Capítulo 27

Masaru Bakugo

-Tanto tiempo sin vernos Masaru- Dijo con su ronca voz, nunca podré olvidar el sonido ese, es imposible olvidar a la persona que te hizo la vida imposible.

-Hola Hisashi- Dije cortante, al fin tengo alguien a quien cuidar y ser feliz, y aparece este desgraciado.

Me observó divertido y dijo con una extraña sonrisa.-Lo conociste ¿cierto?-.

1984

La lluvia caía como si fuese granizo en el techo de la casa de la familia Bakugo, era poco usual para ser un día de verano en el campo, pero la naturaleza es impredecible, así como lo es la muerte.

La señora y el señor Bakugo se amaban con locura, pero esa nefasta noche de lluvia, a causa de un accidente, de un segundo a otro murieron.

Ambos tenían un hijo de ocho años llamado Masaru Bakugo, un niño que le fascinaba el arte y estudiar, el cual era el tesoro del matrimonio.

Gracias a ese fatídico día, fue a vivir con la única familia que tenía, sus abuelos paternos, pero para la desgracia de ese niño, ellos vivían en la gran ciudad, cosa que no era del agrado de éste, pero tenía que hacerlo.

Quién diría que ese día su vida cambiaría y desencadenaría grandes problemas en el futuro de dos almas que aún no existen.

El sonido de los automóviles, las bocinas, el aroma, el asfalto, la gente... fue estresante para ese niño del campo, no había pasado ni un día y ya quería volver, pero no tenía a nadie, ya no estaban sus padres.

Acostumbrarse, eso tenía que hacer, pero ¿cómo? todo era distinto, la gente y su forma de actuar era distinta...

Acostumbrarse para hacer felices a sus abuelos, eso se metió en la cabeza Masaru, todo por sus abuelos.

Cuando llegó conoció a su vecina, la niña más adorable que vio en su vida, su sonrisa, su dulce voz, era hermosa, ver esos ojos verdosos y su cabello largo y liso del mismo color...

Él sintió algo, pero decidió ignorarlo, era un niño de ocho años, no sabía que significaban esos sentimientos.

Masaru sonrió inmediatamente al escuchar su nombre, Inko, la niña que se convertiría en su mejor amiga y confidente.

Muchos decían que eran novios, pero lo negaban inmediatamente, porque ambos amaban a las personas equivocadas...

Inko le hizo sentir en casa, su amabilidad lo ayudó a calmar el dolor que sentía, todo fue perfecto ese verano, a pesar de la muerte de sus padres, logró "adaptarse" a la ciudad, eso pensó hasta que terminaron las vacaciones y comenzó el ciclo escolar, la tortura había iniciado.

El niño estaba irradiando felicidad, Inko estaba en el mismo salón, tenía una amiga, no estaría sólo, pero cayó en una dura realidad, ella tenía amigos y uno en concreto que adoraba.

Masaru odió inmediatamente al muchacho de pecas, porque sus primeras palabras hacia él fueron:

"Cuatro ojos"

Y el otro motivo fue que su mejor amiga estaba enamorada de ese bastardo.

¿Cómo esa niña sentía amor hacía alguien tan cruel?

No importaba, a pesar de que le gustase, siempre defendía a Masaru, y eso provocaba más burlas en salón de clases.

"Niñita" "Cobarde" "Mariquita" "Enclenque" "Perdedor" "Nerd" "Campesino" y muchas cosas más le decían al pequeño Bakugo.

¿Por qué lo trataban de esa forma? Porque le iba bien en clases e Inko lo quería.

El niño mostró grandes cualidades en los estudios, sus abuelos estaban orgullosos por sus resultados, en parte ellos pensaban que un campesino como Masaru iba a ser un ignorante.

Un día comenzó su nuevo tormento, la maestra lo felicitó por tener las mejores calificaciones...

"Nerd campesino"

Los golpes, los dolorosos golpes de todos los niños de su salón, principalmente Hisashi Midoriya, ese niño era un monstruo ante los ojos de Masaru.

