Chapter XI

- ¿Ha sido Kiryuu Zero el que acaba de llegar? -preguntó Shiro bajando la copa de vino sobre una mesa y girándose hacia uno de sus sirvientes, éste asintió con la cabeza- Retírate.

Se había quedado pensativo, quiso entender cual era el chiste de la venida de Zero hasta ahí, había una posibilidad de que hubiese venido por Shiori, y otra podía ser Yuuki. Sintió que no se había formado un nuevo triángulo, su hermana se había unida al triángulo existente y ahora estaba en medio, siendo disputada como el juguete nuevo

Shiro quiso saltar de un puente al ver entrar a su mismo progenitor, debería ser una broma o algo así pero cuando descubrió que todos los presentes bajaban la cabeza en señal de sumo respeto y hasta el mismo Kaname desvió por unos momentos la mirada de él, quiso salir corriendo pero el maldito de Shinichi había aparecido a lado suyo y su padre ya lo encontró en el momento en que todos bajaban sus cabezotas.

- ¿Por qué ha venido? -se preguntaron ambos al mismo tiempo.

- Que haya venido a una fiesta de la Sociedad es algo muy malo -murmuró Shinichi-, se ha enterado de algo y decidió venir a ver por su cuenta.

- ¿Qué le decimos?

- Yo qué sé... si pudiésemos salir corriendo, lo haríamos.

- ¡Joder! Está viniendo hacia nosotros.

- Esto no se ve bien...

-:- -:- -:- -:- -:-

Shiori se había quedado estática por unos momentos, levantó la vista hacia Zero y dijo- ¿Podemos volver al salón?

Zero enarcó una ceja y luego respondió- Vayamos -contestó poco convencido, Shiori tomó su mano como le era costumbre y tiró de ella para conducir a Zero por los pasillos de la mansión, bajaron las escaleras y fueron por los pasillos con estaba detrás del salón, abrieron una de las puertas y entraron nuevamente.

Había mucha tensión en el lugar y no sólo ella lo había sentido, Zero observaba al vampiro que acababa de entrar al salón, era uno que nunca había visto en toda su vida.

- ¿Quién...? -logró articular Zero.

Shiori no quiso responder. El mismo cabello blanco como la nieve de Shinichi pero dos orbes azules profundo, más alto, pálido, labios suavemente fruncidos y traje blanco.

- Padre -murmuró ella lo suficientemente suave como para que Zero no la escuchase, el parecido que el recién llegado tenía con sus hermanos y con ella misma eran increíbles, entonces ¿cómo demonios Zero aún no se había dado cuenta de ese detalle?

Supuso entonces que algo raro estaba sucediendo, sus hermanos estaban tan paralizados como ella, sintió su tensión corporal y talvez, mental. ¿Tenían miedo de su propio padre?

- Yusei Natsuri -aquel había sido Kaito, se había colocado a lado de Zero y colocó un codo sobre su hombro a manera de apoyo-, no ha aparecido en sociedad desde que recuerdo bien, su última vez fue en la gran reunión que organizó Ichiou en honor a Kaname al cumplir quince años, desde entonces, y al igual que sus hijos, se mantuvo oculto o alejado de la Sociedad de Vampiros Japonesa.

- Él desistió de la juerga vampírica japonesa, me sorprende -dijo Zero.

- ¿En dónde estabas Zero? Ya me hacías falta...

- ¿Tú también?

- ¿Qué le sucede a tu novia?

Zero bajó la mirada hasta donde Shiori se encontraba observando al recién llegado, le sorprendió su forma de actuar y todo eso había sido desde que llegaron ahí. Quiso llevársela consigo pero sabía que iba a ganarse unos cuanto golpes.

Y también se fijo en como iba vestida.

Sus cabellos se esparcían por todos lados, eran largos, oscuros y cubrían su espalda y más, el fino vestido blanco que tenía llamaba en especial su atención por las cadenillas que colgaban en de su espalda y unas cuantas estaba como cinto. Tenía apenas dieciséis años, ¿cómo hacía para parecer de mayor edad y desde cuándo se vestía así?

Las pocas veces que estuvieron muy pegados, uno al otro, olió su aroma poco inusual; era muy dulce. En realidad estaba bellísima esa noche, de no ser por aquellas marcas que tenía en su muñeca, parecería una vampira como casi todos del salón.

Y fue cuando ese pensamiento invadió por completo su mente. Ella podía ser un vampiro al igual que Yuuki.

- Zero, ¡bailemos! -Shiori estiró el brazo de Zero y lo arrastró hacia donde estaban muchos de los vampiros bailando, rodeó su cuello con ambos brazos y sonrió- ¿qué sucede? -preguntó al ver su rostro distraído, desconcertado... perdido- Zero... ¿te encuentras bien?

Él estaba silencioso, seguía cada ritmo de la música a la perfección, tenía el rostro sumiso y hundido en sus pensamientos, tiró de su cuello y lo acercó a ellas.

- ¿Te encuentras bien? -preguntó a milímetros de sus labios, notó un leve temblor en sus labios, miró con suavidad a Zero, iba a darle aunque sea un beso suave hasta que ella apareció nuevamente.

