Chapter XII
Vanos comienzos, absurdos y por sobre todo, gratos y cautivadores. Se le hizo agua en los labios al sentir el olor a sangre que se corría por su piel, quemaba sus pulmones, sus entrañas, su alma. Se levantó de la bañera y miró a Sora que estaba sentada en una silla y tenía un libro en manos.
- Te he dejado una muda de ropa sobre la cama, Shiori-sama -dijo Sora bajando la mirada. Shiori ante la carencia de ubicación en tiempo y espacio, desvió la mirada y siguió caminando. Dejó que la toalla se deslizase por su cuerpo, se sentía raro estar así, el viento helado hizo que se girase para ver hacia la ventana abierta, sin que pudiese evitarse, ésta se cerró fuertemente en un abrir y cerrar de ojos.
Pequeño error, pudo haber roto la ventana y desde cuándo le importaba si se rompía o no, simple, su conciencia estaba buscando la forma de entender y asimilar lo que había a su alrededor sin dejar de tomar en cuenta el detalle de que era vampiro, escuchó el silencio sepulcral que había en la casa, supuso que serían las una o dos de la mañana. La hora perfecta.
- ¿Qué sucedió después? -preguntó Shiori, quería escuchar una respuesta creativa, o mejor dicho que fuese lo suficientemente razonable, sólo razonable para considerarla.
- El baile continuó -fue lo que respondió Sora.
- No es suficiente -murmuró astillando los ventanales de la habitación, quería saber qué sucedió y lo iba a descubrir de todas formas, miró a Sora y se levantó de la cama para hablar con ella- ¿Zero se ha quedado?
- Sí.
Shiori saltó y fue hacia a ponerse rápidamente la ropa que Sora le había dejado, estaba lista para enfrentar el genio de Zero, en esos momentos, Shiori estaba llena de odio y rencor hacia Yuuki, le daba igual viva o muerta, Kaname no podría defender su inútil trasero por muco tiempo, acabaría con ella y de ser posible, sería esa misma noche.
Para su mala suerte, sus hermanos tenían otra cosa planeada.
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Claro que nunca pensó encontrarse con eso. Recordó que Zero siempre se quedaba los fines de semana en la casa de Cross, fue corriendo hacia ahí y terminó de esa forma. A mitad de las escaleras y con la Bloody Rose apuntando a su frente.
- Zero...- ¿desde hace cuanto no se veían? - Zero.
Como si fuese a funcionar, él seguía apuntando la Bloody y Shiori seguí observando paralizada con el "Zero" en labios.
- Eres igual a Yuuki -fue dolorosa, la comparación más cruel que podía haberle hecho.
- No... Zero...
- Vete, por favor.
- ¡No! -dijo molesta, frunció los labios y golpeó la Bloody, alejándola de su frente- Yo no soy como ella... mi lado humano sigue vivo... aún estoy viva.
Zero desvió la mirada, ¿podía ser como Yuuki? Acaso, no se daba cuenta que hasta ahora seguía siendo la misma.
- No me juzgues... no lo hagas Zero... te lo suplico, no lo hagas.
- ¿Cómo esperas que no lo haga?
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Cerca del final. Pudo perderlo todo, pero lo consiguió, logró su propósito.
Suspiró con suavidad, no había mucha diferencia entre ser humano y ser vampiro, uniforme negro, uniforme blanco. Sólo después de haber bebido la sangre de su hermano, pudo ver que el hambre afectaba a sus cinco sentidos, con el cuerpo "vivo" nuevamente, fue junto a su padre y como lo estaba esperando, él sólo diría que le alegraba verle y que, tenía libertad de hacer lo que quisiese.
En tres minutos dejó su falsa humanidad de lado y pasó a ser una purasangre más de la gran aristocracia vampírica, los cambios externos no fueron más que la simple variación de tonalidades y en cuanto a los internos, su mentalidad seguía siendo la misma de siempre, seguía siendo la misma persona, sólo que con más potencia mental.
Sonidos, colores y olores, todos adquirieron más nitidez a su alrededor, todo a su alrededor poseía más vida y por supuesto, ella estaba ahí para destrozarlo todo al derramar sangre. Trató de hacerlo, trató de controlar su hambre pero simplemente, no pudo. La encerraron con sus hermanos y por más que hizo uso de autocontrol, terminó por beber la sangre de ambos hasta saciarse.
Sangre. Pasó un día desde su transformación y ya tenía que beber las malditas tabletas de sangre, quería vomitar cada vez que una pequeña gota de ese líquido roza sus labios, deseó no ser una neófita.
Habiendo terminado la rehabilitación vampírica, volvieron a la Academia Cross, fue ahí donde todo se tornó difícil. Mientras que los mellizos se iban de la academia (según ellos porque ya no tenían nada que hacer en la academia), especialmente para cazar a Rido, mientras que Kaname se quedaba nuevamente a cargo de los vampiros que se quedaron en la clase nocturna.