Harto de las bromas se le ocurrió fingir que sus calificaciones eran bajas, y para su suerte todos se la creyeron y dejaron de burlarse con respecto a ese tema.

1991

Lo años pasaron, ahora él tenía quince y las chicas comenzaron a interesarse en él, cosa rara para algunos de sus compañeros, pero al parecer a sus compañeras les gustaba su personalidad, pero a Masaru no le interesaban, solo una chica era quien le importaba, ella era su imposible, su querida Inko, su mejor amiga y novia de ese patán, pero que se podía hacer, ese pecoso era su sol.

Masaru se autoconvenció de que no era más que su mejor amiga, su preciada y amada amiga, por quien haría lo que sea con tal de que su sonrisa perdurara.

¿Por qué no abrió los ojos Masaru?

Su chica perfecta era la peliverde, pero una chica nueva apareció y enamoró a más de uno, y uno de ellos fue Masaru.

Su actitud salvaje, su voz, esa sonrisa que demostraba que ella era quien mandaba, ella era una adolescente un tanto descarrilada, cosa que hacía que les llamase más la atención a todos los chicos.

Masaru con su amabilidad se le acercó para presentarle la escuela, ella inmediatamente aceptó...

Esa propuesta dio pie al dolor en la vida de Masaru, sin tan solo él hubiera sabido como era ella y el caos que ocurriría en su vida jamás se hubiese acercado a ésta...

-¿De quién hablas?- Pregunté intentando de hacerme el tonto.

-A tu hijo, Katsuki- Dijo con una falsa sonrisa.

Me quedé en silencio, preferí no responderle.

-Tu silencio lo dice todo- Rio divertido –Sabes, no se parece en absoluto a tu personalidad, heredó el carácter de tu amada Mitsuki-.

-Mejor me largo, tengo trabajo que hacer- Dije esquivando el tema.

-¿Aún sigues furioso porque ellas me prefirieron a mí?- Dijo formando una sonrisa -¿Amigo no crees que es hora de olvidar el pasado? Aunque entiendo por qué amabas a Mitsuki, besa bastante bien-.

Fruncí el ceño, debía ignorar sus provocaciones.

-Besa mejor que Inko...- Dijo soltando una carcajada.

Ante lo dicho formé un puño y lo golpeé directamente en su ojo derecho -¡No vuelvas a decir eso y mucho menos vuelva a humillar a Inko!-.

La gente se nos quedó viendo, y como no un hombre adulto golpeando a otro no es normal.

-Así que no solo ladras Masaru, tu punto débil siempre va a ser mi esposa ¿Cierto?- Dijo riendo como desquiciado.

-Maldito bastardo, aléjate de mí y en especial de Katsuki- Dije furioso, como lo odiaba.

-Oblígame- Dijo mientras acariciaba su ojo.

-Vete a la mierda- Dije con seriedad mientras me largaba del lugar.

¿Por qué lo prefirieron a él en su vida? ¿Qué hay de malo en mí?

Bakugo Katsuki
08/04/2018
23:15 pm

Me encontraba dibujando como siempre, pero esta vez decidí hacer un boceto para un comic de héroes, si, muy nerd para Bakugo Katsuki...

Todo era normal hasta que escuché un ruido que provenía de la cocina, preocupado agarré mi bate, me armé de valor y bajé al primer piso, lamentablemente para mi desgracia me encontré con una escena que era frecuente durante toda mi niñez.

La bruja besando al señor Midoriya, ese hombre nuevamente en mi casa, en mi maldita vida.

¿Por qué cuando uno piensa que al fin podrá liberarse el pasado vuelve? ¿Por qué cuando al fin siento que puedo cambiar regresa? ¿Por qué estoy tiritando como un cobarde a pesar de tener 14 años?

Me lo merezco... merezco volver a verlo, soy un monstruo, un maldito demonio que debe pagar todo lo que ha hecho.

-Cariño...- Dijo mi madre nerviosa al percatarse que veía ese acto, pero para mí desgracia el señor Midoriya solamente me sonreía, igual que antes...

