Chapter IX

Era realmente deprimente verlo así, desde que habían llegado, lo único que Kaito había hecho fue tirarse al sillón refunfuñando en todos los idiomas existentes, con los brazos cruzados, las piernas estiradas hacia delante y el ceño fruncido. Tanto vampiro hacia daño a la poca integridad que el cazador poseía. Shiori quiso reír al verlo sentado así, idéntico a un niño que no consiguió lo que quería.

- Kaito, me dan ganas de llorar al verte tirado así -dijo Shiori arrojando una almohada a Kaito.

- No me molestes -murmuró molesto, haciendo caso omiso al comentario.

Ambos estaban presentes en la fiesta que los Shizume organizarían, era su deber como cazavampiros estar ahí. Habían llegado esa mañana y lo primero que hizo Kaito fue tirarse al sillón que tenía su habitación, en dos horas hicieron poco y nada, desde unos insultos y algunas miradas furtivas hasta objetos voladores.

Shiori observó a Kaito y luego dijo- Tengo hambre.

- Que bien -contestó Kaito mirando a Shiori-, búscate al para comer, la mansión es lo suficientemente grande para que encuentres algo comestible.

- ¿Tú no tienes hambre? -preguntó.

- Paso -cortó, se giró y dio la espalda a Shiori-, vete y no me molestes.

- Como quieras -Shiori sonrió y salió de la habitación, cuando Kaito le dio la espalda dijo algo así como "haz lo que quieras" (cosa que casi siempre hacía). La mansión era inmensa y por eso también, dudaba mucho que encontrase pronto la cocina. Salió de la habitación y caminó por los amplios corredores, todos y cada uno de ellos con la esencia antigua y aristócrata digna de vampiros.

El piso era de mármol y los ventanales que eran desde el techo hasta el suelo, decorados con hermosas cortinas de seda. Variedad de mesas, sillones, sillas hechas de madera o forradas de piel, forjadas con hierro macizo hasta suaves y hechas de terciopelo. Cuadros con hermosas réplicas, cuadros abstractos, retratos o técnicas como el puntillismo o mosaicos. Aquella mansión no era de cualquiera, cada habitación contaba una historia, alguna leyenda, mostraba una vida entera o simplemente, el gusto de los habitantes de ella.

Sora era de buena familia, una que poseía dinero en el mundo pero sus padres eran muy reservados. El consejo no era para ellos, no necesitaban pavonear ante otros como lo hacían la mayoría, Shiori se preguntó cómo fue que Sora terminó sirviendo a su padre biológico.

Basta con murmurar una frase y hacerla voltear rápidamente. Era la misma dueña de casa.

- ¿Te gusta? -preguntó sonriendo, era la futura heredera de aquel castillo en miniatura.

- Sí -respondió Shiori, observó que Sora se encontraba distanciada, disgustada o talvez, era su verdadera expresión. En ese momento estaba vestida con unos jeans blancos y tenía una blusa mangas largas negra con rayas blancas, tenía una cadenilla azul zafiro y sus cabellos se extendían por todos lados de forma irregular.

- Mi madre redecoró todo... tanto que mudaron los muebles viejos a las habitaciones de los sirvientes o a las salas de estar y dejó aquellos que tenían origen significativo para ella -dijo incitándola a caminar.

- Gracias por la invitación...

- No te enojes, Shiori Hideroshi...-Sora cruzó miradas con ella- como tú eres hija y hermana de mis amos, es mi obligación invitarte pero así también, la Asociación de Cazavampiros son nuestros aliados y nuestro apoyo, como dice el protocolo, tienen que estar presentes aunque sea tres cazavampiros. Yo quise que Zero y tú fuesen dos de ellos... Kaito ya fue por obra y gracias de Cross.

- No me enojaré... todo ha sido tan raro desde que Yuuki abrió la bocota.

- Ya veo... ¿tenías hambre? -preguntó riendo socarrona, la Sora de siempre estaba de vuelta.

