Chapter X
Aquella melodía había sonado tan deliciosa, cualquiera se hubiese quedado como un estúpido escuchando hasta el final, distraído. Pero ella siguió leyendo aquel libro sin dejar que la música la distrajese.
- ¿Disfrutaste del "Ave María"? -era él, bajó el libro sobre la mesa y levantó la vista, Kaname estaba sentado en el sillón de enfrente, estaba tan relajado como siempre que causaba angustia al que esté cerca suyo y un profundo miedo al que lo viese directamente.
- ¿Lo hiciste tú? -Kaname sonrió realmente impresionado por el desconocimiento de su propia familia, la mayoría de las personas eran ignorantes pero había algunas que ya superaban lo aceptable.
- No fui yo...-respondió- ese fue Shinichi -Shiori miró como Kaname se levantaba de su lugar e iba hacia la mesa- ¿te gusta leer?
- Mucho -dijo Shiori, observó con qué delicadeza tomaba el libro y lo hojeaba lentamente.
- Me alegra -volvió a bajar el libro y se sentó a lado de Shiori, supo entonces que la cazadora que era un comienzo no se comparaba con la purasangre que podía ser-. Los humanos saben esconder sus verdaderos sentimientos dentro suyo, y sólo aquellos que son inteligentes manipulan con eficacia todas sus emociones.
- ¿Qué estás insinuando? -Shiori alzó una ceja y miró a Kaname.
- Eres tan humana que no puedo ver lo que hay en tu interior, ¿cómo sería si bebiese de tu sangre?
Shiori bajó la vista. Kaname la estaba incitando a reaccionar, si Zero estuviese... no se lo perdonaría jamás. Decidió mantenerse callada, quería ver hasta que punto el Kuran podía jugar con las emociones de alguien, pudiese ser que tenía la habilidad de llevar a la locura a cualquiera.
- Yo podría convertirte en vampiro -murmuró- pero sé que Kiryuu te odiará de por vida, haciendo que te vuelvas una asesina sin sentimientos y así mismo, un ser sin vida, un vampiro de verdad.
- Convirtiéndome en Yuuki, ¿no? -preguntó con una sonrisa en labios.
- Si quieres verlo de esa forma, sí. Yuuki nos tenía a ambos y así era feliz, cuando vino a vivir conmigo, al principio estaba emocionada pero luego... demostró su verdadera identidad...- Kaname alzó la barbilla de Shiori- serías más útil humana que purasangre, en parte fue culpa mía que Yuuki sea así pero por otro lado... eso es ella realmente.
- Estás apelando en contra de tu hermana.
- Te equivocas -Kaname se acercó aún más-, sólo estoy diciéndote lo que creo y coincidentemente, es verdad.
¿Podía soñar el futuro o era simple coincidencia? Su cuerpo pedía por más a cada roce que tenía con los labios de Kaname, no sabía por qué, no sabía cómo, ni sabía si estaba bien. Sólo pidió para que Zero la perdonase por todo.
Por su inmadurez, por su idiotez, por sus malditos caprichos y por la semejanza que tenía con Yuuki al tener a ambos vampiros en bandeja de plata. Deseó que su cordura siguiese en pie y la ayudase a alejarse del Kuran, simplemente no podía porque, fue lo que en un comienzo pidió con todas sus fuerza y la misma razón por la cual vino a la Academia Cross, sólo por tener a Kaname en sus manos. Entonces, ¿por qué se culpaba tanto? Zero sólo era algo que usaba para darle celos a Yuuki y hacer que ella lo desease tanto que diese guerra por él.
¿Qué demonios estoy haciendo? fue lo único que pudo articular mentalmente.
Tenía los pensamientos hundidos en culpa y desdén, gritaba internamente por más y a la vez, sólo quería estar sola. Y por delante, odiaba estar en la situación de Yuuki, lo detestaba con el alma y cuerpo completo, y aún más, sabía que todo esto era obra suya y de nadie más, su impotencia era tan obvia que sólo quería olvidar todos sus actos y nunca jamás volver a repetirlos.
