Capítulo 36


Inko Midoriya

Un golpe, dolor, dos golpes, siento las lágrimas caer por mis mejillas, tres golpes, ¿Por qué lo amo?, cuatro golpes, él dijo que cambiaría, cuatro golpes ¿Por qué le creo?, cinco golpes ¿Por qué soy tan estúpida?, seis golpes ¿Cuándo acabará él de lastimarme?, ¿Cuándo lo abandonaré?.

Él va a cambiar.

Lo sé, porque él me ama, me eligió a mi como esposa, no a otra, pero ¿Por qué me lastima?

¿Cómo empezó todo esto? ¿Cómo empezó este tortuoso amor?

Si pienso en todo lo que he hecho no merezco el perdón.

"Ningún hombre te amará como yo lo hago ¿Quién querría a una mujer como tú?"

Esa es la frase que me persigue y me perseguirá hasta que muera.

Desde pequeña la escuché todo el tiempo de parte de mi padre a mi madre...

Porque toda mi vida presencié como el hombre era quien dominaba la situación, era algo que normalicé viendo a mis padres, mamá limpiaba, cocinaba y arreglaba la ropa de papá, y si ella hacía algo mal él la castigaba.

Si yo hacía algo mal, era castigada por papá y si él estaba ebrio nos golpeaba a las dos, pero mamá no sé salvaba, ella también me agredía y decía cosas crueles, esa mujer me culpaba de que si no fuese porque se embarazó no estaría con ese hombre, todo ese dolor era mi culpa, mi existencia era un error y continuó siéndolo.

Era tan normal pensar que el chico malo era el ideal, que lastimarme era amor y no había malicia en ello.

Nos enseñan de niñas que si un niño nos trata mal significa que les gustamos, ¿Por qué no funciona de esa forma siendo adultos?

Todos los niños en mi entorno eran de esa forma, en la escuela también ellos trataban mal a las niñas y a otros, incluso Hisashi me trataba mal, pero a la vez me sonreía.

Pero había solamente un niño diferente al resto, era único, y dudaba lograr encontrar a alguien tan bondadoso como él, que no me miraba en menos, que me respetaba sin dudarlo.

Él rompió esa figura masculina que siempre pensé que era la única.

Masaru Bakugo, mi mejor amigo, el único que sé que le importaba...

Pero él nunca me vio de esa manera, porque yo no era perfecta y hermosa como Mitsuki, solo era yo, una adolescente destinada a estar siempre con un hombre que me prometía cambiar.

Mi primer amor era Hisashi, mi segundo amor que negué, fue Masaru, y al ver que no me miraba de esa forma decidí aceptar salir con Hisashi.

Él era tierno, dulce y caballero los primeros meses, en verdad me enamoré de él perdidamente, pero descubrí un día que me fue infiel con Mitsuki y decidí romper con él.

Comenzaron los juegos mentales en esos minutos.

"Me dejarás porque amas a Masaru"

"Se nota de lejos que lo quieres, pensé que me engañabas..."

Me sentí estúpida, culpable, y noté que yo era la culpable, había provocado que él pensase mal.

"El cuatro ojos nunca te amará, porque él ama a Mitsuki"

No volvieron a ser las cosas como antes, simplemente ese amor se había desvanecido.

No entiendo cómo, pero él me lavó el cerebro con sus comparaciones con Mitsuki, yo era imperfecta, ella era una diosa.

Y lo reafirmó cuando me dijo que si no lo fuese Masaru no se habría enamorado de ella.

La segunda vez que iba a romper con él fue en el instante que me abofeteó, yo no deseaba ser un reflejo de mi madre, pero el vino con sus juegos y dijo...

"Ningún hombre te querrá como yo".

No le creí, pero luego comenzó a jugar nuevamente con las palabras, frías y duras, no sé porque volví a aceptarlo.

Nada tenía sentido...

Esa frase era mi maldición, esa frase me ató a esta horrorosa vida que llevo.

Luego quedé embarazada, extrañamente era feliz, eso significaba que se arreglaría mi situación con Hisashi, pero que equivocada estaba.

Como siempre mi mejor amigo intentando de separarnos, me decía la verdad, me decía lo que negaba, me defendía, intentaba de salvarme de una vida infeliz, incluso estando embarazada de Hisashi quiso llevarme lejos de él.

Según él, Hisashi era un villano, pero cómo creerle a ese hombre que se niega a si mismo que Mitsuki no lo ama, que lo usa y lo lastima.

Mi mente nunca comprendió como una mujer era capaz de dominar y herir a un hombre, se suponía que era al revés, pero con ella no.

Un hombre no debía actuar como Masaru.

Él era muy bueno para ser real.

A veces me pregunto por qué lo insulté, por qué rechacé su oferta, sería feliz de eso estoy segura, ¿Por qué no me di cuenta antes?

