30
Grace:
No deja de llover, esta oscuro y tengo los pies llenos de barros como adoloridos de tanto caminar.
¿Ya he salido de Beltza?
Conozco el camino, lo recuerdo, estoy segura...
Pero no hay nada y mis ojos pronto están igual de cansados que mi cuerpo, sigo caminando, sigo sacando fuerzas de donde pueda y de pronto, estoy acostada sobre el barro.
Adormilada y agotada...
Es imposible que llegue hoy...
Tal vez deba dormir un poco...
Mis ojos se cierran y los vuelvo a abrir, preguntándome cuanto tiempo paso, luego vuelvo a caer y el sonido de un galope me hace abrirlos de nuevo.
Veo borroso a mi alrededor... ¿Son caballos?
—¡Grace!
Me gritan mi nombre.
—¡Grace, estoy aquí!
Me sujetan, me levantan y tengo frio, mi cuerpo tiembla, aunque algo calido me abraza contra un cuerpo duro.
—¡Aguanta! ¡Resiste, Grace! ¡Estoy aqui...—No deja de gritarme. —Aqui estoy...¡Ya llegue, resiste, por favor!
(***)
Lo primero que ven mis ojos al despertar es a la reina de Alejandría, a mi lado, colocándome plantas medicinales, de las que siento su aroma casi enseguida.
Gael se levanta al verme.
—¡Grace!
—Calma... —Le pide la reina y no se si hacer una reverencia o no, al final intento hacerlo, pero ella riendo me pide que pare. —No es necesario, acabas de despertar.
Se aparta para darle permiso a Gael, quien viene directo hacia mí y me toma de la mano.
—Me tenías angustiado... maldición...
Oírlo hace llenar mis ojos de lágrimas.
—¿Otra vez te cause problemas?
El niega. —Nada de eso, ya basta, Grace.
—Lo siento... lamento irme así... yo. —Trago profundo. —Necesitaba ver a mi padre... necesitaba respirar. No creí..
—Ya no te preocupes por eso.
—Mi padre... esos hombres.
—Tampoco por eso.
—¿Por qué dices eso?
—Grace...
La voz de papa me hace girar, encontrándolo en la puerta, saluda a la reina de Alejandría cuando se cruzan, ella se retira y él se acerca a mí.
Gael sonríe. —Los dejare hablar.
Me quedo a solas con papá y el me abraza.
—Papá, lo siento ...
—No... yo lo siento. —Me interrumpe. —Te metí en tantos problemas, ha sido culpa mía todo esto, así que ya deja de culparte por mí.
Las lágrimas caen por mis mejillas y el me las limpia.
—He puesto en riesgo tu amor y tu vida...
Papá lo sabe...
—Lo lamento mucho, Grace.
Gael:
—Parece que si la encontraste. —La voz de Charity de Alejandría me distrae de mis pensamientos.
Me he quedado fuera de la habitación dándole espacio a Grace y su padre y ella ha vuelto por mas medicinas preparadas por la criadas de la cocina, tiene un mortero en la mano con los ingredientes ya preparados.
—Reina. —Hago una reverencia.
—Basta, no son necesarios las formalidades entre nosotros.
Asiento.
—Y si lo lograste. —Me dice confundido. —La última vez que te vi expresaste desear tener y recibir el mismo afecto que yo le tengo al rey Philip.
—Asi es.
—Pues estoy feliz por usted.
Sonrio despacio. —¿Cómo la ves?
La reina suspira. —Estuvo mucho tiempo expuesta bajo el barro y la lluvia, debemos tratar sus pulmones.
—Entiendo.
—Príncipe, tuvo suerte de salir del reino de Beltza, eso lo importante.
Mis manos se forman puños, no sé lo que paso o vivió ahí, esos hombres que encerré en el calabozo no quieren ni decir ni una palabra.
—Todo saldrá bien. —Me promete y golpea la puerta abierta, para ingresar.
Grace acepta.
—Gracias. —Me dirijo a la reina. —Charity.
Ella me sonríe.
(***)
Esa noche me quedo en la habitación de Grace y la noche siguiente también, la abrazo contra mí, dándole calor y masajeo su espalda, día tras día veo cuando mejora y me alegra, pero también sé que cada día se aleja más de mí.
Y así es como una noche.
—La reina dijo que podía irme a casa mañana.
Mi corazón duele.
—¿Segura? No se si..
—Ya estoy bien, Gael. —Suelta una risita.
—Tienes razón, solo no quiero soltarte.
Ella se gira para mirarme y me toma el rostro entre sus manos, acerco mis labios a los suyos y la beso delicado.
—Te amo. —Susurra sobre mi boca. —Y me encanto ser egoísta contigo.
Cierro los puños.
—Pero ya cause bastante problemas aquí..
Mi pecho sube y baja.
—Tonterías.
Ella calla.
—Mi vida necesita de esos problemas que te involucren, necesita de ti.
La rodeo con los brazos, estrujándola, ella no agrega nada, solo nos quedamos asi y me aparto cuando veo que se durmió.
Quito las sabanas y pongo los pies fuera de esta, hay luna y la luz ingresa a la habitación, me quedo ahí, sentado sobre la cama.
Pensando.
Analizando.
Y siempre llego a lo mismo.
Así que cuando me armo de valor, voy a buscar a mi padre.
—¿Cómo esta ella? —Es lo primero que pregunta al verme.
—Mañana se ira.
—Ya veo.
Trago duro y mis manos vuelven a cerrarse, me cuesta hablar.
—La amas.
Las palabras que jamás me constaran decir. —Lo hago.
—¿Sabías que mi abuelo.. —Me señala. —Tu bisabuelo tuvo un único amor en su vida? Y el abuelo de el también, y su padre .... Y mi padre.
—Padre.
—Y yo. —Continua. —La familia de Arcaría consigue amar verdaderamente una sola vez en su vida ¿Curioso, no es asi?
Si, lo es.
—Gael, si dices con tal seguridad que la amas, no tengo la esperanza de que te enamores de una princesa que yo elija para ti.
Intento hablar, pero él pone la mano en frente pidiéndome que me calle.
—Está bien.
Trago duro.
—Dilo, Gael. —Me pide y su mirada compasiva es todo lo que me bastaba para hablar—Dilo, hijo mío.
Respiro profundo y lo hago, anuncio mi decisión:
—Yo, el príncipe Gael de Arcaría ... renuncio a mi título y a la corona.
Nos leemos en el epílogo.
>>Yiemir.
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