- ¿Cómo?

- Estuviste dando vuelta por toda la mansión, recorriste la variedad de habitaciones y en ninguna te has quedado, deduje que podrías estar buscando algo y me di cuenta de que el único lugar en el que no te detuviste porque no lo encontraste fue la cocina -concluyó sonriendo.

- Es tu don, ¿no?

- ¿Qué...?

- La deducción y suposición, o la inteligencia inhumana...

- No -contestó-, yo simplemente, estudié desde que tengo uso de conciencia -Sora abrió una puerta y Shiori vio maravillada la bendita cocina abarrotada de comida-. Adelante -señaló para que entrase. Shiori fue hacia la gran mesa y se sentó sobre una silla con cojines azules con motas blancas.

- Esta parte es un poco diferente a lo que observé hace unos momentos.

- Estamos en el nuevo sector... tú estás en la vieja sección que usamos para visitas o reuniones sociales -Sora abrió el refrigerador; comenzó a sacar queso parmesano, jamón, huevos y leche- ¿no importa si preparo omelet? -Shiori negó con la cabeza.

- ¿Cómo terminaste sirviendo a los Natsuri?

Sora se detuvo por unos momentos. Fue una pregunta muy directa.

- Yusei Natsuri me salvó de unos cazadores -se volteó para sacar una sartén y aceite-. Antes... mataba a humanos por placer, dieron la orden de ejecutarme y yo... tuve que huir de mi casa, al final me encontraron, no sé por qué pero él estaba en esos momentos por ahí y apeló por mí, en mi juicio él se encargó de demostrar que podía cambiar y así fue como hoy estoy a su mando, le debo la vida.

- No sabía eso.

- Nadie te dirá, pero los sirvientes que los Natsuri tienen son personas que le deben la vida a alguno de los tres... nosotros somos sus servidores por voluntad propia, nos dieron libertad y la rechazamos.

- Ya veo...-Shiori quiso sonreír de alegría, su familia verdadera era, buena después de todo, rogó para que si alguna vez se convertía en vampiro, fuese así como ellos.

- Sora -Ichijou entraba a la cocina seguido de Aidou y Akatsuki-, Hanabusa... ¿Shiori-chan? -preguntó sorprendido al ver a Shiori sentada sobre una silla y sonrió al ver cocinando a Sora.

- Eso huele delicioso -Aidou fue dando varias zancadas hasta donde se encontraba Sora con la sartén- ¡yo también quiero comer un omelet!

- Siéntate y espera el tuyo -respondió Sora indicándole la silla con el cojín verde a rayas grises.

Shiori se quedó con la mirada pensativa hacia la sartén que Sora tenía en manos. Ellos actuaban normalmente, omitiendo por completo si era vampiro o no, dudaba si era por cortesía o por simple gusto, pero ellos estaban siendo agradables. Cuestionó el punto de vista de los cazavampiros y de Zero, cuestionó a los vampiros mismos y se cuestionó a ella misma.

Ya no puedo con esto... pensó.

Golpeó la mesa con ambas manos, aboyando una parte de ella y sobresaltando a Aidou, los otros tres vampiros voltearon rápidamente.

- No los entiendo, no puedo hacerlo... su indeferencia no pasa desapercibida por mí, no creo que nunca suceda, y lo más probable... simplemente no podría ser como ustedes.

Se levantó de su asiento y salió por la puerta sin voltearse, tenía que disculparse pero mientras que su orgullo estuviese vivo, eso no sucedería. Apeló a su buen juicio y rechazó por completo la resignación que sentía.

Quiso irse, se arrepintió de haber dejado a Kaito. En parte, entendía su distancia respecto a los vampiros.

Necesitaba despejarse con algo, cualquier lugar que sirviese de distracción, silencio y soledad, recordó la biblioteca que estaba en un segundo piso del edificio viejo. Buscaría algún libro que llamase su intención, talvez, sólo se sentaría a recordar como fue su vida o a pensar, cómo pudo haber sido su vida.

