Chapter XXII

Había sido una trampa, por más que hubiese recorrido un millón de veces el bosque, ni Shiori ni Rizu volverían a aparecer.

 Fue descuidado de su parte dejar que Shiori se adelantara, ahora mismo le había perdido el rastro. Era mucho más complicado de lo que parecía.

 A veces pensaba que su novia era un ser lleno de emociones y puros pensamientos bizarros, dentro de todo, tenía un buen corazón y muy justo. Él por su parte iba marcado con el odio a los vampiros (ahora su propia raza) y una sed de venganza imposible de dominar. Él era una mala persona que no podía ser capaz de dar el perdón.

No podía perdonarse el haber perdido a Shiori.

No podía perdonarse el haber dejado que su lado vampiro aflorara en un cien por ciento.

No podía perdonarse el tener que que haber matado a Ichiru aquella vez.

 Jamás iba a perdonarse el haber dejado ir a Yuuki cuando aún podía pelear por ella.

 Una laguna de odio convinado con emociones lo inundó, obviamente, ¿en qué había estado pensando? Aquella última frase que una vez lo atormentó en sueños, el dejarla ir para que sea feliz a lado de otro fue el error más grande que cometió en su vida. Quizás Yuuki hubiese continuado a su lado. Culpa. ¿Qué era Shiori en su vida? Una chica hermosa, que compartía el mismo destino que Yuuki y que él porque a pesar de todo, los tres en un inicio fueron humanos o al menos mantuvieron la humanidad por años hasta el momento que aquel lado natural/anti-natural que poseían los consumió por completo.

 Podía tener a Yuuki o podía tener a Shiori, ¿pero a cuál realmente amaba? 

 Volvió a pasar por el claro de árboles que Shiori había detectado a lo lejos, lo había indicado como el lugar en que Rizu estaba atrapada, realmente dudaba de ello, no había el mínimo aroma de alguna de ellas dos. Tendría que volver a la mansión y volver por ayuda, esa era la única opción que tenía pero como el  orgulloso cazador vampiro que era, volvería a repetir todo el recorrido desde otro ángulo, capaz que así conseguía algo de nuevo. La sensanción incómoda de saber perfectamente que estaba fallando lo abordaba, intentando darle por cuenta que obviamente sí neceistaba ayuda.

Con un demonio.

* * *

La "Fé" y la "Razón" son dos formas de convicción que subsisten con más o menos grado de conflicto, o de compatibilidad. La Fé generalmente es definida como fundamento en una creencia, como una convicción que admite lo absoluto. Mientras que la razón es fundamento en la evidencia, lo cual aproxima el objeto de fe a la idea del mito. –terminó de leerlo y alzó su vista hacia ella– ¿Te gustaba leer esto de niña? No sé si lo entendí mal pero un ejemplo de fé es tu existencia, creyéndote poderosa e indomable pero la razón nos dice que por tu mísera e inmunda vida, nunca llegarás ni a la mitad de aquello. 

 Se sentía adolorida, un peso caliente se apoderaba de sus entrañas y acariciaba aquella herida que le había causado aquella mano de Rido.

– Si fueras más obediente, las cosas serían distintas, ¿lo sabes? Pero eres tan terca y demasiado testaruda, necesitas ser disciplinada. –Tan acertado como nadie, él había alcanzado los límites de la razón– Encomendé a Priscilla la tarea de liquidarte, ahora necesito entender el hecho de ¿por qué te estoy observando? y me he dado cuenta de que estás viva, lamento tener que haber llegado al punto de tener que herirte de esa manera.

– Eres un...

– Shhh, shhh. No digas nada, no te hará bien seguir hablando. No querrás compartir el destino de tu amiga Rizu y tu eneamiga Yuuki, ¿o sí?

 ¿Yuuki? ¿Qué diablos se supone...? ¿Qué está suceciendo?. Cortó sus pensamientos de golpe a notar los grilletes de sus tobillos, habían sido recién colocados ahí. A medida que los segundos pasaban, una suave comezón cortaba lentamente la circulación de sus pies, dejándolos helados al tacto. Veneno, pensó ver la piel grisácea que se veía por debajo de los mismos. Al abrir completamente los ojos, notó que su ambiente había tenido un drástico cambio, la luz de las velas era la única señal de iluminación seguida de grandes ventanales que iban ocultos bajo tablones amplios de maderas, el piso detonaba años de existencia al igual que las paredes que lucían cuadros de marcos gastados y empapelado desgastado.

– Éste era la réplica del hogar de unos parientes, murieron... tenían buenos gustos, lástima que la casa murió el día que lo hicieron también los dueños. Hubo una época en la que también nevó con mucha frecuencia, los pueblerinos solían encontrar niños indefensos ocultos bajo la nieve, huérfanos. Muchos vampiros solían rondar por aquí, es más, ésta casa representaba el hogar de otra generación. En el sótano, un lugar sin ventanas es más visible la existencia de los mismos. ¿Interesante, no?

– ¿De qué demonios estás hablando? –desde las profundidad de la habitación, Rizu iba con dos grilletes presionando sus muñecas, se notaba en su aspecto físico que estaba más destruida física que mentalmente en comparación con Shiori.

– ¡Rizu!

– Me sorprende la resistencia de ambas, realmente, se merecen un gran aplauso por ello. –Rido sonrió– Priscilla, trae a la siguiente invitada.

