Final

El final de la tormenta

Toshinori Yagi
04/11/2018
18:30 pm

Estaba sentado en el sofá viendo una película bastante aburrida, pero hoy no tenía deseos de pintar y el control remoto estaba en otro sofá, y no tenía ganas de hacer esfuerzo alguno, llámenme vago, pero ayer tuve que terminar de pintar un enorme dibujo en la muralla de una casa, jamás entenderé a ese tipo de millonarios, por qué no mejor un cuadro...

Comencé a divagar y a pensar en cómo podría acercarme a Izuku, sin parecer un acosador, mi propósito actual ya no era enseñarle mis técnicas para que continúe con mi legado como pintor y asistiese a Yuuei, ya no deseaba demostrarle que si tiene talento, simplemente quiero rescatarlo y alejarlo de esas personas que le hacen tanto daño.

Sé que nunca lo comprenderé en su totalidad, no he vivido lo mismo que él, pero quiero darle una casa donde no lo lastimen.

De repente comenzó a sonar el tono de llamada que le coloqué a Naomasa, el cual estaba al lado del control remoto... no quería levantarme, pero usualmente él no me llamaba por teléfono a menos que fuese demasiado importante.

Tenía que estar relacionado con Izuku....

Me levanté y caminé hacia el teléfono, tenía un mal presentimiento, agarré el celular y contesté...

Fue una llamada bastante larga donde me explicaba lo ocurrido el treinta y uno de octubre, habían pasado cuatro días, y no sabía nada...

Y lo peor era que Izuku estaba solo en esa casa, ¿Acaso no sabían los problemas de Izuku? ¿Son tan estúpidos para dejar a un adolescente sólo luego de lo ocurrido?

Cuatro días allí tuvieron que haber sido un infierno para él.

Le colgué a Naomasa e inmediatamente fui al garaje en búsqueda de mi automóvil, tenía que irme pronto, no podía dejarlo solo en ese lugar.

El viaje en automóvil era eterno, cada minuto podía significar la vida de ese chico, si llegaba tarde sería el fin de ese muchacho.

No quería que ese fuese su final.

Al llegar estacioné el automóvil, salí corriendo de éste e ingresé al patio delantero, golpeé la puerta, pero ésta se abrió sola.

Sabía que estaba mal, pero entré, lo importante era Izuku.

El silencio en la casa llegaba a ser aterrador, en especial al saber lo que había ocurrido en este hogar por años.

-¡Midoriya!- Grité esperando una respuesta, pero al no escuchar nada subí al segundo piso con rapidez.

Ingresé al primer dormitorio que vi, al entrar me percaté que había una cama de una plaza, por lo que deduje que era la habitación de Izuku.

Miré las paredes y me extrañó ver que ésta tuviese pegado trozos de papel tapiz, como si fuese arrancado, seguí caminando hasta la cama, pero choqué con un tarro de pintura verde.

Observé el suelo de madera manchado con pintura fresca y vi unos pinceles en el suelo, la situación era un tanto extraña.

Me fijé que en la cama había una hoja de papel, me acerqué, la tomé con delicadeza y comencé a leerla en silencio.

Era doloroso leer cada palabra, en especial porque era solamente un chico de quince años.

Un chico que aún tenía mucho por vivir.

"Ya no soy feliz, ya no deseo continuar, ya no deseo lastimarme, ya no quiero escuchar esa voz, quiero descansar, y si eso significa decirle adiós al mundo... lo haré".

Al leer esa frase las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas.

Un adolescente no debería sufrir como él lo hace, nadie merece pensar de esa forma.

"A veces los finales felices no son para todos, solo unos pocos tenemos la oportunidad de salir de este pozo sin luz".

Mordí mi labio al leer esa frase tan real, una frase que nunca se cruzó por mi mente, porque al final de cuentas nunca sufrí.

¿Cómo podré ayudarlo si no he sentido nunca esa clase de dolor?

No me rendiré, lo encontraré y buscaré alguna forma para ayudarlo, y juro que no me rendiré.

Guardé la carta en mi bolsillo, me di la vuelta y me topé con esa dolorosa imagen en la pared...

Su madre bañada en sangre.

Un grito de ira cegado por el dolor.

Me fui de la habitación con un nudo formado en la garganta.

23:40 Pm

El cielo nocturno ya estaba presente en la ciudad, las personas ya no estaban presentes en las calles iluminadas por las farolas, no había nadie para interrumpirme en mi búsqueda.

Lo iba a encontrar.

Lo iba a rescatar.

Corre, inhala y exhala, corre, inhala y exhala, corre, inhala y exhala, corre, inhala y exhala, corre, inhala y exhala, corre, inhala y exhala...

No hay tiempo para descansar, búscalo antes que sea tarde, si no llegas será el final, tiene mucho por qué vivir.

Rescaten a esta alma destrozada.