Entonces pudo comprender que había ganado, porque ella había aparecido ahí y estaba en el marco de la puerta con una amplia sonrisa en el rostro. Dedujo que Kaname se había dado cuenta y que por eso sus movimientos se habían vuelto más lentos, más relajados. Se volteó para verse con Yuuki, tenía el rostro serio, levantó la vista hacia Kaname y vio como él fruncía el seño.
- Kaname -esa voz que trataba de sonar triste cuando en verdad sonaba a "victoria" le dio una razón por la cual separarse del Kuran y enfrentarse a la bestia que tenía enfrente.
- Yuuki -pronunció él sin darle importancia a su hermana.
Y como si hubiese sido rajada de ahí, salió de la biblioteca. Por otro lado, Shiori aún estaba pensativa, quiso saber qué realmente fue lo que estaba tramando y sólo dedujo que lo sabría en el baile de esa noche.
- Iré a mi habitación -dijo Shiori alejándose de Kaname-. No me sigas, te lo suplico.
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Eso había sido raro, tanto que juró que nunca más sucedería, observó por uno de los ventanales a la noche ya llegada, el tiempo había pasado volando. Ayer habían llegado, hoy era la fiesta y mañana se iban, ¿tan rápido corría el tiempo?
Supuso que Kaito se había marchado a su habitación, la poca paciencia que tenía lo delataba fácilmente, mentiría al decir que entendía su mentalidad y por eso mismo él uno de los diez mejores cazadores de vampiros, era cruel siempre y siempre lo demostraba a través de su complicada forma de actuar.
Él era un verdadero cazador de vampiros.
Entró a su habitación y como había deducido, él ya se había marchado. Aún tenía una hora para disfrutar del agua tibia de la ducha (para su mala suerte no había bañera), imploró por todo lo bueno que al menos hubiese toallas con olor extravagante.
Dejó que el agua la mojase por completo, había optado por agua fría, nada más cómodo que llevarle la contra a su propio cuerpo. En uno de los estantes del baño había encontrado una gran cantidad de esencias para el cabello y la piel, buscando los aromas perfectos. Por lo general solía oler a madera de pino, jazmines brasileros o enebro a fin de dejar de lado el olor a sangre de vampiro, en esos momentos, el aroma que más llamaba su atención era flor de cerezo, melocotón y talvez, jazmín blanco. Exquisitamente hipnotizante. Sus cabellos que en esos momentos eran aún más largos a causa del agua adquirían su color natural con el agua, negro azulado.
Terminó de bañarse y salió para elegir el vestido que usaría, tenía muchos, la mayoría sólo fue usó una vez en su vida y después lo dejó tirado por ahí, trajo los que podía usar en la fiesta. Colores, cortes y tamaños, tenía una mini variedad en su maleta.
Cuestionó el por qué había traído tanto para una sola fiesta, contando por sobre todo que ella estaba ahí para mantener la paz y nada más. Trató de entenderse a si misma, luego de haberse quedado por minutos sentada sobre su cama en silencio, decidió restarle importancia y un último momento recurrió algo a su mente, ella tenía que estar ahí por la simple razón de que era una purasangre y tenía todo el derecho.
Buscó en su maleta un vestido que quedaría bien con sus ojos grises-azulados. Los típicos strapless que usaba no sería una opción esa noche. Tenía un vestido de estilo griego, blanco y largo, con la espalda abierta y con varias cadenillas llenas de strass, perfecto, parecería una princesita y mucho de los vampiros que conoció y que probablemente estuviesen presentes, dirían que nunca esperaban verla así. Ya había asistido a muchas fiestas organizadas por vampiros y que por supuesto, sólo tenía que hacer guardia (en ese tiempo vivía al norte de Italia), cuando volvió a Japón observó que los kimonos tenían estilo pero nada la haría superar su adicción al estilo europeo y por sobre todo, occidental. Buscó sus zapatos de tacón alto, era negro al igual que sus accesorios.