- Zero...-dijo con su maldita y suave voz, quiso sacarle los ojos en cuanto estuvo cerca de Zero pero algo que pudo notar en él fue que había recobrado sus cincos sentidos apenas la tuvo cerca suyo, eso definitivamente le dolió.

- Dejaré que hablen -Shiori se alejó, no por Yuuki, sino por Zero.

Ella había olvidado que Zero aún amaba a Yuuki.

Se alejó dolida, apenas llegó y ya se lo arrebataron, necesitaba apoyarse en alguien y ese era Zero, su mejor amigo. Fue hacia una de las terrazas, a lo mejor la soledad sería siempre su mejor compañera, silencio y por sobre todo, tristeza. Estaba enamorada de Kaname y de... Zero. Sacó una cinta y se la ató al pelo, era bastante incómodo que sus cabellos cayesen sobre sus hombros y la molestasen a cada movimiento, estaba tan disgustada, molesta.

Se dio cuenta de que había venido por Kaname pero en realidad... estaba enamorada de Zero. Sólo podía ser una maldita idiota al terminar así.

Quiso retroceder todo y haber tras Zero desde un comienzo.

- Zero... ¿por qué? -aún recordaba su cuerpo a mil cuando tuvo su primer roce con él, su corazón palpitando a cada segundo, su alma que se desbordaba al sentir sus manos.

En cambio, cuando Kaname la besó, sentía su cuerpo ardiendo, para tener dieciséis años eran muchas emociones para ella pero no por eso, se quedaría corta si decía que pidió por más, quería que todo se detuviese y a la vez, que nunca terminara.

- No sirvió de nada que te escondiesen de mí... dulzura -era él y definitivamente, esa no era su noche-. Cuando eres un vampiro o humano, da lo mismo, la adolescencia es la etapa más difícil... tú deseas a uno y amas a otro... es simplemente eso -acarició su cabeza.

El de cabellos color vino tinto y la heterocromía roja y azul lo hacían destacar de entre los demás invitados, sin contar a sus respectivos hijo y ex-esposa.

- Viviste falsamente y siempre lo harás, serás pisoteada, débil y te compararán con la que más odias... Yuuki Kuran -el acarició su espalda descubierta e hizo que tuviese escalofríos por todo el cuerpo-. En cambio, si te conviertes en vampiro... lo tendrás todo. En un comienzo fuiste de mi propiedad y te estoy dando la libertad de elegir... a la buena o a la mala.

Shiori alzó la mirada hacia el salón de baile. Una lágrima resbaló por su mejilla.

- Haz lo que quieras -murmuró, la reencarnación de Rido sonrió.

- No dolerá... mucho.

Rido lamió con agresividad el cuello de Shiori, un momento antes de morder susurró- Eres mía a partir de ahora.

-:- -:- -:- -:- -:-

El tiempo se detuvo.

Al oler sangre, aquellos que se alimentaban de ella alertaron sus sentidos al máximo.

Tuve miedo.

Estaba inmóvil, su cuerpo sin vida y él había desaparecido.

Estaba tan oscuro.

Habían llegado tarde.

¿Sería cierto?

Ella había comenzado a cambiar, físicamente cuando vieron sus labios teñirse de un rojo más brillante y su piel perdió ese color cremoso.

Soy una purasangre.

El que llevaba el apellido Natsuri al frente se acercó lentamente, cargó en sus brazos su cuerpo teñido en sangre.

De ahora en más, soy Shiori Natsuri, última hija de los purasangre Natsuri, máxima heredera de la herencia materna.

Se hizo un corte en la muñeca y vertió su sangre en los labios entreabiertos de ella.

Ahora mismo, seré una asesina... como debí ser en un comienzo. Has de odiarme, Zero Kiryuu, pero yo me encargaré de que te des cuenta quién te conviene.

- Shiori... despierta -susurró.

Su voz me era familiar, era mi padre.

Los mellizos, los Kuran y unos pocos vampiros observaban, el mismo Zero estaba paralizado.

Abrir los ojos.

Buscaron la manera de no sorprenderse al ver como las orbes grises-azulados brillaban aún más que de costumbre, pudo entender que había sobrevivido a la mordida de Rido.

Un nuevo comienzo.

- De hoy en más... eres Shiori Natsuri -comentó Yusei bajando a su hija y ayudándola a que su pusiese de pie.

Te veo Zero... no puedes creer lo que ves, no puedes asimilar que te ha sucedido dos veces... ¿verdad?

Shiori tenía sangre en el vestido y le quedaba perfecto, su belleza estaba acentuada con el reflejo de la luna, sus facciones faciales se había vuelto aún más hermosas que en un comienzo, sus ojos se aclararon, sus labios subieron de tono, su piel se aclaró y pero ella seguía pensando de la misma manera, aún sentía lo mismo. Lo único que cambió fue... su cuerpo.

Zero... no te vayas, la noche recién ha comenzado.

Tenía que esperar, en ese momento, la siguiente batalla había comenzado.

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