Me merezco el puto infierno, pero no lo voy a aceptar, no permití que se me acercarse antes, menos ahora.

Subí inmediatamente las escaleras y me dirigí a mi habitación cerrando fuertemente la puerta, agarré mi mochila, busqué una croquera, lápices, tizas, algo de ropa, mi billetera y el cargador del celular...

Faltaba por último el cargador, pero me detuve al sentir una mano en mi hombro, di vuelta mi cabeza inmediatamente, era ese maldito hombre causante de todas mis pesadillas... Hisashi Midoriya.

Me fijé bien y vi uno de sus ojos con una leve tonalidad morada ¿Qué diablos?

-¿Cómo estás Kacchan?- Dijo con esa voz repugnante.

Lo empujé para alejarlo, no lo quería a mi lado, le tenía miedo.

-Tranquilo, no te haré nada mocoso- Dijo con tranquilidad levantando las manos –Por ahora- finalizó con una sonrisa.

Me abracé inconscientemente, ese hombre me iba hacer daño, debía calmarme pronto, necesitaba a mi ángel.

Unos minutos después, que parecieron horas me hizo pensar ¿Qué importa si hago esto?

-Oye viejo- Sonreí intentado olvidar mi miedo y concentrándome en colocar esa máscara que he usado toda me vida, esa máscara que intenta mostrar que soy un demonio y no un niño miedoso -¿Quieres que tu otro ojo tenga el mismo decorado que el otro?-.

El señor Midoriya sonrió divertido y rio –Claro, hazlo si te atreves-.

Sonreí con malicia y formé un puño, iba a golpearlo, pero me congelé ¿Qué diablos?

-Estás tiritando- Dijo aún con esa maldita sonrisa –Como un niño asustado, quieres llorar, pero temes que escuchen tus sentimientos ¿Cierto?-.

Mierda se estaba metiendo en mi cabeza.

-Eres igual que ese cuatro ojos- Dijo divertido –Cuando tenía tu edad solo sabía ladrar y tiritar, era un cobarde de primera, pero hace poco mordió por primera vez-.

Me extrañé ante lo dicho, ¿De quién hablaba?

-¿No sabes de quién hablo?- Dijo ahora con una extraña mirada –De tu padre el ser más ridículo de todos-.

-¿Mi padre?- Dije sin creérmelo, él estaba muerto.

-Claro, ¿Él imbécil no te lo dijo?- Preguntó extrañado -¿El hombre ejemplar no te lo dijo?-.

-¿De quién hablas?- Pregunté asustado, era imposible.

Me observó con una sonrisa arrogante que adornaba su pecoso rostro -¿Debería decirlo o qué él lo diga?-.

Iba a decirle algo, pero me interrumpió.

-Sabes, mejor te lo diré yo, así aprovecho de arruinar su emocionante presentación que debe estar preparando- Sonrió emocionado –Masaru Bakugo, el mejor hombre y, por lo tanto, más patético que he conocido es tu padre-.

Abrí los ojos impactado, era imposible, ese hombre gentil no podía serlo, él era muy amable para haber abandonado a mi madre, para haberme dejado pudriéndome sólo en este jodido mundo.

-Kacchan, sí lo es, el cuatro ojos que irradia tanta bondad es tu querido padre- Dijo soltando una carcajada –Pero de seguro que al verte prefirió no decirlo ¿Cómo quererte si eres hijo de esa mujer?-.

Apenas conozco a Masaru, tal vez en realidad no es lo que parece, de seguro es alguien falso, como todos los adultos.

"¿Cómo quererte si eres hijo de ella?"

No entiendo el por qué sentí ira ante lo dicho, pero que la menosprecien provocó que le diese un puñetazo en su ojo sano.

-Maldito bastardo- Dije furioso.

Sin darme cuenta él rápidamente me golpeó fuertemente en el rostro, quebrándome uno de mis colmillos.

La sangre caía de mi boca y también de mi nariz, pero eso no me detuvo de empujarlo y huir.

Bajando las escaleras en los últimos escalones tropecé, pero sin importarlo me levanté y antes de marcharme vi a mi madre, y por primera vez fui sincero con ella.

