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-Tranquilo, Tony -le sugiere el albino mostrando su dedo con sangre-. Tu alumno tuvo un accidente con la puerta.

Antonio le mira cargado de sentido.

Gilbert se ríe antes de abrazarle por los hombros.

-No te pongas denso ¿Qué tiene ese mocoso de especial? -le cuestiona con genuina curiosidad.

El ibérico desvía la mirada a la vez que un rubor se hace presente en su rostro.

-Es bueno en clase -se limita a responder.

-Mmmjm. Parecen celos.

Un leve sonrojo invade el rostro del ibérico. Fácilmente disimulable y sin embargo el albino lo nota, le hace sonreír como demonio.

-Son celos -Se burla.

-¿Y qué si lo son? -le grita orgulloso.

A Gilbert se le borra la sonrisa en cuanto lo piensa un poco en todas las implicaciones.
Se cubre la boca con enorme asombro.

-Mein Gott! ¡Estás celoso! -le señala-. Porque te gusta.

El hispano le cubre la boca con su mano.

-¡No grites eso! -regaña entre dientes.

Los ojos rojos se mueven de un lado a otro, como si estuviera pensando, terminado este proceso muerde la mano del moreno, quien le suelta con los colmillos marcados en la piel.

-Por eso no asiste a tu clase -declara el albino.

-¿Disculpa?

-No me quiso responder que hacía saltándose clase, supongo que es porque el más guapo de España le avisa -especula travieso.

-¡No lo acoso! -se defiende nervioso y una pequeña pregunta surge en su mente ¿Lo acosa? ¿Lovino se sentirá de esa manera?

-¿Cuántos años tiene? ¿Cómo dieciséis, diecisiete? -lo ignora el alemán-. Deberías cambiar tu nombre a Pedofi...

-¡No lo digas! -ordena enojado señalandole con furia.

Gilbert levanta los brazos, riendo.

-No lo acoso y no ha venido a mi clase porque... -suspira sin respuesta a ello.

-Con razón el director Tulipán te prohibió tener pareja, dejarías sin alumnos vírgenes a esta escuela -se burla.

El español le propina un fuerte golpe en el brazo negando con la cabeza.

Antonio se despide, dispuesto a ir a la sala de maestros para reflexionar todo lo que está pasando. Gilbert entra a su salón para descubrir que sus alumnos no han respondido el ejercicio que les dejó.

En otra parte de la escuela; Feliciano está llamando la atención a Lovino, argumentando que cuando le guste alguien, el primero en enterarse debe ser él, antes de que insinue si quiera irle a coquetear a cualquiera.

Lovino no escucha, o más bien, no le interesa lo que reclama su hermano. Piensa en que, bueno, no tiene asistencia suficiente para tener derecho a examen, sin examen va a reprobar. Reprobado no tiene derecho a examen extraordinario. Con esa materia reprobada todo su promedio baja. Con un promedio tan bajo no calificará para la universidad y... Suspira, absolutamente harto de todo esto.

∆•∆•∆

Se respira un pútrido aroma de desesperación en el ambiente.

Si caminas por los pasillos verás a desvelados alumnos caminar como muertos vivientes, directo al matadero.

Alumnos duermen sobre libros de texto y toman foto de sus apuntes.

Un leve sollozo se escucha en la lejanía.

La inconfundible semana de exámenes ha llegado.

El segundero del reloj de muñeca de Vash suena incesante mientras camina por los pasillos con las listas de profesores en las manos, entra en la dirección presentándose y dejando dichas listas sobre el escritorio.

El director las mira con su rostro de perpetua seriedad, no las revisa, porque aún no es tiempo. Pero tiene la necesidad de buscar una en especial, la lista de asistencia de la clase de gramática. Saca ese papel y lo revisa. No todo, solo donde el apellido "Vargas" está presente.

Levanta las cejas en cuanto nota que Lovino Vargas tiene solo una falta en todo el parcial, lo que lo vuelve acreedor de hacer examen.

¡Era imposible!

Había notado como el mocoso paseaba por los pasillos en horario de clases.

Al menos tres veces, no era lógico que solo tuviera una falta.

Devuelve la ahora, maltratada hoja a su lugar. Debía tener una sería charla con un docente.

∆•∆•∆

Feliciano se mira las uñas aburrido, detesta está semana, es lo que tiene ser amigo de los nerds del salón.

Ludwing repasa sus notas con esmero, haciendo nuevas notas para repasar, sin hacerle caso al italiano. Hace los ojos en blanco y voltea la mirada a Kiku, quién está peor, haciendo de nuevo todos los ejercicios de matemáticas para repasar, con los audífonos a todo volumen y sus lentes que rara vez utiliza.

El menor de los italianos juega con su cabello de una manera demasiado obvia, Lovino está perdido en el espacio y ninguno de sus amigos le hace caso.

Feliciano se frustra.

-Ludwig -alude.

-Mjm -obtiene como única respuesta. Ni siquiera le mira.

-¿No notas algo diferente en mí? -pregunta acariciando su cabello.

Ludwig le mira de reojo sin notar nada, pero absolutamente nada nuevo

-emmm... ¿Adelgazaste? -¡Bien Ludwing! No hay manera de fallar con esto.

-¿Adelgazar? ¡Estás diciendo que antes estaba gordo! -se levanta azotando sus manos. Kiku les mira por el estruendo.

-¡Nunca dije eso!

Los ojos del nacido en Venecia se humedecen.

Se retira de la cafetería gritando "Me rindo con ustedes" y llorando.

Ludwing guarda sus útiles lo más rápido que puede, se levanta siguiendo al italiano.

Kiku suspira. Guarda sus libros para seguir a ambos dementes con un paso más calmado.

Lovino gira los ojos con fastidio. Era más que obvio que Feliciano había cortado su cabello (no, no era obvio), desprecia al macho patatas por no notarlo.

No se levanta, mira su comida con asco, sin hambre, se deja caer en la mesa.

Puede sentir, después de un rato, como alguien se sienta enfrente suyo, tiene sentido, una mesa con solo una persona puede ser la mejor opción en una cafetería abarrotada.

Pero no escucha los murmullos propios de los jóvenes a la hora del almuerzo.

-Lovi -le llaman.

Él se lleva ya rápidamente, asustado. Contiene en si interior un grito de "bastardo". Mira a ambos lados y nota que nadie les mira con especial atención. Regresa su furica mirada al español.

-¿Qué quieres? -inquiere agresivo.

El moreno le extiende un cuaderno engargolado.

Lovino lo mira con desinterés.

-¿Eso qué?

-Tiene señalados los temas que van a venir el examen, es para que estudies.

Lovino hace lo posible por reír.

-No voy a entrar a tu ridículo examen. Por si no lo notaste, tengo demasiadas faltas.

-Vas a entrar -sonríe.

-¿Estás sordo?

El español niega con la cabeza, respira hondo.

-Eliminé tus faltas de la lista de asistencia.

∆•∆•∆

¿Sabían que está historia tendrá lemon?
Pueden encontrarlo en mi Patreon, el link está en la descripción.

Gracias por todo su apoyo pero más que eso, gracias por leer.

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