Al final me convertí en mi madre, me casé con un hombre que no me ama y solo me utiliza y maltrata, y lo peor, lastimo a mi propio hijo.

Soy un monstruo.

¿Qué me ocurrió?

¿Por qué cambié? ¿Cuándo comenzó esta adicción al alcohol?

¿Por qué no existe una máquina del tiempo para aceptar la propuesta de Masaru?

No merezco el perdón de mi hijo.

Debería desaparecer, ella tenía razón...

Mi existencia arruina vidas...

Soy un número más del montón que ama a un hombre que no cambiará.

Izuku Midoriya
30/10/2018

Nada a mi alrededor ha cambiado, los mismos padres, la misma violencia sin sentido de parte de mi padre, las mismas miradas y frases crueles de mamá, los mismos compañeros observándome como si fuese un monstruo, los profesores continúan ignorando lo que ocurre.

Mi casa sigue siendo un calvario, los gritos, los llantos, los golpes aumentan, no comprendo como una mujer tan delicada soporta tanto, temo que un día esos golpes terminen dándole un triste final, convirtiéndose en otro número más, otra mujer asesinada por ese hombre que tanto amaba...

A veces cierro los ojos y recuerdo esa frase que escuchaba de pequeño y sigo escuchando lamentablemente con cada discusión.

"Ningún hombre te amará como yo lo hago ¿Quién querría a una mujer como tú?"

No entiendo como esa frase amarra a las personas.

Los mismos problemas, pero con algo distinto...

Yo he cambiado, en realidad no es para tanto, aún las voces continúan torturándome, a veces deseo acabar con todo de una vez, simplemente desaparecer, pero ahora sé que no estoy solo, quiero despertar, siento la necesidad de respirar, sonrío y siento nuevamente felicidad.

Es poco, pero soy feliz con solo saber que continuar respirando significa ver el rostro de Ochako.

Porque ella me vio con otra mirada, me sonrió, me ofreció su amistad, me defendió, me protegió, me ayudó a querer salir de este oscuro pozo al que llamo vida, ella me está rescatando poco a poco.

Ochako me gusta y me gustará hasta el día en que la parca me recoja, y nadie me hará cambiar de parecer.

Lo admito, soy un patético adolescente que gusta de alguien imposible, pero no importa qué, ella me gusta.

Abrazo ese sentimiento con orgullo, ya no me lo niego a mí mismo.

Mi relación con Ochako era perfecta, es mi mejor amiga, pero hay momentos en que siento que me mira distinto, me abraza más de lo usual, y caminamos de la mano.

Es gracioso, en definitiva, siento que ella quiere torturarme sin intención.

Mañana iba a ir a su casa, ella me había propuesto ver una maratón de películas de terror, comer caramelos y jugar videojuegos, porque a Ochako le fascinaban.

Cada día aprendo más cosas de ella, y me siento feliz de pertenecer a su mundo.

Se suponía que iría Jiro, pero ya la había invitado con anterioridad su amigo Kaminari, un tal Kirishima, y la gemela del primero.

¿Por qué sabemos tanto? Bueno, Ochako la interrogó, ella se preocupa mucho por nosotros dos y en caso de cualquier problema socorrernos.

Aunque debo admitir que una parte de mi está feliz de que Jiro no asista, porque me gusta la idea de estar a solas con Ochako.

-Izuku, ¿Preparado para mañana?- Preguntó Ochako con una sonrisa de oreja a oreja.

Al ver su sonrisa me sonrojé y dije nervioso –S-sí, estoy seguro de que la pasaremos de maravilla-.

Ochako aun sonriéndome asintió, mañana iba a ser el mejor día de mi vida.

Pobre Izuku, no sabía que ocurriría este Halloween.

31/10/2018
22:30 Pm

Hoy ha sido uno de los mejores días de mi vida, Ochako y yo estábamos solos los dos encerrados en una burbuja de la cual no quería salir, jugamos videojuegos, comimos caramelos, reímos, hablamos de cualquier tema, desearía que el tiempo se congelara y ser feliz como lo era ahora.

Estábamos sentados en el sofá viendo películas de terror, no era de las personas que se asustaban por este género, pero extrañamente ésta cada vez me provocaba más miedo, sé que tenía que ser valiente, pero era basada en hechos reales.

Cuando el asesino apareció de la nada, inconscientemente di un salto y le di la mano a Ochako, ella pausó la película y me observó preocupada.

Ella me intentó calmar abrazándome, su calor era relajante, su aroma me tranquilizaba, no entendía como algo tan sencillo podía calmarme.

Me separé un poco y la observé fijamente, me miraba de una forma distinta a lo usual, sentía una extraña sensación en mi pecho.

Y ante su mirada lo comprendí, ella no me gustaba en absoluto, lo que sentía por Ochako era más intenso, yo estaba completamente enamorado de ella.

Yo amaba a Ochako.

