7
Grace:
Me quito las sabanas con rapidez y trato de bajar de la cama, pero el príncipe llega hasta mí, deteniéndome.
—¿Qué haces?
—Tengo que seguir mis labores, su alteza. —Observo el agarre en mi brazo y la mirada del príncipe también baja.
Lo veo pasar saliva, pero finalmente me suelta.
Carraspea.—Tomate el resto de la tarde libre.
—No puedo hac...
—Es una orden.
—Solo puedo seguir ordenes de la ama de llaves.
Sus cejas se juntan, si, se oye ridículo siendo el la máxima autoridad por debajo del rey, pero fue esa mujer la que me elegido.
¿Qué clase de explicación daré sin que me despidan? No quieren inútiles aquí, si digo que estoy indispuesta...
—Entienda..
—Venga conmigo.
¿Eh?
No responde y jala de mi hacia la puerta.
(***)
La ama de llaves llamada Luz se encuentra en el salón del primer piso, hablando con dos de las chicas, quienes se ocupan de la cocina.
—Ven..
—Su alteza, no creo.
—¿Debo cargarte?
La cara me arde y el obtiene una sonrisa de burla.
—Ven..
Me ayuda a bajar las escaleras sin soltarme la mano, su tacto es cálido y esa calidez se marcha cuando bajamos los últimos escalones para evitar ser visto, al menos para mí.
—Príncipe.
La mujer hace una reverencia y pide al personal que la acompañe que se retire, las chicas me observan con un rastro de confusión y enojo en sus ojos.
—¿Qué se le ofrec...—Me mira confusa. —Se le ofrece?
Gael de Arcaría me toma del brazo.
—Quiero a esta mujer como mi criada personal. —Le anuncio y solo quiero que la tierra se abra y me devore.
(***)
Cuando finalmente estamos solos.—No debió hacer eso.
—Una lástima, ya lo hice.
Se detiene en el pasillo y aun sus dedos tocan los míos, al percatarme mis latidos suben y con rapidez, aparto la mano.
Trago saliva.
Y él se vuelve hacia mí.
—Grace.
Aprieto los ojos y los abro para darle toda mi atención.
—¿Cuál era la necesidad de preguntarme si el voto lo tenía usted?
—Estamos solos, ya no me llames por usted.
—Soy respetuosa.
—Ahora trabajas para mí, por lo que ahora las decisiones la tomo yo, como...—Respira profundo. —Decidir si estás bien para seguir trabajando...
Abro mucho los ojos.
—¿Su alteza lo hizo... por eso?
No responde, solo agrega.
—Empecemos mañana. —Anuncia. —Desde mañana convierte en mi criada personal.
(***)
—Su criada personal, eso te pone en un rasgo más arriba de todas, por debajo de la ama de llaves. —Menciona Lia mientras se prepara para dormir.
Es increíble cómo se corrió la información tan rápido.
—Esa debe ser la razón por la que todas me miran peor que cuando llegue.
Lia se ríe y se viene hacia mi cama, me hago a un lado dándole espacio.
—Estarás cerca del príncipe.. ¿Y si se enamora de ti?
Las mejillas me arden y me levanto.
—¡Lia!
—¿Qué?
—Vives en una fantasía.
—Claro que.. ¿A dónde vas?
Acomodo la cámara que llevo debajo de la ropa, sin que se dé cuenta.
—A tomar aire, todo esto me tiene.
—Es toque de queda para nosotras, si te encu...
—Solo voy al baño, ya regreso.
—Pero, Grace, si te descubren.
Ya he salido de la habitación.
Gael:
Una criada personal...
¿Qué haces, Gael?
Quito el brazo de mi frente y me levanto de la cama, salgo de la habitación sin dirección alguna y me quedo tieso observando la figura que dobla el pasillo.
Mis cejas se juntan y aunque la duda me invade unos segundos, voy detrás de esos pasos.
Mi cuerpo se relaja cuando logro distinguirla y lo que hago es seguirla mientras la observo a una larga distancia sin que se dé cuenta, lleva una bata vieja para dormir, la cual le descubre los brazos y se acerca a los balcones, a los que no debería ingresar, ni siquiera estar en este piso.
Respiro profundo y me quedo detallándola, mientras su mirada sigue en jardín que da esa ventana, mis ojos bajan por su cabello, su rostro desde su nariz hasta su mentón.
Alzo las cejas y una presión me llena el pecho, me llevo la mano al lugar y vuelvo a mirarla, bajándola.
Doy un paso y...
Ella mete la mano debajo de la falda, aparto el rostro por respeto y no puedo no seguir mirando, así que regreso los ojos y ahora lo que lleva en las manos es...
¿Una cámara?
Inquietado intento movilizarme de nuevo, pero se me adelantan.
—Pero... ¡¿Qué estás haciendo aquí?!
Luz.
Grace reacciona rápido y mientras Luz se acerca, esconde en su espalda el objeto, del que tengo mayor visibilidad para asegurar que si se trata de una cámara.
—Señorita.—Luz alza la voz, no es buena idea.—Le pregunte algo.
—Yo... me perdí.
—¿En el segundo piso? Le recuerdo que sus habitaciones estan...
Diablos.
Salgo de mi escondite.—Es mi culpa.
Los dos pares de ojos se giran.
—Yo le solicite que me trajera algo de la cocina.
—Príncipe.—Luz mira ambos y no se lo cree.—¿Cómo...
—Se lo dije esta tarde, que me da ganas de un aperitivo en estas horas.
—Pero... No me lo consulto.
—No quería incomodar, pero como ella es mi criada personal... ¿No es así, Señorita, Grace?
La observo tragar y agacho la cabeza, esperando que entienda.
—Sí, lo soy.
Sonrio.
—Lo ves, Luz.
Duda unos segundos. —Entiendo.
—Sin embargo, se me fueran las ganas de mi aperitivo. —Miro a Grace. —Es todo, señorita, puede retirarse.
Grace hace una reverencia para ambos y camina por el pasillo, cambiando el lugar de la cámara cuando voltea.
Sonrio negando.
—Descansa. —Le indico a Luz.
—¿Qué? Si, igualmente, príncipe.
Regreso a mi habitación después de ese pequeño altercado.
Y no puedo dormir.
Al menos por algunos minutos.
Así que una cámara ¿Eh?
¿Qué haces aquí realmente, Grace?
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