-¡Te odio a ti y a las mierdas que consumes! ¡Y si me quieres, aunque sea un poco deja a esa basura de hombre, porque si no metete en tu cabeza de drogadicta que nunca has tenido un hijo!-.

La mujer que me dio a luz no dijo palabra alguna, ella solamente me miró fríamente, así que esa era su respuesta...

-Espero que te mueras- Dije abriendo la puerta delantera.

En parte me siento culpable por eso, pero se merece peores cosas que esas palabras, al final de cuentas estoy igual de seguro viviendo en la calle que en una casa donde diariamente tocan la puerta vendedores de drogas y una madre drogadicta que me golpea.

Me siento patético, todos estos años he deseado que mi madre mejore, pero es imposible, ya está perdida en ese mundo donde prefieren olvidar la maldita realidad.

Aunque de tal palo tal astilla, yo también consumo medicamentos para olvidar toda esta mierda de realidad, soy un maldito hipócrita.

JA, además ese tipo puede que sea mi padre, no entiendo cómo, pero una parte de mi al verlo deseó tener un padre como él y ahora resulta que lo es ¿Debo estar feliz?

No, porque de seguro él la abandonó, además cuando sepa que es mi culpa que Izuku está hospitalizado me verá como lo que en verdad soy, un demonio sin derecho a vivir con el resto de la humanidad.

Hatsume Mei
17/04/2018
15:50 PM

Caminaba en dirección a la casa de Katsuki, ya no soportaba la duda del pasar de los días, he tenido miedo, estoy aterrada, mis padres piensan que no me ocurre nada, pero es lo opuesto, cada minuto me consume el temor de que Katsuki se haya lastimado, ya que hace nueve días no me he logrado contactar con él.

¿Y si ese tal Masaru le hizo algo?

Es un hombre que apenas conoce, puede que Katsuki le tenga confianza, pero yo no podría permitirme confiar en un desconocido, aunque el fuese un fan del baile.

Pero lo salvó de una horrorosa muerte ¿Tal vez no es malo y solo estoy preocupándome en exceso?

¿Y si tuvo nuevamente una sobredosis? ¿Y si esa mujer le hizo algo? Debo averiguarlo o me arrepentiré por el resto de mi vida.

Estaba al frente de su casa, iba a presionar el timbre, pero sentí una mano en mi hombro.

Como reflejo inmediatamente formé dos puños y me di la vuelta, algo en ese tacto me causó escalofríos.

Cuando me di la vuelta lo vi, un hombre mucho más alto en comparación a mi estatura, su cabello era castaño y esponjoso, tenía varias pecas en sus mejillas y sus ojos eran de un hipnotizante color verdoso, pero a pesar de que se veía normal, algo en mi decía que era peligroso en especial esa sonrisa.

-Hola jovencita- Dijo con un tono de voz amable.

No confíes Mei, no se ve para nada amable.

-Hola señor- Dije fingiendo una sonrisa.

-Mi nombre es Hisashi Midoriya ¿Necesitas algo?- Preguntó con inocencia.

"¿Cómo se llamaba ese muchacho?"

"Izuku Midoriya"

"¡A los trece años ese hombre intentó abusar de mí!, por poco me salvé, pero gracias a él temo a que me agarren de las muñecas y a simplemente abrir la puerta de mi propia casa... aún le tengo miedo, esa sonrisa, sus palabras, esa puta mirada, debido a eso temo dormir ya que los recuerdos vuelven una y otra vez"

Mierda, es él, es ese hombre, debo huir de este lugar sin que parezca que sé algo.

-Soy Kira Akiyama y soy compañera de clases de Katsuki- Dije intentando de no tiritar –Y bueno a faltado a clases últimamente, por lo que quería saber si se encontraba bien-.

-Sí, se encuentra bien solamente tiene gripe- Dijo con naturalidad –Si quieres puedes pasar a verlo-.

Mentira, él miente, Katsuki me habría dicho si tuviese gripe.

-No gracias, solamente quería saber- Dije con una sonrisa falsa –Hasta luego-.