Renunció a su brazalete de prefecta y uniforme negro, dejó sus sables Odette y Odile, olvidó el emblema de Doppelhänder, dejó todo atrás. Vistió de blanco, mostró a su padre su lealtad y siguió estudiando, ahora como una purasangre más.
Todo estaba tan silencioso, alzó la vista hasta el techo, se sentía extraña. El último domingo que pasó como humana, permaneció inconciente, hermoso recuerdo pensó sarcástica.
Abrazó su almohada, en términos sencillos, se sentía más vulnerable sin sus sables. Era tan patética y por así también, irreal. Se levantó de su cama y suspiró, en sólo un día había sido adiestrada como un perro, era denigrante. Sumisa, obediente... débil.
Astilló la copa que tenía en manos, su brutalidad era algo que ni sometiéndola cambiarían, apretó con más fuerza su copa, sintió furia por sobre todo. Su sangre se deslizó por su brazo, abrió el puño y cayeron los rastros pulverizados de vidrio. Aún no era suficiente, quería más y por su maldita ambición dirigió sus pies a la habitación del presidente del dormitorio, se iba a desquitar con alguien y ese alguien sería el Kuran que tanto deseó, iba a tocar antes de entrar hasta que él le concede la libertad de entrar. Por su mirada pacífica/autoritaria, distinguió que se preguntaba de miles y millones de maneras el por qué estaba ahí.
Ella quiso saber qué le encontraba de divertido estar tirado sobre un sillón viejo sin nada más que hacer que leer cartas de la Sociedad, trató de reflejarse en él con sutiles trazos mentales, lo que consiguió fue una mirada severa y por supuesto, el enderezamiento del vampiro que estaba desparramado sobre un viejo mueble.
Articularía pequeñas frases con cizaña en medio de todo, Kaname sólo necesitó de un acercamiento para hacerla tragarse hasta la última de sus palabras, se sentía débil nuevamente.
- ¿De mal humor? -preguntó bajando su mirada hasta su rostro, estaba con el entrecejo casi fruncido, más bien parecía una mueca.
- Más del que crees -respondió tajante, se arrepintió por completo de haber ido a desquitarse precisamente con él.
- ¿A qué debo tu... inesperada visita? -Shiori desvió la mirada hacia la ventana, era tedioso tener que responder tantas preguntas.
- No tenía a quién fastidiar -confesó, su perspicacia seguía sorprendiéndola. Lo observó tendido, estaba tan melancólico como siempre y la diferencia de que él ahora sonreía.
Shiori observó cuanto orden había en la habitación de Kaname.
- ¿No compartes habitación con Yuuki?
- Ella tiene su espacio -contestó, desvió la mirada y siguió leyendo- ¿qué tanto la odias?
- Tanto como tú la quieres -respondió secamente-, me molesta.
Kaname bajó su libro en el suelo, en sus planes estaban cuidar de Yuuki pero con Shiori muy cerca, le sería difícil. Siendo humana era tenaz, como vampiro, es invencible. Se levantó y fue hacia Shiori.
- ¿Qué haces? -preguntó al sentir la mano de Kaname sobre su cabeza.
- Para ser neófita, te comportas muy bien -deslizó su mano hasta una mejilla-. Eres una caja de secretos.
- Yo no quiero ser una neófita, pero si es lo que tengo que afrontar... es mejor disimularlo.
- Me intriga saber la razón.
Shiori bajó la mirada. ¿Por qué no quería serlo? Talvez, porque no quería ser como Yuuki, primeramente era verdad pero ahora, podía ser en respeto a lo que fue en un comienzo, humana. O podía ser por... Zero.
- Preferiría obviar esa parte -murmuró.
- Tengo curiosidad por saber en lo que piensas -Shiori abrió los ojos como platos al ver como Kaname se acercaba a ella, como la primera vez que la besó. Shiori retrocedía y Kaname avanzaba, se paralizó al sentir la puerta tras su espalda, observó cuanta era la posibilidad de terminar como la vez pasada, Kaname tenía la mirada tan suave y de nuevo, desesperante-. ¿No fue tu deseo desde que llegaste aquí?
Era verdad, pero todo había cambiado desde que trató de usar a Zero. En esos momentos podría estar disfrutando la cercanía de Kaname, de su presencia o hasta, podría disfrutar bebiendo su sangre, tenía todo lo que deseó siempre y simplemente, no era lo suficiente y en específico, ya no lo quería.
Kaname seguía causándole estragos internos, pero ya no sentía nada hacia él. En cambio, sentía que no aguantaba sin la cercanía de Zero.
- ¿Adónde fue Yuuki? -Kaname interpretó como desconfianza plena, su voz la delataba.
- No lo sé, ha de estar en su cuarto o en otro lado -dijo restándole importancia.
Shiori se deslizó contra la puerta.
- Tienes una nueva oportunidad, aprovéchala.
Kaname estiró la mano para pasársela a Shiori, ésta divagó antes de tomarla y ser alzada suavemente.
