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Grace:

—Agradezco que me ayudara anoche cubriéndome con la ama de llaves, pero...lamento informar que no puedo ser su criada personal.

El príncipe Gael levanta la taza, dándole un último sorbo, aparta la vista del periodo matutino para poner esa profunda mirada en mi rostro.

Sus ojos son tan intensos que no le sigo la mirada y lo escucho cerrar el periódico para luego colocarlo sobre la mesa.

Se acomoda en el respaldar de la silla que ocupa y pregunta.—¿Qué estabas haciendo anoche?

—Exploraba. —Doy una respuesta rápida.

—Aja.

Su expresión me dice que no me cree, separo los labios para sonar más clara y él se adelanta.

—No podemos retirar lo que ya está hecho y es difícil retractarme sin que Luz sospeche, y no queremos eso ¿Verdad?

—Su majestad.

—Adelante, dime tus condiciones.

—¿Cómo dice?

—¿Qué deseas para ser mi criada personal?

Habiendo tantas chicas que desean ocupar ese puesto y literal se pelean por ello...

Estar todo el tiempo cerca de él y con los ojos de la ama de llaves vigilándome, no podré hacer bien mi trabajo y sin embargo.

—Más de una salida.

El alza las cejas.

—Más de una salida al mes, una no es suficiente.

Tengo que asegurarme que papá está bien, con una sola salida al mes no me basta.

Me analiza.

—De acuerdo, tendrás más salidas al mes ¿Algo más?

—No, ninguna.

—Me agrada que llegáramos a un acuerdo, Grace.

—Su alteza.

—Gael.

Lo miro en silencio.

—Ya lo dije, llámame por mi nombre cuando estemos solos porque yo te llamare Grace. —Se pone de pie y camina hasta estar frente de mí. — ¿De acuerdo, Grace?



(***)



¿Sospecha?

Es lo primero que me imagino cuando pienso en el príncipe Gael de Arcaría, en eso y lo innegable que es su atractivo.

Respiro profundo y niego con la cabeza, sigo con mis labores "falsas", aseando una de las habitaciones y hasta ahora no sé cómo funciona eso de criada personal.

Como si el mundo me escuchara, la ama de llaves ingresa al salón donde me encuentro con tres chicas más y busca entre ellas hasta hallarme.

—Sígueme.

Dejo los materiales que uso y me sacudo las manos yendo detrás de ella y empieza a regañarme.

—¿Qué haces aquí? ¿No oíste las órdenes del príncipe? —Camino sin conocer el rumbo mientras me llama la atención hasta que nos detenemos en una habitación y de esta sale otra de las chicas entregándole algo. —Tu deber primordial ya no es con el reino, ni el castillo, es el príncipe.

Mis ojos se agrandan al ver el uniforme que lleva.

—No puedes vestir igual que las demás cuando te pares junto a él.

Sujeto el nuevo uniforme, que logro sujetar antes que lo suelte, es parecido a los otros, pero de color marrón y blanco.

—Si el príncipe te llama debes llegar a el de inmediato, si el príncipe requiere una sombría, serás quien lleve esa sombría, si el príncipe desea salir del castillo, al igual que su escolta, debes permanecer junto a él ¿Lo has entendido?

—Si, lo hago.

—En cuanto a las salidas, necesito que las comuniques para evitar cualquier cruce con sus actividades, en donde claro, debes asistir a todas.

—Fines de semana. —Especifico. —Solo deseo los fines de semana.

Me observa con una ceja alzada. —Esperemos que no se cruce ningún evento con esas fechas.

Aprieto los labios.

—Si te eligió como su criada personal, habilidades debió hallarte y espero las cumplas.

Y con esa última frase y advertencia, se retira.



(***)



—¿Qué es eso? —Lia señala el aparato en forma de llavero circular que llevo en la mano y que tiene un gran botón en el centro.

—Mi nueva tortura.

—¿Qué? —Se ríe. —¿Un silbato o algo familiar?

—Algo con mayor distancia de sonido.

Me lo regresa y bosteza.—Esperemos que no suene hoy, estoy tan cansada.

Se acuesta en la cama y vuelve bostezar antes de quedarse dormida.

—Descansa.

No obtengo respuesta porque ya se durmió, dejo el aparato ruidoso junto a la cómoda que divide nuestras camas y me acuesto, dispuesta a cerrar los ojos.

Alcanzo a dormir y no sé cuánto tiempo pasa hasta que lo escucho sonar.

—Mierda.

Intento apagarlo, pero no lo hace hasta que descubro que es manteniéndolo presionado, las chicas se quejan y me apresuro en salir, dejando a Lia aun dormida.

¿Qué es lo que quiere a las 3 de la mañana?



(***)



—¿Cuál es la emergencia? —Pregunto frente a la puerta de la habitación del príncipe, el arquea la ceja observándome confuso.

—Ninguna.

Alzo las cejas.

Quito el dedo del botón y este vuelve a sonar.

—He venido aquí por na...

Me lo arrebata y le quita lo que parece un tornillo en la parte baja.—Solo haces esto y dejara de sonar...—Al ver mi expresión continua.—Aunque lamento darte una idea de ignorarme.

Respiro profundo.

—¿Qué estoy haciendo aquí, Gae-?—Me detengo y los ojos se le abren, pero no continuo y veo un gran sonrisa.

Solo un príncipe puede verse así de bien cuando apenas se levanta.

—Solo quiero caminar. —Cierra la puerta detrás de él y mira a los escoltas. —Sin guardias.

—¿Este es el motivo que me pidiera venir?—Pregunto sin quitar la sorpresa del tono de mi voz.

Me observa en silencio y llega al punto de ponerme nerviosa.

—Lo es, Grace. —Responde sonriente. —Demos un pequeño paseo, criada mía.




Hola..

Una disculpa porque no he podido actualizar,  como algunas saben los meses marzo/Abril son terribles en mi trabajo con todo esto de las dj anuales, pero una vez que acabe volveré a las actualizaciones de siempre.

También ya nos falta poco para terminar de actualizar los libros que quedan y pronto podre subir nuevos, todavía recuerdo que eran como 15 libros por actualizar, pero ya vamos avanzando.

Nos leemos y gracias por comprender.

>>Yiemir.

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