¿Qué le faltaba? ¿Maquillaje? Por lo general desistía por completo de usar cosméticos y siempre sería así. No necesitaba alterar el color de su piel, su palidez tenía una tonalidad cremosa, apetecible. No necesitaba alterar el largor de sus pestañas, eran lo suficientemente largas y oscuras. No necesitaba cambiar el color de sus labios, el color era perfecto. Y por sobre todo, con dejarse el cabello suelto era suficiente.
Sin maquillaje se sentía viva, y no una muñeca... mucho menos una vampira purasangre, era humana.
Se observó por varios minutos al espejo, no se sentía acomplejada, era feliz. Alzó las manos hacia sus labios, eso fue real. Estaba tan pensativa que no pensó en las millones de sensaciones que la arbolaron. Primero, sorpresa... luego miedo, placer... locura pero no amor, quiso entender el por qué no sintió eso. Había soñado aquel momento y se cumplió. Su cuerpo había enloquecido con el impacto, las manos de Kaname sobre ella, una en su cuello y la otra en su cintura, a pesar de ser vampiro, él tenía sus labios cálidos y el aliento suave, deseó y pidió más. ¿Qué es lo que sentía exactamente hacia Kaname?
- Eres como una princesita -y aquel ser que tenía que meter su maldita cuchara cada vez podía o tenía la oportunidad-, mi dulce hermanita se volvió Blancanieves, aunque... Blancanieves tenía el pelo corto, la piel un poco más blanca y los labios... más rojos...
- Eres increíble, en serio...-contestó secamente, quiso contestar de manera cruel pero se tragó sus todos y cada uno de sus atroces comentarios al ver a Shinichi enfrente a lado de Shiro. Quiso reír al ver el rostro de estúpidos que ambos tenían, eran tan bonitos con sus flequillos opuestos y sus ojos tan grises como azules al igual que los suyos.
- Estás hermosa -comentaron al mismo tiempo, se notaba más emoción en el mellizo mayor que en el menor, daba lo mismo, uno era más demostrativo que el otro.
- Gracias -dijo Shiori, los tres juntos, era raro. Sólo faltaban sus padres.
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- Shiki-sama, Touya-sama, Souen-sama, ¿hay algo en lo que pueda ayudarles? -preguntó una de las sirvientas, los tres negaron con la cabeza.
Esperaron a que se retirase para seguir hablando entre susurros y simples murmullos.
- ¿Por qué asistimos a ésta fiesta?
- Kaname-sama ha venido -respondió Ruka.
- Los Shizume tienen tierras por casi todo el continente, además de casas de campo en América, lo tienen todo y buscan más -comentó Rima.
- No es tan increíble como creen...-Sora estaba sentada en el marco de una ventana- podemos tenerlo todo pero no por eso somos felices. Mis padres no se hablan, mis hermanas se han ido de la casa y mi hermano ha muerto... las apariencias engañan, pero aún así, espero que hayan disfrutado de la estadía aquí.
- Lo fue -dijo Shiki comiendo un pocky después.
Aidou y Akatsuki entraron a la sala de estar, ya estaban vestidos para la fiesta al igual que los demás, sólo faltaban Ichijou y los Kuran.
- Espero que se diviertan -cortó Sora saliendo cuidadosamente del marco de la ventana y pisando la alfombra con diseños florales en tonalidades azul y blanco- tengo que recibir a los invitados, con permiso.
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Tenía que ser broma. Sus hermanos bajaron antes, ella tendría que esperar a Kaito, ambos tendrían que controlar la llegada y entrada de invitados, además de eso, Shiori quería esperar a que Zero llegase para saltar sobre él y primeramente golpearlo por haberse ido una semana entera.
Escuchó sus pasos despreocupados alrededor de todo el corredor y se volteó, menuda broma, tan desaliñado como Zero. Tenía la camisa con varios botones desprendidos al igual que el chaleco plateado que llevaba, su corbata estaba floja y traía su saco en manos. Sonrió al verlo con el seño fruncido.
- Hice lo que pude -comentó sin darle importancia a la sonrisa burlona que tenía en labios.
- Vámonos perfecto idiota -dijo estirando del brazo de Kaito y arrastrándolo hacia la entrada.
