonreía orgullosa, como la amaba; luego miré a Toshinori -Gracias Toshinori por salvarme aquel día, gracias por guiarme en este poco tiempo y hacerme sentir feliz de estar en casa, espero algún día ser como usted
-Este discurso lo llamé de esta forma, porque quiero finalizar esta etapa en mi vida, el próximo año estaré en otra escuela y gracias al cielo que no los volveré a ver, por lo tanto, quiero decirles...- Fruncí el ceño y los miré -Gracias por hacer que estos últimos cinco años de mi vida fueran una tortura, gracias por agredirme física y verbalmente, desearía decir que alguno se salvó, pero todos amaban canalizar su odio en mi o ignorarlo, digo esto para que cambien para mejor o para decirle a sus padres en vivo y en directo, que me decían que me suicidara o cuando se sintieron triste porque no morí.
Escuché los murmullos de los padres, no pude evitar sonreír, no me sentía mal, se siente muy liberador.
-También gracias a los maestros y al director, todos sabían lo que sucedía, pero miraban a otro lado, ustedes me demostraban que no existían adultos buenos- Dije mirando a los profesores sentados.
-Debería decirle que los odio, pero no, no tengo ni empatía, ni odio hacia ustedes, en realidad no me importa lo que les suceda...- Continué y luego sonreí -Todo esto es algo que me he guardado por mucho y no es sano seguir callado, al fin puedo dar el cierre que me faltaba.
Me sentía aliviado, es algo que quería decir hace mucho y por fin tuve la oportunidad de liberarme, finalmente ese peso en mis hombros desapareció.
Soy libre de esas cadenas que aún no me dejaban seguir adelante, todavía faltaba un gran camino, pero sé que ahora será más fácil.
-Gracias por su atención- Dije con seriedad marchándome del auditorio.
Quería vomitar y llorar, estaba asustado, mis piernas tiritaban, era como si todo lo que aguanté arriba apareció de golpe.
Comencé a correr hacia detrás de la escuela, quería esconderme para que nadie me viera en este estado tan lamentable.
Las arcadas comenzaron, no pude evitar vomitar, mi corazón estaba a mil, y las lágrimas comenzaron a caer.
Era absurdo creer que saldría sano del auditorio, pero no pensé que llegaría a este punto.
-Izuku, tu discurso fue a otro nivel- Dijo Toshinori, me encontró.
Lo miré nervioso, me sentía horrible, no quería saber nada por el momento.
Toshinori me abrazó y dijo -Felicitaciones por tu premio, estoy orgullo de que hayas mantenido tus calificaciones altas.
No lo soporté más y comencé a llorar, hace años que no me felicitaban por ese premio, se sentía bien que te felicitaran.
-G-Gracias- Dije entre sollozos -También me alegro de haberlo conocido.
-Eres el chico más valiente que conozco, sé que fue duro estar al frente de ellos, pero debes sentirte orgulloso de haberlo logrado.
Asentí como respuesta.
Cuando nos dejamos de abrazar, Toshinori se veía un tanto preocupado.
-Te tengo que matricular en una escuela y si bien en los formularios tendrás que usar tu apellido, podemos decirles a la dirección y maestros para que utilicen mi apellido... solo si quieres.
Toshinori sabía que odiaba mi apellido, pero no podía hacer nada, naces con ese apellido y mueres con él.
Él me estaba dando una nueva oportunidad, al fin dejaré atrás ese apellido.
-Me encantaría tener su apellido- Dije sin titubear, hoy era uno de los mejores días de mi vida, al fin había enfrentado a mis demonios y dejaré de ser nombrado Midoriya Izuku.
No pude evitar sonreír al ver la alegría de Toshinori, no puedo creer que él haya imaginado que le diría que no.
-¿Qué opinas si vamos a celebrar este cierre y tu premio?- Preguntó Toshinori con una sonrisa.
-¡Sí!
Cuando nos marchamos hacia el automóvil me topé con Ochako y sin previo aviso me abrazo.
-¡Estoy orgullosa de ti!- Exclamó en voz alta -Deberías haber visto sus caras.
Sonaba tan alegre al decir eso que me reí.
Vi llegar a los padres de Ochako y palidecí, qué pensarán de mi...
Ochako deshizo el abrazo y miró a sus padres.
-Eres un valiente- Dijo el Sr. Uraraka con una sonrisa -Voy a hacer una pizza y por lo que tengo entendido, a Izuku le gustó ¿Quieren venir a comer?
El padre de Ochako dijo que era valiente y nos invitó a comer pizza...
No me di cuenta que ya estábamos en el automóvil en dirección hacia la casa de Ochako.
Sé que es absurdo, pero de alguna forma siempre he sentido que el padre de Ochako me odia y él es amable, es como si se fijara en mis acciones...
Pero si nos invitó, significa que no me detesta, no quiero que el padre de Ochako me odie, ella quiere mucho a sus padres. Además, es el padre de la chica que amo, no debo ser su enemigo.