-Izuku me gustas...- Dijo nerviosa, pero no dejaba de observarme fijamente a los ojos.

Ante lo dicho inconscientemente acerqué mi rostro hacia el suyo, estaba nervioso de que ella se alejase.

Yo le gustaba, pero era imposible, Ochako era un ser de luz, no podíamos estar juntos, porque no habría un final feliz para los dos.

Porque no soy alguien sano, en cualquier momento esas voces podrían ganar y arrastrarme eternamente en la oscuridad, dejándola sola con el recuerdo de quien quiso tomó el camino de la muerte en vez de caminar de la mano para tener un futuro donde ambos seremos felices.

Alguien como yo no merece tenerla, podría decirle mis sentimientos, pero no puedo encerrarla en una jaula, no quiero que llore la pérdida de un amor que renunció a una felicidad.

No quiero lastimarla.

Quiero que sea feliz.

Debo rechazarla, a pesar de que rompamos esta amistad que tanto amo.

¿Soy idiota al querer rechazarla?

La amo demasiado para aceptarla, no me puedo permitir ser egoísta.

Sin previo aviso, Ochako acortó la distancia provocando que nuestros labios rozasen, sentí una extraña corriente por mi cuerpo ante tal acto, nunca había sentido la necesidad de besar a una persona, tal vez no había encontrado a esa persona especial.

Iba a ser un egoísta, pero quería besarla, así que eliminé todos esos pensamientos que me gritaban que no lo hiciera, que todo iba a terminal mal.

Simplemente la besé, y admito que fue la mejor experiencia que había sentido.

Cuando nos separamos mi mente era un lío, una parte de mi me decía que me confesase y la otra me decía que la rechazase, que no fuese egoísta.

Al diablo, iba a ser egoísta y confesarle, pero ella me detuvo.

-No es necesario que respondas inmediatamente...- Dijo esquivando mi mirada.

Pero como si el destino estuviese en mi contra, llegaron los padres de Ochako...

¿Por qué justo en el momento en que al fin había tomado una decisión no me dejan hablar?

Saludé a los señores Uraraka y a los minutos me marché a casa, ya era bastante tarde y mañana había clases.

Mientras caminaba por las oscuras calles de la ciudad pensaba en todo lo sucedido, mi mente era un cúmulo de emociones, estaba feliz, aterrado, nervioso, avergonzado... pero estaba decidido, mañana le diría mis sentimientos a Ochako, me arriesgaré a ser feliz.

Aunque algo en mi dice que aún no debemos estar juntos...

23:00 Pm

Mientras caminaba a dirección de mi hogar veía como los niños disfrazados iban de la mano con sus padres, era una imagen muy linda que nunca experimenté, pero no es como si el Halloween fuese tan importante, a excepción de este treinta y uno de octubre, nada podrá provocar que olvide este día.

Y vaya que Izuku tenía razón, jamás podrá olvidar este suceso...

Por el pasar del tiempo las calles comenzaron a vaciarse, ya no había adultos y niños, ya no se escuchaba "dulce o truco", ahora la soledad de la noche comenzó a sentirse cada vez más presente.

Solamente estaba yo y mi fiel amiga, hasta que me percaté que había un niño de no más de seis años disfrazado de vampiro debajo de un poste de alumbrado eléctrico, miré alrededor y noté que no había ningún adulto a su lado.

Me acerqué con rapidez preocupado, y noté que tiritaba mientras sostenía un celular pegado a su oreja.

Lo que dijo me dejó impactado, algo me decía que esta noche no terminaría con un final feliz.

Tenía razón, jamás la olvidaría este treinta y uno de octubre.

04/11/2018
23:59 Pm

Estoy cansado de este mundo sin sentido, al parecer escogí el camino al que muchos llaman de los "cobardes" y otros lo llaman el de los "valientes".

¿Qué soy? ¿Un cobarde o un valiente por elegir esta decisión?

No importa, al final de cuentas en unos minutos todo acabará, estaré descansando finalmente, ya no sentiré nada.

Lo siento, lo siento por haber escogido este camino, pero cada respiro se ha vuelto una tortura, lo siento por no escoger el final feliz.

¿Por qué llegaste tan tarde en aparecer en mi vida?

¿Por qué el destino me escogió esta vida?

¿Qué es lo que he hecho para merecer todo esto?

Esas preguntas dolorosas de las cuales nadie podrá responderme.

Vivo o muerto jamás las obtendría, porque al final nadie se preocupó por mí.

Un paso y listo, ya no es esa ventana, ya no es esa altura pequeña.

Solo un paso y seré feliz, ya no tendré que vivir en este mundo en el que no todos tenemos la oportunidad de ser felices respirando.

Esta es mi última sonrisa...

-Lo siendo, perdóname por haber soltado tu mano para escoger este camino...-.

-Te amo mi preciado petirrojo...-. 

Continuará el 30 de Octubre...

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