Cuando se pararon sobre la entrada misma, Kaito tuvo como un tic nervioso o algo parecido, tanto vampiro afectaba su sensibilidad y el poco amor que tenía hacia ellos, se desvaneció por completo. No era broma cuando Cross dijo que Kaito detestaba las "reuniones sociales" de los vampiros.
- ¿Quieres retirarte? -preguntó Shiori al ver como Kaito alejaba la mirada repugnada de la primera pareja de vampiros que entraba.
Él negó con la cabeza- Estoy bien.
Varios de los invitados miraban de la misma manera que Kaito lo hacía, con odio o repugnancia, otros observaban extrañados y la gran mayoría con indiferencias. Shiori sólo esperaba a Zero.
Habían pasado unas tres horas más o menos y parecía ser que los invitados ya no llegarían, Shiori estiró de Kaito y ambos entraron juntos, si desconociesen la verdadera identidad de ellos, cualquiera diría que es una simple fiesta de gente rica.
Sora se encontraba a pocos metros de ellos, ésta buscaba con la mirada a Ichijou, necesitaba apoyarse en alguien, había demasiada gente y se sentía incómoda con todos ellos.
Shiori sintió cuanta era su incomodidad ante todo eso, quiso ayudarla pero Kaito la arrastró hasta un pilar y le susurró- Traeré nuestras armas, ¿qué quieres en específico?
- Sólo a Odette -dijo ella-, no tardes mucho.
- No te aseguro nada.
Bufó hastiada y asintió, ¿qué se supone que haría ella sola ahí? Observar como se divertían no era mala idea, quiso tomarse algo pero lo único que había eran tabletas de sangre y whisky por todos lados, había demasiada comida y poca variedad de bebidas, se sentó sobre una sillón individual y ladeó la cabeza, sonrió.
No se dio cuenta de que estaba siendo observada atentamente por un invitado en específico.
Ella había hecho caso omiso por completo a su alrededor al ver entrar a sus dos hermanos, los presentes en su mayoría se hicieron a un lado para dejar entrar a los mellizos, bajaban la cabeza o la mirada, los dos Kuran entraban detrás y los invitados respondían de la misma forma.
Escuchó a Nagamichi Aidou decir- Mellizos Natsuri, hace tiempo que no los veía por el consejo.
- Lo mismo digo, Aidou-san -contestó Shiro.
- Nuestra estadía en España nos impidió venir a Japón con regularidad, pero ahora que estamos estudiando en la Academia Cross, tenga por seguro que nos verá muy a menudo -siguió Shinichi.
Desvió la mirada por unos segundos y se encontró que el rostro despiadado de Yuuki, iba del brazo de Kaname pero leía en sus ojos el enojo que sentía hacia él o hacia ella. Quiso evitar por completo el contacto con ella, se levantó disimuladamente del sillón individual y se coló entre las sombras de los pilares, caminó lentamente y fue hacia la salida, que noche había sido esa, interesante si. Tenía que sentarse a hablar seriamente con sus hermanos.
Salió afuera y tomó aire, la noche estaba fresca y agradable al tacto, aspiró profundo y se relajó por completo, mientras que la fiesta seguía su curso, ella estaba lejos sintiendo el ambiente y aún esperando a que Zero volviese.
- ¿Disfrutas de la noche?
- Vete... tu compañía me da asco, tanto que quiero suicidarme por cada vez que te veo -dijo tajante en una sola frase que concentraba un odio inmenso y por supuesto, repugnancia.
- No diré nada más que... si no quieres que se revele lo que en realidad eres, aléjate de Zero, es muy última advertencia.
Shiori se giró violentamente y miró con rabia a Yuuki.
- Eres una vil y ponzoñosa víbora.
- Mira quién lo dice...-Yuuki tenía una sonrisa en labios que delataba muchas cosas- eres igual a mí. Desde que recuerdo bien, tienes en bandeja de plata a Zero como a Kaname, no voy a perdonarte por haber besado a Kaname y mucho menos lo haré ahora que Zero y tú están juntos.
- No me busques Yuuki.