Un momento, me vigila excesivamente cuando estoy muy cerca de Ochako, su mirada es bastante amenazante cuando me mira...
-Toshinori, usted cree que el Sr. Uraraka sabe que Ochako me gusta- Dije accidentalmente, sería muy idiota para no darme cuenta que me ve como si le voy a robar a su hija.
Estábamos en la luz roja y me miró, parecía estar aguantando la risa.
-¿Soy muy obvio?- Pregunté avergonzado, trágame tierra.
-Tranquilo, si te sirve, ella tampoco parece ocultarlo bien- Dijo con una sonrisa burlona.
Me cubrí la cara con mis manos, sentía mis mejillas arder, no podía creer cuan obvio soy.
-Siendo sincero son bastante tiernos los dos- Continuó, siento demasiada vergüenza.
Ahora entendía la sonrisa de la Sra. Uraraka, al menos no se veía molesta o eso deseo...
Izuku Yagi
13:30 pm
Se sentía extraño estar en el dormitorio de Ochako, era muy bonito. Lo que me sorprendió fue ver las pegatinas en el techo, me fue inevitable no sonreír al verlas.
-Brillan en la oscuridad- Dijo Ochako al ver que estaba observando el techo.
-Son bonitas- Respondí al instante.
-Las pegué cuando era más pequeña, tuve que saltar en la cama para pegarlas.
Reí al imaginar a Ochako de niña pegándolas con dificultad.
-No seas malvado- Dijo soltando una carcajada.
-Perdón- Dije sin dejar de reír.
Cuando nos calmamos, me senté en la silla de su escritorio; Ochako se sentó en la cama, ella me estaba mirando fijamente, de seguro esperando que hablara sobre lo ocurrido.
-¿Cómo te sientes?- Preguntó, su tono de voz sonaba preocupado.
No sé, esa era la respuesta que quería decir, pero de mi boca salió -Libre, al fin siento que podré seguir, pero a la vez quiero llorar y esconderme debajo de la cama.
-Fuiste muy valiente, me habría gustado hacer lo que tu hiciste- Dijo con esa sonrisa cálida que siempre me da cuando me siento mal -Me gusta ese lado tuyo, siempre logras sorprenderme, sé que algún día ya no vas a querer ocultarte y demostrarás quién eres en verdad.
Apreté mis manos, no quería llorar.
-Quiero saber quién soy en verdad- Respondí con sinceridad -Quiero ser feliz y dejar de llorar todo el tiempo...
-Izuku, llorar no está mal, quiero que cuando descubras quién eres, no te prives de ellas, nosotros somos seres que lloramos y sonreímos, eliminar esa emoción solo te convertirá en alguien vacío- Dijo con seriedad -Además, es algo que me gusta de ti, no temes mostrarme ese lado frágil, a muchos les cuesta llorar, ya sea por vergüenza o por la estúpida frase de que los hombres no lloran.
Sentí mis mejillas arder, Ochako tiene un don, te hace ver que estás tomando malas decisiones, pero sin hacerte sentir mal, ella es ese rayo de luz que te guía por un buen camino y creo que aún no se a dado cuenta de eso.
-Sabes, tu me salvaste dos veces- Dijo nerviosa, aquello me extrañó, sabía que una de ellas fue cuando teníamos 10 años, pero la otra... -Me salvaste de ser como los otros, de quedarme callada y no hacer nada, me enseñaste cuál es la verdadera amistad, en mi anterior escuela había un chico que era el blanco de las burlas, no sé que será de él, pero me gustaría retroceder el tiempo y hacer lo correcto... temía volver a ser una rechazada por ayudarlo y cuando te volví a ver, decidí dejar de ser un testigo, quería ser como tú.
Me sorprendí al escuchar eso, siempre pensé que Ochako ayudaba a todos.
-Conmigo no fuiste un cobarde, me salvaste y te convertiste en un rechazado, tu valentía me ayudó a comprender cuál es el camino correcto, por eso te quiero decir, gracias por haberme salvado de ser ese tipo de persona y dejar de tener miedo a lo que dirán.
Miedo, ella tenía miedo, Ochako es una buena persona, pero temía sufrir nuevamente, nunca lo vi de esa forma...
¿Existían compañeros iguales a ella? Sé que está mal el silencio, ellos también se convierten en cómplices, pero no todos son valientes.
Y-yo, no quiero que otros sufran, terminé en este punto de mi vida por salvar a Ochako, en el fondo sabía que mi vida sería destrozada por todos, pero si ahora me encontrara en esa situación...
Lo volvería hacer, la gente es cruel, de seguro me traicionarían y se unirían a ellos para hacer mi vida un infierno, pero en especial ahora, no quiero que terminen como yo.
Vale la pena ayudar a otros, tal vez si me arriesgo nuevamente exista otra persona como Ochako, llámenme idiota, pero no me quedaré callado.
