El rubio se dirigía felizmente al salón del grupo de canto, una gran sonrisa se veía en su rostro. Por fin empezaría lo que deseaba hace bastante tiempo.

Una vez que su mano se encontraba en el pomo de la puerta un escalofrío se pasó por su columna. Decidió ignorarlo, o al menos intentaría, sus escalofríos nunca eran buena señal.

—¡Bienvenido Hyung!—Saludaron los chicos al verlo entrar.

—¡Buenos días!—Devolvió el saludo de manera natural.

—Ahora que llegaste podemos empezar con la reunión.

Sus ojos se habían abierto casi al punto de no parecer asiático, no lo entendía.

—《Pero... ¿No falta alguien?》—Pensó, dudando si preguntar o no.

—¿Sucede algo, Hyung?—Preguntó el de mirada de zorro al ver la expresión del rubio.

—¿No falta Min Ho?—Sus compañeros lo miraban fijamente dejando el ambiente tenso por unos segundos.

—Lee ya no forma parte del grupo—Aclaró el líder—Todos los puestos ya están ocupados.

—¿Qué?—Cuestionó sorprendido.

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El horario escolar había finalizado hace una hora por lo que no era una sorpresa ver los pasillos vacíos.

—Tú...

¿Por qué el mundo se ocupaba de joderlo cada vez que podía?

—Min Ho...—Se dirigió al contrario con un nudo en la garganta—Supe que te sacaron del club de canto—Mencionó lo primero que se cruzó por su mente.

—Sí—Afirmó—Por tu culpa.

—¿Por mi culpa?—Preguntó extrañado.

—¿No lo sabías? Pues ahora sí—Dijo con una expresión molesta.

—Yo...

—Escúchame, Kim—Ordenó acercándose—No me importa si fue intencional o no—Dijo golpeando el pecho contrario con sus dedos—De ahora en adelante sólo tengo un objetivo.

—¿C-Cuál es ese objetivo?—Preguntó nervioso por la cercanía con el menor.

—Destruirte.

Min Ho se fue, dejando a Woo Jin con las palabras en la boca junto con el ritmo, muy acelerado, de su corazón.