- Tú no lo hagas... todos sabrán quién eres, recuérdalo, todos sabrán si es que sigues a lado de Zero... te doy una semana para que alejes de él -agregó secamente antes de irse.
Shiori sintió el veneno de sus palabras y el dolor que la inundó fue aún peor, apoyó una mano sobre el rostro y trató de no ir y sacarle la cabeza en esos mismos momentos, quería hacerlo y ganas no le faltaban, pero ¿qué ganaba al matarla en medio de una reunión de vampiros? Ser asesinada en medio de la multitud no era algo que le agradase mucho.
Dirigió su mirada al vacío y trató de no quebrarse internamente, aún podía ganar, mediante lo acontecido esa tarde tenía posibilidades, sólo una pequeña frase de Yuuki determinó lo que ella estuvo esperando desde hace tiempo "tienes en bandeja de plata a Zero como a Kaname".
¿Kaname la quería?
Alzó la mirada apenas escuchó unas pisadas cercanas a ella, alzó la mirada y fue cuando la sangre se le congeló en segundos. Heterocromía en rojo y azul, sabía de él, conocía su historial, sabía de lo que era capaz y asesinó a su madre.
Trató de moverse nuevamente pero tuvo el mismo resultado, quería gritar pero la voz no le salía y de todas formas no le serviría de mucho.
No tenía su sable a manos, el estúpido de Kaito no había vuelto con sus armas, estaba sola en la entrada de la mansión y a merced del que en un comienzo tuvo que ser su amo.
- Natsuri -se acercó lentamente a la cazadora, encontró divertido el miedo en su rostro, la fragilidad de sus facciones lo hacían más interesante y convertir a aquella cazavampiros en vampiro era una opción que no podía dejar pasar.
¿En dónde estaban los mellizos? Quería pedir ayuda, aunque en verdad, lo único que conseguiría es humillarse públicamente.
- Shiori -la versión adolescente de Rido se acercó vorazmente tanto que en menos de lo que pudo contar ya estaba enfrente suyo y poniendo una mano sobre su mejilla, alejando sus cabellos porque en esos momentos eran un estorbo- eres una mezcla de interesante, ¿a qué sabrá tu sangre?
- ¿Tú crees que tu cabeza hará "ploof" o "boom" cuando te disparé? -bendita sea la hora o el momento en el que había llegado, un suspiro de alivio se escapó de sus labios antes de sentir como era apartada por dos brazos y escondida detrás de un traje negro, un aroma familiar que inundó sus pulmones y llenó cada célula de su ser con una alegría inmensa. Ahí estaba él, era Zero.
- ¡Zero! -tenía a la Bloody Rose apuntando a la cabeza del Rido adolescente, escuchó el sonido que hacía al ser cargada.
- ¡Basta! -Sora salía afuera para detener en esos momentos la escena que se armó- Kiryuu-kun, detente por favor, no ataques al joven Nakamura-sama... él viene de parte del consejo -concluyó levantando la vista hacía el recién llegado.
Zero estiró el brazo y buscó a Shiori, aún seguía detrás suyo, estaba en silencio y tenía la mirada perdida hacia donde estaba Nakamura.
- Nakamura-sama, por favor, adelante, lo estaba esperando -el Rido adolescente pasó de largo a Zero y a Shiori, fue a lado de Sora y caminó junto a ella hacia adentro.
En ese lapso de tiempo, Shiori nunca había soltado a Zero.
Shiori tenía hundidas las manos en el saco de Zero, la cabeza recostada en su espalda y el miedo dentro. Aún no podía creer que él estuviese ahí, ¡cuánto tiempo lo estuvo esperando! Suavemente se volteó para tenerla enfrente y observar cuan paralizada estaba su expresión, veía en los ojos grises-azulados un vacío indescriptible, optó por acariciar su cabeza y esperar a que ella volviese a actuar normalmente.
- Vamos adentro -murmuró Zero, Shiori negó con la cabeza-. No podemos quedarnos toda la noche aquí -dijo, Shiori asintió-. Te ha hecho daño.