Aunque me maltraten, no me quitarán esa parte de mi, es lo único que no me arrebatarán.
Miré a Ochako, se veía preocupada por lo que diré, ¿Pensará que estoy decepcionado de ella?
-Es gracioso, acabo reflexionar algo por lo que dijiste, ¿Está mal quedarse callado? ¿Eres cómplice? ¿Mereces lo peor por ello?- Dije observando las pegatinas del techo -Está mal no hacer nada, pero creo que depende de la persona, creo que quienes son los verdaderos cómplices son las personas que se quedan calladas porque no es su asunto y que no les importa lo que le sucedan a los otros... no todos somos iguales, somos adolescentes, es normal tener miedo a las consecuencias, yo si ayudaría, pero soy un idiota que no piensa en las consecuencias.
Dejé de mirar el techo y miré a Ochako -Al final, hiciste lo correcto, eso es lo importante, ya no temes al que dirán y a las consecuencias, no somos adultos, somos personas que aún no saben de la vida, así que no te sientas mal, jamás te juzgaría si lo hiciste por miedo, ahora te respeto más, dejaste el miedo que tenías por mi.
Ochako tiritaba, estaba aguantando la lágrimas; me acerqué a ella y me senté a su lado.
-Una persona sabia me dijo que no hay que privarse de las lágrimas, además siempre puedes llorar a mi lado- Dije con una sonrisa -Nunca te juzgaré Ochako, todos cometemos errores y no por eso soltaré tu mano, eres mi mejor amiga y sé que tipo de persona eres, si algún día te equivocas te lo diré y lo solucionaremos juntos.
La abracé y comenzó a llorar, si alguien dice que la vida de adolescente es fácil se merece una fuerte patada.
-Tal vez ese chico ahora es feliz, no todos terminan como yo, puede que él conoció a su Ochako y es feliz- Dije, se sentía un tanto extraña esta situación, no me acostumbro, usualmente es al revés.
¿Se siente tan culpable?
A veces las personas no defienden a otros por miedo, es lo normal, nadie puede juzgarte por temer a ser golpeado como a esa persona, no todos nacen con la valentía de enfrentar a ese tipo de seres.
¿Está mal quedarse callado? ¿Te hace cómplice? La respuesta es sí, pero a veces el terror provoca que el ser humano no se atreva a hacer lo correcto, son decisiones complejas, que desgraciadamente, no todos nacen con la valentía para afrontar esa situación.
Decisiones, decisiones, decisiones...
-Ochako, eres la mejor persona que conozco, nunca lo olvides...
-Gracias- Susurró abrazándome con fuerza, me da rabia verla en ese estado.
Unos minutos después pensé, Ochako y yo sentados en la cama abrazados, si su padre entra me mata.
Cuando se calmó volví a la silla y de golpe abrieron la puerta... me salvé.
Al ver a la madre de Ochako me hizo un gesto para que bajara, asentí y bajé en silencio.
-La pizza está lista- Dijo el Sr. Uraraka sonriendo.
-Huele delicioso- Dijo Toshinori con una sonrisa de oreja a oreja.
-Y lo sabe- Dije con emoción, quería que probara la pizza.
El Sr. Uraraka me sonrió y dijo -Gracias.
Pasaron los minutos y hablábamos de cosas triviales, hasta que al fin bajaron Ochako y su madre.
Comenzamos a comer la pizza, estaba deliciosa, me gustaba estar rodeado de personas agradables, se me hacía lejano todo lo ocurrido hace unas horas.
Brindamos por Ochako que logró ingresar a Yuuei y también por mis calificaciones.
Amaba esta situación y quería que durara para siempre.
Ochako Uraraka
Aquella noche pude dormir tranquila, un gran peso salió de mis hombros, a Izuku no le importaba lo que había hecho en el pasado, él estaba orgulloso.
Mamá y papá no me juzgaron por no haber hecho nada en esa época, tenía demasiado miedo, pero juro que nunca más volveré a hacer lo mismo, si puedo tenderle la mano a alguien que me necesite, lo ayudaré, quiero mejorar como persona, no quiero volver a ser cobarde...
Siento que toda esa culpa al fin se había esfumado, lo único que deseo es que ese chico sea feliz.
Continuará...
Nota
Feliz de este capítulo que no tenía planeado, Izuku se merece todo el respeto :")
Fue hermoso escribir todo esto, es el cierre de todo lo que sufrió en la escuela y quise que se despidiera a lo grande.
También Ochako necesitaba el cierre de esa antigua etapa :3
Ochako e Izuku se merecen el sol.
Izuku se ganó a los suegros, un grande.
Lloré con lo del apellido :")
#UnfinalfelizparaIzuku
Hasta el lunes 27 de marzo.
Capítulo 11: Un sueño infantil cumplido.
Tic tac, tic tac, tic tac... 5 capítulos para el final y el inicio de una nueva etapa.
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