Rescaten a esta alma cansada de vivir.

Rescaten a este inocente.

Rescátalo antes de que sea tarde.

Él merece sostener esa mano...

Corre, inhala y exhala, corre, inhala y exhala, corre, inhala y exhala, corre, inhala y exhala...

Por favor, no soy un creyente, pero si existe algún ser superior le suplico no llegar tarde.

Pasé al lado de un callejón y me detuve, ahí estaba el joven de cabellos verdes observando fijamente la muralla.

Lo primero que hice fue gritarle, pero no me escuchó, por lo tanto, me acerqué rápidamente hacia él, pero éste se fue a la escalera corriendo.

-Mierda- Dije mientras corría hacia él.

Cada peldaño que pisaba se hacía eterno, no podía divisarlo, no sabía si ya había hecho algo.

Tenía miedo de llegar tarde, temía que saltase, temía no lograr salvarlo.

Él tenía mucho por qué vivir.

Su destino no era morir.

Llegué al último peldaño y lo vi en la orilla a un paso de acabar con su vida.

Asustado grité con todas mis fuerzas -¡¿Enserio quieres morir?!-.

El chico asustado se dio la vuelta y me observó fijamente, era una escena triste y dolorosa, tal vez con un destino fatal, pero yo no deseaba que él decidiese ese destino.

¿Lograría rescatarlo?

Midoriya Izuku

Miré el lejano suelo, me iba a lanzar, al fin todo este peso se acabaría, de una vez por todas sería libre.

Pero un fuerte grito interrumpió mi acción -¡¿Enserio quieres morir?!-.

Me di la vuelta y observé fijamente al hombre sin responderle, su mirada zafiro y cabellos rubios se me hacían tan conocidos, pero por la oscuridad no lograba ver bien su rostro.

-¿En realidad quieres morir?- Dijo con seriedad y a la vez se notaba preocupado.

Le iba a responder sí, pero sentí como las lágrimas caían por mis mejillas y de la nada de mis labios salió una simple palabra -No...-.

Pude notar que ante la respuesta el hombre se calmó.

-¡Pero es la única forma de terminar todo esto!- Grité a todo pulmón.

Por favor dejen que acabe de una vez por todas, no quiero seguir sumergido en este oscuro mar sin fondo.

Quiero darle fin a esta tormenta...

-Hay otras formas...- Dijo acercándose más el hombre.

Me abracé a mí mismo y comencé a llorar con más fuerza -¡No las hay! ¡Soy un caso perdido!-.

-Te ayudaré- Dijo con determinación -Prometo que te ayudaré, solo no te rindas-.

¿Por qué se esfuerza tanto en ayudarme?

-Mentira...- Dije nervioso, no podía creerle -No me conoces ¿Por qué ayudar a un desconocido?-.

-No te conozco, pero sé que no mereces nada de esto- Dijo el hombre observándome, me tendió su mano y continuó -Por favor dame la mano, no tomes esa decisión, tienes aún mucho por vivir-

Observé su mano, no sabía qué demonios hacer ¿Por qué siempre terminaba en una encrucijada?

-Tengo miedo, cómo sé que luego te irás y me regresarás a ese lugar- Dije asustado, no quería volver a casa -No quiero tener esa clase de vida, no quiero una vida de soledad-.

El hombre estaba más cerca y pude notar quién era...

¿Toshinori Yagi? ¿Qué hacía él aquí? ¿Por qué me vino a salvar?

-Dame la mano y te juro que jamás pisarás ese lugar- Dijo mostrándome una sonrisa, una sonrisa tan sincera, era imposible no creerle -Jamás soltaré tu mano y te protegeré de quienes quieran hacerte daño, solo confía en mi-.

¿Le creo? ¿En realidad me protegerá?

Miré el suelo por última vez un solo paso y acabaré con todo, luego miré su mano...

Decisiones, dos decisiones tan distintas...

Una es la muerte y la otra es la vida...

En mi interior sabía que cualquier opción me llevaría al mismo destino.

Al final de la tormenta...

Sabía que una vez que le dé la mano, él no me la soltaría...

Creo que aceptaré el destino que siempre se interpone a que la oscuridad me consuma...

Le di la mano y él me la sostuvo con fuerza llevándome hacia éste, dándome así un fuerte abrazo.

-Prometo que no volverás a estar solo de nuevo- Dijo el Señor Toshinori en voz baja.

Le devolví el abrazo y lloré con todas mis fuerzas sintiendo como todo ese peso que cargaba en mis hombros bajaba.

Era un nuevo comienzo...

Mi destino era ser libre, ambas opciones me llevarían al mismo resultado, la libertad de ese dolor y soledad, pero el que escogí tendrá un final feliz.

Al final de la tormenta siempre viene la calma, el cielo regresa con un azul más puro y el sol brilla como nunca antes...

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