3
—Bastardo...
Eso es todo lo que su cerebro pudo decir al notar a su profesor parado en la puerta de su casa. Poco es decir que se le fundió el cerebro, no lo culpo, después de todo ¿Qué se debe hacer cuando el profesor por el que estás notando una ligera atracción, pero que por sobretodo odias a muerte se aparece en medio de la noche en tu casa mientras tú vistes con la pijama más ridícula que tienes? Raro es que no se haya desmayado.
—Lovi...— otro con cerebro fundido.
—¡Ah! ¡Hermano! ¡Que bueno que llegaste! Invité a Antonio para que te ayude con la tarea—explica Feliciano con una sonrisa de inocencia tan pura y linda que sólo él sabe como hacerla.
Lovino vuelve a la realidad.
—¡No necesito ayuda con la tarea y mucho menos un bastardo que me ayude!—de cierto modo tiene razón...siempre le presta atención a Antonio en su clase (excepto cuando se distrae viéndole el culo, pero Dios mío, es de Antonio Fernández Carriedo el culo del que hablamos ¿Acaso Lovino tiene la culpa?) no necesita ayuda para hacer la tarea.
—Pero hermano, a mí me dijiste que no sabías hacerla...
—¡Dije que no quería hacerla! ¡Es muy diferente!
—No querías porque no sabías como...¡Pero por eso aquí está Antonio!— exclama contento, señalandolo.
—Así es—canturrea el español—. ¿Lovi recuerdas cuando eras un crío? ¡Eras súper mono! ¡Y yo, tu jefe, siempre te ayudaba con la tarea!—Lovino da un paso atrás en las escaleras porque se acuerda perfectamente de como cuando era un mocoso llamaba "Jefe" a Antonio, se sonroja un poco de la vergüenza.
—¡No! No me acuerdo de nada, no te necesito, vete—siempre tan lindo el italiano.
—¡Hermano!—llama Feliciano en un tono más serio—. No vas a reprobar otra vez ¿Entendido? Tienes al profesor para ti solito ¿Qué más quieres?—Lovino se sonroja más con eso—. Vas a hacer la tarea, incluso si Antonio sólo te observa—¿Qué buscas Feliciano? ¿Poner nervioso a tu hermano? Porque lo estás logrando, mira esas mejillas como manzanas—. Así que vas a subir a tu habitación y vas a hacer la tarea.
Que autoritario.
—¡¿Por qué carajo a mi cuarto?! ¡Si voy a hacer algo con él voy a hacerlo en la sala!—sonrojo intensificándose—. Quiero decir...No es que piense hacer algo con este bastardo ¡No haré nada con él! Pero...yo...¡Yo quiero la sala estúpido hermano! ¿Por qué no puedo usarla?
—Porque va a venir Kiku...
—¿¡Por qué mierda va a venir Honda?!
—Porque también viene Ludwig...
—¡Pues mételos a tu cuarto o algo! ¡Yo también quiero la sala, maldición!
—Pero es que mi cuarto está...desordenado —"El mío también, por eso no quiero que Antonio entre, grandísimo imbécil" eso diría Lovino pero sería mostrar interés—. Y Ludwig...se molesta mucho cuando mi habitación está desordenada...
—¡Me importa menos que un pepino! ¡Los encierras a ambos en tu cuarto y nos dejas a Antonio y a mí solos en la sala! —se sonroja en ese momento por la simple idea de que estará solo con Antonio—. Es decir... ¡No quiero estar a solas con él! Vamos a compartir la sala, inútil.
—Ah, claro, a Lud, Kiku y a mí no nos importa, yo lo decía por ti que no te gusta compartir oxígeno con Ludwig...
Muy cierto.
Antonio al ver el caos que se armaba con los italianos decidió intervenir tomando de los hombros a Lovino empujandole hacia las escaleras.
—Ya hubiera querido yo un hermano como Feliciano, mira que preocuparse así por ti, Lovi, creo que debéis darle las gracias, vamos, que seguro te has dejado toda la tarea para última hora ¿Verdad?—lo empuja para que suba por las escaleras, el italiano lo hace mirando a su hermano con unos ojos furiosos que si fueran pistolas; del italiano norteño no quedaría nada.