- ¿Qué? -Shiori levantó la vista, su brazo izquierdo se entumeció por completo cuando Zero hizo presión en el hematoma que tenía en la muñeca- ¡auch!
Zero frunció el entrecejo y apretó los labios.
- No es reciente... ¿cómo te lo has hecho? -preguntó Zero.
- Zero... yo...-bajó la mirada, ¿cómo iba a decirle que fue Yuuki? No quería decirle, no podía porque se jugaba el pellejo y talvez, su amistad con Zero- te lo contaré más tarde... ¿sí?
El rostro de Zero no cambió de expresión, simplemente estiró de la muñeca sana de Shiori y la arrastró hacia adentro. Los vampiros que se encontraban ahí ignoraron por completo su entrada pero aquellos como la mayoría de los purasangre y los nobles que conocían a Zero se voltearon para mirarlos, ambos estaban con los rostros sombríos.
Entre los presentes, Kouchi Nakamura tenía la vista fija en ambos y en específico a la cazadora, tampoco perdía de vista a la hija de Yuri Kuran, Yuuki.
Ambas propiedad suya.
- Has vuelto...-susurró Shiori.
- ¿Ahora te das cuenta? -preguntó sarcástico Zero.
- Hay varias cosas que quería contarte...
Zero se detuvo y miró fríamente a Shiori- Hay varias que quiero escuchar y una de esas es la explicación de eso que tienes de adorno en la muñeca.
Es normal se dijo, siempre es así de frío pensó. Zero no había soltado su brazo desde que vio la marca en su muñeca. Dudaba si él creería cuando ella le dijera que fue un vampiro que tuvo de cazar, si le decía que fue Yuuki, podía estar arruinando todo lo que avanzó hasta ahora.
Shiori y Zero se sentaron en un juego de sillones, él tenía aún el entrecejo fruncido, ella ya había relajado la expresión.
- Zero...-articuló lentamente, alzó la mirada hacia él y pudo sentir el filo de su mirada cuando bajó los ojos para mirarla. Él estaba molesto- ¿estás enojado conmigo? -preguntó.
- No -contestó. Se dio cuenta de que cuanta fue la tensión a la que sometió a Shiori y trató de disculparse, pudo distinguir que su mirada gris-azulada estaba apunto de soltar lágrimas o algo así, la rodeó con un brazo y la atrajo para si mismo- ¿quieres retirarte a descansar? Yo me quedaré a cubrir tu turno...
- Me siento bien, no es necesario -dijo ella, tomó la mano de Zero y lo rozó por su mejilla, estaba fría y era agradable al tacto.
Shiori apoyó la cabeza en el hombro de Zero, tanto había sucedido y aún se preguntaba cómo le contaría todo sin que el se enojase con ella.
- ¿Quieres que te muestre tu habitación? -Shiori recordó que Sora le había mostrado cuál era la habitación para Zero, quiso mostrársela, a lo mejor alivianaba la tensión con él.
- Vamos -dijo él levantándose y dando una mano para Shiori se apoye en ella.
Dejaron atrás a la fiesta y se fueron por los oscuros corredores de la casa, estaban más silenciosos que en la mañana.
Shiori se detuvo a unos metros de la puerta de la habitación y empujó a Zero contra una pared.
- ¿Por qué te fuiste...? -preguntó apoyando el rostro en su pecho- ¿por qué tardaste tanto?
- Sólo fue una semana -el tiempo transcurrió tan lentamente que parecieron más de una sola semana, apoyó los brazos por la espalda de Shiori y los deslizó hasta su cintura.
- No parece haber sido una semana...
- No -sentenció Zero.
- ¿Has cazado al vampiro?
- Sí...-contestó sintiendo el cuerpo de Shiori relajándose lentamente, acarició sus cabellos hasta que escuchó suspiros más profundos, levantó su rostro y sonrió por primera vez desde que había llegado.
- Me alegra que hayas vuelto.
- Me alegra haber vuelto -dijo-, mañana ya estaremos de nuevo en la Academia Cross... te preparé algo de comer que te gustará mucho.
- Gracias...
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