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- Es demasiada presión -comentó Sora mientras que levantaba los platos de la mesa. Aidou y Akatsuki abandonaron el lugar apenas engulleron todo su omelet, Ichijou en cambio se quedó a esperarla-, aún así, ¿por qué se comporta así?

- Trata de entenderla -Ichijou salió a favor de la cazadora, ella levantó la vista y trató de entenderlo como siempre. Pasando de largo su afirmación, se acercó a él y murmuró suavemente:

- Busca el sentido de ser hija de vampiros purasangre y sufrir con las malditas debilidades de los humanos -había rodeado el cuello de Ichijou con ambos brazos-, un golpe que deja cicatrices.

- Purasangre, mi abuelo hubiese ido tras ella a todo costo... además de tener a los Kuran, tendría tres Natsuri en sus manos, talvez él no pero mi abuela seguirá ejerciendo las mismas leyes arcaicas que Ichiou.

Sora besó la mejilla de Ichijou y sin separarse dijo- Uno no elige el día que en nace, no elige a su familia y mucho menos a su especie. No estamos conformes con nuestros lujos al ser lo que somos, deseamos más sin ver lo que tenemos... llegamos al borde de la locura con hechos dignos de vampiros sádicos y sin control, arrastrados a la muerte por simple capricho.

- Pero podemos cambiarlo -cortó Ichijou.

- Podemos, pero no ahora...-Sora se alejó de él para seguir guardando los ingredientes y lavando los platos, sintió que Ichijou no apartaba la mirada, supuso que estaría pensando en lo que dijo momentos antes.

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Subiendo al más alto sector del edificio nuevo, la terraza era invadida por en sinfín de melodiosas notas y en simple palabras, el violín del mellizo menor sonaba en sus más altos y agudos acordes.

- ¿El "Ave María"? -preguntó recostándose contra el ventanal- Es irónico.

- Las creencias de los europeos y los americanos no son de mí gusto, si tuvieses más cultura seguirías tocando el arpa -murmuró sin dejar de tocar el violín, sabía que entre más frío fuese con su mellizo, había más posibilidades de que se comportase mejor.

- Aún sigues pensando en lo práctico que sería tener una nueva mascota -Shinichi trató de no darle en buen golpe con el arco de su violín pero se retractó al ver que Shiro estaba con la cara larga.

- ¿Seiren te rechazó de nuevo? -preguntó dejando de tocar.

- No... ni siquiera la he visto hoy... ¿no vas a matarme?

- Si tomamos en cuenta tus estupideces diarias... mejor comienza a hablar -dijo fríamente.

- Pude ver el futuro de Shiori -murmuró en voz baja, como si quisiese que Shinichi no lo escuchase (cosa que no sucedió) -. Ella no será vampiro mientras que siga saliendo con Zero, lo que me pregunto es si... ¿está bien que siga siendo humana?

Shinichi se volteó hacia su hermano, se acercó a la mesa que estaba como decoración de la terraza y en donde había dejado el estuche de su violín, lo guardó y volvió a cerrar el estuche.

- Es necesario que así sea, su sangre no tiene valor al mantener la debilidad de un humano... aún así, puede ser peligroso para ella quedarse así... mamá dijo que se mantuviese humana, papá la quiere de vuelta... ¿qué harías tú?

- ¿Qué podemos hacer?

- No intervenir -contestó suavemente, no sabían a cuál de sus padres escuchar, ahora que Rido estaba convida, era peligroso para Shiori de todas formas, sea ella vampiro o no.

- Muy bien... ella lo sabe.

- Lo sé...

Ambos descubrieron a la visitante que se escondía tras las cortinas, sabía ocultar su aroma pero no por eso era invisible.

Yuuki Kuran podía ser un peligro para todos.

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