Me di la vuelta y comencé a caminar en dirección contraria a mi casa.

-¿Por qué mientes?- Preguntó ese hombre mientras caminaba, decidí seguir caminando más rápido y no dar la vuelta para verlo.

-Espero que nos veamos pronto- Dijo alegre y seguramente refiriéndose a otra cosa.

Maldita sea, debo alejarme más, miré a mi alrededor, no había nadie ¿Qué clase de barrio está tan desolado a esta hora?

Mientras caminaba aún más rápido decidí mirar hacia atrás, y para mi mala suerte él estaba a una cuadra de distancia, me estaba siguiendo, comencé a correr cada vez más rápido pasando por distintas cuadras intentando de desorientarlo.

Comenzó a dolerme un poco el cuerpo, últimamente no estaba comiendo lo suficiente, pero debía seguir corriendo, como deseo que no sea como en las películas donde lamentablemente la víctima termina en un callejón sin salida.

Y gracias a dios no lo es, al fin había llegado a pleno centro de la ciudad, donde por primera vez estaba feliz de chocar con las personas.

¿Ese hombre le habrá hecho algo? Y si...

Mierda necesito ayuda, pero ¿Quién podría ser de utilidad? ¿Mis padres? No, ellos no... ¿Qué tal Masaru?

"Masaru es médico y trabaja en el hospital donde está internado Izuku"

Debo ir al hospital, necesito ayuda de ese hombre.

Por favor Katsuki espérame, pronto te salvaremos.

Masaru Bakugo
17:10 PM

Estoy aburrido, hace días que no sé nada de Katsuki y recordar a Hisashi y su repugnante rostro me hace sentir preocupado, maldición ¿Cómo lo encuentro?

Golpearon la puerta de mi oficina, ¿Quién podría ser? Mi turno comenzaba en veinte minutos más.

-Pase- Dije sin levantarme de mi silla.

Abrió la puerta Sarah y detrás de ella había una joven de uno catorce años, sus cabellos eran de un peculiar rosa, ojos amarillos, tez pálida y extremadamente delgada, seguramente tenía desórdenes alimenticios.

-Señor Bakugo, lamento interrumpirlo en su hora de colación, pero esta jovencita no paraba de exigir hablar con usted y la Señora Harumi me dijo que la trajese- Dijo excusándose Sarah.

-Señor Masaru, necesito hablar inmediatamente con usted en privado- Dijo la joven con seriedad.

Me preocupé, principalmente porque parecía que se iba a caer en cualquier segundo.

-Está bien, Sarah nos darías privacidad- Dije con una leve sonrisa.

Sarah asintió y se marchó dejándonos solos, le hice una seña a la joven para que se sentase en la silla frente a mi escritorio.

La joven se sentó o mejor dicho básicamente se cayó en la silla por el agotamiento.

Saqué de mi cajón una botella de agua que hace unos minutos atrás había comprado y una barra de chocolate.

-¿Quieres?- Le ofrecí la botella y el chocolate.

Ella sin dudarlo un segundo aceptó, abriendo inmediatamente la botella y bebiéndola desesperada, luego abrió el paquete y comió el chocolate.

-Muchas gracias, estaba horriblemente hambrienta y sedienta- Dijo con una pequeña sonrisa.

-Bueno, ahora comencemos- Dije con una sonrisa -¿Qué ocurre señorita y por qué parece que corrió una maratón?-.

Ella abrió los ojos y soltó un suspiro –Soy Hatsume Mei, amiga de Katsuki Bakugo y él me comentó de usted-.

Inmediatamente me preocupé y sin pensarlo pregunté -¿Qué le ocurrió a Katsuki?-.

De la nada comenzó a llorar –No lo sé, no contesta mis llamadas y usted sabe lo que hizo la vez pasada, tengo miedo de que algo malo le haya sucedido-.

Abrí los ojos asustado, ¿Se habrá hecho daño?

-Y ese extraño hombre comenzó a perseguirme- Dijo entre sollozos -¿Y si ese tipo le hizo algo nuevamente?-.