 En cuestión de segundos, la cazadora venía entrando cargando a su espaldas un tercer cuerpo; si bien era difícil distinguir su identidad, se notaba menos herido y totalmente ileso a comparación de las otras dos vampiras. No fue hasta que la luz de las velas lo alcanzó y desveló la identidad que permanecía bajo las sombras.

– ¿Yuuki? –preguntó una incrédula Shiori. Ahí estaba, la Kuran totalmente dormida. Rido realmente era un vampiro ambicioso.

 * * *

– ¿Estás bien? –preguntó Sora sin alejarse de Ichijou, ambos habían permanecido juntos mientras que el gran temblor azotaba con fuerza los ventanales del salón. Shinichi se había cansado de estar encerrado y había optado por comenzar a forzar el mismo las cerraduras pero ni aún así, invocando sus poderes lograba algún resultado. Kaname no desistía de tratar de arrancar la puerta utilizando la telequinesia, la concentración de todo eso sumado a la gran inestabilidad del campo era factor que podía ser utilizado.

– Lo estoy, ¿y tú?

– Eso creo –sonrió Sora, pese al momento, debía aprovecharlo. Uno nunca sabe qué puede ocurrir. De momento, la angustia entre los vampiros reunidos era inmensa, no quedaba de otra que esperar.

 Fue entonces, cuando los sesenta y ocho ventanales comenzaron a derretirse y dejando que aquella oscuridad que había sido impuesta fuese reemplazada por la imponente luz de la luna y las estrellas. Nótese que la mayoría de los que estaban dentro buscaban al originario de aquel acto, y ahí estaba, sentanda sin nada más que hacer, Sara Shirabuki.

– Pensé que iban a necesitar ayuda. –rió poniendo su mejor sonrisa hipócrita.

 La mayoría ignoró o simplemente ni notó la hipocrecía con la que se había dicho aquello pero aún así varios de los vampiros dieron por rápido huir y de ahí, mejor que nadie sabían que algo no estaba encajando ahí.

– Ichijou, Hanabusa, Akataski, Shiki, Ruka, Rima, Seiren –la voz de Kaname hizo eco en el salón–. Busquen a Yuuki...–una mirada atenta fue dirigida al par de gemelos que iban sentados sobre una mesa– también a Shiori y a Zero.

– Todos, ya saben que hacer –fue la orden seca que el gemelo pelinegro soltó a sus sirvientes.– Shirabuki.

– Kuran y Natsuri, hace tiempo que tres familias purasangre no se reúnen, deberíamos hacerlo más seguido, ocurren hechos curiosos para la sociedad, ¿no lo creen?

 Shiro enarcó una ceja.

– Es interesante tenerte por aquí, Sara.

– Lo mismo debería decir, Shiro.

  * * *

– En el mundo existen un total de doce familias purasangre: Kuran, Hiou, Hino, Natsuri, Ouri, Hanadagi, Shirabuki, Toma, Shoto, Otoya, Rozan y Daisuki. –comentó Rido– Seis están completamente actividas, una se extinguió y pues el resto hace de su vida un circo. Lastimosamente, existen y son capaces de cuestionar mi mando, todo se hace más simple cuando son eliminados o mejor dicho, cuando se autoeliminen a sí mismo.

 Colocando los grilletes a las manos de Yuuki, alzó la vista hacia ella y terminó por dejarle un lametón en la mejilla.

– Muy hermosa, hija de mis hermanos –sonrió–. Si supieras la verdad sobre tu "hermano", ¿qué dirías?

– ¿Verdad...?

– Cosas de familia que a los Natsuri no les incumbe. Al fin y al cabo, esto sólo es el comienzo del fin, elimino a las familias una por una, quedando sólo la querida Yuuki, tú y yo. Seremos un magnífico triángulo amoroso, ¿no lo crees?

 Con un gesto de asco, el rostro de Shiori se ensombreció por completo. Él había dicho "triángulo amoroso", lo había oído perfectamente de sus labios. De por sí, él y Yuuki le causaban una repugnancia masiva, sin contar con que los Kuran ya era su familia nro 1 más odiada seguida de toda la miserable y repugnante familia de Priscilla y Eric. ¿Cómo él podía decir con tanta carudez que iban a conformar un "triángulo amoroso"?

 En primer lugar, deseaba tener a Yuuki lo más alejada de ella.

 En segundo, juró que apenas su estómago estaba completamente en su lugar, le daría una paliza que nunca en la vida lo olvidaría.

 Aún seguía preguntándose en dónde demonios estaba Zero. Ya debería haberla encontrado y más con el nauseabundo olor a sangre de toda la casa.

– ¿Qué...? –un signo de irritación cruzó rápidamente por su mente. Yuuki había despertado.

 Reacción en cadena.

 Algo en Rizu comenzó a temblar, insitándola a golpear con fuerza los grilletes y tratar de librarse pero exactamente ¿adónde quería ir? Entonces pudo darse cuenta de que el blanco de su mirada era Yuuki.

– ¿¡Qué le estás haciendo!?

 Una estruendosa carcajada escapó de Rido.

– Yo no le he hecho nada, ella misma está sufriendo bajo los efectos de su naturaleza, la mísera vampira nivel C que es.

– ¡No la llames así! –bufó Shiori enfurecida– Vale más que tú.

– ¿Eso crees? –Rido observó maliciosamente a Yuuki– Presta mucha atención Shiori, verás algo que nunca en tu vida se repetirá.

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