15

Grace:

—Grace.

—Príncipe. —Lo saludo.

—Veo que su pie esta mejor. —Observa el lugar donde se encontraba la hinchazón.

—La medicina me hizo bien, gracias por llevármela.

Se acerca a mí.

—Su alteza. —Traen el caballo al patio donde ocupamos. —Su caballo está listo.

Gael de Arcaría agradece y se voltea a mirarme.

—Iré a dar una vuelta fuera de estas paredes.

Los ojos se me abren mucho... ¿Visitara por sí mismo los alrededores del reino?

—¿Ira solo?

—Tendré compañía...pero me gustaría tenerla cuando regrese.

La cara me arde. —Su alteza...

Lo llaman y el me dedica una sonrisa antes de retirarse.



(***)



Ayudo en la cocina mientras el príncipe no está y la noticia de que su majestad está visitando el pueblo no solo recorre los oídos del rey, sino también dentro del palacio.

—Oí que el príncipe Gael se ha dirigido al pueblo hoy.

—Nuestro futuro rey interesado en su reino.

—¿Está pasando realmente

Lia se me acerca.

—¿Por qué sonríes? —Me pregunta.

—No es nada. —Volteo a ver a las mujeres que hablan.

—¡Hey! Más trabajo y menos platica. —Nos ordena una de ellas y nos separamos. —Y tú. —Me señala. —Esfuérzate en recuperar el tiempo perdido de tu lesión.

Miro a Lia, quien rueda los ojos.

—Ya fueron suficientes vacaciones para ti, estas niñas piensan que vienen a divertirse.

Suelto una risita cuando Lia empieza a imitarla.



(***)



—¿Cómo te fue en tu visita al reino? —Le pregunto al príncipe mientras caminamos por el jardín.

—Bien, a decir verdad, bien. —Me responde. —Había muchas personas a las que necesitaba escuchar.

—Las personas aprecian que su próximo rey los visite. —Continuo. —No olvidaran esto.

—Deberías venir conmigo la próxima vez.

—Ya tiene suficiente escolta, no hace falta mi presencia.

—Y sin embargo lo hace.

Me detengo y él se para detrás de mí, siento su respiración cerca y mis ojos se cierran cuando siento su torso detrás.

—Soy la criada personal del príncipe, es el título que me pusiste y no puedo...

Se apoya más contra mía.

—Lo verán, príncipe..

—Deja de confundirme, Grace. —Su voz suena gruesa y las palabras me dejan en silencio. —¿A que le temes?

—¿Necesito decirlo cuando es muy obvio?

Me hace voltear hacia él y su mirada encuentra la mía.

—No puedes negar que causo algo en ti después de lo de ayer.

—No, pero puedo tomar una decisión por ti, por ambos.

Se queda en silencio.

—Por lo que puede venir.

—Lo que pasara no me inte...

—No vivo el presente sin ver lo que hay en el futuro. —Le interrumpo. —Tal vez el príncipe de Arcaría tenga el lujo de hacerlo, pero no puedo hacerlo. Soy su criada personal...

—Eres la mujer que me gusta. —Lo dice firme.

—¿Y hasta cuándo será eso?

Los ojos se le abren y frunce el ceño.

—No quise ofender..

—¿Ofenderme? —Me interrumpe esta vez el. —Tu pensamiento sobre mi es lo que me ofende y me ofende más que intuyas que es esto que tengo contigo.

—Príncipe.

—Déjame dejártelo claro, no eres diversión, ni pasatiempo, he sido claro desde el primer momento en que te confesé lo que sentía.

—Es el príncipe.

—Y este príncipe, desea con locura a la mujer que tiene en frente.

El corazón me palpita con fuerza.

—Entiendo tus inseguridades acerca de mis palabras, pero si me das la oportunidad...

—No puedo y no debo...

Se queda observándome.

—Lo siento, Gael.




Gael:

No dejo de mirarla mientras practico la esgrima, pedí su presencia y yo mismo estoy torturándome con ello, ella tampoco me quita la mirada, aunque tampoco es que haya otro lugar donde mirar.

Me frustro cuando el entrenador me gana.

—¿Suficiente por hoy? —Pregunta al verme perdido.

Asiento afirmando y enseguida doy la orden.—Salgan todos.

Antes que ella se marche, la detengo.

—Tu no.

Sus pies paran, más no se gira.

—Tengamos una salida, esta noche.

Ella se vuelve hacia mí.

—Príncipe, ya le di una respuesta.

—Respuesta que no me convence. —Digo invadiendo su espacio, se pone nerviosa y sonrio.

Respiro profundo y camino hacia la mesa, donde se encuentran los sables, cojo uno y vuelvo a ella.

—Hagamos esto, si logras tocarme, me daré por vencido, sino seguiré insistiendo.

—Príncipe.

—Ya lo has intentado antes.

—Como termino. —Murmura.

—No tienes que ganar, solo tocarme una vez con ella. —Hago un gesto hacia el sable que hay en sus manos. —¿Y bien, Grace?

—¿Me dejaras tranquila y no tocaremos más el tema?

—Solo si logras tocarme. —Le recuerdo.

—¿Y qué ganas tú?

—El privilegio de seguir conquistándote.

Sus mejillas se llenan de color.

—¿Lista, Grace? —Me pongo en posición y ella se lanza a dar el primer movimiento.

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