Ella se abrazó a sí misma y susurró –Tengo miedo-.

Me sorprendí ante lo dicho y le pregunté preocupado -¿Quién te perseguía?-.

-Un hombre llamado Hisashi Midoriya, él no paraba de seguirme, de seguro se dio cuenta que lo sé, ¡Sabe que mentí!- Dijo la joven asustada.

Sin pensarlo la abracé y le dije –Tranquila yo te cuidaré, pero creo que lo mejor es llamar a tus padres-.

Mierda, sabía que algo malo traía Hisashi, pero nunca pensé que perseguiría a una joven.

-Un momento- Dije analizando lo que dijo -¿Ese hombre le hizo algo a Katsuki?-.

Mei deshizo el abrazo y me observó asustada –Yo... prometí no decir nada-.

Maldición, él sí hizo algo –Mei, necesito saber si ese hombre le hizo algo para ayudar a Katsuki-.

La pelirosada lo pensó por unos minutos y habló, sentí ira, quería buscarlo y herirlo de todas las formas posibles, pero lo principal ahora era encontrar a Katsuki, luego me encargaré de él.

-Tengo miedo señor Masaru, temo que ese hombre o su madre le hayan hecho algo- Dijo provocando que lo último me extrañase.

-¿Su madre?- Pregunté preocupado.

-Busquemos a Katsuki- Dijo esquivando la pregunta y levantándose de la silla –Tengo una duda ¿Por qué su apellido es Bakugo?-.

Lo último me sorprendió y dije con seriedad -Te diré si me dices en el camino que le hace Mitsuki a Katsuki-.

-Conoce a la mamá de Katsuki...- Me respondió sorprendida.

Solamente asentí y abrí la puerta, al diablo el trabajo, primero tenía que encontrar a mi hijo y hablar con Mitsuki.

-Guíame a la casa de Katsuki- Dije con seriedad.

El trayecto fue largo, y con cada palabra que me decía Mei sentía que la ira se acumulaba cada vez más en mi cabeza.

Gracioso, al final Mitsuki resultó ser peor de lo que pensé, maldición, el hijo que siempre deseé tener vivió de tal forma ¿Cómo culparlo de su intento de suicidio?

Tranquilo Katsuki, yo te sacaré de ese maldito infierno, ya no volverás a llorar por culpa de esa mujer.

Abrí la puerta del patio sin tocar el timbre, para avanzar directamente a la puerta de la casa.

Golpeé la puerta y se abrió sola, ingresé sin pedir permiso y le dije a Mei con seriedad –Ve a buscar Katsuki, yo hablaré con Mitsuki-.

Mei asintió y se fue al parecer a la habitación de Katsuki.

Avancé al living y allí estaba sentada en el sofá quien pensé por años que era el amor de mi vida.

Me acerqué y a pesar de que tenía los ojos abiertos no se percató de mi presencia.

Estaba al frente suyo y vi su brazo, tenía una jeringa y su nariz tenía un poco de polvo blanco...

-¡Mierda!- Grité asustado buscando su pulso.

-Señor Bakugo, ¡Katsuki no está!- Dijo Mei asustada mientras bajaba por las escaleras.

-Mei, ella...- Dije mientras inconscientemente caían las lágrimas por mis mejillas.

Continuará... 

Nota

Hola a todos, espero que estén todos bien en sus casitas, no planeaba terminarlo hoy, pero como que me inspiré y me sirvió para olvidar por unas horas que es lo que está sucediendo en el mundo.

Así que espero que lo hayan disfrutado o simplemente pasado bien el rato, eso sería, nos vemos en el siguiente capítulo...

Sorry por no haber escrito nada de Izuku, y en el siguiente tampoco habrá, ya que estoy apunto de finalizar con la historia de Katsuki y Masaru, porque sí, decidí ponerle un cierre a estos dos personajes.

¿Será un final feliz o triste para estos dos personajes? ¿Mato a Hisashi o lo encierro en una cárcel? ¿O mejor soy realista y lo dejo impune? :)

#MuerteaHisashiMidoriya 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top