- ¿Una nueva oportunidad? -desvió la mirada- He perdido toda oportunidad, Kaname... tú sabrías que está bien, ¿por qué convertiste a Yuuki? Ella pudo tener una vida a lado de Zero, feliz...
Y yo nunca lo hubiese conocido... y jamás me hubiese enamorado de él, pensó sonriendo amargamente.
- Hay veces que no nos damos cuenta de los errores que cometemos, es eso... fue mi egoísmo el que causó que ella sea así...-Kaname parecía sincero.
- ¿Es lo que piensas?
- Es la realidad... pero aún así, ella ya no es para Zero, ni Zero para ella... desde que se convirtió en purasangre, ella no es merecedora de él -lo mismo sucedería con ella, también era una purasangre - en cambio tú... mientras eras humana, no merecías estar con Zero por tu falsa forma de ver las cosas, ahora que estás ubicada en la realidad... tienes todo a tus pies, espero que lo aproveches como se debe.
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Se quedó observando la ventana, ella era una vampira al igual que lo era Yuuki también, se giró en la cama y miró hacia la pared. Aún recordaba todo, lo veía como si estuviese viviendo ese recuerdo en ese mismo momento.
Recordó su cuerpo inerte y teñido en rojo, se arrepintió de haberla dejado sola. Él se encontraba bailando con Yuuki cuando en realidad tenía que estar con ella, con Shiori.
Y todo empeoró cuando Yuuki rodea su cuello con sus brazos, estaba tan cerca, recordaba cada característica de su cuerpo, pero su mente era otra, sintió que ella apoyaba su cabeza sobre su hombro; sintió culpa al sentir como una ansiedad al tenerla tan cerca suyo, quiso abrazarla con más fuerza pero se detuvo, se detuvo cuando olfateó la sangre de alguien conocido en el ambiente, demasiado familiar para pasar desapercibido.
Levantó el rostro y olfateó el aire, siguió con la mirada el rastro del olor, todo apuntaba hacia donde Shiori había ido, entonces, supo que algo andaba mal.
Y más que mal, era peor. Cuando había llegado, ya estaba con el purasangre Natsuri, éste vertía su sangre y sus labios se teñían de rojo.
- Miau -escuchó un maullido proveniente de la sala, tuvo curiosidad por saber de dónde provenía ese maullido.
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Quiso saber cuál fue la razón que la llevaba a tirarse en el establo a observar a esa yegua que tanto la odiaba. La odiaba desde que era humana y el simple hecho de haberse convertido en vampiro empeoraba la cosa, era el animal favorito de Zero, Lily era mejor compañía que ella.
Yuuki omitió por completo sus pensamientos ante el relinchido de la yegua, era molesta cuando se lo proponía, supuso que sólo era imaginación suya, pero, ¿podía ser que había perdido a Zero? Lo tuvo todo y ahora lo estaba perdiendo, ¿era una broma?
La chica que tenía ojos grises-azulados había llegado para arruinar su existencia; primero porque quería a su Kaname para ella y segundo; ahora deseaba a Zero. Para mejorar la situación, era purasangre y no cualquiera, había sido que su padre era el mismísimo líder de la mafia japonesa, dinero no le faltaba. Sus hermanos estaban tan dispuestos a igualar a su padre, pero en realidad no era eso lo que deseaban, Yuuki los había visto, a comparación de el resto de su familia, ellos tenían el rasgos de humanidad presentes, en especial el mayor.
Lo mismo sucedía con la hermana, fue una humana que muchos hubiesen deseado y lo harían más ahora que parecía una muñeca de porcelana. De seguro estaría con Kaname, lo más probable. Mientras que ella era excluida por completo.
Zero la rechazó en el baile, Kaname ya no le trataba igual, Sayori no tenía tiempo para estar a lado suyo; Akatsuki, Hanabusa, Takuma, Rima, Ruka y Shiki tenía sus propios asuntos, los mellizos que solían hablar de vez en cuando con ella, no se encontraban; Cross estaba fuera, Yagari y Kaito la matarían antes de hablar con ella. Shiori no querría ni verla.
Había decaído tristemente, pude ser mejor persona y sólo lo empeoró todo al dejarse llevar por sus instintos, tanto que llegó a pensar y a compararse una y otra vez con Rido, después de todo... ¿no eran tan diferentes? La conciencia la carcomía y deseó nunca haber cometido aquellos actos en contra de Shiori.
Pudieron ser algo, pudieron haberse llevado bien... talvez, pudiesen haber sido amigas, pero ahora que había provocado a los instintos de la Natsuri, sólo podía esperar que ella la matase tarde o temprano, a fin de cuentas, ella se lo había buscado.
Torció la mirada en una expresión fría y carente de sentido, no podía enmendarse y mucho menos, ayudar con la cacería de Rido pero podía apoyar a su hermano, podía tratar de hacer las cosas más fáciles y simplemente ir por una segunda oportunidad. Podía hacerlo, ¿no?
No se merecía a Zero, no se merecía a Kaname, no se merecía a nadie.
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