Feliciano suspira aceptando las miradas de odio antes de sonreír de nuevo, se va a la cocina para preparar unas malteadas para sus amigos, inconsciente le pone un poco más de helado a la malteada del japones.
Antes De que el italiano terminará de maldecir con fuerza a su hermano ya estaban ambos latinos en la habitación de Lovino.
Antonio admira el cuarto con ganas de limpiarlo al son de salsa.
Lovino toma conciencia de donde está y la sangre le sube al rostro en cuestión de segundos.
—¡Mierda! — grita dándose vuelta comenzando a empujar a Antonio a la puerta— ¡Aléjate de mi cuarto, maldito infeliz!
—¡Eh! ¡Eh! ¡Lovi! Ya estoy aquí ¿Qué más da si entro? Hombre... ya para— le pide con su sonrisa de tonto resistiéndose a ser empujado. El Italiano se sonroja muchísimo más dejando de empujar.
—¡Eres un cabrón hijo de...! — el español le corta colocando su índice en los labios del menor, Lovino tiembla por esto, piensa que, a pesar de todo, sus dedos son suaves. Antonio piensa lo mismo de los labios ajenos.
—Tranqui, Lovi, que aquí no hay nadie, no tienes por qué avergonzarte— inserte aquí risa de estúpido.
—¡No estoy avergonzado, estúpido! —Miente todo sonrojado, Antonio se rie de nuevo, le descompone el pelo antes de adentrase de lleno en la habitación sentándose en la cama, le hace señas al italiano para que le acompañe.
Lovino se tensa. Piensa.
"Yo... con Antonio, en mi cuarto...solos... en la cama ¡Juntos!"
Y se le funde algo en el cerebro.
Niega vehemente con la cabeza, pero comienza a avanzar hacia la cama de todas formas, el español sonríe complacido.
—No hay nadie, anda ven, que no te de pena, chaval— eso solo pone más nervioso a Lovino y a la vez le trae un amargo sentimiento. "Chaval" lo considera un niño...
—No me da pena— responde ahora desganado— voy por mi mochila.
Hace lo dicho mientras el español le observa con cariño. A él y a la habitación... más que nada a esos hermosos tomates que decoran el pijama del menor.
Este vuelve, con el ceño fruncido, cuaderno en mano, se sienta a un lado de Antonio comenzando a resolver las oraciones sin problema alguno. Antonio le mira con los ojos bien abiertos algo confundido. ¿Qué no se supone que necesitaba ayuda?
Lovino responde cada uno de los ejercicios a velocidad de alumno haciendo tarea mientras el profesor pasa lista, cada uno con una perfección envidiable.
De repente El italiano siente la mirada ajena sobre él, sonrojándose por ello, se voltea con las cejas juntas.
—¿Qúe tanto me estás viendo, bastardo?
—Ah ¡No! Es que... creí que necesitarías más ayuda— o que si quiera necesitaría ayuda—. ¡Eres muy inteligente Lovino!
Ahora las mejillas del italiano comienzan a quemar por toda la sangre que subió as ellas de repente.
El del rulo se convierte en una masa balbuceante, Antonio sonríe sinceramente al verlo así, Lovino se emboba con la sonrisa sonriendo por reflejo.
—También eres guapo cuando sonríes— declara el español y una mano morena se escapa hasta las ardientes mejillas de cierto italiano dejando en ellas una caricia.
Lovino quiere apartar la vista, pero no puede, es presa fiel de las brillantes esmeraldas que posee por ojos el español, víctima de sus encantos, el menor se comienza a acercar al rostro español, con el ceño fruncido, pero se acerca.
Antonio se sorprende, pero no pierde el contacto visual.
—Lovi...
—Calláte, bastardo.
El español asiente levemente, se acerca más hasta que por fin sus labios se tocan, los temblorosos labios de Lovino acarician con timidez a los de su contrario, Antonio está FLIPANDO y no va a dejar escapar su oportunidad, poco a poco este profundiza el beso tratando se ser lo más suave posible con el menor.
~~~~~
¡Perdón por la tardanza! Espero de todo corazón que les guste, el SpaMano comienza a relucir ¿No creen?
No olviden pasarse por mis demás historias, hay mucho yaoi. (?) Así como no olviden esa estrellita y sus comentarios, que son de vital importancia y apoyo para está historia.
Gracias por leer.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top